martes, 22 de febrero de 2022

Las obsesiones de Lillu (III): la cronología

Aprovechando que hoy es 22-02-2022 (para mí son muchos patitos, lo mires por donde lo mires), me gustaría descubriros una de las bonitas manías de la Lillu, que con el tiempo casi se ha convertido en una pequeña obsesión digna de aparecer en esta seccion del blog: la cronología

Hablando con una amiga hace unos días le comentaba que tengo la costumbre de leer los libros de mis autores favoritos por orden cronológico, es decir, los más antiguos primero y luego seguir hasta las últimas publicaciones. Aunque no parezca nada demasiado extraño a priori, he de decir que aplico esa norma también al cine de mis directores o intérpretes preferidos y a la música. Ya suena suficientemente obsesivo y raro ahora, ¿verdad? :D

El caso es que a veces leo libros o escucho canciones por azar, por recomendaciones o sugerencias de amigos, pero en cuanto constato que el autor me gusta lo suficiente como para consumir más productos suyos, suelo acudir a sus páginas web o a la Wikipedia para ver el orden cronológico de sus obras y buscar las primeras en el tiempo. Esto podría tener una explicación más allá de la simple manía, puesto que considero que las personas evolucionamos con el tiempo y, para poder valorar una obra actual de algún creador, puede ayudarme conocer antes sus orígenes y sus trabajos anteriores. 

Aplico este criterio con especial empeño en las series de libros, como por ejemplo las de Lorenzo Silva con Bevilacqua o el Mundodisco de Terry Pratchett, ya que así sigo mejor la evolución de los personajes y evito perderme detalles importantes para entender la historia. Creo que esto sí es ya más habitual entre los lectores o los fans del cine, aunque quizás los de Star Wars discrepen un poquito. A veces seguir esta cronología no ayuda en nada o las obras son totalmente independientes y da igual el orden en que te lleguen, pero a mí personalmente me aporta un extra de tranquilidad hacerlo así. Por descontado, asumo que todos seguimos el orden de los capítulos y temporadas de series de TV de esta forma sin relacionarlo con ningún tipo de trastorno.

Es cierto que esta elección cronológica hace que muchas veces tarde demasiado en llegar a las últimas publicaciones y nunca consiga ponerme al día con la actualidad de algún autor, salvo que me enganche tanto como para realizar un visionado, lectura o escucha compulsiva, que de eso también tengo lo mío. En caso de que no sean series con los mismos protagonistas, sí me salto a veces títulos que claramente no me interesan y dudo que lleguen a hacerlo en un futuro cercano, lo que agiliza mi puesta al día.

Los órdenes cronológicos llevan en mi vida ya mucho tiempo conviviendo con mis otras obsesiones, creo que asociados a mi necesidad de control sobre determinados aspectos de mi vida y entorno. Y aunque puedo leer perfectamente algo fuera de ese estricto orden o escuchar un disco de un músico que me encanta sin tener que rebuscar en sus inicios, lo habitual es que si alguien me gusta mucho sí vaya a investigar todo su trabajo desde el principio de forma cronológica. Esto puede estar también relacionado con la sensación de "perderse algo" que siempre sufro cuando llego tarde a algún evento, por ejemplo cuando veo una película empezada, algo que evito al máximo ya que me produce un desasosiego importante (aquí otra de mis obsesiones conocidas: no llegar tarde al cine).

Desconozco si esta forma de consumir ocio está extendida o soy una friki rarita que está obsesionada con la cronología y el orden numérico como podría estarlo con cualquier otra cosa, como los Excel de gastos, las tablas de valores médicos de las analíticas o los listados de lecturas... Ah, espera, que todo eso también lo hago y en orden cronológico... Ups.

¡Viva la numeración!