lunes, 21 de mayo de 2007

Cocina: Pollo con almendras

El pollo constituye uno de mis platos favoritos, en sus variadas formas de preparación. El pollo con almendras es una receta con aires orientales que yo he intentado preparar sin alejarme mucho de las directrices originales.

Para cocinar este plato necesitamos pechugas de pollo enteras sin piel ni hueso, almendras crudas peladas, cebolla, zanahoria, pimiento verde, salsa de soja, un poco de harina (creo que en la receta original se usa fécula de maíz o almidón), sal y aceite de oliva, y si se quiere, un pelín de jengibre fresco rallado. Los grandes cocineros dicen que esa planta le da a las comidas un toque refrescante, pero personalmente a mí su sabor no me entusiasma. De todos modos, es casi imprescindible en los platos orientales.

En primer lugar se cortan las pechugas de pollo en trozos pequeños y se adoban con un chorrito de aceite, sal, salsa de soja y luego se enharinan ligeramente. Mientras reposan un poco, se trocean las verduras en cuadrados planos y se tuestan las almendras en el horno, durante unos cinco o diez minutos, hasta que estén doradas, moviéndolas para que cojan color por ambos lados.

Cuando tenemos listos los ingredientes se echa el pollo en una olla, con un poquito de aceite de oliva en el fondo, y se rehoga moviéndolo para que no se pegue. No necesita dorarse porque ya tiene el color de la salsa de soja, así que tras unos minutos se cubre con agua y se deja hervir. Luego se añaden las verduras, que no necesitarán tanta cocción, y las almendras. Añadimos un poco más de sal o más agua si es necesario, así como más salsa de soja si todavía no tiene el color deseado. Dejamos que todo se cocine durante unos 10 minutos, removiendo de vez en cuando pero procurando que las verduras no se deshagan.

Yo acompañé este pollo con arroz blanco, que es muy fácil de preparar: ponemos una cucharada de aceite de oliva en una olla amplia y yo normalmente le pico un ajo muy menudito para que le dé sabor, aunque en esta receta el sabor del ajo no es necesario porque el arroz se mezclará con la salsa del pollo. Cuando el ajo comienza a dorarse o, en todo caso, cuando el aceite esté caliente, se añade una taza de arroz largo vaporizado bien lavado con agua fría y escurrido. Se le dan un par de vueltas con el aceite y enseguida se cubre con dos tazas y media de agua (esa sería la medida correcta: dos tazas y media de agua por cada taza de arroz). Se echa un puñadito de sal y se deja cocer destapado hasta que el agua se consuma totalmente, removiendo con frecuencia para que el arroz no se pegue. Se retira del fuego y se deja reposar durante cinco minutos tapando la olla con un paño de cocina.

Os aseguro que el aroma que este plato deja en la cocina es para morirse :)

4 comentarios:

  1. humm eu vou deixar que siga a cociñar alguén para min;) jeje bicos!

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  2. Oye, pues a mí sí que me gusta el jengibre. El macerado que dan en el japo para comer entre plato y plato me lo como todo xD Y tengo un trozo fresco en casa. ¿Sabías que es bueno para eliminar náuseas y fatigas?
    En cambio le tengo manía al pollo xD

    Ah... Buen provecho!

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  3. Brandelia yo desde que descubrí que cocinar me relaja ya no puedo dejarlo XDDD

    Hannamary pues nada, tú haces jengibre con almendras en vez de pollo :D La verdad que yo tengo suerte con lo del pollo, porque es una de las carnes más indicadas para mis problemas de colesterol. Quizás se pueda preparar también con pavo, aunque si no te gusta el pollo el pavo supongo que tampoco te hará mucha gracia.

    Lo del jengibre quizás es porque a mí no me gustan nada los sabores picantes, y el jengibre tiene un sabor un tanto fuerte, aunque no sea picante realmente. Yo sólo lo he usado en un par de recetas al estilo oriental para situarme más en el origen, pero realmente prefiero cualquier otro condimento.

    asias! :D

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  4. Lo mío con el pollo "viene de viejo" pero el pavo sí me gusta. En definitiva, me quedo con la carne que menos conviene, no solo a ti sino a todo el mundo: la de cerdo. Me encanta. Menos mal que sé controlar cuánta y cuándo la como.
    Precisamente el picante es uno de mis sabores preferidos, no así lo salado/ sabroso.
    Igual, si hay que comer pollo, lo como. Qué remedio. Pero asado que no sea, porque eso ya es como castigarme por pecados aún no cometidos. ¡jaja! :P

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