Quizás lo más comentado del Festival de Eurovisión de este año no sea la calidad de las canciones, ni los estilos de los participantes, ni siquiera la dirección de las votaciones, sino la irrupción de un espontáneo durante la actuación del español Daniel Diges. Alucinada estoy todavía de que este alborotador profesional, que responde al nombre de Jimmy Jump, lograra llegar al escenario y pudiera estar alrededor de medio minuto estorbando a la representación española, ante la lenta reacción de los servicios de seguridad del concurso que este año se celebraba en la capital noruega, Oslo.Bien es cierto que, a pesar de que permitieron a España repetir su canción al final de la lista oficial, el incidente tampoco afectó al resultado, ya que estoy convencida de que el sistema de votación sigue fallando. Se mantienen los votos a los vecinos por afinidad territorial y no por calidad musical, a pesar de la inclusión desde el año pasado de un voto mixto entre público y jurado específico. Una vez asumida esa circunstancia, yo me lo pasé bomba viendo el festival un año más, incluido el aliciente de que el presentador, el veterano José Luis Uribarri, iba adivinando con una mezcla de profesionalidad y cachondeo los puntos que otorgaba cada país.
La canción vencedora fue la de Alemania, un pegadizo tema interpretado por una joven de 19 años llamada Lena que tuvo, para mi gusto, una de las peores puestas en escena y una interpretación más bien mediocre. El tema, eso sí, destacaba por su originalidad dentro de una participación liderada por baladas sosas, lentorras y planas. Entre mis favoritas estaba Ucrania, que ya sabía de antemano que no lograría gran cosa en el concurso, y tampoco me disgustaban Armenia o Grecia, que llevó un tema que parecía salido de un anuncio de yogures al ritmo de "Opa!".
España se quedó en un discreto 15º puesto, mejorando las clasificaciones de los últimos seis años pero sin llegar a figurar en ningún momento entre los candidatos al triunfo. Desde la época en que los representantes para el festival se elegían en Operación Triunfo, nuestro país no ha vuelto a entrar nunca entre los diez primeros. Habría que estudiar qué tenían aquellas canciones que no tienen las que se envían ahora.
En los últimos 20 años nuestro mejor resultado sigue siendo el de Anabel Conde en 1995, que quedó segunda con su tema "Vuelve conmigo" (Anabel se volvió a presentar este año a la selección con un tema similar, aunque no tuvo suficiente apoyo), y el cuarto puesto obtenido por Sergio Dalma con "Bailar pegados" en 1991. En nuestra historia reciente la mejor puntuación la ostenta David Civera con un sexto puesto gracias a "Dile que la quiero", en la edición de 2001.

















