miércoles, 30 de junio de 2010

Pimpinela

Hace un par de días alguien puso en el Facebook el vídeo de Pimpinela de la canción "Olvídame y pega la vuelta", ese gran clásico de los ochenta. La intención del que lo puso estoy segura de que se acercaba más al cachondeo que a la seriedad musical, pero mira por donde se me ha ocurrido que Pimpinela son tan dignos como cualquier otro artista de aparecer en este blog.

Y creo que se lo merecen sobre todo porque marcaron mi infancia: cuando era pequeña alguien me regaló un cassette de gasolinera con los grandes éxitos de este dúo argentino. No sabían lo que hacían, sin duda, porque desde entonces martiricé a todo mi entorno cantando sin parar los temas de aquella y otras cintas que iban cayendo en mis manos. Fuera de la conocidísima "Olvídame y pega la vuelta", me quedé impactada con la canción "Yo, dueña de la noche", que aún hoy me pone la piel de gallina cuando la escucho.

El dúo Pimpinela, formado por los hermanos Joaquín y Lucía Galán, cumplirán el año que viene 30 años de carrera, durante los que han convencido a todo el mundo con sus disputas matrimoniales en forma de canción. De hecho, mucha gente creía que eran pareja y no hermanos cuando los escuchaban o los veían interpretar sus temas con tanta convicción. Más de una veintena de álbumes y 60 discos de oro y platino avalan su exitosa
trayectoria. Además, Pimpinela ha aprovechado su fama para fundar el Hogar Pimpinela para la Niñez, una casa en Buenos Aires donde acogen a 25 niños con dificultades económicas y les proporcionan todas las atenciones necesarias para su educación.

La carrera de Pimpinela está ahora mismo parada debido a los problemas de salud de Lucía Galán. La cantante sufrió hace apenas unos días una isquemia cerebral durante un concierto, de la que parece que se recupera satisfactoriamente. Yo le tengo especial cariño a esta pareja de hermanos que nos ha dejado, además de las citadas, canciones tan fantásticas sobre las complicadas relaciones amorosas como "A esa" o "Una estúpida más", en las que el pobre Joaquín casi siempre salía perdiendo (y además le estaba bien empleado, porque casi siempre hacía lo que le daba la gana y luego pretendía volver XD).

Esta semana hacemos una regresión a nuestro pasado reciente de programas de variedades y un homenaje al karaoke (el que no haya cantado nunca esta canción que tire la primera piedra!) con el "Olvídame y pega la vuelta" de Pimpinela.


martes, 29 de junio de 2010

Oso poner más osos... de amigurumi

Pues sí, soy una osada que se atreve a ganchillar más osos y presentarlos en sociedad. Hago más amigurumis de los que puedo mostrar aquí, así que me estoy planteando utilizar una de esas nuevas utilidades del blog para crear secciones y dedicar una entera sólo a estos peluches de lana. Mientras me lo pienso, aquí os presento a dos niños más, Fuzzy (el marrón peludito) y Azulito (... el azul, claro).

Con estos dos ositos probé a tejer las patas y los brazos con una lana de distinto color a la del cuerpo y la cabeza. El resultado no me disgusta, la verdad. Con Fuzzy además empleé una técnica que se denomina precisamente así, fuzzy, que se utiliza para dar una textura peluda a la lana de algunos animales. Lo que se hace realmente es peinar la lana con un cepillo de púas duras, como los de las mascotas. Así, las hebras se deshacen y se obtiene ese resultado "fuzzy". Para hacerlo seguí un tutorial que encontré en el blog de Roxycraft, que tiene consejos muy interesantes.

Azulito me salió cinéfilo y se puso a elegir una de mis películas en DVD para ver por la noche. De nada sirvió decirle que no tenía ni "El oso" de Jean-Jacques Annaud, ni "Hermano oso" de Disney, ni ningún documental del Parque Yellowstone. Pero es un terco y siguió buscando mientras metía su pata de lana en un tarro de miel que encontró en mi cocina (tarro que quedó inutilizado para humanos, claro).

Mientras, Fuzzy decidió irse a dormir (si hasta tiene carita de sueño, criatura...). Estos son mis dos últimos osos amorosos, porque mis últimas creaciones son algo más... tétricas, jijiji. A ver si consigo manteneros en vilo hasta que las publique! :)

sábado, 26 de junio de 2010

El niño con el pijama de rayas (2)

En estrecha relación con la novela, la película basada en “El niño con el pijama de rayas” tampoco es nada del otro mundo, y eso que, francamente, yo me esperaba algo mucho peor. El realizador, Mark Herman, se esfuerza por emocionar y, desde mi punto de vista, incluso lo consigue. No repetiré aquí el argumento (podéis visitar el post sobre el libro) pero a lo mejor sí que se me escapa algún spoiler.

La línea argumental sigue con bastante fidelidad la narración literaria, aunque se trabajan más algunos aspectos que en la novela quedaban un poco cojos, como el papel de la madre de Bruno. En la película se le otorga a ese rol mucho más protagonismo, más fuerza y se la sitúa claramente en una posición contraria al exterminio nazi, posición que en la novela no queda definida. Me gusta muchísimo también la interpretación de la actriz, Vera Farmiga.

Los actores infantiles actúan también con muchísima corrección, sin las estridencias habituales de este tipo de papeles. Sin embargo, la relación de los niños con su padre nazi me parece mucho mejor delineada en el texto de la novela que en la película. El final más inmediato de la película también me parece más adecuado, puesto que en el libro arrastran el desenlace durante días y pierde emotividad. Parece que el film ha complementado lo que fallaba en el libro pero no ha mantenido el mismo nivel con los aspectos que sí funcionaban bien en el texto de Boyne.

Otro aspecto que no constituye el fuerte de la película es la ambientación, con muy pocas escenas que recuerden realmente al holocausto y al horror de los campos de concentración. No sé si fue algo premeditado el hecho de que no se vea en ningún momento la extensión del campo, que se supone que el niño sí tenía que ver desde su ventana. En la película saben, sin embargo, ponerles nombre a los retenidos judíos, a los que Bruno identifica con “granjeros”, de un modo creo que bastante acertado, intentando darse a sí mismo una explicación que los adultos le niegan.

Lo que no tiene mucho sentido, ni en la novela ni en la cinta es que el crío no se entere de nada, que sea tan sumamente inocente que no atisbe que más allá de la alambrada, en el mundo de Shmuel, no están precisamente de vacaciones. No deja de ser ficción, es cierto, pero la historia pierde cierta credibilidad en algunos momentos y a veces dan ganas de darle al pobre Bruno dos sopapos para que deje de decir chorradas. Quizás la explicación sea que la novela estaba pensada en un principio como un cuento para niños, por lo que el punto de vista adulto no encaja del todo en el planteamiento.

Lo dicho, que la película se ve, es entretenida al igual que el libro y, en mi caso, incluso me emocionó más que el texto, pero no es para mantener en el recuerdo a pesar de lo trágico de su temática.

viernes, 25 de junio de 2010

El niño con el pijama de rayas

En estos últimos días estoy acortando bastante mi lista de lecturas pendientes. Entre ellas se encontraba “El niño con el pijama de rayas”, un libro que tuvo bastante repercusión cuando se publicó en 2006 y que propició también una película que se estrenó hace un par de años. Como es habitual en mí, no quise leerlo en su momento para no dejarme influir por “la fiebre del best-seller”, que todo lo magnifica (como si estuviéramos en Gran Hermano, en efecto) y que desvirtúa muchas veces la calidad de un libro. Por mi mente pasaba una y otra vez “La sombra del viento” y mi mediocre experiencia con su lectura.

He de decir que no es el caso y que “El niño con el pijama de rayas” es una novela bien escrita, razonablemente inteligente, amena, breve y con un enfoque quizás original si no fuera porque a mí me recordó un poco a “El curioso incidente del perro a medianoche” con la narración del crío. Por la parte negativa, un argumento trillado, que sólo se salva por la forma de contar la historia, un desenlace demasiado previsible y una pretendida emotividad que, al menos en mi caso, nunca llega a cristalizar.

*** Spoilers! ***

Bruno es un niño de nueve años que vive en Berlín, durante la Segunda Guerra Mundial. Un día su padre, oficial de las SS, es ascendido y trasladado al campo de concentración de Auschwitz, a donde se va a vivir toda la familia. El niño no comprende los cambios, ni entiende qué ocurre tras la alambrada que ve desde la ventana de su cuarto, ni quiénes son aquellas personas taciturnas que visten todas un pijama de rayas.

Aburrido y sin nadie con quien jugar en aquel perdido lugar, Bruno se dedica a explorar la zona, ajeno a las advertencias de sus padres. Así conoce a Shmuel, un niño judío de su misma edad que vive al otro lado del muro electrificado y viste el famoso pijama de rayas. Bruno y Shmuel traban una profunda amistad, que los llevará a compartir horas y confidencias. Pero la curiosidad y la inocencia les hará vivir una inesperada experiencia, la misma que marcó a miles de judíos durante el holocausto.

*** Fin de Spoilers! ***

El libro no es nada del otro mundo pero se lee muy fácil, lo que lo convierte en una obra accesible a mucho y muy variado público. A mí no me transmitió nada nuevo ni me emocionó en ningún momento, aunque sí se puede decir que su lectura es entretenida. Su autor, el irlandés John Boyne, ha escrito otras cuatro novelas, aunque con ninguna obtuvo tanta repercusión como con ésta, que obtuvo además varios premios.

Como suelo hacer siempre con los libros adaptados al cine, quise ver también la película basada en la novela. Mañana, el comentario sobre ella.

miércoles, 23 de junio de 2010

I was made for loving you

En mi despertar adolescente a la música he de decir que nunca se incluyeron grupos como Kiss. Su estética me daba cierto miedito y el rock duro no era en aquel momento lo que más me gustaba escuchar. Con el tiempo he ido descubriendo algo más de su música y su historia, pero tengo que reconocer que el único tema suyo que mantengo en mi lista de mp3 es este “I was made for loving you”.

La banda se formó en Nueva York en 1973 y, a pesar de que sus cuatro componentes rondan ya los sesenta años, continúan en activo y ayer mismo comenzaban en Madrid una gira española de presentación de su último disco. Aunque el principal vocalista de Kiss es Paul Stanley, quizás su miembro más conocido sea Gene Simmons (y su portentosa lengua), músico y productor que además ha osado mostrar su carácter egocéntrico y mujeriego en el reality-show “Gene Simmons Family Jewels”, al estilo de esa otra vieja gloria, Ozzy Osbourne, avergonzando a toda su familia sin ningún pudor.

Como muchas formaciones surgidas en los setenta, tuvieron durante su historia varios miembros y períodos de inactividad como grupo, con experimentos en solitario de sus componentes. A pesar de esas idas y venidas, siempre han mantenido su maquillaje como signo de identidad, siguiendo para ello la estética del teatro kabuki japonés. Puede que sea por ese motivo que el grupo tenga muchísimos seguidores en Japón. Además, siempre se han caracterizado por su extravagante indumentaria, con plataformas, mallas, metales y diversos accesorios que han creado toda una corriente de moda alrededor de Kiss.

La canción “I was made for loving you” volvió a ponerse de moda hace pocos años al ser la banda sonora de un anuncio televisivo de coches. Tanto para los que la conocieron entonces, como para los fans antiguos, suena esta semana Kiss en Lillusion

martes, 22 de junio de 2010

Blogoversario 2010

Hace unos días, concretamente el 18, este blog estuvo de aniversario! Yo me olvidé por completo (la edad no perdona) y sólo me di cuenta cuando leí algo sobre blogoversarios en el espacio del Sr. Nocivo.

El caso es que Lillusion ha cumplido ya cuatro años! Para celebrarlo sólo quiero poner una foto de la que humildemente escribe aquí y agradeceros, una vez más, todas vuestras visitas y comentarios. Vamos a por el lustro! :)

sábado, 19 de junio de 2010

Garfield

Un 19 de junio de 1978 se publicaba la primera tira gráfica de Garfield, ese gato naranja dormilón, vago, glotón y un poco cabroncete que a mí personalmente me ha hecho reír muchísimo. Con los años se ha convertido en la tira más publicada en todo el mundo, apareciendo en más de 2.500 periódicos y con más de 220 millones de lectores.

Su autor es el estadounidense Jim Davis, que gracias a su personaje gatuno ha visto su trabajo reconocido en más de 60 países. Pero Garfield no siempre fue ese fenómeno de merchandising que es hoy, con una serie de TV y dos películas además de cientos de productos basados en su imagen.

En las primeras tiras cómicas de Garfield el gato tenía un aspecto un poco diferente a como lo conocemos, y también su dueño, Jon, era físicamente distinto. La evolución de Garfield ha sido grande, desde su capacidad para caminar erguido sobre dos patas hasta sus elaborados sarcasmos, que con el tiempo han ganado en acidez al mismo ritmo que el peludo gato ganaba en kilos.

También el personaje de Jon ha evolucionado en estos 32 años de publicación. Todo ha mejorado en él salvo su estilo en el vestir y su inteligencia, según diría su mascota naranja. El dibujo de Davis tampoco era nada espectacular en sus inicios, pero con el tiempo lo fue limando, dotando a sus personajes de mucha más expresividad y a los textos de más mordacidad.

En estos años también han pasado otros personajes por las tiras cómicas de Garfield, el más entrañable y duradero es Odie, el perro tonto y feliz que el gato acaba por aceptar como “compañero” de fatigas. Arañas y ratones, además de más gatos y perros, forman la fauna que ha aparecido dibujada por Jim Davis en estas tiras que han hecho reír a millones de personas.

Felicidades Garfield!


viernes, 18 de junio de 2010

Porco Rosso

Continúo en mi empeño por ver todas las películas de Studio Ghibli, o al menos todas las que pueda conseguir, claro está. Siguiendo un orden cronológico hoy le ha tocado el turno a "Porco Rosso", una película dirigida por Hayao Miyazaki en el año 1992. Es una de las menos conocidas y, desde mi punto de vista también de las menos novedosas dentro de la filmografía de Miyazaki.

La película cuenta la historia de un piloto de hidroaviones durante la Primera Guerra Mundial, convertido en cerdo debido a una maldición. Su apodo completo, Porco Rosso, se debe a que pilota un maravilloso avión de color rojo, con el que se gana la vida como cazarrecompensas.

La trama transcurre entre conceptos ya viejos conocidos del cine de Hayao Miyazaki: piratas, aviación, una muchacha en peligro, duelos de honor... Está basada en un manga del propio Miyazaki titulado en inglés "The age of flying boat", que fue publicado en 1989. No es nuevo que el director japonés adapte sus propios cómics, puesto que ya lo había hecho con "Nausicaä", que además fue su primera producción para Ghibli.

"Porco Rosso" no es para mí la mejor de sus obras pero es una película entretenida, de estilo y temática similar a otras cintas anteriores del director japonés. Eso sí, la música de Joe Hisaishi, colaborador habitual de Miyazaki, es una auténtica preciosidad.

Os dejo los links de las otras películas de Studio Ghibli que he reseñado en el blog, por si os apetece echarles un vistazo:

"Nausicaä. Guerreros del viento"
"Laputa, el castillo en el cielo"
"La tumba de las luciérnagas"
"Mi vecino Totoro"
"Nicky, la aprendiz de bruja"

miércoles, 16 de junio de 2010

99 Red Balloons

En 1983 la canción "99 Luftballons" fue todo un éxito. Su intérprete era la cantante alemana Nena (apodo de Gabriele Susanne Kerner, que también dio nombre a la banda de la que formaba parte), que ya había sacado un par de discos en su país. Pero fue con esta canción con la que consiguió mayor repercusión, grabándola al año siguiente también en inglés bajo el título de "99 red balloons".

El tema hacía referencia a la Guerra Fría, aunque el título difiere de uno a otro idioma: en el original alemán la letra se refería a "99 globos" mientras que en la versión en inglés fue añadida la palabra "red", titulándose "99 globos rojos". Muchos afirmaban que ese adjetivo se refería al color del Comunismo que amenazaba Europa en aquella época (según la Wikipedia).

En la actualidad Nena continúa cantando en solitario y tiene ya en su haber más de 20 álbumes, aunque la mayoría sólo editados en Alemania. Nunca ha vuelto a obtener el éxito mundial que le propició "99 luftballons", tema que se recordará siempre como un gran clásico de los ochenta.

A nosotros nos viene de perlas esto de "rojo" porque hoy se estrena la selección española en el Mundial de Fútbol de Sudáfrica y "la Roja" va a pegar unos cuantos chutes a ver si cumple bien con las expectativas. Y como sé que a esta hora no me lee nadie porque están en pleno partido, os dejo la canción para que la escuche luego el que quiera :D Para vosotros futboleros, el "99 red balloons" (versión en inglés), de Nena.

martes, 15 de junio de 2010

La perla

“La perla” es una fantástica novela corta escrita por John Steinbeck en 1947. Se trata de una obra que aborda los sentimientos más extremos de la raza humana, en una especie de parábola de la existencia. Las ansias de protección que experimenté hacia los personajes fueron de las más fuertes que he sentido leyendo un libro, lo que dice bastante de la carga emocional de la obra. La situación que narra la novela está igual de vigente que cuando se escribió a mediados del siglo pasado.

La codicia del ser humano no tiene límites y en la mayoría de los casos no importa por encima de qué o de quién haya que pasar para conseguir un propósito. La falta de escrúpulos hace que los lectores suframos un acceso de rabia con cada situación que se le presenta a los protagonistas de “La perla”.

*** Spoilers! ***

Kino es un pescador de ostras que vive tranquilo en un pueblo costero, posiblemente mexicano, junto con su esposa Juana y su pequeño bebé, Coyotito. Como todos los demás pescadores, Kino confía en extraer del mar algún día esa maravillosa perla, que les saque de la pobreza y le ofrezca un futuro mejor a su hijo. Ese deseo se hace más fuerte la mañana en que el bebé es picado por un escorpión y el médico se niega a atenderlo ya que sus padres, indios pobres, no pueden pagar.

Por suerte el bebé mejora con los remedios naturales que le aplica su madre y con la fe que ambos tienen en que saldrá adelante. Y todo parece ponerse de cara cuando Kino halla una magnífica perla, que llega para alimentar las ilusiones de la familia: ropa nueva, un rifle para Kino y unos estudios para Coyotito, para que cuando crezca pueda aprender a leer y evitar así los abusos a los que son sometidos los indios analfabetos como sus padres.

Pero es necesario vender la perla y conseguir dinero para materializar todo lo que desean, y los traficantes de perlas no están dispuestos a ser honrados. Kino, sintiéndose engañado y acosado por todos los que se acercan a él atraídos por su nuevo estatus económico, empieza a desconfiar, no sin razón, y acaba por sufrir los ataques de ladrones que sólo aspiran a robar su perla. La familia se ve obligada a huir tras la muerte de uno de los rateros, mientras Juana insiste para que su marido se deshaga de esa perla maldita que sólo les está trayendo desgracias.

*** Fin de Spoilers! ***

Se trata de una novela sencilla, sin pretensiones, pero muy intensa emocionalmente. Los lectores podemos experimentar cada una de las sensaciones que viven los protagonistas, desde el amor maternal hasta el dolor y el odio, sufriendo con cada nuevo ultraje al que son sometidos, incapaces de defenderse debido a su ignorancia y al fuerte clasismo y racismo reinantes en el pueblo.

John Steinbeck recibió el Premio Nobel de Literatura en 1962 y quizás su obra más conocida sea “Las uvas de la ira”. A muchos os sonarán también otros libros suyos como “A un dios desconocido”, “De ratones y hombres”, “Al este del edén” o “Viva Zapata”, en gran parte por sus adaptaciones cinematográficas. Yo leí “Al este del edén” hace muchos años y lamentablemente ya no me acuerdo de si me había gustado o no. El caso es que si no habéis leído nada suyo os recomiendo empezar por “La perla”, que se lee rapidísimo (tiene poco más de un centenar de páginas) y es una fábula maravillosa.

domingo, 13 de junio de 2010

Palitos de pan con semillas de sésamo y amapola

Me apetecía mucho preparar algún snack de pan sobre todo porque, al ser menos masa y necesitar menos tiempo de cocción, suponía que mi horno se portaría mejor. Y así ha sido, aunque busqué una receta sencillita y no me permití ninguna licencia, no fuera a ser que el experimento saliera mal. La receta es de un libro de panadería, pero ahora mismo no recuerdo cuál!

Mis ingredientes fueron 175 gramos de harina de fuerza normal, 100 ml. de agua templada, 2 cucharadas de aceite de oliva, medio sobre de levadura seca de panadería y una cucharadita de sal. Para rebozar los palitos utilicé semillas de sésamo y semillas de amapola. Me hubiera gustado usar también pipas de girasol peladas, pero sólo las encontré fritas y no me fío demasiado del aceite usado para esa fritura.

La preparación es bastante fácil: se mezcla la harina con la levadura y luego se le añade el agua, la sal y el aceite. Se amasa durante unos diez o quince minutos, hasta que el resultado sea elástico y se deja reposar en un cuenco enharinado, tapado con un paño de cocina, durante al menos una hora. Una vez pasado ese tiempo se desgasifica la masa, que habrá doblado su volumen, y se cortan pequeñas porciones para los palitos. La masa se puede estirar con un rodillo y luego utilizar un corta-pizzas para formar pequeñas tiras. Como yo no tengo ese utensilio corté trocitos de masa y fui formando los palitos con las manos. Se mojan ligeramente con agua y se le adhieren las semillas, dejándolos levar otra media horita aproximadamente.

Se introducen en el horno precalentado durante unos 10 ó 15 minutos, a media altura y a unos 200º. Yo los tuve unos minutos más por las características de mi horno, pero en ese tiempo deberían estar perfectos, crujientes y listos para acompañar cualquier aperitivo. Mejor dejarlos enfriar sobre una rejilla. El resultado me encantó, así que posiblemente repita la receta y pruebe a experimentar con nuevos ingredientes.

viernes, 11 de junio de 2010

La escalera de Jacob

Llevaba mucho tiempo queriendo ver esta película, de la que mucha gente de mi entorno hablaba maravillas. Aunque ya han pasado veinte años desde su estreno, no me ha parecido que el paso del tiempo se haya cebado excesivamente con ella, como sí ha ocurrido con algunas cintas contemporáneas suyas. Eso sí, “La escalera de Jacob” toca una temática muy de la época que se exprimió hasta la saciedad, la guerra de Vietnam, aunque en este caso sólo tangencialmente y como trasfondo de la historia, puesto que no es un film de género bélico.

*** Spoilers! ***

Tim Robbins interpreta a Jacob Singer, un ex combatiente de Vietnam que intenta rehacer su vida a su regreso. La muerte de su hijo pequeño mientras él estaba en el frente y su posterior divorcio no le ayudan a superar su terrible experiencia en la guerra. Las pesadillas lo acosan cada noche y comienza a sufrir extraños sucesos, que le hacen vivir en una continua paranoia y desequilibran su ya de por sí maltrecha existencia.

Hablando con sus antiguos compañeros de trinchera, llegan a la conclusión de que algo fuera de lo normal sucedió el día en que sufrieron una emboscada y muchos de ellos murieron. Piensan que una conspiración se cierne sobre los que sobrevivieron y que el Gobierno intenta ocultar los experimentos químicos en que los soldados actuaron como cobayas sin saberlo. De la sospecha a la locura sólo hay un paso, que Jacob está cruzando sin remedio: su particular descenso a los infiernos ha comenzado.

A muchas personas les pareció que la película era confusa y desordenada, algo que puede tener algo de cierto cuando uno no se mete de lleno en la trama. Es precisamente la combinación deliberada de sueño y “realidad” la que ocasiona esa falta de ubicación del espectador. Algunos comentarios que he leído asemejan esta película con “El sexto sentido” o “Los otros”, cuando en realidad y desde mi humilde punto de vista, no tienen en absoluto nada que ver. Jacob está muerto, es cierto, pero en ningún momento se relaciona con los vivos: todo lo que le ocurre es fruto de su agonía, como se puede comprobar en la última escena. Hasta entonces, su mente ha vivido en un constante tira y afloja, una lucha con la muerte ante la necesidad de reordenar su vida, y dar explicación a todos sus fracasos antes de irse. Precisamente esa toma final es la que pone solución a todo el entramado anterior, cerrando el círculo de la duda.

*** Fin de Spoilers! ***

Hoy en día puede que el ambiente de la película suene a demasiado ochentero, pero recordemos que ese clima cálido, penumbroso, en constante claroscuro, es una característica fundamental del cine de Adrian Lyne (sus otras películas de la década siguen el mismo patrón visual: “Flashdance”, “Nueve semanas y media” y “Atracción fatal”). “La escalera de Jacob” se estrenó en 1990 pero conserva evidentemente ese aire sucio de los ochenta. Además, entre los puntos fuertes de esta producción, para mi gusto, está la naturalidad de las actuaciones: se desnudan cuando tienen que estar desnudos, lloran cuando tienen que hacerlo y se insultan cuando se enfadan. Las alas de esa espontaneidad se cortan cada vez más en el cine, por culpa de presiones sociales que a veces rozan lo ridículo.

En las interpretaciones nos encontramos quizás con uno de los mejores papeles de Tim Robbins y una convincente Elizabeth Peña, además de unos cuantos buenos secundarios como Danny Aiello o Ving Rhames. Como curiosidad destacar que también aparece en la película un pequeño Macaulay Culkin, justo en el papel anterior al de “Solo en casa”, que le otorgaría con apenas diez años aquella fama desmedida que tanto le costó manejar.

“La escalera de Jacob” es, sin duda, un clásico del cine de suspense y terror psicológico imprescindible. Además es una de esas películas con mucho debate, ideal para comentar después en reuniones de amigos porque siempre hay alguien que le encuentra detalles que otro no ha captado. Lo dicho, muy recomendable aunque advierto que también muy inquietante.

miércoles, 9 de junio de 2010

ABBA

En honor a varios de mis visitantes, que adoran a esta banda sueca de los setenta, hoy visita Lillusion el grupo ABBA. El primer recuerdo que yo tengo de ellos es la canción “Chiquitita”, que escuchaba en castellano cuando tenía unos seis o siete años. Por entonces ABBA ya estaba en los años finales de una exitosa carrera que había comenzado una década antes en su Suecia natal.

No es mi intención hacer una revisión completa de su trayectoria, puesto que no soy experta en el grupo y sólo los he escuchado intermitentemente a lo largo de mi vida. Para ello os recomiendo que visitéis el blog de JuanRa Diablo, que ha sido un fan suyo en toda regla y, en parte, ha inspirado este post de hoy.

El caso es que ABBA consiguieron un enorme éxito en Europa, primero en su país cantando en sueco, pero muy pronto en el resto de Europa con sus canciones en inglés. Posteriormente se abrieron paso en el mercado latino cantando algunos de sus hits también en español. En nuestro país ya eran conocidos por su triunfo en 1974 en el Festival de Eurovisión, con su tema “Waterloo”, que hoy en día es uno de los más escuchados del grupo. Aquel mismo año España participaba en Eurovisión con el tema de Peret “Canta y sé feliz” donde mostrábamos el ritmo rumbero tipycal spanish que promocionaba el sol, las playas, las copas, la fiesta y la admiración por las suecas como Agnetha y Frida, las de ABBA.

A lo largo de la década de los setenta ABBA gozó de un enorme prestigio dentro del panorama musical. Su estilo pop y disco elegante cautivaba allá donde iba y su imagen fresca (sobre todo de la sección femenina del cuarteto) hacía las delicias de los espectadores que comenzaban a ver la televisión en color. De entre sus canciones más destacadas, aparte de las ya nombradas, podríamos señalar “Dancing Queen”, “Money, money, money”, “Fernando”, “Gimme! Gimme! Gimme! (A man after midnight)”, The winner takes it all” (también muy conocida por su versión en español “Va todo al ganador”) o “Mamma mia!”. Esta última ha dado nombre a una reciente película (no la he visto pero dicen que es flojilla) y al famoso musical estrenado en 1999 con las canciones de ABBA y que ha sido y sigue siendo todo un éxito de público.

No me extiendo más y os dejo con “Waterloo”, uno de los temas más conocidos de ABBA y os invito a comentarme cuál es vuestra canción favorita de estos geniales suecos.



*** NOTA: He estado investigando y creo que a los que os salta la música del blog automáticamente es debido al navegador que usáis. El Chrome parece ser que la reproduce automáticamente, aunque en el widget está deshabilitada esa función. Si os aparece el reproductor en la barra lateral, arriba de todo a la derecha, recordad que podéis parar la música ahí dándole al botón de Stop. Algo es algo :D

domingo, 6 de junio de 2010

Mi alubia mutante

Mis pimientitos se han muerto :( Les atacó el pulgón y por mucho que seguí todos los remedios naturales recomendados por aquellos a los que consulté, las hojitas se les fueron volviendo amarillas y se marchitaron rápidamente. Como no puedo tener mascotas en este piso, necesitaba con urgencia algo “vivo” con lo que poder comunicarme (lo de hablar sola queda raro, y con los amigurumis ya ni os cuento...).

El caso es que hablando con mi hermana, me sugirió que plantara lentejas, que crecían muy rápido y echaban unas flores chulas. Así que cogí una lenteja y la planté en mi jardinera. Efectivamente creció muy rápido y en pocos días alcanzó la altura del palito que le puse para sujetarla, unos 25 cm. Me emocioné tanto que seguí preguntando qué más podía plantar.

Mis padres me dijeron que probara también con alubias, pero mi padre me advirtió que tuviera cuidado, que crecían muchísimo y que a lo mejor tendría que acabar haciendo un agujero en el techo para que salieran. “Qué exagerado”, pensé yo, y planté una alubia negra, que era de las que tenía en casa. A sus compañeras me las comí ese día con arroz en un matrimonio… hmmm rico!

A los dos o tres días de haberla plantado, la alubia empezó a echar tallo! La primera foto (arriba de todo) corresponde al 22 de mayo, día en que me percaté de que estaba brotando ya la semilla. A los dos días (24 de mayo, segunda foto) la plantita ya había alcanzado la altura de la lenteja (en el primer palo, el de la derecha). Cada vez que miraba la alubia me parecía que había crecido un poco más, y el caso es que no eran imaginaciones mías. Me daba la impresión de que le daba la espalda y se estiraba otro centímetro más.

La siguiente foto la saqué ayer, 5 de junio, y como podéis ver mi alubia mutante está amenazando con invadir mi pequeño rincón de las plantas XD. Ha alcanzado ya una altura de 80 cm, tiene ocho hojitas muy verdes y he tenido que unir otro palo de madera al primero para poder sujetarla. Y sigue creciendo!! Al principio le hablaba y le decía “caray bonita, cómo creces!”… pero ahora me está asustando y me he descubierto mascullando cosas como “es que no piensas parar de crecer, pedazo de bruta? Ay, si ya me lo decía mi padre, que tendré que hacer un agujero en el techo”. Creo que me ignora porque sigue a su ritmo, amenazando con ocupar mi espacio vital en mi mini-piso :D

El caso es que, bromas aparte, sé que este tipo de plantitas tienen un ciclo de vida corto y que posiblemente se mueran en unos meses, pero al menos mientras crecen le dan un poco de color a mi salón y a mí me entretienen mientras las riego y las vigilo, que no quiero más pulgones!

viernes, 4 de junio de 2010

Laggy en amigurumi

Como muchos de vosotros sabéis, yo tenía un lagarto que un día se coló en el patio de la casa que compartía con GeekDraz. Laggy, que así fue como lo bautizamos, lleva allí ya casi tres años y le hemos cogido tanto cariño que para nosotros es casi como un hijo. De hecho, ahora que ya no vivo allí, lo visito de vez en cuando y le recuerdo a su "padre" que le ponga la manzana y el pimiento fresquito cada día.

Hace unas semanas vi un lagarto de amigurumi precioso en el blog de Planet June y, aunque pensé que sería incapaz de hacerlo, tomándolo como ejemplo me puse a ganchillar. No tenía el patrón así que no es exactamente igual al gecko de June, pero el resultado me encantó. Vale, mejor no lo comparemos con los de June, que es una auténtica experta en amigurumi :D

Aunque yo sería incapaz de hacer otro lagarto igual, ya que no conté los puntos ni las vueltas, Laggy es el amigurumi más elaborado que he hecho hasta ahora y estoy muy orgullosa de él. Las patas están articuladas con unos pequeños alambres interiores, lo que le da una postura muy realista.
Además, utilicé unos ojos verdes que había encontrado de casualidad en una mercería de Santiago, que le van perfectos. Es como si tuviera a mi lagartito de nuevo en casa! :)

Y como todos los padres con sus hijos, mientras pude grabé muchos vídeos de Laggy, cuando se dejaba ver por el patio. De hace un par de años es el que os pongo a continuación, que edité con un poco de música y que muestra una de las actividades preferidas por el pequeño lagarto: salir a comer! Espero que os guste :D

miércoles, 2 de junio de 2010

Bruce Springsteen

Pues aún no había sonado The Boss por este espacio. La mayoría de los recuerdos que yo tengo de Bruce Springsteen pertenecen a finales de los ochenta y principios de la década siguiente, momento en que mi despertar a la música en general se hizo mucho más consciente. Por aquellos años lo primero que yo conocí de Springsteen fue el disco "Tunnel of love", editado en 1987 y que incluía temas que sonaron muchísimo como "Brilliant disguise", "Tougher than the rest" o la que daba título al disco, "Tunnel of love".

Pero ya antes el músico estadounidense había cosechado importantes éxitos con "Nebraska", "The River" y, sobre todo, con el álbum publicado en 1984 bajo el nombre de "Born in the U.S.A." Acompañado por la E Street Band, había explotado hasta ese momento su vena más rockera, mientras que en "Tunnel of love" y algunos trabajos posteriores sus composiciones se tornaron más románticas debido a un reciente divorcio, para agrado de una parte de sus fans y desagrado de otros.

Su fama comenzó a crecer como la espuma a partir de esa época. Sus ritmos más sureños y melódicos no encajaban con el espíritu de la E Street Band, así que el Jefe decidió actuar en solitario, no sin antes llevarse a una de las coristas de la banda, Patti Scialfa, con la que se casaría poco después. En 1992 sacó dos discos con el mismo estilo, "Human touch" y "Lucky town", y poco después fue premiado con un Oscar por su canción "Streets of Philadelphia" para la película "Philadelphia" interpretada por Tom Hanks. El tema ganó también un Grammy, de la veintena con los que ha sido galardonado el músico.

No he seguido los pasos recientes de Springsteen, pero creo que la mayoría de la gente se quedaría con alguno de sus temas antiguos. Entre ellos, este "Born in the U.S.A." que empezó siendo una crítica al trato desigual recibido por los veteranos de Vietnam a su vuelta y acabó convirtiéndose en todo un himno yanki.

martes, 1 de junio de 2010

Camino

Esta película me ha sorprendido muy gratamente. Sabía más o menos con qué estaba relacionada su temática pero no esperaba que la manera de contar su historia fuera tan reveladora. A pesar de las críticas que ha recibido por parte de algunos sectores del Opus Dei, la película no es un ataque directo a esa institución religiosa, pero sí una invitación a la reflexión.

“Camino” cuenta la historia real de Alexia González-Barros, una niña educada en los preceptos del Opus Dei que sufre una enfermedad terminal. El film tiene una gran parte biográfica sobre Alexia en el papel de Camino (interpretado por Nerea Camacho), aunque la familia de la niña real del Opus se ha empeñado en asegurar que la historia de la película está tergiversada. El director Javier Fesser ha comentado al respecto que la cinta no se basa sólo en la vida de Alexia, sino también en otros casos similares. En realidad, no deja de ser una película de ficción inspirada en esa persona, por lo que esas críticas a la producción no tienen demasiado fundamento más allá del meramente sentimental.

El problema de fondo creo que es que en la película se intuye un comportamiento un tanto viciado y sectario por parte de los miembros del Opus Dei, algo que ellos quizás no ocultan pero tampoco airean demasiado. El grupo goza de numerosas críticas por su proselitismo agresivo, sus métodos de mortificación física, las coacciones a sus miembros para evitar que abandonen la organización o la limitación de algunas libertades fundamentales como la libre correspondencia o la comunicación con familiares. La familia de Camino en la cinta, sobre todo su madre (interpretada magistralmente por Carme Elías), ha intentado que tanto ella como su hermana mayor (que se ha convertido en una gris numeraria del Opus, “reclutada” para alcanzar la santidad a través de su trabajo doméstico al servicio de los hombres de la congregación) crezcan en la fe de la Obra y constituyan un ejemplo para la sociedad. De hecho, el nombre de Camino no es casual, sino que responde al título del libro de cabecera del Opus escrito por su fundador, José María Escrivá de Balaguer. La pequeña Camino tiene su contrapeso en el padre, que tolera las decisiones de su esposa pero no comparte del todo su forma de dirigir el futuro de sus hijas y se desmarca un poco de la línea impuesta por el grupo religioso, siendo por ello criticado por los sacerdotes.

*** Spoilers! ***

Creo que la película ha sabido captar perfectamente el dolor de la enfermedad mezclado con las ilusiones y la inocencia de la niña, su resignación y la exaltación de su fe azuzada por el fanatismo religioso de su madre, que la hace no poder ver más allá. En el montaje conviven con maestría las imágenes reales con las oníricas, en las que una niña de 11 años se enamora de Jesús en todos los sentidos, en el espiritual del Santo Padre y en el físico encarnado en un compañero de su clase que se llama Jesús, como si fuera una señal. Esa “confusión” ocasiona los mejores momentos de la película, donde cada protagonista vive su propia realidad y todos mantienen la tranquilidad de haber hecho lo correcto.

Tras muchos meses de agonía y varias operaciones del tumor que padece, Camino muere en Pamplona, cuna del Opus Dei, rodeada de una expectación inusual. Todos admiran la entereza de la cría ante su fin y la entrega voluntaria de su sufrimiento a Dios. Cada uno ve lo que quiere ver en esa estoica posición ante la muerte. En la película se habla de la posibilidad de canonizar a la niña, proceso que en la realidad también se llevó a cabo en el caso de Alexia González-Barros.

*** Fin de Spoilers! ***

Me parece una buenísima película, muy equilibrada y a la vez muy sentimental, fiel a la realidad de los miembros del Opus Dei, les guste o no, pero sin constituir una crítica a la Iglesia Católica en ningún momento. La cinta, realizada en 2008, ganó seis Goya entre las categorías principales, aunque personalmente discrepo con el premio a la Mejor Actriz Revelación para la pequeña Nerea Camacho, a la que yo vi algo sobreactuada en varios momentos de la película. Por lo demás, "Camino" me ha gustado mucho y me parece un maravilloso ejemplo de buen cine.