"compró suerte en Doña Manolita"... Ahí mismo ;) |
En fin, lo dicho. El balance de nuestro viaje fue, en general, bastante positivo. Teniendo en cuenta que hacía más de 10 años que yo no visitaba la capital del país, no encontré la ciudad demasiado cambiada pero quizás sí un poco más acogedora que en anteriores estancias, qué curioso. Supongo que esto son consideraciones totalmente subjetivas, pero hay ciudades de las que guardas buen recuerdo por lo que allí pasaste o viviste y otras cuya visita pasa más sin pena ni gloria.
La arquitectura de la ciudad resulta imponente y ese estilo clásico hace que pasear por sus anchas avenidas se convierta en una experiencia única, que sólo ofrecen las grandes capitales que se han mantenido un poco al margen de la modernidad urbanística. En Madrid han sabido conservar con bastante acierto esos enormes edificios que dan un toque de distinción, algo que se agradece.
Objetos de Arte Toledano y su homenaje a Las Meninas, Paseo del Prado |
A nivel de alojamiento, como ya comenté en la primera entrada de este viaje hay una gran variedad de hostales y hoteles cuyos precios oscilan entre los 30 y los 70 euros, dependiendo de lo que busques y la localización. El Barrio de las Letras, como ya comenté, es una zona ideal si la intención del visitante es acudir a los museos más conocidos de la ciudad, el Prado, el Reina Sofía y el Thyssen-Bornemisza.
Trasera del Teatro Real, con su programación |
Teatro Español |
Calle Mesón de Paños con bolardos de ganchillo |
Los culpables de lo anterior, La Laborteca |
Ozymandias, el toque friki en la Calle de las Fuentes |
Puerta de Alcalá |