sábado, 19 de diciembre de 2020

Retos de lectura

Hace muchos años que anoto mis lecturas, más que nada para acordarme de qué libros he leído y cuáles tengo aún pendientes. Hago lo mismo con las películas, ya que mi memoria a veces recuerda títulos pero no argumentos (y a veces al revés), así que una rápida revisión de elenco o temática en el IMDB suele recordarme con más precisión si alguna obra concreta la he disfrutado ya o merece un próximo visionado. Antes ponía las reseñas en este blog y volvía a él para ver mis listas de libros y películas, pero hace mucho que este pobre espacio virtual se quedó relegado a los posts de viajes ancestrales y ahora, debido a la pandemia, ni eso ya.

Desde hace tiempo también tengo una manía que con los años se hace más acusada, que es leer/ver las obras de forma cronológica, desde la más antigua a la más moderna. No le doy importancia pero estoy segura de que esto se me irá de las manos y se acabará convirtiendo en un comportamiento obsesivo-compulsivo en algún momento inconcreto de mi senectud. Por ahora, como no siempre cumplo esa premisa con las lecturas, y teniendo en cuenta que hace algo más de una década elegía los libros en la biblioteca por las portadas, pues lo veo aún como una simpática costumbre, que diría Exseminarista ye-ye.

Me propongo así leer obras escritas en los inicios de la carrera de autores que me interesan, como Paul Auster, Eduardo Mendoza o Joël Dicker. Esto no significa que no vaya colando entre medias otros libros que me llaman la atención, con lo que no hago más que aumentar la retrospectiva pendiente de lectura de esos escritores. Un sinvivir, en definitiva. 

Y todo esto viene a cuento de que, un año más, creo que no cumpliré mi reto de lectura de GoodReads, con un objetivo más que modesto de 25 títulos. El año pasado me quedé en 19 y en el 2018 en 23, incluyendo también cómics en ese cómputo. En mi defensa he de decir que soy una lectora lenta, de esas que vuelven a leer un párrafo completo cuando creen que se han perdido algo en la interpretación del contenido. Por ese motivo nunca he utilizado la lectura en diagonal o cualquier otro método de lectura rápida, ni siquiera cuando me dedicaba a estudiar. Menos aún simultaneo libros, aunque sean de distinto género, porque ni me imagino lo que mi diletante cerebro puede hacer con esa información tan dispar. Eso ofrece un número de lecturas siempre rondando la veintena, o incluso inferior en alguno de los 30 años que hace que llevo este registro. Yo, como Goya, también tengo mi etapa negra y en el año 2002 no leí ningún libro como tal y en el 2003 esforzándome llegué a los 2. En mi defensa he de decir que en esa época no leía libros pero sí manuales de un adictivo juego online (por si os apetece curiosear: Everquest).

No considero la falta de lectura un fracaso personal en mi caso, porque ese tiempo lo dedico normalmente a leer artículos, blogs o a cualquiera de las otras pasiones que me cautiven en ese momento, pero en los últimos años me he propuesto leer al menos un par de páginas cada día. Casi siempre lo hago antes de dormir y el problema es que a veces lo del par de páginas es literal (eso cuando el sueño no lo deja en menos) y, seamos sinceros, a tres páginas por día es difícil alcanzar cualquier reto de lectura por muy razonable que sea. Aún así, estoy orgullosa de disfrutar al máximo de la mayoría de los libros que decido leer y, aunque abandono algunas obras que no consiguen transmitirme nada en las primeras 15 o 20 páginas, la mayoría de los libros que he leído en los últimos años me han gustado bastante.

Como todavía no ha terminado el año y me propuse en un tuit con Isi intentar completar el reto hasta el último momento, en próximos posts os informaré de si lo he conseguido y de mis libros preferidos del año. Por ahora os dejo mis 5 libros favoritos del 2019, por si en algún momento necesitáis inspiración:

El Mundodisco de Terry Pratchett es ese universo literario al que siempre regreso cuando necesito tranquilidad. Después de lecturas insatisfactorias o simplemente muy exigentes, estas historias fantásticas me devuelven la sonrisa y la paz mental. Cualquiera de los 41 títulos que conforman esta serie es ideal para pasar un buen rato.
Christina Rosenvinge es desde hace años una de mis artistas favoritas. Sus canciones me han acompañado en muchos momentos de mi vida y por eso este libro, de corte autobiográfico, me ha encandilado de principio a fin. En sus páginas disecciona algunas de sus letras más conocidas, la situación que las originó y otras reflexiones personales. 

Llevaba años queriendo leer este premiado cómic y su lectura fue una confirmación absoluta de su genialidad. Juan Díaz Canales, con dibujos de J. Guarnido, presenta al detective John Blacksad en cinco historias policíacas en los EEUU de mitad del S.XX. Los personajes zoomorfos recrean las diferencias raciales y sociales de forma increíblemente estremecedora.

Otro de mis autores recurrentes es Paul Auster. Aunque creo que tiene bastantes detractores a mí siempre consigue engancharme con las tragedias vitales de sus personajes. Auster escribe con una especie de prosa poética de sinsabores, con protagonistas desorientados y desmenuza profecías incumplidas que literariamente colman todas mis expectativas.


Novela francesa que llegó a mis manos gracias a la recomendación de algún blogger y que resultó ser una grata sorpresa. Un policía intenta descubrir al asesino de una niña de entre todas las almas sospechosas y tristes que la guerra y la propia vida van dejando a su paso. Un relato de las debilidades humanas en el paisaje sombrío de principios del siglo pasado, cuajado de claroscuros.

Si vosotros vais a cumplir vuestros retos de lectura este año enhorabuena! Y si no, ánimo que aún os queda tiempo para acercaros a la meta o seguir leyendo sólo por placer.