jueves, 28 de febrero de 2013

Galletas de anís, limón y jengibre

El aroma que dejan estas galletas al hornearse es indescriptible. Aunque la base de la receta es bastante clásica, se ve que los ingredientes le dan un toque diferente y el resultado es espectacular. Quedan consistentes pero no crujientes, esponjositas e ideales para mojar en té o café.

Mis ingredientes fueron: 1 huevo L (grande), 100 gramos de harina de trigo normal, 50 gramos de copos de avena, 2 cucharadas de harina de maíz integral, 40 gramos de fructosa (se puede sustituir sin problema por azúcar, añadiendo 20 gramos más), medio vaso de leche desnatada, 1 chorro de aceite de girasol, la ralladura de un limón, 2 cucharaditas de levadura de repostería, 2 cucharadas de jengibre molido y una cucharada de anís en grano.

En un bol se bate el huevo, añadiendo posteriormente la fructosa, la leche y el aceite. Luego se incorpora la ralladura de limón. Aparte se mezclan las harinas con la levadura, los copos de avena y el jengibre, poniendo finalmente el anís. Se va añadiendo esa mezcla a los líquidos, removiendo hasta formar una pasta de consistencia media. No quedará una plancha de galletas para poder cortar ni una masa líquida como la de un bizcocho.

Sobre una bandeja de horno o papel adaptado se irán distribuyendo cucharadas de la masa, separándolas teniendo en cuenta que se expandirán un par de centímetros. Se introducen en el horno precalentado, a altura media y a una temperatura de 180º durante unos 15 minutos o hasta que estén doradas. Esto siempre dependerá del tipo de horno.

Las cantidades de esta receta dan para aproximadamente 25-30 galletas. Son facilísimas de preparar y están riquísimas, no dejéis de probarlas aunque, para variar, mis fotos tomadas a correr con el móvil no les hagan justicia!

viernes, 22 de febrero de 2013

Mariko Parade

Pues parece que últimamente no atino con las lecturas. “Mariko Parade” es un cómic que tiene un dibujo muy sugerente, con toques cercanos al erotismo, en el que se nos cuenta la historia de un fotógrafo y su relación amorosa con la modelo que inspira sus obras. Tiene un gran componente autobiográfico, ya que el artista francés Frédéric Boilet muestra aquí su especial predilección por las muchachas orientales, que también cultiva en la realidad de su vida.

En general es un cómic visualmente interesante pero poco más. La historia no me transmitió gran cosa y los personajes en sí tampoco. Puede que fuera necesario leer antes “La espinaca de Yukiko”, álbum en el que Boilet mostró los inicios de esa peculiar relación entre su modelo y él a través del objetivo de su cámara fotográfica. Quizás la lea más adelante, aunque por una motivación como digo meramente estética ya que el argumento no me llama en absoluto.

En realidad “Mariko Parade” es una especie de continuación de “La espinaca de Yukiko”, publicada en 2003 con gran éxito tanto entre el público europeo como el japonés. En esta segunda parte el artista francés colabora con la mangaka japonesa Kan Takahama, pariendo entre ambos una obra que ahonda en sentimientos tan recurrentes en el arte como la soledad o el deseo. Se trata en todo caso de una novela gráfica intimista, donde la imagen prima con respecto al guión, así que va destinada a un público muy concreto que disfrute más de la parte visual de un cómic que de la argumental. No es mi caso, así que Boilet, que actualmente reside en Japón y se ha convertido en un mangaka más que aceptado, no se encuentra por ahora entre mis autores favoritos. 

Puntuación: 5 sobre 10.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Día Internacional del Gato

Pues hoy, 20 de febrero, se celebra el Día Internacional del Gato. Me apetecía celebrarlo en Lillusion y qué mejor que hacerlo con una foto de la preciosa River, la gata de mi pareja. No es la primera vez que esta felina aparece por el blog y, si me seguís en Instagram, habréis comprobado que también es protagonista de muchas de mis fotos.

El Día Internacional del Gato se instauró en honor al gato del presidente estadounidense Bill Clinton, Socks (literalmente Calcetines), que fue rescatado de la calle y adoptado por la hija menor de los Clinton. Socks, un ejemplar blanco y negro muy expresivo, vivió en la Casa Blanca con ellos durante casi una década, convirtiéndose en todo un icono mediático. A su muerte en 2009, rondando ya los 20 años, se promovió una campaña en internet para dedicarle un día al animal y luchar por la defensa de los gatos.

Felicidades pues a todos los gatitos en su día y que disfruten con su golosina preferida!

jueves, 14 de febrero de 2013

La mecánica del corazón

Este libro es un ejemplo más de por qué no se deben crear demasiadas expectativas en torno a nada. Es una filosofía aplicable al mundo en general, pero en este caso concreto hablamos de libros. “La mecánica del corazón” tiene una portada realmente atrayente, con un dibujo maravilloso y promete ser una historia preciosa. Pues eso, que hay promesas que no se cumplen y al final esta historia es un tanto floja y el libro termina siendo una especie de “pse”. 

Cuando le pregunté a la amiga que me lo dio qué tal estaba su respuesta fue: “se lee rapidito”, frase que puede resumir perfectamente la sensación que despierta esta novela, que al menos se lee rápido.

*** Spoilers! ***

Jack es el hijo de una joven prostituta de Edimburgo. Nace con una malformación de corazón y, al ser rechazado por sus potenciales adoptantes, es criado por la matrona de la ciudad que lo ayudó a nacer, Madeleine. El niño crece con un reloj de cuco adosado a su endeble corazón para poder seguir viviendo. Pero el pequeño Jack se convierte en un adolescente e incumple una de las reglas que su cuidadora le ha impuesto para que su débil órgano principal no sufra: se enamora.

La “afortunada” es una joven cantante andaluza corta de vista, Miss Acacia, a la que Jack perseguirá sin descanso. Con ella vivirá una historia de amor tan hermosa como trágica. Lamentablemente no es el único tocado por los encantos de la cantante y deberá luchar contra los celos y el juego sucio de sus oponentes, además de mantener el ritmo de su reloj-corazón. Ni siquiera podrá cambiar ya su forma de ver la vida cuando descubre que realmente no necesita ese reloj para sobrevivir y que Madeleine sólo quería protegerlo frente a los sinsabores del amor.


*** Fin de Spoilers! ***

“La mecánica del corazón” empieza raro, a caballo entre la fantasía y la realidad, entre lo infantil y lo adulto, y ya no abandona esa línea hasta el final de sus páginas. Lo malo, para mi gusto, es que no acaba de asentarse en ninguno de los lados y eso, unido a un uso un tanto arbitrario de los períodos temporales en los que suceden los hechos, acaba por convertirlo en algo un poco confuso. En mi cabeza sus personajes son en todo momento dibujos animados, algo que creo que tiene más de negativo que de positivo, francamente. La novela tiene un toque romántico muy conseguido, eso sí, muy pasional, aunque para mí tampoco llega a convertirse en esa gran historia de amor que se pretende.

El autor, Mathias Malzieu, ha escrito otros dos libros en la misma línea, que me producen una extraña dualidad de deseo/no-deseo de leerlos. Todos cuentan con las preciosas ilustraciones de Benjamin Lacombe y una tipografía muy característica, algo que puede ser un arma de doble filo en caso de que el escritor quisiera cambiar de registro.

Por otro lado, Malzieu es también líder de uno de los grupos de rock más importantes de Francia, Dionysos, en activo desde 1993 y con una dilatada carrera a sus espaldas. A raíz de la publicación de “La mecánica del corazón” editó un disco inspirado en la historia del libro. Además, el director francés Luc Besson ha comprado los derechos para adaptar la novela al cine, parece ser que en una película de animación. A ver qué sale de ahí. Por lo demás, como ya he dicho el libro “se lee rapidito” y es una buena manera de pasar el rato, a pesar de que a mí me resultara un poco decepcionante.

Puntuación: 6 sobre 10.

martes, 12 de febrero de 2013

Nick Cave & The Bad Seeds

Mis horarios laborales están volviendo a hacer de las suyas y he tenido que dejar de lado el blog durante unos días. Bueno, y siendo sincera también he tenido el primer fin de semana libre de este año así que he aprovechado para desconectar y disfrutar un poco de mi RL, que de vez en cuando también hace falta.

El caso es que hace unos días uno de mis primos publicó en su muro de Facebook esta canción y, sin querer, estuve enganchada a ella el resto de la semana, escuchándola sin parar. Nick Cave tiene algún otro tema que me encanta, aunque creo que todavía no había aparecido por Lillusion. Hagamos pues una breve referencia a su carrera, que podéis encontrar con todo detalle en la Wikipedia.

Nick Cave es un músico, escritor y actor australiano que lleva desde los setenta mostrando al mundo su actividad artística, siempre en un tono más bien oscuro y con toques siniestros. Desde 1983 la mayoría de su trabajo se desarrolla junto con el grupo que él mismo fundó, The Bad Seeds. En total suma más de una veintena de discos pero, al margen de su carrera musical, ha escrito guiones para cine y participado en otros proyectos cinematográficos y literarios, dejando su toque personal en todos ellos.

Su música no es a veces de fácil digestión. Muchas de sus composiciones están influenciadas por las complicadas circunstancias que ha atravesado Cave a lo largo de su vida, marcadas por el abuso del alcohol y las drogas, y sus letras resultan pesimistas y luctuosas. A finales del siglo pasado se rehabilitó de sus adicciones y estabilizó su vida personal y familiar, iniciando además una serie de fructíferas colaboraciones con artistas como su admirado Johnny Cash o la exitosa Kylie Minogue.

Hoy va a sonar en Lillusion el tono tristón de Nick Cave preguntándose si eres tú a quien ha estado esperando. “(Are you) The one that I’ve been waiting for?” se incluye en el album “The boatman’s call” de Nick Cave & The Bad Seeds, publicado en 1997. Disfrútenla.

lunes, 4 de febrero de 2013

Amor, etcétera

No había leído nada de Julian Barnes hasta ahora y me llamaba mucho la atención este título, que llegó a mí gracias a una amiga que se deshizo de parte de sus libros por falta de espacio. Lamentablemente, esta historia no me enganchó en ningún momento sobre todo porque no soporto a ninguno de sus personajes! No conseguí identificarme con ellos ni entender del todo lo que me querían contar, así que no me transmitió ninguna sensación destacable.

*** Spoilers! ***

“Amor, etcétera” está narrado en primera persona por todos sus personajes, al estilo de las obras corales. Los más importantes son Stuart, Gillian y Oliver, tres amigos que han compartido también el amor de Gillian en etapas distintas de sus vidas. Lo malo es que esos momentos han terminado por solaparse y ninguno de los tres ha superado del todo las traumáticas rupturas que precedieron a la situación actual, que podría considerarse de tensión sostenida.

Stuart es un hombre simple, metódico, cerebral, que guarda en la sombra un rencor infinito a su amigo Oliver por haberle arrebatado a su esposa Gillian. A pesar de haber triunfado a nivel laboral, ha intentado sin éxito rehacer su vida personal. Nada le dará tanta satisfacción como ver el matrimonio de su ex esposa y su amigo resquebrajado. Por su parte, Oliver es como un niño grande, brillante pero un poco histérico y depresivo, ansioso por demostrarle a Gillian que es mejor que Stuart. Ella quiere creer que hizo lo correcto dejando a Stuart por Oliver, pero nunca llegará a estar convencida y eso la mantendrá siempre amargada. Cuando los tres se reencuentran se crea un atípico triángulo en el que ninguno tiene claro cuál es el lugar que debe ocupar.

*** Fin de Spoilers! ***

Aunque a priori una historia de celos, infidelidades, amistades rotas, rencores y reencuentros podría dar mucho de sí, a mí no me convenció demasiado el tratamiento que le da Barnes. No conseguí ponerme del lado de ningún personaje y eso me molestó bastante, ya que para mí todos parecían tener taras emocionales insalvables. Todos parecían actuar por impulsos carentes de toda lógica. Quizás en otro tipo de narración eso me hubiera resultado entrañable, pero en este libro me causó un desasosiego bastante desagradable.

No puedo decir que disfrutara mucho leyéndolo, la verdad. Aparte de esta trama poco atractiva para mí, repleta de reflexiones absurdas, la prosa me resultó también demasiado espesa, con muchas palabras de uso poco común que me obligaban a una lectura más lenta. Eso no me suele gustar en un libro; que tenga que buscar el significado de una o dos palabras en toda la novela está bien, pero que cada tres páginas haya una palabra o frase rara ya me jode más y me condiciona muy negativamente. Aunque esas expresiones vayan acordes a la pedantería del personaje que las pronuncia, como es el caso.

Por otro lado, buscando datos para esta reseña descubrí que “Amor, etcétera” es una especie de segunda parte de otra novela anterior de Julian Barnes, “Hablando del asunto”, en la que se narra esa ruptura Gillian-Stuart y los inicios de la relación Gillian-Oliver (curiosamente, es cronológicamente anterior pero en España se publicó en 2003, dos años después de "Amor, etcétera"). Quizás habiendo leído antes ese libro tendría mayor interés por los personajes, no sé, aunque tampoco lo tengo tan claro y ahora mismo no tengo ningunas ganas de leer nada más de este escritor.

Puntuación: 5 sobre 10.