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lunes, 29 de febrero de 2016

Madrid (y VI): Consideraciones finales

"compró suerte en Doña Manolita"... Ahí mismo ;)
Aprovechando que hoy es 29 febrero y esto sólo ocurre cada cuatro años, finalizo mi extensa revisión del viaje que hicimos a Madrid en julio del 2015. Extensa por el tiempo que he tardado en publicar todas las entradas, no porque las reseñas fueran muchas o largas en sí mismas. 

En fin, lo dicho. El balance de nuestro viaje fue, en general, bastante positivo. Teniendo en cuenta que hacía más de 10 años que yo no visitaba la capital del país, no encontré la ciudad demasiado cambiada pero quizás sí un poco más acogedora que en anteriores estancias, qué curioso. Supongo que esto son consideraciones totalmente subjetivas, pero hay ciudades de las que guardas buen recuerdo por lo que allí pasaste o viviste y otras cuya visita pasa más sin pena ni gloria.

La arquitectura de la ciudad resulta imponente y ese estilo clásico hace que pasear por sus anchas avenidas se convierta en una experiencia única, que sólo ofrecen las grandes capitales que se han mantenido un poco al margen de la modernidad urbanística. En Madrid han sabido conservar con bastante acierto esos enormes edificios que dan un toque de distinción, algo que se agradece.

Objetos de Arte Toledano y su homenaje a Las Meninas, Paseo del Prado
No he encontrado los precios de consumo tan caros como esperaba. La oferta gastronómica es amplia y variada y, si sabes por dónde moverte, puedes comer o cenar muy bien por poco dinero, sobre todo en determinados barrios. Está claro que aquí hay que tener uno o varios guías autóctonos (como fue nuestro caso) para poder disfrutar de las mejores opciones en relación calidad/precio. También hay las típicas zonas o locales de moda prohibitivos para personas como yo, pero eso es algo inherente a cualquier gran ciudad. 

A nivel de alojamiento, como ya comenté en la primera entrada de este viaje hay una gran variedad de hostales y hoteles cuyos precios oscilan entre los 30 y los 70 euros, dependiendo de lo que busques y la localización. El Barrio de las Letras, como ya comenté, es una zona ideal si la intención del visitante es acudir a los museos más conocidos de la ciudad, el Prado, el Reina Sofía y el Thyssen-Bornemisza. 

Trasera del Teatro Real, con su programación
A nivel cultural, Madrid ofrece cientos de opciones. Nosotros no teníamos intención de acudir a ningún musical ni obra de teatro, pero sin duda se trata de la ciudad ideal para ello. Multitud de teatros, salas de conciertos y pequeñas fundaciones tienen todos los días un programa adecuado para cualquier tipo de preferencia cultural. En los días que estuvimos no nos coincidió ninguna actuación musical que nos interesara, aunque cierto es que tras días repletos de visitas a museos y exposiciones tampoco teníamos el cuerpo para mucha más actividad.

Teatro Español
A pesar de ser una gran ciudad, Madrid se recorre muy bien a pie. Me refiero, claro está, a la zona más turística, al centro donde llegar de un museo a otro o de un monumento a otro lleva apenas unos minutos de paseo. A todo esto ayuda sin duda que la ciudad sea bastante llana, sin apenas cuestas. No utilizamos el metro más que en una ocasión, por una circunstancia concreta, y el autobús sólo para los desplazamientos del aeropuerto, pero creo que el servicio de transporte público cubre bastante bien las necesidades de un turista que se quiera alejar un poco del centro.

Calle Mesón de Paños con bolardos de ganchillo
Los culpables de lo anterior, La Laborteca
Ozymandias, el toque friki en la Calle de las Fuentes
Mi recomendación personal para moverte por la ciudad es callejear por las zonas más recomendadas y dejarte empapar por el espíritu castizo que desprenden las tiendas, los bares y la arquitectura. Y no viajar en verano también es una buena recomendación, porque te puedes morir de calor, jaja. Lo dicho, un viaje muy agradable y Madrid una ciudad a la que creo que volveremos pronto.

Puerta de Alcalá
* (Haz click en las imágenes para ampliar)

viernes, 19 de febrero de 2016

Madrid (V)

Km.0, Puerta del Sol
En el último día de nuestro viaje a Madrid teníamos unas horitas libres antes de coger el vuelo de regreso a casa. Decidimos dar otro paseo por el centro, revisitando la Puerta del Sol y el famoso Kilómetro 0, del que se supone que parten todas las carreteras estatales. Volvimos a pasar por La Almudena y el Palacio Real que, siendo ya fin de semana, mostraban un entorno mucho más concurrido.

Nuestra intención última era visitar el Templo de Debod, una antigua construcción egipcia situada en el Parque del Oeste y que, sinceramente, nos costó un poco encontrar ya que el acceso no está demasiado bien señalizado. Cuando por fin apareció ante nuestros ojos, después de unos cuantos rodeos, su visión resultó bastante emocionante.

Templo de Debod
El templo fue un regalo de Egipto a España en 1968, como agradecimiento por su ayuda en la conservación de los templos de Nubia, en riesgo por la construcción de la Presa de Asuán. Debod tiene unos 2.200 años de antigüedad y conserva en su interior unos grabados de gran interés histórico. En una de sus dependencias muestra una maqueta con su situación original en el valle de Asuán, al lado de otros templos egipcios, muchos de ellos hoy desaparecidos bajo las aguas de la presa.

Templo de Debod, edificio principal
A pesar de los carteles y los esfuerzos oficiales por mantener el templo en buenas condiciones, he de decir que los visitantes con los que coincidimos aquel día resultaron ser de lo más incívicos, ignorando las advertencias de no hacer fotos con flash o no tocar las paredes y dejando restos de bebidas por las esquinas oscuras del templo. Así sólo conseguirán que éste y otros monumentos se cierren al público y que perdamos todos los que de verdad respetamos y valoramos la cultura y el arte. Crítica aparte, es un lugar bonito para visitar.

Congreso de los Diputados
En nuestro paseo mañanero pasamos también por última vez por delante del Palacio de las Cortes, edificio que alberga el Congreso de los Diputados, con sus apuestos leones. Se trata de una construcción emblemática que identifica perfectamente el espíritu de este Madrid que estábamos a punto de abandonar. También pasamos por delante del edificio del Senado, una obra mucho más moderna con un interés arquitectónico similar al interés político de lo que allí sucede, es decir, más bien nulo.

Hacia el mediodía recogimos nuestras maletas en el hostal, compramos unos bocadillos en el muy recomendable Museo del Jamón y nos dirigimos hacia el aeropuerto, con una sensación muy agradable y un bonito recuerdo de Madrid a pesar de la ola de calor. 

León del Congreso
* (Haz click en las fotos para ampliar)

** (Continuará...)