A tan sólo unas semanas de la entrega de los Oscars, el fallecido Heath Ledger se perfila como uno de los grandes favoritos de esa noche, por su comentado papel de The Joker en “El caballero oscuro” ("The Dark Knight"). Antes de eso la película ya ha marcado unos cuantos hitos como convertirse en la más taquillera en el primer fin de semana de exhibición, con más de 158 millones de dólares recaudados.
He de decir que se trata de una gran película, con muchos y variados alicientes, interpretaciones magníficas y escenas impactantes. También he de decir que para mi gusto no supera a su predecesora, “Batman begins”, una pequeña joya del cine comercial. A mí “El caballero oscuro” se me hizo un pelín larga y algo falta de contenido, aunque en conjunto se trata de una excelente película.
*** Spoilers! ***
Como en la anterior producción de este nuevo Batman, el personaje principal está interpretado por un más que creíble Christian Bale. Los secundarios de lujo Morgan Freeman, Michael Caine y Gary Oldman completan un reparto masculino brillante, con la guinda de Heath Ledger en la versión más natural que se ha hecho del famoso Joker. A Katie Holmes creo que nadie la echa de menos en la historia; su papel es desempeñado con la misma soltura por Maggie Gyllenhaal.
Con un reparto sólido es difícil no hacer una buena película. Aún con los patinazos de guión y los tópicos que siempre acaban coronando las cintas de acción, la historia se mantiene coherente y el visionado de la película es agradable aunque un poco agitado, muy al estilo moderno de no dejar descansar al espectador. No recuerdo sin embargo esa sensación en “Batman begins”, que goza de un equilibrio casi perfecto entre acción, emoción y relajación.
En esta nueva secuela de Batman el Joker reta una vez más al héroe ciudadano de Gotham, con la intención de demostrar que el gen del mal se encuentra siempre en cada persona y sólo hace falta escarbar un poquito para sacarlo a la superficie. La venganza, la ira y algún que otro sentimiento socialmente poco aceptado (ni aceptable) se dan cita en el desenlace de esta historia en la que, cómo no, los buenos vencen… pero no salen indemnes! Eso es lo que hace la película más grande de lo que podría serlo en circunstancias normales: la historia acaba razonablemente bien o razonablemente mal según la perspectiva desde donde se mire. Es fantástico que cada espectador pueda aportar su interpretación de los hechos y esta película lo permite con creces.
Me alegra especialmente que el malo no sea tonto, fallo principal de las películas de buenos y malos, y de igual modo me gusta que el malo, en este caso el Joker, no se vaya por los cerros de Úbeda cuando quiere perpetrar una maldad. Estaba ya un poco cansada de los thrillers en los que los malvados explican durante diez minutos el porqué de sus acciones mientras el bueno (y listo) consigue liberarse de sus ataduras, elige siempre el botón correcto del mecanismo de desactivación y consigue que el malo se ensarte en cualquier pincho que pudiera verse en el metraje. Sólo por esto, viva The Joker :D
*** Fin de Spoilers! ***
Nos encontramos pues ante una muy buena película y una buena secuela, característica ésta última casi más digna de mención que la primera. En mi opinión Ledger se merece el Oscar y con ello acabar de aupar al mito a esta producción que, sin embargo, no ha sido reconocida con otras nominaciones destacadas (sí aparece en varias categorías técnicas como sonido, fotografía o dirección artística). Y a ver si se acuerdan algún día de Christian Bale, que el pobre yo creo que mejor ya no puede hacerlo.
Sobre el director Christopher Nolan sólo decir que posiblemente nos encontremos ante uno de los realizadores más inteligentes de las últimas décadas. Desde “Memento” ha sabido crearse una imagen de marca que personaliza todas sus obras y parece que la fórmula del thriller le funciona mejor que a otros.
No sé hasta qué punto los aficionados al cómic original de Batman estarán de acuerdo con esta adaptación pero creo que, en todo caso, el personaje sale ganando con este toque más adulto y mucho menos fantasioso. No es invencible pero sí difícil de matar (como diría Steven Seagal…) y por eso los superhéroes sin poderes siempre serán mis preferidos.
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viernes, 30 de enero de 2009
miércoles, 28 de enero de 2009
Supertramp
Quizás Supertramp sea una de las bandas de rock progresivo más conocidas. Este grupo británico inició su andadura a principios de los setenta y en unos pocos años cosecharon sus primeros grandes éxitos como "Dreamer" o "Crime of the century". Rick Davies y Roger Hodgson fueron parte importante de ese proyecto, que poco a poco fue tomando cuerpo y conformando una de las mejores bandas de todos los tiempos.
Aunque Davies se ha mantenido en Supertramp durante toda su trayectoria, el resto de sus miembros han ido cambiando y alternando con otras formaciones y sus carreras en solitario. Los dos líderes del grupo tuvieron diferencias creativas casi desde el principio, lo que enriqueció sobremanera su producción musical pero también propició la separación del conjunto a finales de los ochenta.
Desde 1970 hasta 1988 editaron nueve discos, de los cuales "Breakfast in America" (1979) fue el que obtuvo mayor nivel de ventas, con casi 18 millones de copias en todo el mundo. Precisamente a ese trabajo pertenece el tema de esta semana, que lleva el mismo título, "Breakfast in America". La canción está compuesta e interpretada por Hodgson y es una de las más conocidas de la banda. A ese mismo disco pertenece también "The logical song", otro clásico de Supertramp.
Esta semana pues, desayunamos fuerte: "Breakfast in America" de Supertramp.
Aunque Davies se ha mantenido en Supertramp durante toda su trayectoria, el resto de sus miembros han ido cambiando y alternando con otras formaciones y sus carreras en solitario. Los dos líderes del grupo tuvieron diferencias creativas casi desde el principio, lo que enriqueció sobremanera su producción musical pero también propició la separación del conjunto a finales de los ochenta.
Desde 1970 hasta 1988 editaron nueve discos, de los cuales "Breakfast in America" (1979) fue el que obtuvo mayor nivel de ventas, con casi 18 millones de copias en todo el mundo. Precisamente a ese trabajo pertenece el tema de esta semana, que lleva el mismo título, "Breakfast in America". La canción está compuesta e interpretada por Hodgson y es una de las más conocidas de la banda. A ese mismo disco pertenece también "The logical song", otro clásico de Supertramp.
Esta semana pues, desayunamos fuerte: "Breakfast in America" de Supertramp.
domingo, 25 de enero de 2009
BookAffinity
Desde hace unos cuantos meses los amantes de la lectura disponen de una nueva herramienta en internet. Siguiendo los pasos del conocido FilmAffinity sobre gustos cinematográficos, ha nacido también BookAffinity que, como su propio nombre indica, sirve para conocer y compartir las preferencias literarias de los usuarios.
Aunque este año pasado no leí ni mucho menos todo lo que me había propuesto, sí conseguí al menos mantener una media de un libro al mes, exceptuando de esa lista las lecturas de trabajo o estudio y los cómics. Me gustaría aumentar la cantidad de libros que leo cada año, pero desgraciadamente el día sólo tiene 24 horas y mi tiempo de ocio se divide entre ésa y otras muchas aficiones.
He de señalar que soy una persona absolutamente incapaz de leer en el autobús, el metro o en las consultas médicas, como hace la mayoría de la gente. Para leer necesito luz, concentración y silencio, algo de lo que sólo dispongo de vez en cuando. Mantengo las mismas exigencias cuando veo una película (exceptuando la luz, claro está), por lo que me temo que ya he cogido fama de maniática. Pero bueno, el ocio es mío y lo disfruto como quiero, no? :P
Tras registrarse en BookAffinity se puede desarrollar un perfil personal anotando las lecturas favoritas, votando libros y enviando críticas de las obras leídas. Se pueden crear listas con la biblioteca personal o las obras leídas, así como un historial de lectura por fechas. De igual modo que en FilmAffinity se pueden cruzar los datos con otros usuarios para comprobar el nivel de afinidad literaria. La página también elabora listados de los libros con mejores votos, novedades y monográficos.
En su contra he de decir que todavía no han incluido suficientes libros. Para mí hay algunos imprescindibles, como los de Lorenzo Silva, autor del que sólo figura "La flaqueza del bolchevique".
Aunque este año pasado no leí ni mucho menos todo lo que me había propuesto, sí conseguí al menos mantener una media de un libro al mes, exceptuando de esa lista las lecturas de trabajo o estudio y los cómics. Me gustaría aumentar la cantidad de libros que leo cada año, pero desgraciadamente el día sólo tiene 24 horas y mi tiempo de ocio se divide entre ésa y otras muchas aficiones.
He de señalar que soy una persona absolutamente incapaz de leer en el autobús, el metro o en las consultas médicas, como hace la mayoría de la gente. Para leer necesito luz, concentración y silencio, algo de lo que sólo dispongo de vez en cuando. Mantengo las mismas exigencias cuando veo una película (exceptuando la luz, claro está), por lo que me temo que ya he cogido fama de maniática. Pero bueno, el ocio es mío y lo disfruto como quiero, no? :P
Tras registrarse en BookAffinity se puede desarrollar un perfil personal anotando las lecturas favoritas, votando libros y enviando críticas de las obras leídas. Se pueden crear listas con la biblioteca personal o las obras leídas, así como un historial de lectura por fechas. De igual modo que en FilmAffinity se pueden cruzar los datos con otros usuarios para comprobar el nivel de afinidad literaria. La página también elabora listados de los libros con mejores votos, novedades y monográficos.
En su contra he de decir que todavía no han incluido suficientes libros. Para mí hay algunos imprescindibles, como los de Lorenzo Silva, autor del que sólo figura "La flaqueza del bolchevique".
miércoles, 21 de enero de 2009
The way it is
Esta semana cambio radicalmente de estilo. Llevaba un rato escuchando un montón de canciones y ninguna me transmitía nada, hasta que sonó ésta: "The way it is", de Bruce Hornsby & The Range. Publicada en 1986 constituía una reflexión sobre los derechos humanos y fue sin duda el mayor éxito de este compositor y pianista estadounidense.
Bruce Hornsby había formado The Range un par de años antes, y con ellos editó tres discos. Poco después simultaneó esa trayectoria con colaboraciones con la banda de rock Grateful Dead. En 1993 inició su carrera en solitario, pero ningún otro tema suyo alcanzó tanta popularidad como "The way it is".
Actualmente sigue inmerso en la música aunque alejado del sonido comercial. Su último disco lo publicó en 2004 pero en la Wikipedia tampoco aparece mucho más sobre su carrera reciente. He de reconocer que no conocía más canciones suyas aparte de la que suena, aunque he escuchado alguna más mientras preparaba esta entrada y tienen todas un estilo bastante similar.
Esta semana, pues, suena en el blog "The way it is" de Bruce Hornsby & The Range.
Bruce Hornsby había formado The Range un par de años antes, y con ellos editó tres discos. Poco después simultaneó esa trayectoria con colaboraciones con la banda de rock Grateful Dead. En 1993 inició su carrera en solitario, pero ningún otro tema suyo alcanzó tanta popularidad como "The way it is".
Actualmente sigue inmerso en la música aunque alejado del sonido comercial. Su último disco lo publicó en 2004 pero en la Wikipedia tampoco aparece mucho más sobre su carrera reciente. He de reconocer que no conocía más canciones suyas aparte de la que suena, aunque he escuchado alguna más mientras preparaba esta entrada y tienen todas un estilo bastante similar.
Esta semana, pues, suena en el blog "The way it is" de Bruce Hornsby & The Range.
martes, 20 de enero de 2009
Los crímenes de la calle Morgue
Casualmente ayer se cumplían 200 años del nacimiento de este escritor estadounidense, Edgar Allan Poe, un genio de la denominada literatura gótica y de los relatos de detectives a la antigua usanza. Otra casualidad hizo que “Los crímenes de la calle Morgue” fuera el último libro que leí en 2008. O mejor debería decir “releí”, porque mi memoria volátil no se percató de que ya lo había leído hace años hasta que alcancé la veintena de páginas.
Descubrir que ya lo había leído en mis años adolescentes no me hubiera afectado si no fuera porque en mi cabeza se agolparon de repente todos los detalles de la trama y, lo que es peor, el desenlace final, tan claro que el interés por la novela se desvaneció al instante. Llegados a este punto he de decir que el libro es imprescindible, pero leído una segunda vez pierde varios enteros ante la falta de sorpresa.
“Los crímenes de la calle Morgue” aborda una típica historia de detectives, en la que el protagonista narra cómo su amigo Auguste Dupin desentraña los entresijos de un brutal doble asesinato. Siguiendo pistas que ni siquiera los más experimentados policías de París consiguen localizar, Dupin ata los cabos de un extraño crimen, para el que ningún investigador es capaz de encontrar solución.
La figura de Dupin serviría posteriormente como inspiración para otras novelas de detectives y, directamente, sería el ejemplo a seguir por Arthur Conan Doyle en la creación de su mítico Sherlock Holmes. Yo recuerdo haber leído hace años también otro relato de Poe con características similares, “El escarabajo de oro”, en el que otro agudo investigador descubre un complejo mensaje criptográfico para hacerse con un preciado botín.
En general los relatos de Poe mantienen el interés con una prosa trabajada aunque, hoy por hoy, los argumentos ya no suenen demasiado novedosos. Vistas con la perspectiva del s.XIX, las obras de este autor resultan totalmente rompedoras e innovadoras, lo que le propició cierta incomprensión dentro de los círculos literarios. Fue un escritor multidisciplinar que durante toda su vida intentó consagrarse como poeta, convirtiéndose sin embargo en un aclamado prosista.
Como en la mayoría de los casos, su máxima valoración la obtuvo tras su muerte. Dejó un amplio legado literario en forma de cuentos y poemas, siendo de estos últimos los más conocidos “El cuervo” y “Annabel Lee”. “Los crímenes de la calle Morgue” fue editado también con el título de “Doble asesinato en la calle Morgue” o “Los crímenes de la Rue Morgue” y llevado al cine en diversas ocasiones, aunque ninguna de esas películas tuvo demasiada repercusión.
A la espera de leer alguno de sus clásicos góticos más cercanos al terror, vaya desde aquí mi homenaje al bicentenario del nacimiento de este gran autor, Edgar Allan Poe, que murió a los 40 años acosado por el alcohol, los delirios y los excesos incontrolados de su genialidad.
Descubrir que ya lo había leído en mis años adolescentes no me hubiera afectado si no fuera porque en mi cabeza se agolparon de repente todos los detalles de la trama y, lo que es peor, el desenlace final, tan claro que el interés por la novela se desvaneció al instante. Llegados a este punto he de decir que el libro es imprescindible, pero leído una segunda vez pierde varios enteros ante la falta de sorpresa.
“Los crímenes de la calle Morgue” aborda una típica historia de detectives, en la que el protagonista narra cómo su amigo Auguste Dupin desentraña los entresijos de un brutal doble asesinato. Siguiendo pistas que ni siquiera los más experimentados policías de París consiguen localizar, Dupin ata los cabos de un extraño crimen, para el que ningún investigador es capaz de encontrar solución.
La figura de Dupin serviría posteriormente como inspiración para otras novelas de detectives y, directamente, sería el ejemplo a seguir por Arthur Conan Doyle en la creación de su mítico Sherlock Holmes. Yo recuerdo haber leído hace años también otro relato de Poe con características similares, “El escarabajo de oro”, en el que otro agudo investigador descubre un complejo mensaje criptográfico para hacerse con un preciado botín.
En general los relatos de Poe mantienen el interés con una prosa trabajada aunque, hoy por hoy, los argumentos ya no suenen demasiado novedosos. Vistas con la perspectiva del s.XIX, las obras de este autor resultan totalmente rompedoras e innovadoras, lo que le propició cierta incomprensión dentro de los círculos literarios. Fue un escritor multidisciplinar que durante toda su vida intentó consagrarse como poeta, convirtiéndose sin embargo en un aclamado prosista.
Como en la mayoría de los casos, su máxima valoración la obtuvo tras su muerte. Dejó un amplio legado literario en forma de cuentos y poemas, siendo de estos últimos los más conocidos “El cuervo” y “Annabel Lee”. “Los crímenes de la calle Morgue” fue editado también con el título de “Doble asesinato en la calle Morgue” o “Los crímenes de la Rue Morgue” y llevado al cine en diversas ocasiones, aunque ninguna de esas películas tuvo demasiada repercusión.
A la espera de leer alguno de sus clásicos góticos más cercanos al terror, vaya desde aquí mi homenaje al bicentenario del nacimiento de este gran autor, Edgar Allan Poe, que murió a los 40 años acosado por el alcohol, los delirios y los excesos incontrolados de su genialidad.
domingo, 18 de enero de 2009
Hairspray
No todas las películas musicales me apasionan pero hay algunas que son dignas de ver. Entre mis preferidas de hace años se encuentra “Grease”, mientras que de las más modernas me quedo con la maravillosa historia de “Sweeney Todd”. Más cerca de la primera que de la segunda está "Hairspray", una versión del ya clásico de John Waters del mismo título del año 1988.
Aunque no he visto la película original, la versión de 2007 sigue fielmente su argumento y sus canciones, renovando reparto y poco más. Y la cosa funciona, al menos al mismo nivel de la cinta de Waters, que en 2002 ya fue llevada a Broadway en forma de obra musical con un enorme éxito. La película me ha gustado más de lo que esperaba y me ha hecho sentir curiosidad por la primera “Hairspray”, aunque el cine de John Waters siempre me ha dejado un poco descolocada.
“Hairspray” es una película cantada, como son los buenos musicales. No se intercalan canciones entre la actuación sino que los protagonistas cantan en vez de hablar. Esa es para mí la principal y necesaria característica de una buena película musical. En este caso, el reparto de lujo apoya a la perfección una historia de integración racial que se renueva con los años aunque los afectados sean colectivos diferentes.
*** Spoilers! ***
Tracy Turnblad es una adolescente de Baltimore cuyo mayor sueño es bailar en un programa de TV. Lo único que la separa de su ambición son unos cuantos kilos de más, que la excluyen sistemáticamente de sus aspiraciones. Marginada por su condición se une al colectivo de raza negra, igualmente marginado y lucha a su lado por la música y la integración racial.
Recordemos que en los últimos cincuenta y los primeros sesenta la mezcla entre blancos y negros era una atrocidad social. Gracias al empeño de Tracy en la ficción se dan esos primeros pasos hacia la tolerancia, ese principio de toda integración étnica, cultural, social o de cualquier otra índole cruciales en el transcurso de la historia.
El papel protagonista de “Hairspray” corresponde a la debutante Nikki Blonsky, de constitución y estilo similar a su antecesora en la versión de 1988, Ricki Lake. El papel de su madre (tradicionalmente en manos de actores, Divine en la película original) lo interpreta un magnífico John Travolta, mientras que el de su padre está en manos de un no menos magnífico Christopher Walken. También aparecen en el reparto una glamourosa Michelle Pfeiffer y la diva Queen Latifah. El propio John Waters tiene un pequeño papel en la película, lo que hace pensar que está de acuerdo con la revisión de su ya clásico del cine musical.
*** Fin de Spoilers! ***
La música, original de Marc Shaiman, está apoyada además por un argumento bastante serio, tratado de manera correcta y con su razonable dosis moralizante. La conjunción personalmente me parece acertada y ofrece como resultado un buen producto que todos deberíamos consumir en momentos de bajón para subir el ánimo.
En la dirección de esta película se encuentra el californiano Adam Shankman, experimentado coreógrafo de cine pero realizador de películas como “Se armó la gorda” o “Un canguro superduro”, títulos que no dicen mucho a su favor, francamente. En el caso de “Hairspray” he de decir que pasé un rato muy agradable viéndola y me entretuvo bastante, además de que las canciones resultan muy pegadizas.
Aunque no he visto la película original, la versión de 2007 sigue fielmente su argumento y sus canciones, renovando reparto y poco más. Y la cosa funciona, al menos al mismo nivel de la cinta de Waters, que en 2002 ya fue llevada a Broadway en forma de obra musical con un enorme éxito. La película me ha gustado más de lo que esperaba y me ha hecho sentir curiosidad por la primera “Hairspray”, aunque el cine de John Waters siempre me ha dejado un poco descolocada.
“Hairspray” es una película cantada, como son los buenos musicales. No se intercalan canciones entre la actuación sino que los protagonistas cantan en vez de hablar. Esa es para mí la principal y necesaria característica de una buena película musical. En este caso, el reparto de lujo apoya a la perfección una historia de integración racial que se renueva con los años aunque los afectados sean colectivos diferentes.
*** Spoilers! ***
Tracy Turnblad es una adolescente de Baltimore cuyo mayor sueño es bailar en un programa de TV. Lo único que la separa de su ambición son unos cuantos kilos de más, que la excluyen sistemáticamente de sus aspiraciones. Marginada por su condición se une al colectivo de raza negra, igualmente marginado y lucha a su lado por la música y la integración racial.
Recordemos que en los últimos cincuenta y los primeros sesenta la mezcla entre blancos y negros era una atrocidad social. Gracias al empeño de Tracy en la ficción se dan esos primeros pasos hacia la tolerancia, ese principio de toda integración étnica, cultural, social o de cualquier otra índole cruciales en el transcurso de la historia.
El papel protagonista de “Hairspray” corresponde a la debutante Nikki Blonsky, de constitución y estilo similar a su antecesora en la versión de 1988, Ricki Lake. El papel de su madre (tradicionalmente en manos de actores, Divine en la película original) lo interpreta un magnífico John Travolta, mientras que el de su padre está en manos de un no menos magnífico Christopher Walken. También aparecen en el reparto una glamourosa Michelle Pfeiffer y la diva Queen Latifah. El propio John Waters tiene un pequeño papel en la película, lo que hace pensar que está de acuerdo con la revisión de su ya clásico del cine musical.
*** Fin de Spoilers! ***
La música, original de Marc Shaiman, está apoyada además por un argumento bastante serio, tratado de manera correcta y con su razonable dosis moralizante. La conjunción personalmente me parece acertada y ofrece como resultado un buen producto que todos deberíamos consumir en momentos de bajón para subir el ánimo.
En la dirección de esta película se encuentra el californiano Adam Shankman, experimentado coreógrafo de cine pero realizador de películas como “Se armó la gorda” o “Un canguro superduro”, títulos que no dicen mucho a su favor, francamente. En el caso de “Hairspray” he de decir que pasé un rato muy agradable viéndola y me entretuvo bastante, además de que las canciones resultan muy pegadizas.
miércoles, 14 de enero de 2009
Please Mr. Postman
Esta semana pasada se cumplieron 50 años de la fundación en Detroit de la mítica Motown, la primera compañía discográfica propiedad de un afroamericano y que luchó por la integración de la música negra en los primeros sesenta. Bajo el nombre inicial de Tamla Records, su creador Berry Gordy promocionó la música negra desde la base, construyendo estudios de grabación para un sector de la sociedad que todavía tenía grandes dificultades para acceder al mercado musical en comparación con los estadounidenses blancos.
La mayoría de los artistas negros más destacados editaron con Motown Records en algún momento de su carrera: The Supremes, Marvin Gaye, The Temptations, Stevie Wonder, The Jackson Five, Diana Ross, Michael Jackson o Lionel Richie estuvieron relacionados con esta discográfica. Con los años, la compañía se fue actualizando incluyendo en su tradicional “sonido Motown” ritmos más soul y R&B, renovando su elenco artístico con músicos como Shanice, Queen Latifah o Boyz II Men.
Aunque Gordy vendió la compañía en 1988, en la actualidad la Motown pertenece a Universal y continúa en su línea, produciendo a artistas de raza negra. Su trabajo se ha dividido en varios sellos discográficos según estilos musicales tradicionalmente ligados a la música negra como el jazz o el gospel. Su influencia ya no es la que era pero su trascendencia histórica permanece y ya se prepara un musical en Broadway sobre la trayectoria de Motown y sus artistas más conocidos.
El primer número uno de la Motown en las listas de pop fue “Please Mr. Postman”, de 1961, interpretado entonces por el grupo femenino The Marvelettes. A finales de 1963 The Beatles incluyeron un cover del tema en su disco “With The Beatles”, haciendo que la canción se escuchara de nuevo y conquistara también el mercado europeo. En 1974 la pareja de hermanos más lánguida del panorama musical, The Carpenters, grabó una versión que llevó al tema de nuevo al primer puesto de la lista de éxitos.
A continuación, las versiones que he encontrado de la canción “Please Mr. Postman”. Además de las comentadas arriba, es curioso que en Thailandia parece que esta canción hace furor porque hay dos artistas que la interpretan, China Dolls y Nicole Theriault (muy poperas las dos versiones, por supuesto, muy orientales y nada negras). En el blog suena la original de The Marvelettes.
“Please Mr. Postman” – The Marvelettes
“Please Mr. Postman” – The Beatles
“Please Mr. Postman” – The Carpenters
“Please Mr. Postman” – China Dolls
“Please Mr. Postman” – Nicole Theriault
“Mr. Postman” – RetroRockets
La mayoría de los artistas negros más destacados editaron con Motown Records en algún momento de su carrera: The Supremes, Marvin Gaye, The Temptations, Stevie Wonder, The Jackson Five, Diana Ross, Michael Jackson o Lionel Richie estuvieron relacionados con esta discográfica. Con los años, la compañía se fue actualizando incluyendo en su tradicional “sonido Motown” ritmos más soul y R&B, renovando su elenco artístico con músicos como Shanice, Queen Latifah o Boyz II Men.
Aunque Gordy vendió la compañía en 1988, en la actualidad la Motown pertenece a Universal y continúa en su línea, produciendo a artistas de raza negra. Su trabajo se ha dividido en varios sellos discográficos según estilos musicales tradicionalmente ligados a la música negra como el jazz o el gospel. Su influencia ya no es la que era pero su trascendencia histórica permanece y ya se prepara un musical en Broadway sobre la trayectoria de Motown y sus artistas más conocidos.
El primer número uno de la Motown en las listas de pop fue “Please Mr. Postman”, de 1961, interpretado entonces por el grupo femenino The Marvelettes. A finales de 1963 The Beatles incluyeron un cover del tema en su disco “With The Beatles”, haciendo que la canción se escuchara de nuevo y conquistara también el mercado europeo. En 1974 la pareja de hermanos más lánguida del panorama musical, The Carpenters, grabó una versión que llevó al tema de nuevo al primer puesto de la lista de éxitos.
A continuación, las versiones que he encontrado de la canción “Please Mr. Postman”. Además de las comentadas arriba, es curioso que en Thailandia parece que esta canción hace furor porque hay dos artistas que la interpretan, China Dolls y Nicole Theriault (muy poperas las dos versiones, por supuesto, muy orientales y nada negras). En el blog suena la original de The Marvelettes.
“Please Mr. Postman” – The Marvelettes
“Please Mr. Postman” – The Beatles
“Please Mr. Postman” – The Carpenters
“Please Mr. Postman” – China Dolls
“Please Mr. Postman” – Nicole Theriault
“Mr. Postman” – RetroRockets
viernes, 9 de enero de 2009
Contrato con Dios
La realidad suele ser la mejor fuente de inspiración para muchos artistas, tanto pintores como músicos o escritores. El dibujante y guionista Will Eisner toma precisamente pinceladas de la vida diaria para retratar los bajos fondos neoyorkinos y dar luz a unas cuantas historias crudas en “Contrato con Dios” (la edición que yo he leído lleva el título de “Contrato con Dios y otras historias de Nueva York”, publicada en 2002).
Eisner está considerado un pionero en el mundo del cómic y una eminencia a nivel de narración gráfica, que innovó notablemente en la forma de crear y contar historias a través de texto y dibujo. Su obra “Contrato con Dios”, publicada en 1978, está considerada como la primera novela gráfica, formato que posteriormente adoptaron muchos profesionales del cómic como Frank Miller, Alan Moore, Bryan Talbot o Jiro Taniguchi.
Aunque yo no suelo fijarme mucho en el dibujo, el conjunto de este libro resulta muy coherente y el texto está perfectamente adaptado a las desgarradoras imágenes. La técnica en blanco y negro enfatiza la seriedad de estas historietas que, hasta entonces, estaban enfocadas casi exclusivamente al público infantil y adolescente. Las novelas gráficas hacen que el cómic se convierta en un entretenimiento más adulto y con ello llegan temas más orientados hacia ese nuevo público: sexo, política, economía…
En “Contrato con Dios” el autor publica cuatro historias que suceden en el barrio del Bronx en los años treinta, consecuencias reales de la soledad, desesperación, crueldad, egoísmo y otros tantos sentimientos potenciados por la penuria económica de aquel entonces.
*** Spoilers! ***
La primera historia del cómic, la titulada originalmente “Contrato con Dios”, narra las desventuras de un empresario judío que lleva una vida ejemplar hasta que su joven hija fallece inesperadamente. El hombre decide entonces romper el contrato que creía haber firmado con Dios y se dedica a enriquecer su fortuna sin importarle si hace bien o no, ya que si Dios no ha cumplido su parte del acuerdo, él tampoco tiene por qué cumplirlo. Las siguientes tres partes narran la ambición de un cantante callejero alcohólico y maltratador; la depravación sexual del encargado de un pobre edificio de viviendas unido a la maldad de una retorcida niña; y las vacaciones de unos cuantos trepas de clase media-baja que sólo aspiran a encontrar un buen partido a cualquier precio, que les propicie el lujo con el que sueñan.
Teniendo en cuenta que esta obra se publicó en 1978, considero que tiene mucha más libertad expresiva que cualquier novela actual. Eisner afirma que gran parte de las cosas que cuenta en sus libros se basan en hechos reales que él conoció cuando vivía en uno de esos edificios de la zona obrera de Nueva York. Hoy en día no se puede hablar abiertamente de determinados temas sin que lluevan las críticas o te denuncien por apologías varias, como por ejemplo el sexo con menores o la violencia familiar. Mostrar ahora ese tipo de situaciones sin reprobación directa podría tener un precio muy alto para un artista, lo que constituye sin duda un arma de doble filo.
*** Fin de Spoilers! ***
Nos encontramos pues ante una novela gráfica dura que nos deja una amarga sensación de satisfacción. Advierto que no es un cómic adecuado para mentes sensibles, pero a mí personalmente me ha gustado mucho (me apasionan las historias de perdedores, qué le voy a hacer) y me ha dado ganas de leer más material de este autor. Recordemos que Eisner se ha puesto ahora de moda gracias a la adaptación cinematográfica de su cómic “The Spirit”, que se estrenó en España el pasado 25 de diciembre.
Eisner está considerado un pionero en el mundo del cómic y una eminencia a nivel de narración gráfica, que innovó notablemente en la forma de crear y contar historias a través de texto y dibujo. Su obra “Contrato con Dios”, publicada en 1978, está considerada como la primera novela gráfica, formato que posteriormente adoptaron muchos profesionales del cómic como Frank Miller, Alan Moore, Bryan Talbot o Jiro Taniguchi.
Aunque yo no suelo fijarme mucho en el dibujo, el conjunto de este libro resulta muy coherente y el texto está perfectamente adaptado a las desgarradoras imágenes. La técnica en blanco y negro enfatiza la seriedad de estas historietas que, hasta entonces, estaban enfocadas casi exclusivamente al público infantil y adolescente. Las novelas gráficas hacen que el cómic se convierta en un entretenimiento más adulto y con ello llegan temas más orientados hacia ese nuevo público: sexo, política, economía…
En “Contrato con Dios” el autor publica cuatro historias que suceden en el barrio del Bronx en los años treinta, consecuencias reales de la soledad, desesperación, crueldad, egoísmo y otros tantos sentimientos potenciados por la penuria económica de aquel entonces.
*** Spoilers! ***
La primera historia del cómic, la titulada originalmente “Contrato con Dios”, narra las desventuras de un empresario judío que lleva una vida ejemplar hasta que su joven hija fallece inesperadamente. El hombre decide entonces romper el contrato que creía haber firmado con Dios y se dedica a enriquecer su fortuna sin importarle si hace bien o no, ya que si Dios no ha cumplido su parte del acuerdo, él tampoco tiene por qué cumplirlo. Las siguientes tres partes narran la ambición de un cantante callejero alcohólico y maltratador; la depravación sexual del encargado de un pobre edificio de viviendas unido a la maldad de una retorcida niña; y las vacaciones de unos cuantos trepas de clase media-baja que sólo aspiran a encontrar un buen partido a cualquier precio, que les propicie el lujo con el que sueñan.
Teniendo en cuenta que esta obra se publicó en 1978, considero que tiene mucha más libertad expresiva que cualquier novela actual. Eisner afirma que gran parte de las cosas que cuenta en sus libros se basan en hechos reales que él conoció cuando vivía en uno de esos edificios de la zona obrera de Nueva York. Hoy en día no se puede hablar abiertamente de determinados temas sin que lluevan las críticas o te denuncien por apologías varias, como por ejemplo el sexo con menores o la violencia familiar. Mostrar ahora ese tipo de situaciones sin reprobación directa podría tener un precio muy alto para un artista, lo que constituye sin duda un arma de doble filo.
*** Fin de Spoilers! ***
Nos encontramos pues ante una novela gráfica dura que nos deja una amarga sensación de satisfacción. Advierto que no es un cómic adecuado para mentes sensibles, pero a mí personalmente me ha gustado mucho (me apasionan las historias de perdedores, qué le voy a hacer) y me ha dado ganas de leer más material de este autor. Recordemos que Eisner se ha puesto ahora de moda gracias a la adaptación cinematográfica de su cómic “The Spirit”, que se estrenó en España el pasado 25 de diciembre.
miércoles, 7 de enero de 2009
I Love Rock N Roll
Aunque la canción "I love rock n roll" fue compuesta en 1975 por Alan Merrill e interpretada por su banda The Arrows, la versión más famosa del tema corresponde a una rockera por excelencia: Joan Jett. Esta mujer estadounidense representa todo un símbolo para la música de los ochenta, época en la que marcó a muchas bandas de rock con su estilo y su fuerza.
Hay que decir que en su grabación original la canción no tuvo ningún éxito y la productora de The Arrows apenas la promocionó. Pero en 1982, y gracias a la interpretación de Joan Jett, el tema alcanzó el número uno en Estados Unidos durante siete semanas consecutivas y se convirtió en un himno. A partir de entonces, las versiones han engrandecido la pieza otorgándole un lugar de honor en la historia de la música.
Entre las covers que he encontrado en YouTube figura la de Britney Spears (i love pop suavito más que rock n' roll, creo yo...), una versión en koreano de la actriz Lee Da Hae, toda una figura mediática en su país, y en GoEar he localizado el temazo de Aerolíneas Federales con su peculiar traducción al español de la canción: "Quiero rock n' roll, todo lo demás me importa un huevo; quiero rock n' roll, es mi verdadera religión". Impagable.
"I love rock n roll" - Joan Jett & The Blackhearts
"I love rock n roll" - The Arrows
"I love rock n roll" - Britney Spears
"I love rock n roll" - Lee Da Hae
"Quiero rock n roll" - Aerolíneas Federales
Hay que decir que en su grabación original la canción no tuvo ningún éxito y la productora de The Arrows apenas la promocionó. Pero en 1982, y gracias a la interpretación de Joan Jett, el tema alcanzó el número uno en Estados Unidos durante siete semanas consecutivas y se convirtió en un himno. A partir de entonces, las versiones han engrandecido la pieza otorgándole un lugar de honor en la historia de la música.
Entre las covers que he encontrado en YouTube figura la de Britney Spears (i love pop suavito más que rock n' roll, creo yo...), una versión en koreano de la actriz Lee Da Hae, toda una figura mediática en su país, y en GoEar he localizado el temazo de Aerolíneas Federales con su peculiar traducción al español de la canción: "Quiero rock n' roll, todo lo demás me importa un huevo; quiero rock n' roll, es mi verdadera religión". Impagable.
"I love rock n roll" - Joan Jett & The Blackhearts
"I love rock n roll" - The Arrows
"I love rock n roll" - Britney Spears
"I love rock n roll" - Lee Da Hae
"Quiero rock n roll" - Aerolíneas Federales
lunes, 5 de enero de 2009
Pastas de chocolate y avellana
No es ningún secreto que soy chocolateadicta (a tiempo parcial) y por eso suelo usar chocolate en muchas de mis recetas de repostería. Utilizo siempre chocolate negro con más del 70% de cacao y suelo limitar la cantidad a tres o cuatro pastillas. Como ya me he acostumbrado a cocinar mis postres sin huevos ni mantequilla, el chocolate le da a esos platos un toque un poco menos soso.
Hace unos meses publiqué una receta de bizcocho de chocolate negro y avellanas, que hice en el microondas y que, por cierto, quedó muy bueno. Suelo tener avellanas en casa porque también me encantan y al mezclarlas con el chocolate dejan un sabor increíble, muy similar al de la Nocilla que tomaba de pequeña y que ahora sólo puedo probar muy de vez en cuando.
Pues siguiendo casi la misma receta del bizcocho que pongo arriba, aunque variando un poco las cantidades, horneé hace unos días unas galletas deliciosas, que quedaron blanditas más del estilo de las pastas. Los ingredientes son los siguientes (casi siempre uso lo mismo, soy un animal de costumbres y además una aburrida :P): 250 gr. de harina (puse normal e integral), 100 gr. de azúcar moreno integral, un yogur natural desnatado, una cucharada de Golden Syrup, cuatro pastillas de chocolate negro (unos 20 gr. aprox.), medio sobre de levadura de repostería, un chorrito de aceite de oliva, un puñado de avellanas peladas y azúcar glass para decorar.
Lo primero que hice fue incorporar el Golden Syrup en el yogur y luego el aceite y el chocolate fundido previamente durante unos 20 segundos en el microondas. Aparte se mezcla la harina con la levadura y el azúcar, se añade a lo anterior y se reserva mientras se tuestan las avellanas trituradas con la textura que se prefiera. Las avellanas se integran al final y se amasa un poco la mezcla, que debe quedar compacta pero blanda. Se estira con un rodillo, se cortan las galletas con cortapastas y se colocan en una bandeja de horno sobre papel parafinado o láminas antiadherentes tipo Silpat.
El horno debe estar precalentado a 180º y las pastas se pondrán en la altura intermedia durante unos 10 minutos. No hace falta separarlas mucho porque apenas crecen, aunque sí quedan esponjosas si no se pasan de cocción. Al retirarlas del horno se dejan enfriar y se espolvorean con azúcar glass.
No es una receta nueva, ni original, ni profesional, pero estas pastas tuvieron bastante aceptación cuando las presenté en sociedad :D
Hace unos meses publiqué una receta de bizcocho de chocolate negro y avellanas, que hice en el microondas y que, por cierto, quedó muy bueno. Suelo tener avellanas en casa porque también me encantan y al mezclarlas con el chocolate dejan un sabor increíble, muy similar al de la Nocilla que tomaba de pequeña y que ahora sólo puedo probar muy de vez en cuando.
Pues siguiendo casi la misma receta del bizcocho que pongo arriba, aunque variando un poco las cantidades, horneé hace unos días unas galletas deliciosas, que quedaron blanditas más del estilo de las pastas. Los ingredientes son los siguientes (casi siempre uso lo mismo, soy un animal de costumbres y además una aburrida :P): 250 gr. de harina (puse normal e integral), 100 gr. de azúcar moreno integral, un yogur natural desnatado, una cucharada de Golden Syrup, cuatro pastillas de chocolate negro (unos 20 gr. aprox.), medio sobre de levadura de repostería, un chorrito de aceite de oliva, un puñado de avellanas peladas y azúcar glass para decorar.
Lo primero que hice fue incorporar el Golden Syrup en el yogur y luego el aceite y el chocolate fundido previamente durante unos 20 segundos en el microondas. Aparte se mezcla la harina con la levadura y el azúcar, se añade a lo anterior y se reserva mientras se tuestan las avellanas trituradas con la textura que se prefiera. Las avellanas se integran al final y se amasa un poco la mezcla, que debe quedar compacta pero blanda. Se estira con un rodillo, se cortan las galletas con cortapastas y se colocan en una bandeja de horno sobre papel parafinado o láminas antiadherentes tipo Silpat.
El horno debe estar precalentado a 180º y las pastas se pondrán en la altura intermedia durante unos 10 minutos. No hace falta separarlas mucho porque apenas crecen, aunque sí quedan esponjosas si no se pasan de cocción. Al retirarlas del horno se dejan enfriar y se espolvorean con azúcar glass.
No es una receta nueva, ni original, ni profesional, pero estas pastas tuvieron bastante aceptación cuando las presenté en sociedad :D