Hacía años que quería leer el pequeño cuento de “El Principito”, escrito por Antoine de Saint-Exupéry en la década de los cuarenta. Es una obra muy famosa, citada por muchos lectores como su favorita y que, sin embargo, a mí no me ha llenado tanto como esperaba. El toque infantil que tiene el libro y el fuerte tono moralizante de algunos de sus párrafos ha hecho que no pueda considerarlo como uno de mis preferidos.
Sin duda la obra cuenta con importantes virtudes. Es un relato que se lee rapidísimo, con el apoyo de los dibujos originales creados por el propio Saint-Exupéry y que está muy bien escrito. Independientemente de que me guste más o menos el conjunto, se trata de un libro imprescindible que todos deberíamos leer.
*** Spoilers! ***
La historia cuenta cómo el joven piloto protagonista (un guiño autobiográfico a su autor) se pierde en un desierto y, mientras repara su avión, aparece un principito procedente de otro planeta. Sin contestar a demasiadas preguntas, el principito sólo revela que proviene del asteroide B-612 donde convivía con tres volcanes y una flor.
Paralelamente, el pequeño príncipe va desgranando la salida de su tierra para visitar otros mundos y las gentes que en ese viaje va conociendo. Se encuentra así con un rey, un vanidoso, un borracho, un hombre de negocios, un farolero y un geógrafo, todos muy atareados en sus respectivos planetas con absurdas labores que les impiden disfrutar de la vida. La crítica al comportamiento humano viene por supuesto implícita en las reflexiones del principito, que considera a los adultos unos extraños personajes sin corazón.
El principito visita también el planeta Tierra, donde conoce al aviador accidentado y a otros seres a los que intenta comprender, como un zorro o una serpiente. Descubre que la flor que cuida cada día en su planeta no es única en el mundo y que en la Tierra existen cientos de ellas, pero aprende que es su flor es especial precisamente porque es la suya. A través de esta clase de axiomas va apreciando más el pequeño universo de su asteroide, la limpieza diaria de las raíces de baobabs para que no invadan su terreno, la protección de su rosa y el trabajo de deshollinar sus volcanes, incluso los inactivos. Comprende así dónde está su lugar y su felicidad y el valor de la amistad.
*** Fin de Spoilers! ***
Para los lectores adultos “El principito” es sin duda una obra filosófica de fácil absorción. Lo que hay es lo que es, sin dobleces, comprensible al cien por cien y directo a la conciencia. A mí no me gusta demasiado que me disparen a la conciencia, sino que prefiero darme cuenta yo misma, con métodos más sutiles, de los posibles errores de mi devenir en este mundo. Quizás sea esa la razón por la que el libro no me ha transmitido mucho más que la simple convicción de que debemos ser mejores personas y emocionarnos más con las cosas.
El mensaje es obviamente positivo, pero la forma en la que llega no me satisface del todo. Bien, hace reflexionar sobre las cosas que importan y las que no, pero no deja de ser como nuestro médico repitiendo “tiene que dejar de fumar”. Y vaya si fastidia eso, no? Pues la sensación leyendo este libro ha sido un poco parecida. Te obliga a situar tus defectos por delante de las virtudes cuando puede que tu felicidad radique precisamente en olvidarte de esos defectos.
No me parece extraño que a todo el mundo le apasione este cuento. Paulo Coelho realizó una particular revisión de esta historia en “El alquimista”, que al fin y al cabo ahondaba en los mismos sentimientos y las mismas necesidades humanas de seguir la línea de la felicidad. Desde la inocencia más absoluta somos incapaces de negar la razón a un principito que sólo dice verdades como puños pero, desde mi mente adulta, he de decir que no veo ninguna incompatibilidad en ser una persona seria y disfrutar de la vida. Está bien no perder nunca esa inocencia y esa capacidad para aprovechar todo lo que esta maravillosa existencia nos ofrece, pero soy de las que piensa que hay un momento para cada cosa y a veces también es necesario llorar.
En definitiva un libro obligado que se puede incluso leer online en esta página, en varios idiomas y con reproducciones de los dibujos originales realizados por el autor francés.
Yo lo definiría con una sola palabra A-BU-RRI-DO. Siempre me ha parecido que tiene un cierto tufillo a libro de autoayuda
ResponderEliminarJaja, Vespinoza, pues sí que tienes algo de razón. A mí no me aburrió pero tampoco me convenció de nada nuevo y, de hecho, me molestó que intentara convencerme.
ResponderEliminarsaluditos
Pues yo también llevo queriendo leermelo bastante porque todo el mundo me habla muy bien de él. Y además se que es cortito y que se lee rápido.
ResponderEliminarA ver si me lo pillo.
Javi, tienes la opción de leerlo online en el enlace que pongo en el último párrafo del post. No tendrás que estar mucho tiempo leyendo en la pantalla porque, como dices, es muy corto y se lee rapidísimo. Ya me dirás qué opinión te merece.
ResponderEliminarsaluditos
hola
ResponderEliminarPasaba a mirar tu blog!
Me gusto mucho!
Te agradeceria que te pases por mi blog y me dejes tu comentario
http://todopara15.blogspot.com/
Muchas gracias!
Gabriela
Hola Gabriela, gracias por tu visita. Me pasaré por tu blog.
ResponderEliminarsaluditos!
Lo leí hace como 5 años y me gustó. Algo tarde porque se supone que es una lectura infantil ¿no? Mi cuento favorito ya se sabe cuál es y no es este precisamente pero no me disgustó. Me pareció creativo e imaginativo. Las ilustraciones más que lo narrado. Aún así tiene su mérito y no seré yo quien se lo reste o se lo niegue. Es una obra entretenida y moralizante. ¿Acaso no es ese un propósito principal de la literatura? Ah... no... Que el dadá y el surrealismo no lo tienen. Entonces... Uhmmm... *-) Nu sé! xD
ResponderEliminarHola
ResponderEliminarPues... Resulta que cada libro tiene muchas lecturas, tantas como lectores. No le veo nada de moralizante o, al menos, no le presto atención a ese carácter. Lo considero como una fábula, llena de metáforas (la de los baobabs en el asteroide de El Principito representa a los vicios, la domesticación del zorro una alegoría de lo que significa amar sin ser correspondido, o de cómo no son los recuerdos en sí los que conmueven, sino las personas o situaciones con que los asociamos...). Es un libro que sorprende por sus referencias y su profundidad, condensada en una obra que parece una fábula moralizante.
Puedes pensar que intente convencerte, o pueden interpretarlo como las ideas del autor, con las que puedes, o no, estar de acuerdo.
En cualquier caso, imprescindible.
Un saludo.
Juan.
Hannamary jajaja, no, yo creo que moralizante no es una de las características que debe tener un libro :P Y de hecho, no estaba en la sección infantil de la biblioteca, hecho que me sorprendió.
ResponderEliminarJuan se ve que tu lectura del libro fue más profunda que la mía, porque yo no fui tan allá :D Pero estoy de acuerdo en que no deja de ser un clásico obligado.
saluditos a ambos!
No puedo evitarlo: vi la peli de pequeñito y me da grima el libro. Y lo que me fastidia es que casi ni me acuerdo de la película.
ResponderEliminarNo sé, algún día le daré la oportunidad. A mi edad.
Plissken, la edad es lo de menos (mira yo, bien entrados los treinta y cough cough...), pero sí que influirá posiblemente en tu interpretación del libro. Se lee en un momentito pero si no lo haces desde la perspectiva correcta puede que te pase como a mí, que te desilusione un poco. De todos modos, es una lectura obligada.
ResponderEliminarsaluditos!
Hola Lillu, este libro es una preciosidad, lleno de filosofía. Te he visto por los blogs de cocina y venía a ver el tuyo e invitarte al mío.
ResponderEliminarSaludos.
Ana
Hola Ana, muchas gracias por tu visita :) Yo soy una aprendiz de cocinera flojilla, jeje, pero me divierte mucho cocinar. En mi blog hay un poquito de todo, además de mis experimentos culinarios, sobre todo cine, música y libros. Espero que encuentres cosas de tu interés. Me pasaré por tu blog!
ResponderEliminarsaluditos