Muffins de calabaza

Por si alguien todavía no se había dado cuenta... es Halloween! El caso es que la semana pasada compré un trozo de calabaza con el objetivo de preparar alguna receta típica de estas fechas. Buscando por internet encontré varias opciones de muffins, que fue lo que finalmente me decidí a elaborar. Tenía también una maravillosa receta para una tarta de calabaza que me pasó Hannamary, pero me faltaban ingredientes así que preferí dejarla para otra ocasión.

Los muffins más sencillos que encontré fueron los de Jamie Oliver, que el famoso cocinero británico preparó en uno de sus programas de televisión. En la red hay también una receta básica que yo adapté con lo que podía usar y lo que tenía a mano. Mis ingredientes fueron: 400 gramos de calabaza, un huevo, 200 gramos de azúcar moreno, 250 gramos de harina blanca normal, medio sobre de levadura de repostería, 100 ml. de aceite de girasol, 50 ml. de leche desnatada, un puñado de nueces troceadas y después una cucharadita de cada una de las siguientes especias: canela, jengibre, nuez moscada y vainilla, además de media cucharadita de bicarbonato y una pizca de sal.

El primer paso es trocear y asar o cocer la calabaza. En su vídeo Jamie Oliver la cocina directamente con la piel, aunque yo preferí pelarla. La corté en cubos grandes y la puse al microondas, unos 8 ó 9 minutos hasta que se pueda pinchar bien. En un bol grande la trituré hasta formar un puré y luego fui añadiendo los ingredientes líquidos: el huevo, la leche, el aceite y el azúcar, pasando todo por la batidora. En un cuenco aparte mezclé todos los ingredientes secos, a los que añadí todo lo demás mezclando con una espátula y movimientos envolventes. No importa que queden algunos grumos. Las nueces se ponen al final, picaditas.

El horno se precalienta a 180º y los muffins deben cocinarse durante unos 20 minutos, dependiendo del tamaño de los moldes. Mi bandeja metálica de muffins no me cabe en este horno de sobremesa, así que tengo que usar los de silicona y hornear de seis en seis. Es un poco latoso, pero el resultado merece la pena. Se pueden decorar con azúcar glass o algún tipo de glasa, aunque yo decidí dejarlos sin nada.

He de señalar que yo reduzco casi siempre la cantidad de azúcar de mis postres, por lo que a lo mejor si los hacéis vosotros preferís ponerle más, como ya ocurrió con otras recetas. En principio estas magdalenas quedan bastante dulces así, pero en la mayoría de las indicaciones la cantidad de azúcar es equiparable a la de la harina o incluso superior. Para mí sería una bomba dulzona, jaja, pero para gustos, todo está en experimentar :)