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Sí, sé que casi todos los aficionados a la cocina habéis oído hablar de ella o incluso ya la teníais. La panificadora de Lidl es un clásico de los foros de pan y una recomendación encarecida de muchos de sus usuarios. En comparación con otras máquinas panificadoras dicen que la de la marca SilverCrest, exclusiva de Lidl, es la que mejor rendimiento y opciones tiene. Pues como anuncié hace unas semanas en este post, después de muchos años de dudas e indecisiones, finalmente me hice con ella tras la mudanza a mi nuevo piso.
El caso es que disponer de una panificadora tiene muchas ventajas, que comento a continuación. La más importante para mí es que puedes tener pan recién hecho en cualquier momento, siempre que dispongas de los ingredientes. Las mezclas de harinas que venden también en Lidl te facilitan enormemente la ya de por sí sencilla tarea de elaborar un pan con la panificadora. Se trata simplemente de añadir agua templada y la mezcla de harinas en la cubeta, según las medidas que indica el propio paquete, programar el aparato y esperar pacientemente las 2-3 horas que tarda todo el proceso, sin preocuparte de nada más.
Mi primer pan en la panificadora lo hice con la mezcla de Ciabatta y el programa de pan normal. Aunque la corteza quedó un poco blanda para mi gusto, el pan estaba rico y bien cocido. Otro de los puntos a favor de la máquina es que el pan siempre va a estar bien hecho si respetas las recetas. También probé la mezcla de harinas integrales, que salió muy rica. A partir de ahí, me aventuré a preparar los panes con harinas básicas (harina de fuerza, integral y de centeno) y según las recetas de mi libro "365 recetas de pan", con unos resultados más que satisfactorios. Los panes salen en general crujientes y con la miga firme. Aunque al día siguiente se ablanda un poco, las rebanadas tostadas en la tostadora quedan deliciosas.
Si tengo que nombrar algún inconveniente de la panificadora sería quizás el molde estándar, que obliga a que todos los panes tengan la misma forma de pan de molde clásico. Además suele quedar siempre más alto de un lado que del otro, o al menos así me han quedado todos los panes a mí. Es posible sacar la masa de la máquina tras los amasados y levados, darle forma y cocerla en un horno normal, aunque es una opción que todavía no he probado. Sí he preparado ya masa de pizza con la panificadora y, aunque quedó un pelín pegajosa, al final pudimos extenderla bien añadiendo un poco más de harina y la pizza quedó deliciosa. Puede cocer también pan sin gluten, hacer mermelada y bizcochos, pero todavía no he probado esas opciones.
Otra desventaja es que al sacar el pan del molde suelen quedarle dos agujeros en la base, justo donde encajan los ganchos amasadores, y a veces eso hace que el pan se abra o se rompa un poco por debajo. Supongo que es un problema típico de esta clase de máquinas y, aunque afecta a la estética del pan y añade dificultad a la hora de cortar las rebanadas, tampoco es nada demasiado molesto. El pan más pequeño que se puede hacer es de 750 gramos, lo que resulta quizás un poco grande para nosotros, pero hasta ahora los panes han aguantado perfectamente hasta tres días en recipiente cerrado. La verdad es que estoy usando la panificadora entre dos y tres veces por semana y estoy totalmente satisfecha con la compra (suelen sacarla a la venta un par de veces al año, al precio de 50 euros).
Para mí, lo mejor de esta panificadora es que ahorra el pesado proceso de amasado a mano y controla a la perfección los tiempos de levado, con lo que enciendes la máquina y te despreocupas totalmente del pan hasta que finaliza el ciclo. También es posible programarla con varias horas de antelación para que empiece a hacer el pan a una hora concreta de la mañana y así tengas el pan recién hecho para el desayuno sin preocuparte de nada desde la noche anterior. Tampoco lo he probado, pero seguro que es una opción muy golosa para muchas personas.
Por lo demás, recordar que ni Lidl ni SilverCrest me pagan por publicitar sus productos ni criticarlos en modo alguno :P Ah, y como siempre, las fotos hechas con el móvil no hacen justicia a los panes, que volaron en casa!
Paco Roca sigue siendo uno de los historietistas españoles que más me llenan. Después de leer hace unos meses "Arrugas" y "El invierno del dibujante", ambos cómics imprescindibles, esta vez le tocó el turno a "Las calles de arena", una obra publicada en 2009. Lo cogí en la biblioteca municipal sin apenas leer nada sobre el argumento pero, una vez más, el genial autor valenciano ha cumplido todas mis expectativas.
"Las calles de arena" nos narra cómo un joven, estresado por la vida diaria que le arrastra, se pierde un día en el casco antiguo de su ciudad. Llega tarde a una importante cita pero casi sin darse cuenta le cae la noche encima sin encontrar la salida. Cansado, sin poder comunicarse con su familia y en un barrio que se le antoja totalmente desconocido, no le queda más remedio que quedarse alojado en un peculiar hotel de la zona.
Allí el protagonista se deja llevar por la
apacible desidia que lo envuelve y cada vez le cuesta más tomar la
firme decisión de salir de ese especial casco viejo que, realmente, parece no tener salida. Conocerá a personas que llevan años esperando su momento para emprender cualquier otra actividad, pero la falta de tiempo y el agobio de sus
quehaceres diarios hacen que pasen los días sin que nada cambie en sus
rutinarias existencias.
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Entre la imaginación y la realidad, cada paso hacia la libertad puede ocasionar un gran cambio que trastoque nuestro futuro y de ahí que sea tan difícil encontrar una vía de escape para el acomodamiento que a veces nos embarga. Esa sensación de vivir en un bucle interminable de tensiones y convenciones sociales está perfectamente reflejada en cada uno de los inquilinos del gigantesco hotel en el que se aloja nuestro amigo, que acabará por asumir esa existencia como una locura casi necesaria.
La situación crea un claro ambiente de reflexión. El cómic, escrito y dibujado al estilo del realismo mágico, no oculta su intención de abofetearnos un poco para que muchos salgamos de las cárceles emocionales que suponen nuestras vidas diarias. Impecable tanto de dibujo como de guión, Paco Roca consigue una vez más crear una obra maravillosa y dejarme con ganas de leer más cosas suyas.
"¿Sabe cuál es el problema de la inmortalidad? La desidia. La inmortalidad es como las vacaciones de verano. Se apodera de ti la apatía, hay tiempo, todo lo dejas para mañana y al final nunca haces nada."
Puntuación: 8 sobre 10.
Aunque me declaro fan del cine de Quentin Tarantino, no todas sus películas me gustan por igual ni todas consiguen dejarme satisfecha. "Django desencadenado" es una peli normalita, un poco excesiva a ratos, con un guión quizás algo convencional para mi gusto y que no tiene nada demasiado novedoso ni destaca especialmente dentro de la filmografía del director.
De todos es conocido el gusto de Tarantino por homenajear a los géneros cinematográficos, sobre todo clásicos y poco trabajados hoy en día. En esta ocasión le ha dado por el spaguetti western, grabando escenas al estilo de las películas del Oeste de los sesenta y setenta pero actualizadas a su manera. El resultado es un tanto dispar para mi gusto. Pocas emociones en este film que a ratos toma aspecto de culebrón mexicano y en otras ocasiones de road movie a caballo.
*** Spoilers! ***
Un cazarecompensas alemán (Christoph Waltz) viaja por Texas en la época de la Guerra Civil americana. En uno de sus trabajos libera al esclavo Django (Jamie Foxx), que busca a su esposa recluida en la plantación de un orgulloso terrateniente (Leonardo DiCaprio). Ambos deciden ayudarse mutuamente para conseguir sus objetivos, llegando a forjar una curiosa relación.
*** Fin de Spoilers! ***
La película empieza bastante bien pero, a medida que avanza el metraje, se va desinflando y pierde totalmente la espontaneidad del inicio. No me molesta especialmente la violencia en el cine, pero cuando todo sucede de forma tan atropellada que no consigo centrarme en lo que veo, tiendo a mosquearme. Y en "Django unchained" algunas escenas carecen de sentido para mí, por lo que el visionado se vuelve un tanto insulso. A pesar de ello, este guión original de Tarantino fue reconocido como el mejor en la edición de los Oscar del año pasado.
Las interpretaciones, correctas, en la línea de cada uno de los protagonistas: un Christoph Waltz acostumbrado ya a esos incisivos y juguetones personajes, que se llevó su segundo Oscar gracias a este papel, y un Leonardo DiCaprio que se crece cuando lo dirigen bien. Nada que objetar a la adecuada banda sonora, también en la línea del genial realizador estadounidense, ni a la lograda puesta en escena, pero en general la película tiende a aburrir y a quedarse un poco lejos de lo esperado.
Puntuación: 6 sobre 10.