Si hay una artista que ha sabido siempre adaptarse a los tiempos y las corrientes musicales imperantes esa es sin duda Madonna. Conocida como la reina del pop, debutó en los primeros ochenta con temas bailables, una imagen muy provocativa y una actitud totalmente desafiante hacia muchos aspectos moralmente rancios.
Tras una infancia difícil marcada por la muerte de su madre, buscó su camino en Nueva York en el mundo de la interpretación y la música, sacando al mercado su primer álbum en 1983. Al año siguiente llegaría su gran éxito a nivel mundial con “Like a virgin” y el inicio de una época dorada en la que su música alcanzó los puestos más altos en los ránkings de decenas de países. Se la admiraba como artista completa, compositora, productora, bailarina, actriz… A pesar de algún que otro fiasco como su participación en la película “Who’s that girl?”, que fue un fracaso de taquilla, Madonna continuaba con paso firme hacia su madurez musical.
Los noventa sin embargo arrojaron otra imagen de la artista, mucho más controvertida, decidiendo explotar al máximo la provocación que causaban tanto sus poses como sus declaraciones y trabajos musicales. Se dedicó a desafiar al clero y a los políticos, entre otros estamentos, siendo vetada en varios países por el contenido sexual demasiado explícito de sus vídeos y actuaciones. Sin dejar al margen su carrera en la música se adentró mucho más en el cine, con papeles dispares como el de “Dick Tracy”, “El cuerpo del delito” o “Evita”.
Su vuelta a la simpleza de la música comercial se produce a principios de este nuevo siglo, acompañada por una nueva visión de la vida tras su primera maternidad. Tras publicar en 1998 “Ray of Light”, disco muy alabado por la crítica y premiado con cuatro Grammys, inicia una época de estilo dance y música de discoteca en la que continúa inmersa actualmente.
Durante más de 20 años de carrera ha conseguido ser admirada por público de todas las edades, aunque también criticada por igual. Las limitaciones de su voz o su egocentrismo han sido algunas de las quejas más habituales de sus detractores, que sin embargo no han podido evitar que Madonna sea todo un mito de la música. Personalmente me gusta mucho su etapa ochentera (como no podía ser de otro modo) aunque apenas he escuchado nada de sus últimos discos. El tema que suena, “Papa don’t preach” pertenece a su álbum de 1986 “True Blue” y tenía un vídeo muy tierno y personal. Ese disco tiene otra canción que me encanta, "Live to tell", que quizás suene por aquí en el futuro.
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