
Nuestra excursión hacia el Park Güell (nombre original) comienza en una salida de metro, desplazándonos desde allí hacia la Baixada de la Glòria, que en bajada debe ser ciertamente la gloria, pero en subida es un verdadero rompe-piernas. Parte del ascenso cuenta con escaleras mecánicas (muy de agradecer) puesto que el desnivel de la calle en cuestión es bastante considerable. Al culminar la subida entramos en el recinto propiamente dicho del parque, con abundante vegetación y polvorientos senderos de nuevo en ascenso. Varios miradores en el camino nos van mostrando lo que culminará al final del paseo: una impresionante vista de la ciudad de Barcelona.

La última parte del parque, por una de las entradas, desemboca en una plaza en la que se sitúan propiamente las obras de Gaudí. Rodeado de palmeras, con cuevas naturales excavadas en la roca y el famoso banco de 150 metros de longitud rodeando la plaza. Casi tuvimos que hacer cola para encontrar hueco en el banco y hacernos una foto! La parte de abajo de la plaza se une con un pequeño templo plagado de columnas y con el techo adornado de mosaicos. A la salida del mismo, en las escaleras de entrada/salida está el famoso dragón en forma de fuente que quizás sea el símbolo más conocido de este parque barcelonés.
En definitiva, un lugar agradable para pasear, repleto de turistas en la mayor parte de su extensión, ciertamente, pero no por ello con menos encanto. Al fin y al cabo nosotros también éramos visitantes.
o parque güell é unha verdadeira marabilla. o xenio creativo dese home era impresionante. un lugar único:) bico!!
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