jueves, 9 de noviembre de 2017

Berlín (II)

Lo bueno de llegar en fin de semana a Berlín fue que nuestro anfitrión no trabajaba y pudo acompañarnos en nuestras primeras visitas. Aparte de sus valiosas explicaciones acerca de la cultura alemana y la gran cantidad de anécdotas con que nos ilustró durante todo el viaje, descubrimos que un guía con conocimientos de alemán se hacía algunas veces más que necesario. Eso por no decir que las elecciones de dónde comer o qué trayecto de metro coger eran mucho más fáciles con él a nuestro lado.

Berliner Unterwelten
Pero al margen de ese (importante) detalle, nuestro segundo día en Berlín comenzó con un buen desayuno dominical y una visita con Berliner Unterwelten (Berlín desde abajo), que nos habían recomendado mucho. Berliner Unterwelten E.V. es la "Sociedad para la investigación y documentación de estructuras subterráneas" y se dedica a realizar visitas guiadas en varios idiomas por las entrañas de la ciudad, al tiempo que conservan los búnkeres y túneles en el mejor estado posible.

Esta organización ofrece varios tours diferentes, con una duración de entre hora y media y dos horas cada uno. El que nosotros elegimos fue el que se realiza por los subterráneos del metro, con zonas no accesibles al público, y que incluye la visita a dos búnkeres que estuvieron operativos durante la Segunda Guerra Mundial y posteriormente durante la Guerra Fría. Aunque durante la ruta no está permitido tomar fotografías, os aseguro que resulta impactante visitar esos lugares y revivir lo que podían significar en su momento para los miles de alemanes que vivían permanentemente bajo la alerta de un bombardeo.

La entrada a esta ruta cuesta 11 euros por persona y merece mucho la pena. Para evitar problemas, te recomiendan no realizar el recorrido si tienes problemas de claustrofobia y tampoco está permitida la visita con niños menores de 7 años. Los guías en español explican a la perfección la historia a medida que la recorres, con anécdotas para hacerla más amena y hacen que los visitantes tomen parte en la experiencia, además de garantizar siempre su seguridad con un guía a la cabeza del grupo y otro cerrándolo.

Mauerpark
Al salir de la oscuridad de los subterráneos berlineses nos dirigimos hacia todo lo contrario, el mercadillo de MauerPark, donde todos los domingos se congregan miles de personas para disfrutar de compras de segunda mano, comida callejera, conciertos y otras actividades al aire libre, incluido un karaoke muy popular. He de decir que los berlineses en general son muy sociables y, en cuanto se atisba un rayo de sol, casi todos los parques de la ciudad están repletos de jóvenes sentados en la hierba compartiendo cervezas y conversaciones. Berlín es de por sí una ciudad joven donde la actividad cultural es frenética y por todos lados se puede ver a nuevos artistas dando alas a sus capacidades creativas.
 
Señales del paso de túneles bajo el muro
Franja fronteriza del Muro, desde el Centro de Visitantes
Muy cerca de allí se encuentra el Memorial del Muro de Berlín, un Centro de Visitantes y un Centro de Documentación donde se muestra un exhaustivo estudio del Muro, su motivación histórica, sus efectos sociales y el recuerdo a las víctimas. Allí mismo se conserva una parte del antiguo muro, situada en una franja fronteriza, donde se puede ver desde un mirador las dimensiones exactas de la construcción y lo que tenían que superar quienes intentaban cruzarlo, con los riesgos que ello conllevaba. 

La ciudad en sí está repleta de recuerdos a todos aquellos que intentaron escapar del Berlín sitiado y no lo consiguieron. Centenares de metros de placas ubican los túneles excavados a mitad del siglo pasado y por dónde discurrían. En esta capital es muy importante mirar al suelo, ya que en cualquier momento puede aparecer una línea metálica en la acera señalando que por ese lugar exacto atravesaba el Muro.

Puerta de Brandeburgo
Continuamos el día acercándonos a la Puerta de Brandeburgo (Brandenburger Tor), uno de los símbolos más fotografiados de la ciudad. Tuvimos la mala suerte de que llegamos a Alemania en plena Eurocopa de Fútbol, con una selección alemana muy bien situada en la clasificación, por lo que la avenida posterior al monumento estaba "afeada" con una pantalla gigante, altavoces y multitud de puestos ambulantes de comida y bebida. Por lo demás, muchísimos turistas alrededor del monumento y en la Pariser Platz, entorno en el que se sitúan también algunos lujosos hoteles, las embajadas de Francia y Estados Unidos y algunos otros edificios gubernamentales, todos de corte imponente.

Monumento Conmemorativo del Holocausto
Dentro del Holocaust Mahnmal
En una de las plazas adyacentes se encuentra otro símbolo reciente de la historia alemana, el Monumento Conmemorativo del Holocausto. El conocido como "Holocaust Mahnmal" es un recuerdo a los judíos europeos asesinados por el régimen nazi y está compuesto por más de 2.700 bloques alargados de hormigón, sobre un terreno inclinado que supera los 19.000 metros cuadrados. Si nos adentramos en la estructura podemos sentir la claustrofobia y la confusión de no saber exactamente dónde nos encontramos, ya que los bloques, que para muchos se asemejan a tumbas, van adquiriendo diferentes dimensiones a medida que caminamos. El monumento fue terminado en 2005 y en uno de los laterales se pueden leer los nombres de todas las víctimas judías asesinadas durante el Holocausto.

Potsdamer Platz
Ya a media tarde nos acercamos a Potsdamer Platz, otro símbolo berlinés a caballo entre la modernidad y el clasicismo. Allí se encuentra por ejemplo el primer semáforo que funcionó en Europa y algunos restos del Hotel Esplanade, bombardeado durante la Segunda Guerra Mundial. Estas reliquias arquitectónicas descansan ahora protegidas por un grueso cristal en uno de los laterales del Sony Center, uno de los centros comerciales más modernos de Berlín.

Restos del Hotel Esplanade, Potsdamer Platz
Tras una foto de rigor en los exteriores de Legoland, el enorme local de entretenimiento de Lego, que estaba cerrado al ser domingo, nos acercamos también al Boulevard des Stars, una avenida al estilo del Paseo de las Estrellas de Hollywood con todos los nombres importantes del cine alemán. 

Legoland, Sony Center, Potsdamer Platz
Ya cayendo la tarde no pude dejar pasar la oportunidad de disfrutar de un apfelstrudel típico en una de las cafeterías situadas en los márgenes del rio Spree, con una vista inmejorable. He de decir que estaba delicioso, más aún después de los 5,20 € que costó.

Apfelstrudel en Friedrichs 106
* (Haz click en las fotos para ampliar)

** (continuará...)

6 comentarios:

  1. Encuentro apasionante eso de recorrer el subsuelo de una gran ciudad. Me imagino que estarías admirada y sobrecogida a un tiempo.
    También me ha llamado la atención la inmensidad de terreno que ocupa el Monumento del Holocausto y lo que debe impresionar recorrerlo.

    Jaja, me encanta la jirafa Lego
    Y la immmmmmagen del apfelstrudel :p

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    1. JuanRa, sí que resulta bastante sobrecogedor, sobre todo pensar que los búnkeres siguieron activos hasta finales de los ochenta! Se supone que eran la única salvación para una gran parte de la población en caso de un ataque nuclear o algo así... acojona un pelín pensarlo y verte ahí abajo durante meses, jeje.

      El monumento al Holocausto sí que es grande y en general los alemanes respetan mucho todos los homenajes a los judíos asesinados por los nazis. Tuvo que ser una época durísima.

      Gracias por pasarte ;)

      Saluditos!

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  2. Hola, Lillu. Me gustó Berlin, pero no tuve la oportunidad de verlo desde abajo (menos el metro, claro, pero eso no cuenta), como hiciste tú. Suena bien esa otra perspectiva:historia para que resulte interesante hay, y mucha.
    Una alegría volver por estos lares y comprobar que sigues igual de vital. Un abrazo.

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    1. Javi, pues sí, aquí estamos intentando retomar un poquito el viejo blog, jeje. Muchas gracias por pasarte de nuevo :)

      Si tienes ocasión de volver a Berlín ten en cuenta estos tours que organizan Berliner Unterwelten, porque son súper interesantes y muy ilustrativos sobre aquella época.

      Saluditos!

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  3. ¡Me alegro de que te haya vuelto a picar el gusanillo del blog! Y encima con vuestro viaje a Berlín, me está encantando leer las crónicas :). Me recuerda a mi viaje también en verano, unos años antes que el vuestro, y me dan ganas de volver. Apunto el Berliner Unterwelten porque tiene muy buena pinta!

    Ay, debería recuperar las reseñas de mis viajes que también se quedaron en el tintero, aunque van pasando los meses... xD

    Sigo leyéndote!

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    1. Liliana, síiii! Ya ves, un día te levantas y te apetece contar cosillas y Facebook y Twitter se te quedan pequeños... así que por aquí vuelvo :) A ver cuánto me dura la euforia, jaja.

      Berlín nos gustó muchísimo! Y como siempre nos pasa nos quedaron muchas cosas pendientes de ver y tenemos la intención de volver en algún momento.

      Si yo estoy reseñando este viaje un año y pico después... tú también deberías animarte a publicar tus reseñas! Al final todo es un poco atemporal, jiji.

      Gracias por leerme! ^_^

      Saluditos

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