*** Esta entrada fue escrita hace aproximadamente un año pero no había podido ver la luz hasta hoy. Como de repente me han entrado unas ganas inexplicables de continuar mi actividad en el blog, la publico ahora para regocijo de unos y desdicha de otros, que se verán obligados sin remisión a volver a leer mis dislates. Asimismo amenazo con continuar publicando mis reseñas de viajes y actividades, que quizás en algún momento puedan ser útiles para aquellos que se aventuren por esos mundos desconocidos. Los que me conocéis ya sabéis que soy fan de los relatos cronológicos así que os sitúo en julio de 2016 y os animo a continuar leyendo :)
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Destino: Berlín (muy temprano, ays) |
Pues sí, lillusianos. Servidora ha vuelto a salir de su zona de confort geográficamente hablando para aventurarse durante unos pocos días en un nuevo destino vacacional. En un idioma entendido por (casi) todos se le llama "vacaciones" a ese fragmento temporal de duración determinada, sin obligaciones laborales, en el que intentas alejarte lo máximo posible del mundo conocido sin necesidad de recurrir a una sesión de espiritismo.
Realizando un profundo análisis de nuestras opciones durante ese corto período
vacacional, cruzando datos macroeconómicos, microeconómicos,
nanoeconómicos y también estrictamente personales, comprobamos que la
balanza se inclinaba con fuerza hacia la actual capital de Alemania, Berlín.
Una última revisión de las compañías aéreas acorde a nuestras fechas
disponibles cerró el debate y ya en pleno julio cogimos un vuelo
mañanero con destino a Berlín.
Como
en anteriores ocasiones elegimos volar con RyanAir, principalmente por
precio pero también por horario. El vuelo directo a Berlín de esta
compañía sale del aeropuerto de Tenerife Sur a las 6.00 h. de la mañana,
con lo que te pegas un madrugón pero a las 12.00 estás en Alemania y
puedes aprovechar casi todo el día. La duración del vuelo es de
alrededor de cinco horas, que se acaban haciendo pesadas si no tienes la
suerte de quedarte dormido o engancharte con un buen libro. Yo me
dediqué a leer, comer, dormir, hacer sudokus en la modalidad difícil con
una app de móvil,... en fin, que cualquier opción de entretenimiento es
válida para sobrellevar lo mejor posible el viaje. Eso sí, el vuelo fue
tranquilo y más cómodo para mí que para Exseminarista Ye-ye que, como
siempre, tuvo que olvidarse de que tenía piernas durante todo el
trayecto debido al limitado espacio entre las filas de asientos de esta low-cost.
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Mercadillo en Friedrichshain |
Aterrizamos
en Berlín con una previsión de tiempo cambiante, que tanto auguraba
chubascos como sol y calor o ráfagas de aire frío. En el aeropuerto de
Schönefeld nos esperaba nuestro anfitrión, un amigo de Exseminarista
Ye-ye residente en Berlín desde hace varios años, para darnos unas
primeras indicaciones sobre cómo movernos por la ciudad. Sus consejos
sobre transporte, gastronomía y zonas a visitar fueron cruciales en
nuestra corta estancia en su ciudad de adopción.
Tras instalarnos en su acogedora residencia en el barrio de Friedrichshain
y recuperar fuerzas con un almuerzo tardío para el horario alemán, nos
dirigimos hacia nuestro objetivo más cercano: el Muro de Berlín. Existen
trozos del muro por casi toda la ciudad aunque muchos de ellos se han
integrado tanto en la arquitectura de la ciudad, permanentemente en
obras, que apenas son perceptibles. Donde ya no existe muro hay una
serie de placas en el asfalto que recuerda su ubicación.
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East Side Gallery |
La parte más completa del muro corresponde a la East Side Gallery,
una galería de arte al aire libre que muestra más de un centenar de
murales sobre los 1.316 m. de muro que se salvaron del derribo. Estos
graffitis, realizados por artistas de todo el mundo, suponen un símbolo
para una ciudad que abría por entonces los ojos al mundo después de
muchas décadas de opresión y explotaba por fin en aras de la esperanza.
A
pesar de ser pleno verano, el día estaba oscuro y era ya un poco tarde
así que en lo que nos quedaba de tarde sólo tomamos algunas referencias
más de los centros neurálgicos de Berlín, como la estación de Alexanderplatz y su plaza adyacente, que sirve de punto de encuentro para miles de personas cada día.
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Neptunbrunnen |
Muy cerca de allí está también el Ayuntamiento de Berlín, la catedral, los jardines con la fuente de Neptuno y algunos monumentos más. La ciudad en sí es bastante fotogénica a pesar de que su skyline está repleto de grúas de obras, algo sobre lo que los propios residentes se permiten bromear. Después de tomar unas cuantas fotos más nos retiramos a casita a descansar para empezar con mucha fuerza nuestro programa del día siguiente.
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Berliner Dom y Fernsehturm |
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* (Haz click en las fotos para ampliar)
** (Continuará...)