El balandrito |
Esta muestra, que se inauguró el pasado 7 de noviembre, recoge decenas de obras procedentes del Museo Sorolla, en Madrid, la mayoría óleos sobre lienzos pero también sobre tabla, cartón y otros soportes. Estos trabajos se conjugan con pequeños detalles extraídos de la vida más íntima del autor, como fragmentos de cartas enviadas a su esposa, Clotilde García, en las que el pintor mostraba abiertamente su pasión por la luz y los colores que trataba de plasmar en sus cuadros.
Sin ser Sorolla uno de mis pintores favoritos, sí me ha gustado siempre su toque impresionista y la luz que proyectan sus óleos. Me ha encantado descubrir su entrega absoluta a la pintura y la enorme satisfacción que obtenía cada vez que captaba lo que deseaba en una imagen. Eso, unido a algunos objetos personales que pertenecieron al artista, como paletas, tubos de color o fotografías suyas pintando en la playa, son quizás la parte de la muestra que más nos acerca a su trabajo y nos desvela su talante profesional.
Sin embargo, la exposición en sí me ha decepcionado un poco. Apenas había un par de títulos conocidos dentro de su extensa obra (más de 2.200 cuadros lo convierten en uno de los pintores españoles más prolíficos) y muchas de las piezas seleccionadas eran pequeños estudios de mar o marinas en general en las que, en efecto, se pueden apreciar los distintos tonos de azules o verdes que el artista empleaba, pero que para mi gusto no son demasiado representativos de todo su genio.
Cala de San Vicente |
Quizá se queda un poco corta porque sus obras más importantes están en el Museo Sorolla de Madrid y no las quieren prestar... jeje
ResponderEliminarA mí de más joven me gustaba mucho, su mar y su luz. Ahora me sigue gustando pero prefiero algo con un toque más sucio, jejej.
un saludito!
También a mí me gusta Sorolla, sus marinas con la combinación cielo-mar unida a la luz que les daba son las que más me gustan. Esa luz es, además, a causa del blanco, un color que utiliza mucho en vestidos airados y en espumas de olas, le dan esa luminosidad característica de su obra.
ResponderEliminarTal vez lo que han enfocado mal no es la colección presentada sino el título que le han dado ¡vaya usted a saber! de todos modos seguro que ha sido un placer ir a esa exposición.
Un besito.
La Casa Museo Sorolla de la que han salido esos cuadros, es una visita que recomiendo a todos los que vayan a Madrid.
ResponderEliminarEn parte por los cuadros y en parte por la casa en sí, donde te sientes (sobre todo hace unos años cuando estaba menos masificada) transportado a lo que debió ser la vida de la familia Sorolla, una vida llena de alegría y cariño.
Sobre todo se respira el amor del pintor a Matilde y sus hijos, y puedes imaginártelos viviendo rodeados de cuadros, paseando por su jardín, preparando sus viajes a la playa...
Es una lástima que la exposición no este a la altura de la obra de Sorolla. A mi es un pintor que me encanta, me impresiona como fue capaz de captar la luz, el mar y la atmósfera.
ResponderEliminarIsmael, pues no me extrañaría que fuera eso, que las obras grandes no se arriesguen a prestarlas por lo que pueda pasar. No me quedará más que ir a verlas al Museo Sorolla cuando me coincida.
ResponderEliminarCreatiBea, a mí me gusta mucho también esa luz que comentas. Es como si vieras los rayos de sol reflejados en los cuerpos de las personas que pinta :)
Montse, sin duda, ver obras de Sorolla en directo es impagable, aunque la exposición no cumpliera todas las expectativas.
Loque, lo que comentas de su vida familiar fue lo que más me gustó de la muestra, los fragmentos de las cartas que intercambiaba con su mujer y los detalles de su vida personal. Era un apasionado de lo que hacía y de su familia, como muy tierno :)
Chechu, parte de esas virtudes sí se pudieron captar en los cuadros expuestos, pero fue una pena que no nos trajeran obras más representativas del autor, la verdad.
saluditos!
Es una pena que la exposición fuera pobre en contenido, porque Sorolla es un pintor que merece que expongan al menos algunas de sus obras más impresionantes. Yo también te recomiendo la Casa Museo Sorolla, es una pequeña joyita al lado de la Castellana, muy agradable e interesante de visitar :).
ResponderEliminarAh! El Prado ahora también tiene algunas obras suyas, y de sus contemporáneos. Es interesante verlo en su contexto.
Saludos!
Es preciosa!!!
ResponderEliminarTodas las pinturas tienen una luz y una vitalidad que me encantó.
La vi aquí en Madrid, en el Museo Casa de Sorolla, ya solo entrar en el jardín merece la pena, estaría ahí toda la tarde.
Tengo que volver otra vez, que hay otra bastante interesante =)
Besotes
Liliana, pues viendo todos vuestros comentarios está claro que en mi próximo viaje a Madrid intentaré no perderme esa visita al Museo Sorolla :)
ResponderEliminarShorby, a mí me hubiera gustado ver más obras de distintos tipos, no sólo marinas y estudios del mar, pero bueno, que esta exposición era lo que englobaba y al menos me quedo con la satisfacción de haber podido ver cuadros de Sorolla en vivo y en directo :)
saluditos!
Sorolla... buen trazo y dudosa finalidad.
ResponderEliminarAbrazos.
Borja, yo creo que la finalidad era directamente su propio disfrute personal, mientras pintaba sobre todo y conseguía captar lo que veía.
EliminarPor cierto, cuánto tiempo sin verte por aquí ;)
saluditos!
Una maravillosa luz la que impregna los cuadros de Soroya, Lillu. Es curiosa la sensación que me producen algunas de sus obras, esos personajes que, a pesar del marco en el que están (playas muy iluminadas por el sol, supongo que del Mediterráneo ;-D ), me parecen como fantasmas, espíritus materializados en una playa. Sólo hay que fijarse en los dos primeros que pones para darse cuenta.
ResponderEliminarUna pena que no te convenciera del todo la exposición. Un abrazo, Lillu, y hasta otro momento.
Qué tristeza que la exposición se desaprovechara de tal manera. Yo estoy esperando para darle una visitadita a Madrid para pasarme por allá y ver la exhibición de Gabino Amaya Cacho que será en noviembre. Un abrazo
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