viernes, 8 de diciembre de 2017

Berlín (IV) Segunda Parte

Universidad Humboldt de Berlín
Tras un almuerzo típico y pasado por agua (publicaré una entrada especial, como siempre, sobre las peculiaridades gastronómicas de nuestro destino) atravesamos parte de la amplia avenida Unter den Linden, con la estatua de Federico II de Prusia en el centro flanqueada por los edificios de la Universidad Humboldt de Berlín, el Museo Histórico Alemán y otros organismos oficiales.

Federico II de Prusia en Unter den Linden
Desde allí desembocamos en Gendarmenmarkt, plaza en la que se encuentran las denominadas Catedral Alemana y Catedral Francesa, dos iglesias arquitectónicamente muy similares que se diseñaron siguiendo el modelo de la Piazza do Popolo en Roma. Con una iglesia al norte y otra al sur, en el centro se construyó un teatro nacional (Koncerthaus) y un monumento en homenaje al dramaturgo Schiller, para configurar la que está considerada como la plaza más bonita de Berlín.

Deutscher Dom - Catedral Alemana
En la Deutscher Dom había una exposición sobre la evolución de la democracia parlamentaria en Alemania, bajo el título de "Caminos-Desvíos-Extravíos". En los diferentes niveles de la iglesia había paneles informativos donde se podía leer abundante información sobre el parlamentarismo en la Alemania Imperial, el papel de la mujer en la política y la estructura parlamentaria alemana. También había una recreación de una sala de plenos a imagen y semejanza de la del Bundestag y un extenso programa de actividades relacionadas con el tema. 

La exposición estaba muy orientada hacia los jóvenes, para que conozcan su historia política reciente y el funcionamiento de su país, de ahí que gran parte de los paneles estuvieran sólo en alemán. Por ese mismo motivo nosotros no nos paramos demasiado en esta muestra, aunque nos pareció una idea fantástica aprovechar edificios emblemáticos para estas iniciativas de carácter didáctico. 

En la Französischer Dom había la opción de subir a la cúpula para contemplar la plaza y una parte de los alrededores por 3 euros, pero habiendo contemplado el día anterior toda la capital desde lo alto de la Berliner Dom pensamos que no merecía la pena y nos conformamos con tomar fotografías de los preciosos exteriores.

Gendarmenmarkt
Saliendo por Friedrichstrasse hacia el sur, a muy poca distancia de donde estábamos, nos encontramos con Checkpoint Charlie, uno de los puestos fronterizos más famosos de la ciudad que separaba la zona de control estadounidense de la soviética. En este paso tuvieron lugar varias huidas hacia el Berlín Oeste, muchas de ellas con trágico final. Aunque el puesto fue desmantelado a principios de los noventa, en el año 2000 se reconstruyó la caseta de control y el cartel de advertencia que en los años de la guerra informaba a los soldados y ciudadanos de su situación de peligro si traspasaban ese punto.

El lugar se ha convertido en un reclamo puramente turístico y allí varios figurantes ataviados con uniformes militares de la época posan para las fotografías de los curiosos. Casi al lado está el Museo del Muro (denominado también Museo Checkpoint Charlie por su ubicación), en el que tampoco entramos ya que el ticket costaba 12,50 € y no estábamos seguros de que nos fuera a aportar mucho más de lo ya visto en otros centros de información gratuitos.

Checkpoint Charlie
A apenas una manzana de distancia se encuentra la Topografía del Terror, un centro de documentación ubicado donde estuvo la sede de la Gestapo durante los años treinta y cuarenta. En este moderno museo inaugurado en 2010 hay varias exposiciones sobre cómo funcionaban los servicios de seguridad del nacionalsocialismo y cómo actuaba la Gestapo ante los contrarios al régimen. Toda la información está en alemán e inglés y allí se pueden leer historias terribles que guarda la triste memoria de Alemania. 

Topographie des Terrors
En Topographie des Terrors se exhiben muchas fotografías y muchísimos paneles con datos, por lo que es recomendable visitarlo con tiempo si se pretende absorber todo lo que allí se expone. Hay también exposiciones exteriores, donde se pueden ver restos de las celdas donde la Policía Secreta alemana retenía a los prisioneros. Todo en el centro está tratado con muchísima rigurosidad histórica y mucho respeto hacia las víctimas, algo que se puede respirar en toda la ciudad. Saben lo que significó el régimen nazi para millones de personas y por ello son especialmente cuidadosos con el recuerdo de esa etapa negra para el país.

Topographie des Terrors
Ya bastante cansados volvimos de nuevo por Unter den Linden dando un paseo hacia Alexanderplatz. Por el camino pasamos otra vez por delante de algunos de los edificios emblemáticos de la ciudad como el Ayuntamiento Rojo de Berlín (Rotes Rathaus) o la Berliner Dom. A pesar de ser una urbe grande, con más de 3 millones y medio de habitantes y miles de turistas cada año, Berlín es una ciudad en la que se camina muy bien y gran parte de lo visitable está en un radio de distancia relativamente pequeño.
 

Rotes Rathaus - Ayuntamiento de Berlín
En Alexanderplatz habíamos quedado con nuestro anfitrión para ir a cenar a un pintoresco restaurante de estilo bávaro. Decidimos encontrarnos con él, como gran parte de los locales, marcando como punto de reunión el Reloj Mundial (Weltzeituhr) situado en un lado de la plaza muy cerca de la estación de tren y metro. En este reloj se puede ver la hora en 24 zonas diferentes del mundo. A sus pies se reúnen diariamente muchos jóvenes y se producen muchos actos reivindicativos de carácter social.


Reloj Mundial en Alexanderplatz
*** (Haz click en las imágenes para ampliar)

*** (Continuará...)

martes, 28 de noviembre de 2017

Berlín (IV) Primera Parte

Museo de Pérgamo
El madrugón del cuarto día en Berlín tenía como objeto llegar pronto a nuestro primer museo de ese día, el de Pérgamo, para evitar aglomeraciones. El Pergamonmuseum está también situado en la Isla de los Museos, a orillas del Spree, y tiene como principal atracción la reconstrucción de la Puerta de Ishtar, en la antigua Babilonia, y el Altar de Pérgamo, sala esta última que no pudimos visitar ya que se encuentra cerrada por reformas hasta 2019. 

Puerta de Ishtar de Babilonia, Pergamonmuseum
MuseumPass en mano accedimos directamente a un enorme hall donde, sin anestesia, apareció ante nosotros la maravillosa Puerta de Ishtar, con sus increíbles mosaicos azulados y sus figuras florales y animales. Al tratarse de un museo sobre todo arquitectónico, la mayoría de las estructuras del edificio componen en sí las obras de arte. La entrada incluye una audioguía que va explicando el origen de las piezas, los mosaicos y su significado.

Puerta de Ishtar de Babilonia, Pergamonmuseum
Por el pasillo de esta sección se exhibe también una recreación del camino procesional de Babilonia, que desemboca en la gran portada. En las habitaciones más pequeñas se muestran restos arqueológicos encontrados durante excavaciones en la actual Irán o Turquía, pertenecientes a dinastías asirias y sumerias. Todas estas exposiciones se incluyen en el área del museo destinada al Antiguo Oriente Próximo.

Camino Procesional de Ishtar, Babilonia
En una gran sala contigua se puede contemplar la reconstrucción de la Puerta del Mercado de Mileto, otra belleza arquitectónica cuidada con esmero. Se trata de una imponente puerta romana de 29 metros de ancho y 17 de alto que se construyó en tiempos del Emperador Adriano y quedó enterrada bajo los escombros por culpa de un terremoto en el siglo XII. A principios del s.XX fue descubierta por un equipo de arqueólogos alemanes y trasladada a Berlín, siendo considerada la pieza mejor conservada del museo.

Puerta del Mercado de Mileto, Pergamonmuseum
Puerta del Mercado de Mileto, Pergamonmuseum
En la parte dedicada al Arte Islámico está la Fachada del Palacio de Mshatta, original de Jordania, el salón de Aleppo (una estancia entera de madera pintada), alfombras españolas y otras piezas menores procedentes de La Alhambra, todas ellas de minucioso trabajo y extraordinaria belleza.

Fachada del Palacio de Mshatta, Pergamonmuseum
Salón de Aleppo, Pergamonmuseum
Arte islámico, Pergamonmuseum
A pesar de que nosotros nos tomamos la visita con bastante calma, en unas dos horas vimos todas las zonas abiertas al público y nos dirigimos a la Alte Nationalgalerie, la Antigua Galería Nacional de Berlín, situada a unos pocos metros del Museo de Pérgamo. 

Alte Nationalgalerie Berlín
Esta pinacoteca tiene una modesta colección de obras del s.XIX y una pequeña selección de esculturas clásicas, entre ellas un "Pensador" de Auguste Rodin. Los cuadros pertenecen sobre todo al romanticismo e impresionismo, con un especial seguimiento a los artistas alemanes de la época como Friedrich. Se exhiben varios Monet, un Van Gogh, un Zuloaga y algunos cuadros menores de otros pintores.

Alte Nationalgalerie Berlín
Pensador, Auguste Rodin - Alte Nationalgalerie
En la época en la que fuimos también había en el museo una curiosa exposición monográfica sobre la Gruta Azul de la isla de Capri, en Italia. El artista de origen polaco August Kopisch la descubrió en 1826 y, a partir de entonces, el lugar fue un atractivo imparable para turistas en general y pintores en particular, que trasladaban a lienzo sus incomparables luces, colores y reflejos sobre el agua.
 
Abbey among oak trees, Friedrich - Alte Nationalgalerie
Por falta de tiempo no visitamos el quinto museo de la Museumsinsel, el Altes, pero su exterior de enormes proporciones y con una portada de columnas jónicas llama poderosamente la atención. Es uno de los mejores ejemplos de arquitectura neoclásica de la ciudad, con una fachada que se abre al amplio parque de Lustgarten.

En general, una de las cosas más agradables de Berlín para los amantes del arte y la historia es pasear por sus amplias avenidas y contemplar la majestuosidad de sus edificios. En cualquier rincón coexisten ejemplos de esta grandiosidad arquitectónica de épocas pasadas y la modernidad de una capital reconvertida en un símbolo de adaptación y tolerancia.  

Altes Museum
*** (Haz click en las imágenes para ampliar)

*** (Continuará...)

domingo, 19 de noviembre de 2017

Berlín (III)

Preparada para el Neues Museum
Llegaba el lunes en Berlín y sería nuestra primera salida por la ciudad sin el apoyo incondicional de nuestro anfitrión. Nos dimos cuenta de la dificultad que ello supondría cuando intentamos desayunar en una de las cafeterías del barrio y fuimos incapaces de hacernos entender en inglés. Tuvo que venir a rescatarnos un joven que recogía un café para llevar y tradujo al alemán nuestras necesidades de frühstück a las dos señoras que atendían en el local.

En los lugares turísticos no encontramos casi ningún problema, puesto que la mayoría de la gente joven habla algo de inglés y las indicaciones suelen figurar también en ese idioma además del alemán. Sin embargo, si te apartas un poco de las zonas más visitadas o las personas que te atienden superan la cincuentena es más probable que te entiendan si les hablas en ruso que en inglés, ya que en muchos casos vivieron en la antigua RDA bajo ocupación e influencia soviética. 

Superado el primer escollo del desayuno, nos dirigimos hacia nuestro primer destino del día, el Neues Museum. El día anterior habíamos adquirido en una oficina de turismo el MuseumPass, una tarjeta que te permite el acceso gratuito a los museos más importantes de la ciudad durante 3 días consecutivos. Sin ese pase, cada entrada oscila entre los 8 y los 12 euros, por lo que compensa mucho comprar el MuseumPass si se prevé visitar varias exposiciones.

A punto de entrar a la sala de Nefertiti
El Neues Museum está situado en la conocida como Isla de los Museos (Museumsinsel), una isla en el centro del río Spree que acoge cinco de los museos más importantes de Berlín. Nuestro objetivo ese día era visitar temprano el busto de Nefertiti, antes de que las salas se inundaran de gente. Para ello entramos al museo a primera hora y, a pesar de que ya había algo de cola para acceder, conseguimos contemplar casi en soledad y con total calma la figura de la reina egipcia. Dentro de la sala no se permiten fotografías y, quizás por ello, la conservación de la pieza es excelente. Dedicamos unos cuantos minutos a esta extasiada contemplación y luego continuamos nuestra visita al museo, que también alberga otras interesantes piezas como el Golden Hat, un sombrero cilíndrico labrado en oro macizo. 

Berliner Golden Hat
Balazos en las paredes del Neues Museum
Hacia el mediodía cruzamos el puente que separa Museumsinsel del resto de Berlín y nos adentramos en la Berliner Dom, la Catedral de Berlín. La entrada cuesta 7 euros y permite, además de la visita al interior de la iglesia, el acceso hasta una terraza exterior que discurre alrededor de la cúpula principal, con unas bonitas vistas de la capital alemana. 

Berliner Dom
Este imponente edificio de estilo neoclásico fue reconstruido a finales del siglo pasado debido a los daños sufridos durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Hay que decir que en muchísimos edificios que visitamos todavía se aprecian marcas de balazos y destrozos varios causados por las explosiones, algo que en muchos casos no se ha reparado aposta para que el visitante recuerde la crudeza y destrucción que causó la guerra. 

Cúpula Berliner Dom
Interior Berliner Dom
La Berliner Dom tiene una cúpula interior muy espectacular, realizada al estilo de la Basílica de San Pedro del Vaticano. Se comenta que precisamente el objetivo de esta gran iglesia era convertirse en un símbolo protestante como el ejercido por San Pedro para los cristianos. Las vistas desde lo más alto del edificio nos recordaron bastante a las que habíamos visto en el San Pablo londinense, con una panorámica impresionante de varios kilómetros de Berlín. 

Vistas desde Berliner Dom
Vistas desde Berliner Dom
Tras un almuerzo en uno de los muchos restaurantes que bordean el Spree en esta zona y muchas fotos al Bode Museum, en el que no llegamos a entrar pero cuyo exterior es una preciosidad, nos dirigimos caminando hacia el Deutscher Bundestag

Bode Museum
El Parlamento alemán es uno de los edificios más concurridos de Berlín y para poder visitarlo se requiere una solicitud previa, que nosotros enviamos días antes a través de internet. Entre otros datos, el Gobierno alemán te pide los nombres completos y fechas de nacimiento de los visitantes y te responde formalmente con un documento que deberás portar en el momento de acceso al recinto, indicando el día y la hora autorizada para tu visita.

Bundestag, edificio del Reichstag
Realizados todos estos trámites burocráticos previos, la entrada al Reichstag requiere además un extra de paciencia, ya que todas tus pertenencias pasan un control de seguridad inicial y, posteriormente, el acceso al edificio se realiza en pequeños grupos atentamente vigilados por guardias. Este procedimiento está totalmente justificado si tenemos en cuenta que en el mismo edificio trabajan los diputados alemanes y la propia canciller Angela Merkel preside sesiones de las comisiones que allí se celebran.

El edificio del Reichstag, inaugurado inicialmente en 1894 y símbolo de la caída de los nazis tras la entrada del ejército soviético en Berlín en 1945, volvió a adoptarse como Parlamento en los años noventa. Conservando las imponentes fachadas, su interior está totalmente modernizado y coronado por una cúpula acristalada transitable y a través de la que se ve tanto el exterior berlinés como la sala de plenos del Parlamento en las plantas de abajo. En la base de la cúpula hay varias exposiciones sobre la actividad del Bundestag, sobre el edificio en sí y, desde la azotea, se puede contemplar un bonito paisaje de Berlín con el río Spree, la Torre de Televisión, la catedral, el Ayuntamiento Rojo y otros importantes edificios de la ciudad.

Cúpula del Bundestag
A pesar de los trámites y los engorrosos controles, se trata de una visita gratuita muy recomendable para adentrarse en los entresijos históricos y políticos de la mayor potencia económica de Europa.

Ya cayendo la tarde fuimos paseando por Tiergarten, el parque más grande de Berlín, que roza con el Reichstag y acaba desembocando en la Puerta de Brandeburgo y Pariser Platz. En ese parque se encuentra el Monumento a los soldados soviéticos caídos en Berlín, que consiste en una gran puerta con una estatua de bronce en lo alto y dos tanques T34. En la parte de atrás del monumento se encuentran las tumbas de unos 2.500 soldados que perdieron la vida entrando en la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial.

Monumento a los soldados soviéticos caídos, en Tiergarten
*** (Haz click en las fotos para ampliarlas)

*** (Continuará...)

jueves, 9 de noviembre de 2017

Berlín (II)

Lo bueno de llegar en fin de semana a Berlín fue que nuestro anfitrión no trabajaba y pudo acompañarnos en nuestras primeras visitas. Aparte de sus valiosas explicaciones acerca de la cultura alemana y la gran cantidad de anécdotas con que nos ilustró durante todo el viaje, descubrimos que un guía con conocimientos de alemán se hacía algunas veces más que necesario. Eso por no decir que las elecciones de dónde comer o qué trayecto de metro coger eran mucho más fáciles con él a nuestro lado.

Berliner Unterwelten
Pero al margen de ese (importante) detalle, nuestro segundo día en Berlín comenzó con un buen desayuno dominical y una visita con Berliner Unterwelten (Berlín desde abajo), que nos habían recomendado mucho. Berliner Unterwelten E.V. es la "Sociedad para la investigación y documentación de estructuras subterráneas" y se dedica a realizar visitas guiadas en varios idiomas por las entrañas de la ciudad, al tiempo que conservan los búnkeres y túneles en el mejor estado posible.

Esta organización ofrece varios tours diferentes, con una duración de entre hora y media y dos horas cada uno. El que nosotros elegimos fue el que se realiza por los subterráneos del metro, con zonas no accesibles al público, y que incluye la visita a dos búnkeres que estuvieron operativos durante la Segunda Guerra Mundial y posteriormente durante la Guerra Fría. Aunque durante la ruta no está permitido tomar fotografías, os aseguro que resulta impactante visitar esos lugares y revivir lo que podían significar en su momento para los miles de alemanes que vivían permanentemente bajo la alerta de un bombardeo.

La entrada a esta ruta cuesta 11 euros por persona y merece mucho la pena. Para evitar problemas, te recomiendan no realizar el recorrido si tienes problemas de claustrofobia y tampoco está permitida la visita con niños menores de 7 años. Los guías en español explican a la perfección la historia a medida que la recorres, con anécdotas para hacerla más amena y hacen que los visitantes tomen parte en la experiencia, además de garantizar siempre su seguridad con un guía a la cabeza del grupo y otro cerrándolo.

Mauerpark
Al salir de la oscuridad de los subterráneos berlineses nos dirigimos hacia todo lo contrario, el mercadillo de MauerPark, donde todos los domingos se congregan miles de personas para disfrutar de compras de segunda mano, comida callejera, conciertos y otras actividades al aire libre, incluido un karaoke muy popular. He de decir que los berlineses en general son muy sociables y, en cuanto se atisba un rayo de sol, casi todos los parques de la ciudad están repletos de jóvenes sentados en la hierba compartiendo cervezas y conversaciones. Berlín es de por sí una ciudad joven donde la actividad cultural es frenética y por todos lados se puede ver a nuevos artistas dando alas a sus capacidades creativas.
 
Señales del paso de túneles bajo el muro
Franja fronteriza del Muro, desde el Centro de Visitantes
Muy cerca de allí se encuentra el Memorial del Muro de Berlín, un Centro de Visitantes y un Centro de Documentación donde se muestra un exhaustivo estudio del Muro, su motivación histórica, sus efectos sociales y el recuerdo a las víctimas. Allí mismo se conserva una parte del antiguo muro, situada en una franja fronteriza, donde se puede ver desde un mirador las dimensiones exactas de la construcción y lo que tenían que superar quienes intentaban cruzarlo, con los riesgos que ello conllevaba. 

La ciudad en sí está repleta de recuerdos a todos aquellos que intentaron escapar del Berlín sitiado y no lo consiguieron. Centenares de metros de placas ubican los túneles excavados a mitad del siglo pasado y por dónde discurrían. En esta capital es muy importante mirar al suelo, ya que en cualquier momento puede aparecer una línea metálica en la acera señalando que por ese lugar exacto atravesaba el Muro.

Puerta de Brandeburgo
Continuamos el día acercándonos a la Puerta de Brandeburgo (Brandenburger Tor), uno de los símbolos más fotografiados de la ciudad. Tuvimos la mala suerte de que llegamos a Alemania en plena Eurocopa de Fútbol, con una selección alemana muy bien situada en la clasificación, por lo que la avenida posterior al monumento estaba "afeada" con una pantalla gigante, altavoces y multitud de puestos ambulantes de comida y bebida. Por lo demás, muchísimos turistas alrededor del monumento y en la Pariser Platz, entorno en el que se sitúan también algunos lujosos hoteles, las embajadas de Francia y Estados Unidos y algunos otros edificios gubernamentales, todos de corte imponente.

Monumento Conmemorativo del Holocausto
Dentro del Holocaust Mahnmal
En una de las plazas adyacentes se encuentra otro símbolo reciente de la historia alemana, el Monumento Conmemorativo del Holocausto. El conocido como "Holocaust Mahnmal" es un recuerdo a los judíos europeos asesinados por el régimen nazi y está compuesto por más de 2.700 bloques alargados de hormigón, sobre un terreno inclinado que supera los 19.000 metros cuadrados. Si nos adentramos en la estructura podemos sentir la claustrofobia y la confusión de no saber exactamente dónde nos encontramos, ya que los bloques, que para muchos se asemejan a tumbas, van adquiriendo diferentes dimensiones a medida que caminamos. El monumento fue terminado en 2005 y en uno de los laterales se pueden leer los nombres de todas las víctimas judías asesinadas durante el Holocausto.

Potsdamer Platz
Ya a media tarde nos acercamos a Potsdamer Platz, otro símbolo berlinés a caballo entre la modernidad y el clasicismo. Allí se encuentra por ejemplo el primer semáforo que funcionó en Europa y algunos restos del Hotel Esplanade, bombardeado durante la Segunda Guerra Mundial. Estas reliquias arquitectónicas descansan ahora protegidas por un grueso cristal en uno de los laterales del Sony Center, uno de los centros comerciales más modernos de Berlín.

Restos del Hotel Esplanade, Potsdamer Platz
Tras una foto de rigor en los exteriores de Legoland, el enorme local de entretenimiento de Lego, que estaba cerrado al ser domingo, nos acercamos también al Boulevard des Stars, una avenida al estilo del Paseo de las Estrellas de Hollywood con todos los nombres importantes del cine alemán. 

Legoland, Sony Center, Potsdamer Platz
Ya cayendo la tarde no pude dejar pasar la oportunidad de disfrutar de un apfelstrudel típico en una de las cafeterías situadas en los márgenes del rio Spree, con una vista inmejorable. He de decir que estaba delicioso, más aún después de los 5,20 € que costó.

Apfelstrudel en Friedrichs 106
* (Haz click en las fotos para ampliar)

** (continuará...)

domingo, 5 de noviembre de 2017

Berlín (I)

*** Esta entrada fue escrita hace aproximadamente un año pero no había podido ver la luz hasta hoy. Como de repente me han entrado unas ganas inexplicables de continuar mi actividad en el blog, la publico ahora para regocijo de unos y desdicha de otros, que se verán obligados sin remisión a volver a leer mis dislates. Asimismo amenazo con continuar publicando mis reseñas de viajes y actividades, que quizás en algún momento puedan ser útiles para aquellos que se aventuren por esos mundos desconocidos. Los que me conocéis ya sabéis que soy fan de los relatos cronológicos así que os sitúo en julio de 2016 y os animo a continuar leyendo :)

Destino: Berlín (muy temprano, ays)
Pues sí, lillusianos. Servidora ha vuelto a salir de su zona de confort geográficamente hablando para aventurarse durante unos pocos días en un nuevo destino vacacional. En un idioma entendido por (casi) todos se le llama "vacaciones" a ese fragmento temporal de duración determinada, sin obligaciones laborales, en el que intentas alejarte lo máximo posible del mundo conocido sin necesidad de recurrir a una sesión de espiritismo.

Realizando un profundo análisis de nuestras opciones durante ese corto período vacacional, cruzando datos macroeconómicos, microeconómicos, nanoeconómicos y también estrictamente personales, comprobamos que la balanza se inclinaba con fuerza hacia la actual capital de Alemania, Berlín. Una última revisión de las compañías aéreas acorde a nuestras fechas disponibles cerró el debate y ya en pleno julio cogimos un vuelo mañanero con destino a Berlín.

Como en anteriores ocasiones elegimos volar con RyanAir, principalmente por precio pero también por horario. El vuelo directo a Berlín de esta compañía sale del aeropuerto de Tenerife Sur a las 6.00 h. de la mañana, con lo que te pegas un madrugón pero a las 12.00 estás en Alemania y puedes aprovechar casi todo el día. La duración del vuelo es de alrededor de cinco horas, que se acaban haciendo pesadas si no tienes la suerte de quedarte dormido o engancharte con un buen libro. Yo me dediqué a leer, comer, dormir, hacer sudokus en la modalidad difícil con una app de móvil,... en fin, que cualquier opción de entretenimiento es válida para sobrellevar lo mejor posible el viaje. Eso sí, el vuelo fue tranquilo y más cómodo para mí que para Exseminarista Ye-ye que, como siempre, tuvo que olvidarse de que tenía piernas durante todo el trayecto debido al limitado espacio entre las filas de asientos de esta low-cost.
 
Mercadillo en Friedrichshain
Aterrizamos en Berlín con una previsión de tiempo cambiante, que tanto auguraba chubascos como sol y calor o ráfagas de aire frío. En el aeropuerto de Schönefeld nos esperaba nuestro anfitrión, un amigo de Exseminarista Ye-ye residente en Berlín desde hace varios años, para darnos unas primeras indicaciones sobre cómo movernos por la ciudad. Sus consejos sobre transporte, gastronomía y zonas a visitar fueron cruciales en nuestra corta estancia en su ciudad de adopción.


Tras instalarnos en su acogedora residencia en el barrio de Friedrichshain y recuperar fuerzas con un almuerzo tardío para el horario alemán, nos dirigimos hacia nuestro objetivo más cercano: el Muro de Berlín. Existen trozos del muro por casi toda la ciudad aunque muchos de ellos se han integrado tanto en la arquitectura de la ciudad, permanentemente en obras, que apenas son perceptibles. Donde ya no existe muro hay una serie de placas en el asfalto que recuerda su ubicación.
East Side Gallery
La parte más completa del muro corresponde a la East Side Gallery, una galería de arte al aire libre que muestra más de un centenar de murales sobre los 1.316 m. de muro que se salvaron del derribo. Estos graffitis, realizados por artistas de todo el mundo, suponen un símbolo para una ciudad que abría por entonces los ojos al mundo después de muchas décadas de opresión y explotaba por fin en aras de la esperanza.  

 
 
A pesar de ser pleno verano, el día estaba oscuro y era ya un poco tarde así que en lo que nos quedaba de tarde sólo tomamos algunas referencias más de los centros neurálgicos de Berlín, como la estación de Alexanderplatz y su plaza adyacente, que sirve de punto de encuentro para miles de personas cada día. 
 
Neptunbrunnen
Muy cerca de allí está también el Ayuntamiento de Berlín, la catedral, los jardines con la fuente de Neptuno y algunos monumentos más. La ciudad en sí es bastante fotogénica a pesar de que su skyline está repleto de grúas de obras, algo sobre lo que los propios residentes se permiten bromear. Después de tomar unas cuantas fotos más nos retiramos a casita a descansar para empezar con mucha fuerza nuestro programa del día siguiente.

Berliner Dom y Fernsehturm






* (Haz click en las fotos para ampliar)
** (Continuará...)