domingo, 28 de abril de 2013

Ventiladores Clyde

No pensaba que este cómic me fuera a gustar tanto. Así a primera vista parece un relato un tanto anodino acerca de un vendedor de ventiladores jubilado que recuerda su trayectoria. No hay mucha acción y parece que la obra no aportará gran cosa. Sin embargo, el autor consigue que veamos con cierta ternura al protagonista y que entendamos los entresijos del mundo comercial y su evolución en los últimos 50 años.

Si quieres leerlo ten cuidado con mis spoilers! 


Transcurre el año 1997 y Abraham Matchcard es un jubilado canadiense que rememora sus más de 40 años al frente de Ventiladores Clyde, una compañía familiar que acabó languideciendo y cerrando ante el auge de las multinacionales y la rápida expansión del aire acondicionado. El anciano cuenta con melancolía sus trucos para conseguir más ventas, las anécdotas de su trabajo como comercial y la decadencia de los productos artesanales a favor de la fabricación seriada más barata y los nuevos sistemas de climatización más eficaces.  

Pero aparte de los negocios, Abraham también recuerda con cierta amargura la relación con su hermano pequeño, Simon, un hombre tímido y con muchas limitaciones sociales que nunca se vio capacitado para continuar el negocio familiar. Se dedicaba a llevar la contabilidad pero lo importante en la empresa era vender y, si no servías para eso, era como si no sirvieras para nada. Abraham cuenta con cierto tono de reproche que él siempre tuvo que ocuparse de la compañía y de Simon, que vivía encerrado en sí mismo, en su inútil coleccionismo de postales y en su empecinamiento en escribir un libro que nunca llegaría a buen puerto.

En la segunda parte del cómic podemos ver en retrospectiva los intentos de Simon por convertirse en viajante de comercio, en 1957. Las viñetas nos muestran de una forma desgarrada su falta de confianza, sus dudas, su soledad y el miedo atroz a enfrentarse con su hermano, que da por hecho que Simon no será capaz de vender ni un solo ventilador y no deja de presionarle para que abandone. El contraste entre la actitud vital de los dos hermanos es brutal y está plasmada con gran genialidad desde ambos puntos de vista.


Estéticamente este cómic es una preciosidad, con un entintado en tres colores y tonos claros (no entiendo mucho del tema, pero me ha resultado muy atractivo visualmente). Las viñetas con profusas explicaciones de la actividad comercial, sobre todo en la primera parte, contrastan a la perfección con la notable ausencia de texto en la segunda sección del cómic, donde prima la expresividad de las ilustraciones. En general, la obra está muy equilibrada de principio a fin en todos los aspectos. El argumento, a pesar de tratar un tema no muy interesante a priori, consigue despertar la curiosidad del lector y la mezcla con cuestiones psicológicas y de comportamiento provoca una conjunción perfecta.

El autor de "Ventiladores Clyde" ("Clyde Fans"), Seth (seudónimo del canadiense Gregory Gallant) es conocido por dotar sus obras de una gran melancolía y un ritmo pausado y reflexivo. Publicó inicialmente este cómic por fascículos en una revista, entre los años 1997 y 2002. En 2003 fue editado íntegramente y nominado como mejor álbum en el prestigioso Festival Internacional de Angoulême y en el Salón Internacional del Cómic de Barcelona. A mí me ha gustado muchísimo así que buscaré más cómics de este autor.

Puntuación: 8 sobre 10.

3 comentarios:

  1. Como ignorante en el mundo del comic se me antoja esencial para que una historia enganche tanto la historia como la estética del dibujo, que las viñetas te entren por los ojos. Según como, unos trazos recargados, poco atractivos visualmente, echan un poco para atrás, no?

    Saludos

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  2. Antes de que lo mencionaras, estaba pensando que qué melancólico me parecía este cómic.

    La vida de los que trabajaban en algo que ha ido desapareciendo, siempre he pensado que es terrible: Por ejemplo los que arreglaban pequeños aparatos en general (hoy en día casi todo se compra nuevo), o directamente cosas que ya no se utilizan, como máquinas de escribir.

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  3. Sese, yo suelo dar prioridad a la historia, pero ciertamente si el dibujo no me gusta nada siempre me limita a la hora de valorar mejor un cómic. Las ilustraciones deben estar adaptadas al tipo de argumento, a lo que te quieran contar, y las ilustraciones también deben estar acorde a eso, creo yo. En este caso, encajan a la perfección.

    Loque, sí, es como un puntito de amargura, de tiempos pasados quizás mejores para todos los que se dedicaban a esas labores hoy tan poco necesarias. En este cómic todo eso está muy bien enfocado :)

    saluditos!

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