Llevo una buena racha de lecturas. Casi todo lo que ha caído en mis manos durante estas primeras semanas del año me ha gustado mucho y además estoy consiguiendo reducir poco a poco la interminable lista de pendientes. Entre esas novelas que esperaron pacientemente en mi estantería su turno se encontraba “El palacio de la luna”, un libro de Paul Auster que compré en edición de kiosko y que me ha llenado bastante a pesar de que, como casi todas las obras que he leído de este autor, se desinfla un poco hacia el final.
*** Spoilers! ***
Marco narra cómo su vida ha pasado por varias etapas: su infancia tras perder a su madre, al lado de su tío Víctor, un clarinetista sin mucho éxito; la posterior muerte de su tío, otro duro golpe que le hace navegar un tiempo a la deriva, siendo rescatado por su mejor amigo y la que será su novia, Kitty Wu; los primeros pasos de esa relación con Kitty al tiempo que desarrolla un extraño trabajo al lado de un anciano ciego e inválido, Thomas Effing; el descubrimiento de la vida secreta de Effing, su pasado como pintor y, tras su muerte, la aparición en escena del hijo del viejo, que al final resultará ser el padre desconocido del propio Marco. El joven intenta encontrarse a sí mismo en cada nuevo proyecto que emprende, pero la mayoría de las veces simplemente se deja arrastrar por los acontecimientos.
*** Fin de Spoilers! ***
Todo este bucle está bastante bien hilado, en contra de lo que pudiera parecer a priori, y cada parte del libro se centra en una de esas épocas en la vida del protagonista. Los hechos tienen lugar entre los años cincuenta y setenta, lo que nos hace intuir cierto tono autobiográfico en la obra. La narración toca muy de cerca temas de interés prioritario para los personajes, como la literatura y el arte, envolviendo muy bien al lector y haciéndonos conocer más íntimamente a Marco. Pero hacia el final la prosa se pierde un poco en descripciones innecesarias y situaciones al margen de la trama principal. Personalmente para mí es una parte del libro que sobra y me hizo perder un poco la concentración en la lectura, que estaba siendo hasta entonces muy apasionante. En ese sentido me ha ocurrido algo muy similar a lo que me pasó con otro libro de Auster, “La noche del oráculo”, que en determinado momento, ya hacia el final, me causó un considerable bajón de interés debido al giro argumental.
Sin embargo, en otros capítulos ese mismo recurso constituye un punto a favor, describiendo con todo lujo de detalles los trasfondos históricos, en este caso las revoluciones políticas y culturales de los sesenta y la Guerra de Vietnam. También nos muestra otros momentos históricos de principios de siglo en el Oeste americano, a través de los demás personajes. Todo ello está muy en consonancia con los hechos que nos cuenta y las actividades de los protagonistas, tejiendo una interesante alternancia entre la actualidad de Marco y las vidas de las que le hacen partícipe las personas con las que se relaciona.
En general “El palacio de la luna” es una obra muy agradable de leer y Paul Auster un escritor que me sigue sorprendiendo por su gran capacidad para captar la atención de los lectores desde las primeras páginas. Me encantan sus personajes, tan humanos y por ello tan vulnerables, capaces de las mayores locuras y del más absoluto inmovilismo al mismo tiempo. Lo dicho, una buena lectura.
Puntuación: 8 sobre 10.