Era uno de mis actores favoritos. Tenía fans de todas las edades y siempre ha sido uno de los intérpretes más queridos del mundo del cine. No por esperada su muerte ha dolido menos a su entorno humano y cinematográfico, que desde hoy no podrá contar con esa intensa mirada azul y esa actitud honesta que le precedía en todo lo que emprendía.
Hace algo más de un año Paul Newman anunció que se retiraba definitivamente de la gran pantalla. Reconocía que a sus 82 años comenzaba a perder memoria y ya no podía interpretar al mismo nivel que antes. Dijo que prefería centrarse en sus negocios y sus múltiples proyectos sociales y humanitarios. Pocos meses después se dio a conocer que padecía cáncer de pulmón y hace apenas un par de meses abandonó el hospital donde era tratado para pasar sus últimos días en casa rodeado de su familia.
Casado desde 1958 con la también actriz Joanne Woodward, su vida y su matrimonio han sido un ejemplo de sobriedad y sencillez para el atolondrado mundillo del cine, aunque Newman ya había tenido un matrimonio anterior que duró 9 años. De esa primera unión habían nacido tres hijos, uno de los cuales falleció en 1978 a consecuencia de una sobredosis de droga. Fue el momento más duro de la vida del actor, que a partir de entonces dedicó gran parte de su tiempo y dinero a luchar contra la drogadicción y ayudar a los toxicómanos.
Su altruísmo hizo que fundara en 1982 "Paul Newman's Own", una empresa dedicada a la fabricación y comercialización de salsas y productos vegetales envasados cuyos ingresos se han destinado íntegramente a la caridad. Se estima que el dinero invertido por esta y otras empresas a cargo del actor de Ohio en labores políticas y sociales ronda los 200 millones de dólares.
Su otra pasión aparte de la actuación eran las carreras de coches, lo que le llevó a participar incluso en las 24 Horas de Le Mans. También creó su propio equipo de Nascar, con el que corrió en numerosas ocasiones. Sus últimas carreras las realizó pocos meses antes de que el estado de su enfermedad se agravara y tuviera que someterse a quimioterapia, ya sobrepasados los 80 años.
En lo relativo al cine, sería imposible destacar una de entre sus más de 50 películas. Yo siempre lo recordaré por "El golpe", en la que aparecía junto a su gran amigo Robert Redford, con el que ya había interpretado años atrás "Dos hombres y un destino". "El color del dinero" fue el film que le otorgó su primer Oscar como Mejor Actor, aunque el año anterior le habían distinguido con un Oscar honorífico. Anteriormente había sido nominado en nada menos que siete ocasiones, sin ganarlo nunca. En "El color del dinero", dirigida por Martin Scorsese en 1986, Newman se metía de nuevo en la piel de Eddie Felson, un jugador de billar al que ya había interpretado en "El buscavidas" (1961).
Paul Newman era el típico actor que caía bien. No tenía escándalos, su vida matrimonial era un modelo a seguir y toda su actividad económica dedicada a la caridad estaba fuera de toda sospecha. Además, era sincero en sus interpretaciones y elegía papeles acordes a sus ideas políticas, aunque no por ello exentos de riesgo. También era guapo, qué duda cabe. Se le echará mucho de menos.