martes, 18 de junio de 2019

Oporto - Lisboa (VI): Gastronomía

Arroz de mariscos para 2 (docenas) en Papavinhos
La gastronomía portuguesa merece un capítulo propio en esta serie sobre nuestro viaje a Portugal de 2018. Cuando era pequeña mi familia y yo viajábamos mucho al norte del país vecino y siempre quedábamos encantados con la comida, tanto en lo relativo a cantidades como en el equilibrio calidad/precio. Con los años y la multiplicación del turismo pensaba que este detalle podría haber variado (a peor) pero la verdad es que los portugueses siguen siendo unos cocineros excelentes y sus productos típicos algo digno de degustar.

Las peculiaridades de nuestra estancia en Oporto, que podéis repasar aquí y aquí, nos obligaron a reservar en un par de restaurantes desde España, guiándonos en parte por los comentarios de los usuarios de TripAdvisor. En este caso he de reconocer que esas experiencias coincidieron con la mía y acertaron de lleno en sus recomendaciones. El sábado a mediodía comimos en el Papavinhos donde todo lo que pedimos estaba espectacular: pulpo, almejas, gambas, arroz de mariscos, bacalao... Tanto el Papavinhos como el Postigo do Carvao, donde cenamos, son dos restaurantes muy agradables, con platos típicos y buena atención. Eso sí, en ambos es mejor reservar mesa con antelación porque suelen estar siempre llenos.

Media ración de Bacalhau Papavinhos, Porto
El domingo comimos en un restaurante un poco más turístico, situado casi a pie de río y recomendado por nuestra guía de la excursión mañanera. Tampoco comimos mal pero en comparación con los establecimientos del día anterior nos pareció todo de peor calidad y más caro. Aún así, en general los precios son muy razonables, ya que en cada restaurante pagamos algo más de 100 euros (éramos 6 personas) y quedamos plenamente satisfechos con entrantes variados, platos principales, bebidas, postres y cafés.

Bacalhau com natas en Postigo do Carvao
Si viajas a Portugal es imprescindible que pruebes algún plato de bacalao. Es el país que más bacalao consume a nivel mundial y afirman poder prepararlo de más de cien formas diferentes. En mi caso se junta el hambre con las ganas de comer, ya que el bacalao es uno de mis pescados favoritos y casi no comí otra cosa durante mi estancia. Incluso el señor del bigote, que no es fan del pescado en general, sucumbió al bacalhau com natas en un par de ocasiones.

Postre de galleta y Postre de mango en Papavinhos, Porto
Los postres son otro de los puntos fuertes del país. Existen muchos dulces típicos dependiendo de la región y en casi todos los restaurantes te ofrecen postres caseros como tartas de galleta o leite creme, un clásico de su repostería que se parece un poco a la crema catalana patria. Por lo demás, aunque yo no bebo, también tienen buenos vinos y buenos panes, además de unos precios increíblemente baratos, por lo que es raro salir disgustado de un restaurante luso. 

En las fotos podéis ver algunos de los platos que degustamos en Porto durante nuestros dos primeros días de viaje. La última noche decidimos probar la tradicional "francesinha", un plato típico portuense de origen francés que introdujo en el país un emigrante retornado en los años sesenta del siglo pasado. Es un sandwich contundente que suele llevar carne, varios tipos de embutido y queso fundido entre las rebanadas de pan de molde, todo ello mojado con una salsa picante elaborada a base de tomate y cerveza. Suele acompañarse de patatas fritas. 

Francesinha en Francesinhas al forno da Baixa, Porto
A pesar de que el sitio donde la comimos parecía estar especializado en francesinhas (se llamaba Francesinhas al forno da Baixa y fue nuestra segunda elección, al no tener mesa disponible el primer restaurante que nos recomendaron), el plato no nos pareció nada del otro mundo. Influyó también que las patatas que nos sirvieron parecían llevar fritas tres horas y ni siquiera mojadas en la abundante salsa mejoraban. Está claro que con la diversidad de buenas recetas y maravillosas materias primas que tiene la cocina portuguesa recurrir a este tipo de comida basura, aún en forma de plato "típico", no compensa en absoluto. 

Pescado del día y Pollo al café en Tasca do Careca, Lisboa
Ya en Lisboa, en nuestra primera noche cenamos en un pequeño bar cerca de nuestro hotel, la Tasca do Careca, con comida casera, rica y muy, muy barata. Queríamos algo ligero así que elegimos medias raciones de pescado y pollo, que parecían platos completos por su generosa cantidad. Estaba todo muy bueno y pagamos poco más de 15 euros entre los dos. 

Al día siguiente comimos en un restaurante de Bélem, ya que coincidía con nuestra visita a la Torre y Los Jerónimos. Pensábamos que al ser una zona muy turística de la ciudad los restaurantes serían más caros y peores, así que tardamos un poco en decidirnos. Como todos estaban llenos, nos alejamos un poco del centro neurálgico de las visitas y entramos en Queijadas de Belem. Es un restaurante sencillo con una comida correcta y un servicio rápido y bueno, que al fin y al cabo es lo que deseas para seguir la excursión sin más complicaciones. Y pagando 14 euros por persona, con pan, bebida y postre, poco más se puede pedir.

Bacalhau com natas y ensalada en Queijadas de Bélem
En nuestra última jornada lisboeta comimos en otro restaurante típico, Alpendre, situado en el barrio de Alfama. Este local también estaba lleno y tuvimos que esperar un ratito para conseguir mesa, pero el servicio era rápido así que decidimos esperar porque, como pudimos comprobar, es raro encontrar un buen restaurante vacío en las zonas más turísticas de Portugal. Allí pedimos un par de sopas típicas, un plato de bacalao y otro de secreto ibérico de cerdo, además de bebida, postre y café, por 38 euros. Con cada plato podíamos haber comido de sobra los dos, de lo grandes que eran.

Secretos de porco preto en Alpendre, Lisboa
Bacalhau a casa en Alpendre, Lisboa
He de decir que en todos los restaurantes portugueses las raciones son muy abundantes, casi siempre acompañadas de patatas fritas en rodajas, a la forma típica portuguesa, o arroz y guarnición, y en ninguno de los que estuvimos salimos con la sensación de haber comido mal o caro, más bien al contrario. Hay que tener cuidado con un pequeño detalle, que muchos visitantes sufren por no estar al corriente: en casi todos los establecimientos te ponen unos entrantes mientras ordenan tus pedidos (aceitunas, patés, queso...). Pues bien, estos productos NO son cortesía de la casa, sino que te los cobran en cuanto los pruebas, por lo que si no te apetece comerlos y no quieres llevarte sorpresas desagradables en la cuenta, puedes indicar al camarero que los retire antes de tocarlos. Si tienes dudas de si lo que te ponen es o no una cortesía del restaurante puedes consultar con el camarero (son bastante amables en general), que te informará de si el producto tiene coste.

Por lo demás, el café es muy barato y de buena calidad en casi todos los sitios donde lo pedimos (un café solo o expreso puede costar entre 65 y 90 céntimos, algo que en España ya no se ve mucho). La cerveza oscila entre el precio español y el europeo, dependiendo del local donde la tomes, ya que hay algunas cafeterías que aprovechan su excepcional situación en miradores o cercanías de monumentos para incrementar un poco el precio de esas bebidas.

Pastel de Bélem en Porto
Los portugueses son unos maestros de la repostería en general y cualquier dulce que te ofrezcan merece la pena, pero uno de los más típicos del país son los Pasteis de Bélem (o pasteis de nata), unos pastelitos que se elaboran en el establecimiento del mismo nombre desde hace más de 150 años, a partir de una receta secreta. Las imitaciones se encuentran en todas las confiterías de Portugal pero sobre todo en Lisboa, ya que se cree que su origen se encuentra en el Monasterio de Los Jerónimos. Se trata de un pastelito redondo elaborado con masa de hojaldre y relleno de una crema de huevos, leche y azúcar básicamente, espolvoreado con canela. Se puede comer frío o templado y la Casa Pastéis de Bélem prepara unas 20.000 unidades al día de este delicioso dulce.

Con respecto a los precios en general, Portugal es un país muy barato en el aspecto gastronómico pero el turismo lleva unos años en constante auge y los hoteles empiezan a tener unas tarifas también más europeas que ibéricas. Posiblemente sea más barato quedarse en un apartamento, ya que tanto Porto como Lisboa disponen de cientos de alojamientos turísticos, pero en nuestro caso, al ser sólo 2 personas, no nos suele compensar (los apartamentos pequeños suelen ser los más caros). En mi próxima y última entrada ofreceré una visión general del viaje y el país, por si queréis tener alguna referencia más en caso de que estéis planeando una escapada a tierras vecinas.

Escaparate repleto de las típicas natas en Lisboa

*** Haz click en las imágenes para ampliar.

*** (Continuará... )