Este documental dio mucho que hablar cuando se estrenó en 2004, sobre todo porque significaba una crítica abierta hacia los restaurantes de comida rápida y, especialmente, hacia el gigante McDonald’s. El cineasta Morgan Spurlock se proponía desayunar, comer y cenar exclusivamente en ese establecimiento durante 30 días consecutivos, con la intención de ver cómo reaccionaba su cuerpo tras el experimento.
Spurlock gestó este proyecto tras comprobar el alto índice de obesidad que sufre la población estadounidense en los últimos años. La mala alimentación, la falta de ejercicio y otros hábitos poco saludables son los principales causantes de esta epidemia que también afecta de modo similar a la mayoría de los países de Europa, y además a edades cada vez más tempranas. Según datos de 2010 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año mueren más de 2 millones y medio de personas por problemas derivados directamente del exceso de peso. Más de 40 millones de niños menores de 5 años padecen ya sobrepeso y tienen muchas posibilidades de desarrollar enfermedades relacionadas de cerca con la obesidad como la diabetes o trastornos cardiovasculares.
El realizador de “Super Size Me” se sometió a un chequeo previo al inicio del documental, para comprobar que su salud era correcta, y un grupo de médicos especialistas siguieron su evolución durante los treinta días de rodaje. Los resultados del experimento alimenticio fueron, en teoría, concluyentes: casi 12 kg. de aumento de peso en un mes, parámetros de colesterol y triglicéridos muy por encima de lo recomendable, consecuencias físicas imprevistas como disfunciones sexuales o anomalías cardíacas y hepáticas que, según sus médicos, ponían su vida en riesgo. Aún así, Spurlock finalizó el documental comiendo nueve veces la ración “super size” (gigante), sólo disponible en Estados Unidos y que un par de meses después del estreno de la película fue retirada de todos los McDonald’s. La empresa señaló que la decisión no había tenido nada que ver con la emisión de “Super Size Me”.
Como documental, “Super Size Me” está bien hecho y es entretenido, con momentos incluso divertidos, pero su valor científico o de denuncia para mí es bastante más limitado. Es obvio que si todos comemos más de lo que debemos durante un mes, sin hacer prácticamente nada de ejercicio físico, nuestro cuerpo se resentirá y posiblemente nuestro peso aumente considerablemente. Lo que intenta demostrar Spurlock en su cinta tiene, en definitiva, un fondo muy poco objetivo.
Partimos de la base de que todo en exceso es malo. Si alguien rodara un documental similar comiendo durante 30 días, por poner un ejemplo, sólo pizza, los efectos negativos sobre el cuerpo humano posiblemente serían similares. Lo mismo ocurriría si se comieran sólo ibéricos, por muy sanos que sean (y buenos que estén) o sólo legumbres. Teniendo eso claro, “Super size me” es un producto claramente tendencioso que, sin embargo, sí que cumple su función de llamar la atención sobre un tema cada vez más preocupante en nuestra sociedad.
Tras el gran éxito de “Super size me”, que fue nominada a un Oscar como mejor largometraje documental, Morgan Spurlock produjo entre 2005 y 2008 una serie para televisión denominada “30 Days”, en la que repetía el formato con distintos temas y situaciones. Es más o menos lo mismo que se vino a hacer en España con el programa de Cuatro “21 Días”, que protagonizaba en sus inicios Samanta Villar y posteriormente Adela Úcar.
Hace ya unos años dediqué una entrada a un tema similar al de este documental, a raíz de una noticia que informaba sobre una nueva normativa de etiquetado de calorías en los productos. He visto que incluso Sese nombraba esta misma película en los comentarios de aquella entrada, así que a lo mejor a alguien le apetece echarle un vistazo y recordar las reflexiones de entonces.
Puntuación: 6 sobre 10.
La tengo en mi lista de pendientes, un día de estos me pongo a ello.
ResponderEliminarEstá claro que lo normal es no comer todos los días lo mismo, para comer, desayunar y cenar. ¿Quién hace eso? Yo creo que una vez al año no hace daño!
Interesante documental. Si quieres ver el lado opuesto, este otro también es impresionante http://youtu.be/kuygZX3HKSQ
ResponderEliminarLo ví hace cosa de un mes, es de un carentón que en 6 meses consiguió un cuerpo de culturista.
Therwis el documental es interesante. Evidentemente, su valor científico para mí es limitado por lo que tú dices. Hasta yo me permito comer en McDonald's una vez cada año, o cada dos años :P
ResponderEliminarAngus me suena haber visto ya el que comentas del hombre que en 6 meses se puso cachas. El de "Super Size Me" podría servir también para demostrar que en 30 días te puedes cargar el trabajo de seis meses, no? XDD
saluditos!
Bueno, una vez, como medio-un año, recién emancipado, estuve alimentándome básicamente a base de cervezas, cocacola y bocadillos de lomo con queso o tortilla con queso (variaba de un día a otro). No me explico por qué acabé con una anemia ferropénica, la verdad, pues carne comía...
ResponderEliminarDel documental mejor no hablo porque no lo he visto, oiga.
Salud y saludos.
Un buen docu al estilo Michael Moore,me gustó mucho...
ResponderEliminarEl tipo jugo con su salud..
En el 2006 se estrenó una peli que se llama Fast Food Nation,una critica de la comida rapida y la imigración mejicana(LA explotación).te la recomiendo Lillu..
saludos
Hola Lillu
ResponderEliminarHabía oído hablar de esta película-documental.
Estoy bastante de acuerdo con tu análisis. Algo tendencioso sí que es y bien poco demuestra. De hecho, hace muchos años, cuando estuve pachucho y fui a una experta en nutrición, las hamburguesas del Mc Donalds no me las prohibieron. Cuando le preguntaba a qué tipos de restaurantes podía ir, me prohibió temporalmente aquellos de frituras y demás (aunque el pescado frito con aceite de oliva es muy de dieta mediterránea), pero no las hamburgueserías. Sólo que no comiera patatas fritas. Reconozco que yo iré a esos sitios cuatro o cinco veces al año, porque lo mío son las cañas y las tapas (je, je,), pero fue algo que a mí me resultó muy curioso, porque nos bombardean con que las cadenas de hamburgueserías de EEUU son algo así como locales malditos que deberían estar prohibidos. Y bueno, si alguien con problemas metabólicos como tuve yo podía ir de vez en cuando sin riesgos...
De todos modos, como leí hace años (lo dijo Laura Gallego en su foro), puede ser que dentro de muchos años las hamburgueserías estén prohibidas, y que libros juveniles que narren la escena de unos niños en un Mc Donalds se consideren inadecuados. Aquello venía a cuento de un debate acerca de si había que introducir ciertos elementos en los libros para hacerlos "políticamente correctos". Ella decía que no, porque podía pasar que dentro de varios años, lo que ahora era positivo o aceptado, se considerase negativo o bochornoso, y ponía el ejemplo de las hamburguesas.
Un saludo.
Juan.
Es un documental que me llama, pero he dejado pasar su visionado varias veces porque este tipo de "documentales-egolatras" parecen pensados para que sus creadores se luzcan saliendo todo el tiempo en pantalla, otro ejemplo son los de Michael Moore. No digo que no aporten datos interesantes, que lo hacen e incluso ponen el dedo en la llaga, pero terminan siendo terriblemente subjetivos y, como tu has dicho, tendenciosos.
ResponderEliminarPues este documental no lo he visto aún, pero tienes razón. Después de un mes comiendo hamburguesas y sin hacer ejercicio, lo raro sería que no hubiera engordado ni tuviera colesterol. Parece un enfoque algo sensacionalista y tendencioso, aunque como has dicho, para llamar la atención sobre un problema seguramente está bien.
ResponderEliminarLa verdad es que yo tampoco estoy para dar lecciones a nadie de nutrición porque "peco" más de lo que me gustaría, pero estoy de acuerdo con Bea por ejemplo, en que debería educarse a los niños para que sean conscientes de lo que es una alimentación sana. Es que veo a algunos padres dejar que sus hijos coman lo que quieran y la verdad es que flipo bastante. A mí me enseñaron a comer de todo.
Y vaya, creo que me he extendido un poco más de la cuenta, pero es un tema interesante que daría para unas buenas charlas. ;D
Saludos!
Yo también lo he visto, y en líneas generales, estoy bastante de acuerdo contigo, sobre todo en que aunque es muy entretenido y llamativo, pero su valor científico, es dudoso.
ResponderEliminarQue este tipo de comida es mala, es bastante obvio, pero me gustaría un documental que hiciera análisis serios sobre lo que realmente sirven, pero sí, sería mucho más aburrido, y difícil de hacer, ya que tendrían que colaborar las empresas.
Exseminarista ye-ye, en otra época de mi vida yo también tuve una de esas dietas. La mía consistía en bocadillos de chorizo y queso y fritanga de papas fritas, croquetas, empanadillas y demás congelados. El resultado fue casi el mismo que el de Spurlock en su documental XD
ResponderEliminarLázaro, hablé precisamente de esa peli en la otra entrada sobre el tema, aunque aún no la he visto. Tengo entendido que la idea era hacer un documental pero luego pensaron que el formato cinematográfico le iría mejor. Si la veo la comentaré por aquí.
CreatiBea, por lo que yo sé, en muchos coles ya se está controlando lo que los alumnos llevan de merienda, por ejemplo, "obligando" a los padres a ponerles una pieza de fruta, un zumo o un sandwich en vez la socorrida bollería industrial. Estoy totalmente de acuerdo contigo en que la educación nutricional es absolutamente imprescindible. Muchísimos problemas de salud son evitables si se siguen unas pautas alimenticias adecuadas, pero la mayoría de la gente desconoce de qué o cómo está hecho lo que come y muchos ni siquiera se lo plantean.
Juan, muy interesante lo que comentas. Yo no estoy en absoluto a favor de estigmatizar a los restaurantes de comida rápida. Por mi problema de colesterol no los frecuento, pero hasta yo puedo comer una hamburguesa con patatas una vez al año y no pasaría nada. O dos veces al año, vamos, me refiero a que el problema está, como digo en el post, en el exceso. A este respecto, el documental cumple con su cometido pero es un poco alarmista. Estoy mucho más a favor de aspectos como los que comenta Bea: educar para que sepamos lo que comemos y qué nos puede ocurrir si abusamos de determinados productos.
ResponderEliminarNocivo, pues sí tiene el mismo estilo de los de Michael Moore, sobre todo teniendo en cuenta que el objeto mismo del "experimento" es el propio realizador. Aún así, merece la pena verlo, porque tiene su interés, siempre y cuando no se espere ninguna revelación :)
Sonix, es que la educación es básica. Hace unos meses, colaboré en unas charlas de la Oficina del Consumidor acerca de nutrición y estuvimos en algunos colegios. Llevé mi compra de la frutería a una de las charlas con niños de 9 y 10 años, enseñándoles plátanos, manzanas, peras, calabacín, tomate... y me sorprendió que a casi todos ellos les gustaban las frutas y las verduras, pero a la hora de decir su comida favorita, optaban casi todos por platos hipercalóricos como la pizza o la pasta con salsas. En fin, que yo también lo haría posiblemente si tuviera que elegir, pero para mí es básico saber qué comemos y qué nos aporta cada ingrediente.
Loque la comida que sirven este tipo de establecimientos no es que sea mala en sí, sino que su preparación, conservación, acompañamientos, etc, distan bastante de ser naturales y ligeros. Puede ser carne de vacuno de primera calidad, que no lo dudo (si es que lo es, que no lo sé), pero a esas hamburguesas les añaden una serie de aditivos que debería ser obligatorio hacer públicos. Yo, como hipercolesterolémica, debería tener el derecho a saber cuánto colesterol contiene el plato que me voy a comer y así poder elegir mejor. Francamente creo que sería una ventaja tanto para las empresas como para los consumidores. Pero, como tú dices, sería una labor mucho más compleja que las empresas colaboraran libremente en algo similar.
saluditos!
Tres años ya del anterior post, ¡cómo pasa el tiempo!
ResponderEliminarante todo muchas gracias por la mención, es todo un honor, jeje.
Y luego repetir lo que hablábamos añadiendo lo que bien explicas, que quizá la única manera de concienciar a la gente es a base de este tipo de mensajes,más impactantes, más violentos, más espectaculares, no es lo mismo decir que el abuso de comida rápida perjudica la salud que mostrarlo a través de éste tipo de documentales.
No he visto más que algún capítulo suelto de 21 días (creo que sólo uno que se los pasaba de fiesta en fiesta), pero hablan maravillas de Adela Úcar (y no tanto de Samantha Villar). Esperemos que la tiranía de las audiencias no estropee el producto.
Saludos
Sese, pues yo sólo he visto un par de los nuevos "21 días" con Adela Úcar y, francamente, me gustaba más Samanta Villar. Creo que se implicaba más en los temas y empatizaba más con los protagonistas, aunque supongo que también es cuestión de simples preferencias.
ResponderEliminarSobre el docu, si consigue llamar la atención sobre los peligros de la mala alimentación pues ya es algo positivo, qué duda cabe. Ya profundizando daría para un largo debate :)
saluditos
A mí me gustaría (además de lo que tú dices) que se supiera ya cuál es el "vacuno" ese tan famoso (y qué años tiene) y qué partes utilizan de él.
ResponderEliminarY es que sospecho que hay gente que piensa que son hamburguesas de carne de ternera, como un filete, vaya.
Y por cierto, a ver qué día ponen la cantidad exacta de todo en las etiquetas.
Ejemplo: "Azúcar", pero ¿cuánto azúcar le habéis metido a esto?
Loque, totalmente de acuerdo: deberíamos poder saber de dónde viene lo que comemos. Yo creo que es una mínima exigencia. Es como lo de "grasa vegetal", pero de qué tipo de vegetal? No es lo mismo que proceda de los olivos que del palmiste. Yo pensaba que ya era obligatorio especificar determinadas procedencias y cantidades, pero se ve que no porque aún hay productos que casi ni te dicen lo que son. Comértelos es casi como una cuestión de fe.
ResponderEliminar+ saluditos