Últimamente tengo unos deseos irrefrenables de hacer pan, pero como no tengo todavía ni los ingredientes ni los conocimientos necesarios, me he puesto a hacer algunos experimentos en ese sentido. Como hace unos días no tenía en casa levadura de panadería decidí preparar algo similar a los bollos de leche, que sólo precisaran de levadura química para repostería y harinas normales.
Mis ingredientes para esta receta fueron: un yogur natural desnatado, dos medidas de yogur de harina (una integral y otra normal), medio vasito de leche desnatada, medio sobre de levadura química, tres cucharadas de azúcar moreno integral, una cucharada de sal, un puñado de nueces y semillas de sésamo. Como siempre, todo libre de colesterol para poder comérmelo con más tranquilidad. No puedo recordar si utilicé también un chorrito de aceite de oliva, aunque es posible que lo hiciera. En todo caso, la receta no cambiaría mucho si no se incluyera.
Mezclé en un bol el yogur, la harina, la levadura, la leche, el azúcar y la sal y lo removí hasta ligarlo todo. Mi intención era que quedara un poco más compacto, como una masa manejable para poder cortar porciones, pero no fue en absoluto así y el resultado fue una pasta pegajosa que ni siquiera era lo suficientemente líquida para hornear en moldes de muffins. Tras integrar todos los ingredientes añadí al final las nueces cortadas en trocitos al gusto y le di otras dos o tres vueltas al conjunto.
Aunque no sabía muy bien cómo colocar eso en el horno, una vez hecha la mezcla no se me ocurriría nunca tirarla hasta ver el resultado final así que cogí mi Hogarflon (una lámina antiadherente similar al Silpat pero de otro material) y me limité a echar pegotes de la pasta sobre ella. Suena asqueroso, lo sé, pero con tal de que el experimento fuera comestible ya me daba por satisfecha. Espolvoreé las semillas de sésamo por encima de cada porción y los dejé hornear durante unos 15-20 minutos a unos 200º, cruzando bien los dedos, incluso los de los pies.
Cuando subieron y comenzaron a dorarse por encima los retiré del horno y dejé que se enfriaran. El resultado me sorprendió gratamente: estaban buenos! Se habían inflado hasta adquirir una textura similar a la de cualquier pan o bollito de leche, bastante esponjoso y blando, con un sabor muy rico a nueces y sésamo tostado, con un suave toque dulce. Para convencerme de que no me estaba disculpando a mí misma por mi error repostero llevé unos cuantos al trabajo para que mis compañeros me dieran un veredicto y les encantaron.
Si es que la cocina es un universo extraño e imprevisible.
"Últimamente tengo unos deseos irrefrenables de hacer pan"
ResponderEliminarEs la frase rara del año por ahora.
Haters, es que en la vida hay que hacerlo todo con pasión... incluso el pan :D
ResponderEliminarsaluditos
Yo te entiendo... sé perfectamente lo que dices... con lo de los deseos irrefrenables!!!!! la masa de la que hablas,es una especie de masa rústica, como la de la ciabbata, que es una masa muy difícil de manupular.... te contaré que el primer pan que hice era un pan que también llevaba yogur..... bueno pues ya has empezado... Felicidades ya no puedes parar! Muchos besos. Bea
ResponderEliminarBea, gracias por comprenderme! :D jaja. Yo uso el yogur desnatado muy a menudo en mis masas en sustitución del huevo, del que no puedo abusar. El resultado no es tan esponjoso pero tampoco queda mal.
ResponderEliminarPor cierto, ayer hice mi primer pan de verdad, con un estilo un poco rústico :) Me quedó muy bien para ser el primero, estoy super orgullosa :D Postearé pronto la experiencia.
saluditos!
Será algo de mujeres entonces?
ResponderEliminarHola que tal tal? Me gusta tu receta,es muy original y "kuki", le voy a probar estos dias. Felicitaciones para Semana Santa y disfrutar de mini vacaciones. Un saludo y abrazo!
ResponderEliminarMi pagina http://www.nesy.es.tl
Me alegro de que te guste, Nesy :)
ResponderEliminarNo me carga tu página, intentaré pasarme en otro momento.
Saluditos!