jueves, 25 de abril de 2019

Lisboa (V): Primera Parte: Castelo de São Jorge y Panteão Nacional

Escaleras que ascienden hasta el castillo
La visita al Castillo de San Jorge era otra de nuestras imprescindibles en el viaje a Lisboa. Este monumento se erige sobre una de las colinas más altas de la zona y ofrece una incomparable vista del estuario del Tajo y de la capital portuguesa. Para llegar hasta allí tomamos uno de los famosos elevadores que se distribuyen por toda la ciudad para facilitar el acceso de autóctonos y turistas a los distintos barrios. En este caso el Elevador do Castelo es un sencillo ascensor convencional que sube en vertical varios metros dejándote de forma gratuita casi al pie del arco de entrada al castillo. También se puede subir a pie por una interminable escalinata, pero qué necesidad, francamente, a esas horas de la mañana.

Arco de entrada al Castelo de São Jorge
Patio castelo
El Castelo de São Jorge se encuentra en una fortificación medieval construida por los musulmanes en el s.XI. Pertenece a la zona noble de la antigua alcazaba, junto con las ruinas del antiguo palacio real. Durante varios siglos cambió de función según la dominación bajo la que se encontrara la ciudad y, tras el terremoto de 1755, se reconstruyó en gran parte pasando a tener un uso eminentemente militar. 

En el s.XX se iniciaron varias excavaciones que sacaron a la luz las antiguas edificaciones, creando una exposición permanente con los objetos hallados y una zona de yacimientos arqueológicos. Algunas de las piezas recuperadas se exhiben en una pequeña sala que, aunque no tiene una gran colección, sí ayuda a hacerse una idea de lo que existía en el castillo en su época de bonanza, sobre todo de su etapa islámica.

Azulejos en el museo del castelo
Yacimiento arqueológico. Castelo São Jorge
Este conjunto histórico ocupa unos 6.000 metros cuadrados, completamente amurallado y rodeado por un foso. Varias torres de vigilancia o garitas coronan los puntos estratégicos de los muros y protegen los patios interiores. En general está todo bastante bien conservado. Dentro del recinto se puede asistir también en una de las salas a una sesión comentada de cámara oscura, incluida en el precio de la entrada. Hay que tener en cuenta el horario según el grupo de idioma, ya que sólo hay una sesión en español cada dos horas aproximadamente. 

Cámara oscura desde el castillo
Mediante un sistema de lentes que giran 360º, como un periscopio, se captan imágenes en tiempo real de Lisboa, que muestran con gran detalle otros monumentos y zonas destacadas de la ciudad. Esta actividad dura unos 20 minutos y resulta una experiencia sin duda muy curiosa e interesante. La apertura de la cámara oscura del castillo está sujeta a las condiciones meteorológicas, ya que no se vería nada si el día está nuboso, por ejemplo, pero nosotros tuvimos suerte y nos acompañó otro día de cielos completamente despejados.

Ventana desde una torre del castillo
Patio Castelo São Jorge
Dentro de esta ciudad amurallada también hay unos jardines con especies autóctonas, algunos pavos y otros animales campando a sus anchas, además de una cafetería y una tienda, estos últimos locales menos medievales y bastante caros, pero útiles para realizar una parada técnica. Es muy recomendable rodear todo el castillo y contemplar la ciudad desde todos los ángulos, ya que las vistas son las más altas y amplias que encontraremos de Lisboa. 

Castelo São Jorge
Foso Castelo São Jorge
La visita al Castelo de São Jorge puede durar un par de horas aproximadamente y su entrada no está incluida en la Lisboa Card, aunque sí hay un descuento para los portadores de la tarjeta. A nosotros nos costó 6,50 € cada pase. Fuimos a primera hora de la mañana, por lo que pudimos pasear con calma y sin aglomeraciones por todo el conjunto de este monumento nacional que, sin duda, merece la pena visitar. 

Vistas de Lisboa y el Tajo desde el Castelo São Jorge
Azulejos en lateral Igreja Santa Luzía
En nuestro descenso caminamos hacia el Panteão Nacional, otro monumento sí incluido en la Lisboa Card y que resulta bastante espectacular. Esta iglesia, denominada de Santa Engrácia, funciona como panteón desde 1916 pero estuvo en obras desde varios siglos antes. Comenzó su última remodelación en el s. XVII y se terminó de construir bien entrado el s.XX, allá por 1966. 

Panteão Nacional, Lisboa
En este impresionante templo descansan los restos de varios presidentes de la república portuguesa y otros destacados miembros de la cultura del país, como la cantante de fado Amália Rodrigues o el futbolista Eusebio. También tiene varios cenotafios en honor de otras personalidades lusas como el navegante Vasco de Gama o el poeta Luís de Camões.

Órgano en el interior del Panteón Nacional
Se puede subir hasta la terraza exterior y la cúpula del edificio, con unas bonitas vistas del barrio de Alfama. He de reconocer que mi vértigo se puso a prueba en más de una ocasión durante este viaje y dentro de este panteón casi no pude asomarme a las balaustradas interiores, desde donde se podía contemplar una imagen de conjunto de los ricos trabajos en mármol del edificio. Hice unas cuantas fotos así como sin mirar mucho, de ahí que los enfoques dejen bastante que desear. 

Interior del panteón desde arriba
Una de las puertas de acceso al templo
Saliendo del Panteão Nacional pillamos por el camino el famoso Tranvía 28 en su descenso hacia la Baixa Lisboa. No perdimos ocasión de subirnos, ya que en bajada siempre va un poco más vacío que en el trayecto inverso. Agarramos bien los bolsos, siguiendo todas las indicaciones de "ojo carteristas" y recorrimos sólo unas cuantas calles para bajarnos en otra zona de excavación de Lisboa, la del Teatro Romano.

Esperando al Tranvía 28 en Lisboa
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*** (Continuará...)