lunes, 26 de enero de 2015

Londres (IX): Transporte y alojamiento

Estación de metro londinense
Para completar esta extensa crónica sobre nuestro viaje a Londres del año pasado se me ha ocurrido realizar un par de entradas sobre algunas peculiaridades de la experiencia. Tanto en lo referente a precios como horarios y otras consideraciones, quizás estos comentarios le sirvan a algún lector que quiera visitar próximamente esa capital.

En primer lugar, desplazarse a Londres desde España resulta de lo más sencillo ya que casi cualquier aeropuerto nacional tiene vuelos directos al Reino Unido. Londres está circundada por cinco aeropuertos, situados en un radio de entre 10 km. el más cercano (London City Airport) y 56 km. los más alejados (Luton y Stansted). En una distancia intermedia se encuentran Gatwick (48 km.) y Heathrow (24 km.).

Nosotros elegimos volar con RyanAir directo a Londres-Stansted desde el aeropuerto de Tenerife Sur, no porque fuera la opción más barata realmente, ya que escogiendo asientos y facturando maleta el precio del billete se incrementó una barbaridad, sino porque era la compañía que nos ofrecía mejores horarios. Queríamos salir y regresar de día, pero sin ese requisito posiblemente habría sido mejor elegir una compañía como Norwegian o British Airways, con más comodidades a priori incluidas en la tarifa básica de vuelo. 

Pagamos por los dos pasajes 640 euros, teniendo en cuenta que viajamos en pleno agosto, eligiendo butacas en salida de emergencia para ambos trayectos (25 euros por pasajero, las largas patas de Exseminarista Ye-ye van muy apretadas en un asiento normal de aerolínea de bajo coste) y facturando una maleta grande (45 euros por cada trayecto). Volar en temporada baja puede costar alrededor de 100 euros menos por persona y si lo haces desde la península las tarifas son bastante más reducidas.

El vuelo en sí he de decir que fue muy tranquilo y cómodo, sobre todo teniendo en cuenta que era la primera vez que viajábamos con RyanAir y algunos amigos y conocidos nos habían metido bastante miedo al respecto. Son muy estrictos con el peso del equipaje (en caso de que te pases, aunque sólo sea un kilo, te hacen abrir la maleta y aligerarla, por lo que vimos) pero ágiles a la hora de comprobar documentación y preparar el embarque. Por lo demás, ningún retraso ni sobresalto, aterrizaje correcto y buen trato en general por parte del personal de la compañía. Los controles a la llegada al aeropuerto también son estrictos, con comprobación de DNI o pasaporte, pero sin ningún contratiempo. Al regreso la cosa fue un poco más caótica en el control policial de salidas de Stansted, donde una marabunta de gente esperaba sin mucho orden y avanzando con bastante lentitud, pero quitando eso, todo bien.

Estación de tren londinense
Desde España habíamos contratado el traslado a Londres ciudad en tren. El Stansted Express, de la National Rail, tiene varias ofertas a través de su página web. Nosotros elegimos una que suponía un 25% de descuento por adquirir dos tickets, ambos de ida y vuelta y para utilizar al mismo tiempo. El coste de los dos pasajes es de 48 libras (unos 60 euros) y el viaje dura unos 50 minutos. Resulta muy cómodo porque el tren se coge directamente en el subterráneo del aeropuerto y llega hasta la estación de tren de Liverpool St., desde donde se puede acceder a otras líneas de tren y metro sin necesidad de salir del recinto. También hay varias líneas de autobús que realizan el trayecto a Londres desde el aeropuerto de Stansted, cuyo precio se sitúa en torno a los 15 euros por persona, ida y vuelta. Este viaje dura entre una hora y hora y media, dependiendo de la línea elegida.

Nada más llegar a la estación es importante hacerse con una Travel Card o una Oyster Card. La Oyster Card es una especie de tarjeta de crédito que cuesta 3 libras y que puedes recargar con la cantidad necesaria. Con ella los viajes en el transporte público londinense tienen un importante descuento. A nosotros, sin embargo, nos pareció mejor el sistema de la Travel Card, que se puede adquirir directamente en las estaciones de tren de la National Rail en formato de 24 horas o de 7 días. Además, incluye descuentos de 2x1 en las entradas a determinadas atracciones londinenses.

Interior vagón metro londinense
Para adquirir una Travel Card es imprescindible disponer de una tarjeta de National Rail con identificación fotográfica o Photo Card ID, algo que nosotros desconocíamos y de lo que no te advierten en casi ninguna página de información. En las propias oficinas de expedición de la Travel Card en la estación de Liverpool St. te remiten a un fotomatón cercano para que te hagas unas fotos y elaborarte sobre la marcha la Photo Card. Por suerte, nosotros llevábamos encima un par de fotos de carnet con las que pudimos hacernos estas identificaciones, cada una con su número correspondiente y que también nos servirá para utilizar con nuestras tarjetas de transporte en futuras visitas al Reino Unido. 

Compramos posteriormente una Travel Card personal de 7 días para cada uno al precio de 30 libras (unos 40 euros), lo que permite utilizar las líneas de metro en zona 1-2 de la ciudad (las otras zonas, más alejadas del centro, tienen tarifas diferentes). Teniendo en cuenta que cada billete sencillo de metro sin ningún descuento cuesta 4,50 libras, y que la Travel Card te permite realizar todos los viajes que quieras durante su plazo de vigencia (nosotros realizamos al menos dos diarios), utilizar esta tarjeta compensa muchísimo. 

Detalle interior estación metro londinense
La Travel Card sirve también para otros transportes públicos londinenses como el autobús, que normalmente cuesta 2,40 libras por trayecto y que costará una libra menos utilizando la tarjeta Oyster. El autobús es muy recomendable para hacer un recorrido turístico pero para viajar rápido y cómodo no hay nada como la espectacular red de metro de Londres. Tiene, como es obvio, puntualidad británica y paradas en casi todos los sitios importantes. Puesto que casi todas las atracciones objeto de visita están situadas en las zonas 1-2, se puede utilizar la Travel Card sin problema en prácticamente todos los desplazamientos que hagamos en la capital.

Bicicletas de alquiler
Hay otro sistema de transporte muy utilizado por los londinenses que son las bicicletas. El Gobierno, a través del programa Barclays Cycle Hire, pone a disposición de todo el que lo desee bicicletas que se pueden usar registrándose directamente en las zonas de alquiler con una tarjeta de crédito. Pagando una tarifa de acceso fija (2 libras para 24 horas, por ejemplo) y dependiendo del tiempo que tardes en devolverla a un anclaje, cada período de 30 minutos costará 2 libras adicionales. A mí ni se me ocurrió lo de alquilar una ya que el hecho de que en Reino Unido se circule por la izquierda ya me descolocaba bastante a la hora de cruzar las calles, y eso que en la calzada suele haber señales indicándote en qué sentido va la circulación. 

Señal en la calzada indicando de dónde viene el tráfico
A pesar del mal tiempo, son muchos los ciudadanos que optan por circular en bicicleta, propia o alquilada. Teniendo en cuenta que hay determinadas zonas de Londres en las que el tráfico rodado está limitado al transporte público y vehículos privados de residentes, y que es precisamente en esas zonas donde se desarrolla más actividad empresarial, la mayoría de los trabajadores optan por desplazarse en metro, autobús o bicicleta. A este respecto, es conveniente evitar las horas punta de entrada y salida del trabajo (entre las 8 y las 9 de la mañana y entre las 5 y las 6 de la tarde, porque el volumen de gente en las estaciones es bastante agobiante. Como detalle importante y por si alguno considera alquilar una bici para dar un paseo, hay que tener en cuenta también que en muchos parques está prohibido circular en bicicleta, norma que los británicos siguen bastante a rajatabla.

Habitación EasyHotel Paddington
Con respecto al alojamiento en Londres, nosostros barajamos varias opciones y al final nos decidimos por un Easy Hotel, un hotel perteneciente al mismo grupo que gestiona la compañía aérea de bajo coste EasyJet. Estos establecimientos están ubicados en zonas muy bien comunicadas, destinadas a un tipo de turista poco exigente, con estancias cortas, y ofrecen los mejores precios posibles en relación a su situación geográfica. La mayoría de los hoteles de las zonas 1-2 de Londres tienen dos problemas: los que están bien de precio suelen ser de estilo albergue o con baño compartido (algo que no queríamos) y los otros suelen superar las 80 libras por noche en temporada alta. A nuestra búsqueda se le unía el contratiempo de que estábamos reservando con menos de un mes de antelación, con lo que muchos hoteles ya no tenían habitaciones disponibles.

Baño Easy Hotel Paddington
Unas amigas nos habían hablado bastante bien de los Easy Hotel, cadena que también tiene establecimientos en otras ciudades como Amsterdam, Berlín, Fránkfurt o Budapest, así que decidimos echar un vistazo. Elegimos el que está situado en Paddington porque nos parecía que los accesos a metro y otras zonas de interés eran más fáciles, aunque hay otros cinco o seis Easy Hotel en Londres con diferentes precios según su ubicación y características. Hay que decir que la política del Easy Hotel es ofrecer un alojamiento simple, sin ningún tipo de extra que encarezca el precio. La reserva se paga a través de la página web en el momento de confirmarla (con tarjeta de crédito; no admiten débito) y se trata de una tarifa básica que no incluye desayuno, ni limpieza de habitación, ni cambio de toallas, ni televisión, ni ningún otro añadido. Todo eso lo consideran extras y puedes obtenerlo, previo pago, en el momento de hacer la reserva o durante tu estancia. 

Nosotros escogimos una habitación doble estándar con baño y ventana (si la escoges sin ventana es aún más barata), para 8 noches por un importe total de 517 libras (unos 675 euros). No compramos ningún extra, puesto que nuestro objetivo era utilizar el cuarto solamente para asearnos y dormir. Y para ello cumplió perfectamente su misión. La habitación daba a la calle principal, nada ruidosa, y podíamos ventilarla sin problema. En general, las habitaciones de los Easy Hotel están absolutamente peladas de detalles. No tienen ni armario, ni sillas, mesas o repisas y los baños son muy justos de espacio, pero todo estaba muy limpio y la temperatura era muy agradable gracias a un climatizador. A pesar de que tanto el dormitorio como el baño eran ínfimos en tamaño, la cama era bastante amplia y muy cómoda. 

Habitación estándar con ventana
A la hora de alojarse en cualquier hotel o apartamento británico hay que tener muy en cuenta otro detalle importante: los enchufes tienen otra forma, aunque el voltaje es el mismo. No podrás enchufar ningún cargador o aparato comprado en España sin un adaptador. Allí los venden en muchos sitios pero no son baratos. Nosotros los compramos en Tenerife antes de viajar y bueno, no es que la adaptación fuera perfecta pero al menos cumplieron su función, previo ajuste con tapón de botella como se puede ver en la imagen.

Adaptador de enchufe británico con toque casero
Otra opción buena para alojarse en Londres es buscar un apartamento, que puede compensar para alquilar durante una semana, por ejemplo, y que facilitará la opción de ahorrar en desayunos y comidas. Hay que tener cuidado con las zonas elegidas e intentar ver bien los interiores y exteriores, ya que hay edificios muy antiguos y barrios más recomendables que otros. Y entenderse con los caseros, que si son alquileres de particulares en vez de empresas pueden dar lugar a algún malentendido. Yo recomiendo buscar alojamiento en la zona 2 más que en la 1, con cercanía de una estación de metro y buenos accesos a pie.

Logo Metro Londres en parada Edgware Road

(continuará...)

viernes, 9 de enero de 2015

El 2015 ya está aquí y yo sin postear!

Alameda, Santiago de Compostela
Sí, tenéis toda la razón. Este blog está totalmente abandonado y ahora mismo tiene pocas probabilidades de revivir al 100%. Pero después de un diciembre de vacío lillusiano quería al menos dar la bienvenida al Año Nuevo y dejar caer por aquí un par de notas al pie del finiquitado 2014. 

Un año más disfruté de unos días navideños en compañía de mi familia en Galicia. Mucha comida típica y mucho cariño es lo que siempre encuentro allí, a pesar de que este año el tiempo me cundió menos que nunca y no pude quedar con tantos amigos como deseaba.

Los que me seguís habitualmente habréis notado que me han quedado pendientes un par de posts sobre mi viaje a Londres en agosto del año pasado. Tengo intención de publicarlos en breve así que, aunque sea un año después, mi crónica londinense verá la luz al completo. 

En este sentido, la ausencia de publicaciones en Lillusion se debe en parte a la falta de tiempo que, en conjunción con una leve falta de ánimo, se traducen en una especie de apatía muy molesta. El trabajo me tiene tan agotada físicamente que cuando llego a casa me cuesta dedicar energía a algo que no sea tumbarme en el sofá a ver un capítulo de alguna serie, jugar a algo en el móvil o realizar alguna labor del hogar urgente. Leer por las noches, como era mi costumbre, ya se ha convertido en una auténtica odisea. Mi nivel de actividad en todos los ámbitos que antes frecuentaba durante mi tiempo de ocio, como repostería, amigurumi o fotografía se ha reducido drásticamente y, debido a mis horarios cambiantes, me cuesta mucho organizarme para todo, incluido escribir en este blog. Duermo mucho más que antes y a deshora y mi capacidad de concentración parece haberse esfumado por completo, con lo que el poco tiempo libre que tengo se me va escapando sin apenas darme cuenta. Todo eso me mantiene en un continuo clima de descontrol personal que no me mola nada pero que lamentablemente tampoco puedo modificar como desearía. Quizás los que trabajáis por turnos o con horarios de noche entendáis mejor a qué me refiero.

Pero se acabó el dramatismo! Todo lo anterior es más un desahogo que otra cosa pero también quería compartirlo con vosotros. No tengo pensado cerrar el blog y todavía mantengo la esperanza de que este 2015 me devuelva las fuerzas para emprender algún que otro proyecto que tengo en mente. Por ahora, dejar constancia de que el 2014 fue un año lector pésimo (apenas superé el libro por mes, vergonzoso) y un año cinéfilo casi al mismo nivel, pero al menos cumplí por fin mi sueño de viajar a Londres después de 40 años de espera. En lo personal el 2014 ha sido un año maravilloso, con mucha felicidad compartida con un señor de bigote y una gata gordita y peluda que son básicamente mis razones para seguir por aquí dando el coñazo. Ah, y mis Reyes Magos se han portado genial, que me han traído un destornillador sónico!! Ahí va la prueba ;)
 
Yo con mi destornillador sónico de "Doctor Who"!

Lo dicho, estad atentos a Lillusion que pienso volver cuando menos se lo esperen. Gracias a todos por estar ahí!