No había leído nada de Julian Barnes hasta ahora
y me llamaba mucho la atención este título, que llegó a mí gracias a una amiga
que se deshizo de parte de sus libros por falta de espacio. Lamentablemente,
esta historia no me enganchó en ningún momento sobre todo porque no soporto a ninguno
de sus personajes! No conseguí identificarme con ellos ni entender del todo lo
que me querían contar, así que no me transmitió ninguna sensación destacable.
*** Spoilers! ***
“Amor, etcétera” está narrado en primera persona
por todos sus personajes, al estilo de las obras corales. Los más importantes
son Stuart, Gillian y Oliver, tres amigos que han compartido también el amor de
Gillian en etapas distintas de sus vidas. Lo malo es que esos momentos han
terminado por solaparse y ninguno de los tres ha superado del todo las
traumáticas rupturas que precedieron a la situación actual, que podría
considerarse de tensión sostenida.
Stuart es un hombre simple, metódico, cerebral,
que guarda en la sombra un rencor infinito a su amigo Oliver por haberle arrebatado
a su esposa Gillian. A pesar de haber triunfado a nivel laboral, ha intentado
sin éxito rehacer su vida personal. Nada le dará tanta satisfacción como ver el
matrimonio de su ex esposa y su amigo resquebrajado. Por su parte, Oliver es
como un niño grande, brillante pero un poco histérico y depresivo, ansioso por
demostrarle a Gillian que es mejor que Stuart. Ella quiere creer que hizo lo
correcto dejando a Stuart por Oliver, pero nunca llegará a estar convencida y
eso la mantendrá siempre amargada. Cuando los tres se reencuentran se crea un
atípico triángulo en el que ninguno tiene claro cuál es el lugar que debe
ocupar.
*** Fin de Spoilers! ***
Aunque a priori una historia de celos,
infidelidades, amistades rotas, rencores y reencuentros podría dar mucho de sí,
a mí no me convenció demasiado el tratamiento que le da Barnes. No conseguí
ponerme del lado de ningún personaje y eso me molestó bastante, ya que para mí
todos parecían tener taras emocionales insalvables. Todos parecían actuar por
impulsos carentes de toda lógica. Quizás en otro tipo de narración eso me
hubiera resultado entrañable, pero en este libro me causó un desasosiego
bastante desagradable.
No puedo decir que disfrutara mucho leyéndolo, la
verdad. Aparte de esta trama poco atractiva para mí, repleta de reflexiones
absurdas, la prosa me resultó también demasiado espesa, con muchas palabras de
uso poco común que me obligaban a una lectura más lenta. Eso no me suele gustar
en un libro; que tenga que buscar el significado de una o dos palabras en toda
la novela está bien, pero que cada tres páginas haya una palabra o frase rara
ya me jode más y me condiciona muy negativamente. Aunque esas expresiones vayan
acordes a la pedantería del personaje que las pronuncia, como es el caso.
Por otro lado, buscando datos para esta reseña
descubrí que “Amor, etcétera” es una especie de segunda parte de otra novela
anterior de Julian Barnes, “Hablando del asunto”, en la que se narra esa
ruptura Gillian-Stuart y los inicios de la relación Gillian-Oliver (curiosamente, es cronológicamente anterior pero en España se publicó en 2003, dos años después de "Amor, etcétera"). Quizás
habiendo leído antes ese libro tendría mayor interés por los personajes, no sé,
aunque tampoco lo tengo tan claro y ahora mismo no tengo ningunas ganas de leer
nada más de este escritor.
Puntuación: 5 sobre 10.
Hola! Puff, libros en los que no cae bien nadie, y no puedes ponerte de lado de nadie. A mi me suelen poner de mal humor, y una vez tuve que ir hasta el final porque no podía más jajaja XD
ResponderEliminarSeguro que elegiste esta lectura porque te gustó la portada...
ResponderEliminarY en estos casos te queda la duda de si la culpa es del escritor o del traductor, aunque por lo que veo el traductor ha hecho otros trabajos que me han gustado.
Saludos
Vaya, por lo que dices no me entran ganas de leer el libro... Venia a recomendarte "Las ventajas de ser un marginado", que esta muy bien es muy intimista y es imposible no cogerle cariño a los personajes (ese a que a veces todos tienen momentos de pedir que les abofeteen)
ResponderEliminarPues a la hoguera con él. Esos libros en los que no hay personaje que te pueda caer simpático, raramente me interesan.
ResponderEliminarSolo me acuerdo de uno que me gustara "Solar" de Ian McEwan.
CreatiBea, como siempre digo, cada producto llega a cada persona de forma diferente, así que quién sabe si a lo mejor este libro a ti te transmite más que a mí. En todo caso es lo que dices, ya sabes a qué atenerte si decides leerlo ;)
ResponderEliminarNukacola, a mí tampoco me gusta nada eso de que todos me caigan mal!! Casi nunca consigo empatizar con la temática de una novela así y me da rabia :/
Sese, pues la portada en efecto me gusta mucho y, al menos en este caso, tampoco creo que el traductor tenga mucho que ver en que la novela no me gustara, la verdad. Más bien creo que el escritor no está en mi línea.
Nocivo me lo apunto! Ya sólo por el título suscita mi interés, jaja.
Loque, me pasa eso también, que si no consigo que ningún personaje me resulte agradable pues no me motiva leer para ver qué le ocurre. Y con la cantidad de libros que hay por ahí, te diré :P
saluditos!
Pues podías recomendar uno que te gustara, Lillu :-P Ya van unos cuantos seguidos que no te gustan, ¿no? ¿Estás exigente? :-D Bueno, de todas formas la entrada está muy bien…
ResponderEliminarJavi, la verdad es que a veces leo o veo cosas que me gustan tan poco que me cuesta reseñarlas, aunque sea para ponerlas a parir. De todos modos este blog está concebido para compartir todo el ocio que consumo, tanto el que me gusta como el que no y que así quede constancia de ello.
EliminarDe todos modos sí que estoy teniendo mala suerte con mis lecturas, que no hay ningún libro que me haya encantado de lo último que he leído y ya me apetece también!
saluditos
No, si yo hago lo mismo. Lo que pasa es que llevas una buena racha ;-P
EliminarMe ha hecho gracia eso de que todos los personajes te pareció tenían taras emocionales insalvables :D
ResponderEliminarVamos, que les echaste pronto la cruz (y no el punto de cruz, precisamente)