El último día en Barcelona lo empleamos en visitar una interesante exposición retrospectiva organizada por la facultad de Informática de Barcelona de la Universitat Politécnica de Catalunya. Bajo el título “Retroinformática. El passat del futur” (Retroinformática. El pasado del futuro) la muestra acoge varias antigüedades relacionadas con el sector informático, desde las primeras sumadoras y calculadoras electrónicas hasta piezas de coleccionista de los primeros ordenadores modernos. La muestra se completa con una impresionante pieza: un blade del
Las primeras calculadoras mecánicas datan de finales del s.XIX y fueron desarrolladas principalmente en Alemania. A mediados del s.XX ya se usaban en la mayoría de las empresas y comenzaron a sustituirse por aparatos electromecánicos que sumaban, restaban, multiplicaban y dividían. No fue hasta la década de los 70 cuando surgieron las calculadoras electrónicas, de tamaño más pequeño y mayor comodidad y rapidez de uso.
La calculadora TIM – Time is Money (Foto 1; me hizo gracia el nombre, más que nada) es una calculadora mecánica de acción manual fabricada en Estados Unidos en 1909. Su nombre enfatizaba su rapidez en las operaciones de multiplicación y división, que realizaba por reiteración de sumas y restas.
Otra sección de la exposición está dedicada a los grandes ordenadores de empresa, que todos recordamos en los trabajos de nuestros padres hace unos 25 ó 30 años. Eran enormes aparatos más parecidos a armarios que a equipos informáticos a los que se conectaba un monitor y un teclado, a través de los que se introducían los datos. El ordenador central era el que gestionaba toda la información y hacía las operaciones, devolviendo los resultados hacia los terminales.
Unos años más tarde llegaron a los hogares los primeros ordenadores personales, de la mano de IBM. En los años 80 se hicieron populares los Commodore, los Spectrum y los Amstrad, equipos con monitores pequeñísimos en comparación con sus enormes teclados y que acercaron a los usuarios de a pie los primeros programas de contabilidad, de idiomas y (oh, sí) los primeros juegos de ordenador en casette. En la exposición pudimos contemplar también el precursor de los modems modernos, un aparato que se puede ver en la película “Juegos de guerra”, de 1983 (Foto 2).
De la misma época datan los primeros Macintosh, pioneros en utilizar con éxito una interfaz gráfica más agradable para el usuario que las interminables líneas de texto de las otras computadoras (Foto 3). Aunque no es ni mucho menos una reliquia de la informática, yo todavía conservo mi Macintosh LCIII, bastante anterior al iMac y al actual concepto de Apple. Si no recuerdo mal lo compré en 1993, con 80 MB de disco duro, 4 MB de RAM y diskettera, porque por entonces ni siquiera era común el uso de CDs y mucho menos de tarjetas de red o conexiones a internet.
Por si a alguno de mis lectores le interesa el tema, la exposición se encuentra en el Centro Comercial L’illa Diagonal y estará abierta al público hasta el 29 de marzo.
Con esos "armarios" que citas, estuve trabajando yo en 1971 durante 6 meses, después no he vuelto a tocar un ordenador hasta 2005 y ahora, me siento un perfecto analfabeto informático. Me está costando mucho coger la onda otra vez.
ResponderEliminar¡Pero me gusta...!
Pedro, el tema de la informática es bastante adictivo: en cuanto te das cuenta de que sabes hacer algo y te sale bien, ya quieres aprender más! Mi padre trabajaba también con ordenadores similares, en los que todo iba por teclado, y cuando apareció el ratón le costaba horrores moverse con él :D Todo requiere su tiempo para cogerle el tranquillo, eso está claro.
ResponderEliminarsaluditos!
Muy interesante. ¿Cómo es que decidiste ver la exposición, eres del 'gremio'?
ResponderEliminarAngus, yo no exactamente, pero mi pareja sí que se dedica a la informática. La convivencia acaba formando estos intereses, ya sabes XDDD
ResponderEliminarsaluditos!