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sábado, 3 de febrero de 2007

Vorvik

El cine español no suele entrar dentro de mis preferencias por varias razones: normalmente los argumentos no tienen ni un ápice de interés y además a casi todas las películas pretenden darle un aire lírico que hace que aburran a las piedras. Resulta complicado encontrar una cinta original, entretenida, interesante (ni siquiera pido que estén las tres características juntas en la misma producción...).

Más difícil todavía es que sus intérpretes sean razonablemente buenos, no se les note a la legua que están recitando un texto de memoria sin ningún sentimiento y no estén encasillados en sus papeles de series de televisión de los que les es casi imposible despegarse.

Por ello,
“Vorvik” me parece un valiente ejemplo de que se pueden hacer cosas más o menos originales con actuaciones bastante convincentes y una trama cuando menos interesante. Esta película del 2005, con la que debuta en la dirección José Antonio Vitoria, cuestiona las investigaciones científicas relacionadas con la manipulación genética y sus consecuencias en un futuro que está a la vuelta de la esquina. (Spoilers!).

Tras la muerte en extrañas circunstancias de un magnate de los laboratorios farmacéuticos, su hija Sofía (María Valverde) hereda todo el imperio económico y también el empeño por descubrir lo que le ocurrió a su progenitor. En la trama se entremezcla la figura de su madre, que tuvo un matrimonio sin amor, y un ex-amante de ella antiguo amigo de la pareja, Víctor, con un Fernando Guillén Cuervo perfecto en su papel.

A pesar de que los primeros minutos de la cinta transcurren exasperadamente lentos, luego la cosa se anima y hacia mediada la película comienzan a destaparse los grandes secretos que esconde la película. El tema de la investigación genética es sin duda un punto arriesgado en el que la película podía perfectamente patinar estrepitosamente y, sin embargo, sale airosa con explicaciones lógicas, creíbles y dignas de cualquier buena cinta de ciencia ficción. Las localizaciones están igualmente muy bien pensadas para que nada resulte estridente pero tampoco pobre, teniendo en cuenta la novedad que supone crear un entorno relacionado con los estudios genéticos.

Por otro lado, hay un momento en el film que, en mi opinión, debería guardarse como una de las escenas magistrales de nuestro cine: Víctor recoge en una caja de seguridad unos documentos que su amigo fallecido le ha dejado, con una carta en la que le comunica algo así como “te devuelvo lo que me diste”. Comparando los estudios de ADN realizados por los laboratorios Vorvik, Víctor descubre horrorizado que Sofía es hija suya y que... acaba de acostarse con ella! (sin saber que era su hija, claro está). La noticia supone un punto de inflexión en la cinta, que a partir de entonces destruye lo que se suponía una rebelde historia de amor entre ambos para convertirla en un amargo error.

Las penurias de Víctor continúan cuando se da cuenta de que han modificado su código genético durante una estancia en el hospital Vorvik para introducir en su cadena de ADN una enfermedad crónica. ¿Es posible la manipulación genética a este nivel? Pues no sé si en la realidad lo será, pero en la película no queda en absoluto fantasioso. Para colmo de males, Sofía su “amada” hija también estaba implicada en todo el chanchullo con la simple intención de vengar la memoria de su padre muerto y continuar acrecentando el emporio farmacéutico del legado.

Además de un guión bastante acertado, basado en la novela de Guillermo Galván “De las cenizas”, la película se apoya en unas buenas interpretaciones encabezadas por la increíble
María Valverde, que me sorprende de nuevo por su naturalidad y su profesionalidad dos años después de su revelación en “La flaqueza del bolchevique”. En definitiva la película se deja ver, no es maravillosa pero supera con creces el aprobado e invita a pensar, que ya es mucho.

1 comentario:

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