Hacia la Guinness Storehouse |
Cubas acercándose a la Guinness Storehouse |
Quizás hicimos mal en programar esta visita para un sábado, ya que los accesos a las taquillas y la entrada al edificio estaban repletos de gente, posiblemente más llenos que en un día de semana, aunque por lo que pudimos ver se trata de una atracción permanentemente a tope. Tardamos casi media hora en entrar al recinto, adquirir nuestras entradas e iniciar el recorrido por las 5 plantas de la fábrica-museo, lo que fue bastante rápido si tenemos en cuenta que había 4 colas de gente de varias decenas de personas cada una para acceder a las taquillas.
Primer contrato de arrendamiento de la Guinness Storehouse |
Una de las primeras atracciones de la Guinness Storehouse es la exposición del primer contrato de arrendamiento de los terrenos de la fábrica St. James Gate Brewery, que Arthur Guinness firmó en 1759 por un tiempo de 9.000 años. Con la ampliación de la cervecería, que hoy ocupa una extensión de unos 200.000 m2, el contrato perdió su vigencia.
Los secretos de la levadura de cerveza Guinness |
Esta primera parte de la visita tiene un interesante museo donde se exhiben las herramientas que se utilizaban para elaborar la cerveza en sus inicios. Se muestran palas y rastrillos que eran usados para maltear la cebada y una antigua caja fuerte donde se guardaba a buen recaudo la levadura exclusiva de Guinness para la elaboración de sus bebidas.
Se puede ver la historia del fundador de la Guinness y el proceso de elaboración de la cerveza, con la maquinaria original de producción y almacenamiento. También hay una sección dedicada exclusivamente a la tonelería y el envasado de las cervezas, con vídeos informativos. Todo el recorrido discurre por un entramado de tuberías y cubas, ahora en desuso, pero que formaban parte de la estructura original de la primera fábrica Guinness de St. James Gate Brewery.
Barriles |
Estructura interior de la antigua fábrica |
En todas las plantas hay bares en los que degustar una pinta. En algunos de ellos es posible asistir a sesiones de cata para expertos o para aprender a tirar correctamente una cerveza sin que pierda ninguna de sus condiciones, todo ello ajustado a un horario concreto programado. Nosotros sólo somos consumidores ocasionales de Guinness así que ninguna de estas actividades nos resultó tan interesante como para inscribirnos. También hay espectáculos de música y bailes tradicionales irlandeses (hombres con kilt tocando percusión, para ser más exactos) en algunas de las cafeterías del edificio. A mí, entre mi 1,58 m. de altura y la gran cantidad de público que había en todas partes, me resultó un poco complicado poder ver nada con tranquilidad.
Uno de los bares para degustar cerveza y ver el espectáculo musical |
Publicidad y antiguos objetos de Guinness |
The Whistling Oyster, un icono de la marca |
Tras pedir nuestras cervezas negras y conseguir un huequito en una esquina para sentarnos, intentamos evadirnos un poco del bullicio general del bar y contemplar el skyline de Dublín desde las alturas. El día estaba bastante nuboso, para no variar, pero la vista es bastante bonita desde allí arriba.
Nuestras pintas de Guinness |
Vista de Dublín desde el Gravity Bar |
Indicadores de la Guinness Storehouse |
Márgenes del río Liffey, que atraviesa Dublín |
The Brazen Head, el pub más antiguo de Dublín |
The Temple Bar, Dublín |
Pubs en Temple Bar, Dublín |
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*** (Continuará...)