sábado, 10 de diciembre de 2022

Triple XXX: éXito, conteXto y eXpectativas

Desde hace algún tiempo ronda por mi cabeza una reflexión que me gustaría compartir con vosotros. Una definición estándar nos diría que el ÉXITO es el "resultado, en especial feliz, de una empresa o acción emprendida, o de un suceso". Según esta descripción, cualquier cosa que llevemos a buen término en nuestras vidas podría considerarse un éxito. Sin embargo, cuando la mayoría de nosotros pensamos en tener éxito no se nos pasa por la cabeza que habernos acordado de todo lo que teníamos que comprar en el supermercado sea un logro o que irse a tomar cañas con unos amigos sea un éxito de ninguna clase. 

Ahí es cuando entra en juego otra palabra súper importante y que, por pura casualidad, también contiene una X: CONTEXTO. Para alguien con problemas de memoria acordarse de todo lo que tenía que comprar es todo un éxito, al igual que salir a tomar algo para alguien con un trastorno social, por ejemplo. Etimológicamente la palabra latina "exitus" significa "salida" y en el ámbito sanitario supone, de forma más específica, una "salida de la vida", o sea, una muerte. Ahí el contexto cobra fuerza a la hora de especificar mucho si una operación ha resultado un éxito o un exitus.

Pero dejando humor negro y posibilidades del lenguaje aparte, cuando ahondamos un poco más en el asunto vemos que el concepto de éxito está estrechamente relacionado con, oh qué avatar del destino, otra palabra que contiene X: EXPECTATIVAS. Comparamos los resultados de nuestras tareas con las expectativas que teníamos antes de iniciarlas, por lo que el éxito sólo se produce si se cumplen esos objetivos marcados previamente.

De esa premisa deducimos que el éxito de una tarea nunca significará lo mismo para dos personas con diferentes expectativas. Pongamos otro ejemplo sencillo: para un músico aficionado puede suponer un éxito publicar un disco, sin más, mientras que para otro artista sacar un disco sin conseguir un número mínimo de oyentes o de ventas no sólo no supondrá un éxito sino que podrá considerarlo incluso un fracaso. De igual forma, un deportista de élite aspirará a quedar entre los primeros puestos de una maratón mientras que un corredor amateur se puede conformar con terminar la carrera sin quedar el último. E incluso habrá alguno que considere que terminar el último es un éxito por el simple hecho de haber completado la prueba. ¿Cuál de todos esos éxitos es mejor? ¿Hay éxitos mejores que otros? ¿Es más válido tu éxito que el mío?

Durante años hemos oído que el conformismo es malo, que hay que aspirar siempre a más y que tener pocas ambiciones te convierte en un mediocre. Bien, lillusianos, sin ningún tipo de base científica ni nada que avale esta afirmación más que mi propia experiencia he de decir con rotundidad que esa idea quizás sea válida para determinados caracteres pero puede llegar a causar miedo, ansiedad y mucha inseguridad en otras personas y no deberíamos generalizar al respecto. 

Cada uno de nosotros tiene una visión diferente del éxito muy similar al umbral del dolor, personal, difícil de explicar y poco medible en términos generales, de igual modo que nuestro nivel de expectativas varía y difiere notablemente del de nuestros semejantes en las mismas situaciones y condiciones. No todos necesitamos lo mismo, ni tenemos las mismas capacidades, ni nos contentamos con lo mismo; es obvio y sobran los ejemplos. No hay más que recordar la frase de Albert Einstein: «Todos somos genios, pero si juzgas a un pez por su habilidad para trepar árboles, pensará toda la vida que es un inútil».

Sí, ¿verdad que se os vienen a la cabeza personas increíblemente creativas que nunca han tenido éxito y personas con una inteligencia limitada que son muy exitosas? ¿Qué estamos midiendo exactamente como éxito? ¿El dinero de nuestras cuentas bancarias? ¿La fama? ¿El número de likes en una red social? ¿Haber alcanzado un puesto de responsabilidad en una compañía? ¿Crear una empresa? ¿Tener muchos amigos? Estamos midiendo todos los tipos de éxito por nuestro propio contexto y nuestras expectativas, ahí está el error.

Todo esto nos hace pensar que no necesariamente tiene más éxito el que más arriba llega en un determinado camino pero, obviamente, si tus expectativas eran llegar hasta ahí arriba y lo has logrado, considerarás que has tenido éxito. Si aún encima tu éxito encaja con los parámetros de los que te rodean, habrás dado en el clavo para sentirte plenamente satisfecho con lo que has conseguido. Enlazamos aquí con el sentimiento de felicidad y satisfacción personal, entrando ahora sí ya en un terreno totalmente subjetivo. ¿Somos más felices porque tenemos éxito o tenemos éxito porque somos más felices? 

No nos vamos a engañar ahora: los "ricos y famosos" son nuestro paradigma de haber alcanzado el punto más álgido en la pirámide del éxito. Durante muchas décadas el triunfo y el prestigio vestían de forma impecable, llevaban un malentín con documentos, tenían una cartera llena de dinero, un buen coche, una casa lujosa, una familia envidiable y unas relaciones sociales de alto nivel. Sin embargo, con el paso de los años este paradigma ha ido cambiado y se ha demostrado que el éxito económico, social o laboral no necesariamente garantiza la felicidad. Es cierto que el dinero ayuda a cumplir sueños y objetivos, pero tener dinero no supone un éxito per se. Creo que siempre acabaríamos llegando a la conclusión de que el único éxito realmente válido es el personal, el que nos hace sentirnos felices, sanos, tranquilos, útiles, seguros, satisfechos de nuestros pequeños logros. En paz con nosotros mismos.

Es posible que todos nazcamos con el nivel de opciones al máximo y que, a medida que cumplimos años o etapas vitales, nos vayamos dando cuenta de que algunas de esas opciones no están a nuestro alcance y rebajemos nuestras expectativas al respecto. Supongo que será nuestra capacidad de adaptación y de resiliencia la que consigue que, aún así, no decaigamos en el empeño por alcanzar nuestros objetivos. La frustración es un sentimiento a veces inevitable pero podemos minimizarlo si conseguimos que nuestras expectativas se ajusten más a la realidad del contexto en que vivimos o en el que desarrollamos nuestras tareas. 

Esto no significa que debamos dejar de mejorar nuestras capacidades o de marcarnos nuevos retos, en absoluto. El ser humano está programado para seguir avanzando incluso ante la adversidad, sólo realizando unos pequeños ajustes al firmware. Pero donde Mr. Wonderful diría que todo es posible, que somos capaces de hacer todo lo que nos propongamos en la vida, Lillu tiene una visión un poco más pragmática que consiste en poner el foco precisamente en los propósitos: querer no siempre es poder, pero sí lo será si nos proponemos cosas alcanzables de forma objetiva, más ajustadas a nuestras expectativas de vida. Tú puedes llamarle conformismo, pero yo le llamo éxito.

«Lillu, estás matando nuestras ilusiones con este post». Pues nada, comenta por aquí si tu concepto del éxito es diferente, que está claro que no todos podemos ser introvertidos con ansiedad social y debilidad por los amaneceres (si no sabes de lo que hablo revisa mi Instagram). Ah, y cuéntanos de paso si has conseguido ya todo lo que te anotaste en esa lista de propósitos de Año Nuevo para 2022 porque te quedan poquitos días para completarla ;)

*** Las viñetas que ilustran este post son de Dinos and Comics.

lunes, 31 de octubre de 2022

This is Halloween!

Un año más nos invaden los esqueletos, las calabazas, los murciélagos y otros bichejos tétricos. Tanto si eres fan de celebrar Halloween como si no, te dejo este maravilloso vídeo de Eels para que puedas ambientarte como la fecha requiere. Se titula "Bone Dry" y el protagonista sufre mucho, como es menester en la víspera de difuntos.

jueves, 29 de septiembre de 2022

Mooncake de amigurumi

Mooncake con Tardis al fondo

Hace un par de años empezamos a ver una serie de animación que se llama Final Space. Si no la conocéis os la recomiendo (está en Netflix) porque tiene todos los ingredientes de un buen producto de ciencia ficción: un héroe humano como protagonista, variopintos alienígenas, luchas interestelares, humor y también amor. Salvando las distancias tiene un estilo similar a Futurama, con capítulos cortitos y tres temporadas publicadas que se ven en nada.

El caso es que uno de los personajes que aparecen en esta serie es Mooncake, un extraterrestre tiernísimo con la capacidad de destruir planetas. Ahí es nada. Tanto sus expresiones faciales como su peculiar lenguaje me enamoraron y en mi cabeza rondaba ganchillarlo en amigurumi desde el primer día.

Dado que mis habilidades para confeccionar patrones desde cero y ganchillar en general están últimamente bastante oxidadas, busqué en internet un patrón adecuado a mi propósito. Como por suerte no soy la única friki seguidora de Final Space encontré incluso un vídeo en YouTube con las instrucciones paso a paso para ganchillar a Mooncake, al que yo sólo modifiqué un par de detalles. Si queréis tejer amigurumis parecidos podéis seguir la cuenta de Crochet in You en YouTube, de donde también saqué el patrón del Baby Yoda que publiqué hace ya unos meses.

El resultado del Mooncake de Final Space lo podéis ver en la foto de arriba, un alienígena verde súper kawaii saliendo de la clásica Tardis de amigurumi del Doctor Who, en un crossover que tuvo lugar en mi salón sin consentimiento alguno. 

Chooookity Pok!!

sábado, 27 de agosto de 2022

Phe Festival

El pasado fin de semana tuve la oportunidad de asistir a mi primer festival de música, el Phe Festival en Puerto de la Cruz (Tenerife). Las entradas fueron un regalo de Exseminarista ye-ye por mi cumpleaños, aunque creo que en el fondo era un autorregalo ya que uno de los cabezas de cartel de este evento eran Los Planetas, uno de sus grupos favoritos y a los que yo soporto regulín. Como también tocaban algunos artistas que me gustaban, como Maika Makovski, lo hizo muy bien para convencerme de que me encantaría ir y pasar un finde diferente. 

El caso es que, en efecto, disfruté muchísimo de la experiencia, aunque a mí los conciertos multitudinarios me agobian un poco y suelo evitar las aglomeraciones de gente. He de decir que en este caso el festival se celebró en una explanada al aire libre con bastante espacio, puestos de comida, lugares de descanso, etc, por lo que apenas tuve esa sensación de ansiedad que me suele acompañar en estas situaciones. Es cierto que tampoco es el típico festival con acampada ni nada parecido, en el que no me sentiría cómoda, y que la media de edad de los asistentes era bastante alta, así que el evento se adapta bastante bien a mí y mis circunstancias.

Mood Festival +ON

El Phe celebró este año su séptima edición, en jornada de viernes y sábado desde las 17:00 hasta las 3:00 de la madrugada de forma ininterrumpida. En este caso había dos escenarios que se iban montando y desmontando alternativamente, para que la música en directo no se detuviera nunca. La idea es maravillosa para poder darte una vuelta cuando el grupo que suena no te interesa mucho, aunque yo iba dispuesta a escuchar casi todo (incluso Los Planetas). La puntualidad de todos los conciertos fue exquisita y eso ayudó mucho a planificar cualquier salida para comer o descansar un rato en la zona de tiendas del Phe Market, escuchando la música de fondo.

Aparte de la música, el Phe Festival programa a lo largo de toda la semana previa encuentros deportivos, exposiciones de arte y clases de yoga, entre otras muchas actividades, en las que puedes participar si te inscribes con antelación. Dentro del festival utilizan el sistema de pulsera cashless para todos los pagos (no se aceptan pagos en efectivo ni con tarjeta, salvo para las recargas de la pulsera en los puntos dispuestos para ello). Al contrario que en otros festivales, puedes entrar y salir del recinto las veces que quieras siempre que te escaneen la pulsera en los accesos y, por lo que comentaban mis compañeros bebedores, tanto las cañas como las copas no tenían mal precio para lo que suelen ser últimamente los conciertos con barra de bebidas. La comida era también bastante variada y, aunque no económica, sí dentro de un rango adecuado. Además, como ya comenté, también había la opción de salir a comer fuera del recinto en alguno de los establecimientos cercanos, ya que el festival se celebra en una zona muy céntrica de la ciudad.

Como yo realmente iba por la música, voy a hacer una breve valoración de lo que tuve la ocasión de escuchar en estos dos días (la calidad de los vídeos es pésima, que mi móvil ya está viejito, pero para ilustrar esta entrada eran imprescindibles):

DÍA 1, VIERNES 19 DE AGOSTO:

17:00 Los DJs The Groove Brothers se encargaron de amenizar los inicios de festival y los cambios de escenario de la medianoche, cumpliendo su cometido con temas muy conocidos para que no decayera en ningún momento la energía del festi. Son unos habituales del Phe desde sus primeras ediciones.

17:30 The Weeird: Banda local que para mi gusto sonó muy bien. Abrir un festival en el escenario principal a las cinco y pico de la tarde cuando aún está llegando la gente y el ambiente está frío tiene mucho mérito y ellos lo hicieron de forma muy digna. Tienen un estilo post punk muy de los 80 que a mí personalmente me encantó.

The Weeird

18:10 Mollo & The Freestyle Poodoo Experts: Sé que no sonaban mal pero realmente no recuerdo mucho su concierto ya que empezamos a encontrar gente conocida y no presté mucha atención a su show.

18:50 Las Dianas: Un grupo de chicas granadinas que hacen pop desenfadado con toques punk. Suenan bien y tienen un par de temas pegadizos, aunque el mejor momento de su concierto fue la versión que hicieron del "No controles" de Olé Olé que la mayoría del público conocía. Eso sí, tenían un buen grupo de fans adolescentes que se sabían sus canciones y asistían expresamente por ellas. 

Las Dianas

19:35 Dani: Una gallega que hace pop flojito. Ya había escuchado algo de ella previamente en Spotify pero no me llama mucho la atención. Seguí un par de sus temas en directo pero luego aproveché para darme una vuelta por el recinto.

20:20 Queralt Lahoz: Volvimos al escenario principal con esta mujer que se comió el escenario y al público en general. Una grata sorpresa para los que no la conocían y una confirmación para los que, como yo, habían escuchado algún temita suyo suelto. Tiene muy buena conexión con el público y mucha confianza en lo que hace, con un sonido mezcla de hip hop, flamenco, ritmos latinos y otras corrientes musicales. Me encantó.

Queralt Lahoz
21:20 Kokoshca: No pude escuchar bien este concierto porque aprovechamos para comer algo, pero creo que sonaron bastante bien y encajaron en el festival.

22:20 Xoel López: El artista gallego era uno de los destacados del cartel del viernes y, aunque sonó muy bien, su música no acaba de llegarme del todo. Eso sí, en general gustó mucho en el festival y ciertamente este concierto fue un salto de calidad en la jornada.

23:10 The Parrots: Grupo madrileño de rock que no estaba tampoco entre mis favoritos pero que acudía al festival con muy buenas críticas. No los escuché mucho porque su actuación coincidió con un ratito de agobio que tuve que gestionar alejándome un poco de la multitud.

00:00 Los Planetas: Momento álgido de la noche para gran parte de los mayores de 40 años presentes en el evento. Tan amados como odiados, sonaron bastante bien a pesar de que a Jota sigue sin entendérsele nada cuando canta. La verdad es que la mayoría de los asistentes se dejaron embargar por la nostalgia y por los temas tantas veces cantados en fiestas y garitos. Para muchos fue un bajón de energía brutal, mientras que para otros fue un emocionante reencuentro con su juventud perdida. A mí, que nunca me han gustado, he de reconocer que me resultaron soportables. A ello ayudó también que me pasé su concierto grabando la cara de felicidad de Exseminarista ye-ye al ver a uno de sus grupos favoritos en directo por primera vez.

01:45 Instituto Mexicano del Sonido: Aunque a la mayoría de mis amigos les encantó, a mí me aburrió un poco este sonido. El artífice del proyecto, Camilo Lara, parece ser un músico muy conocido y respetado en el mundillo. En mi caso, quizás motivado por la hora que era ya y por el cansancio acumulado, fui incapaz de disfrutar de su propuesta y al poco de empezar su actuación nos fuimos al hotel para descansar y reponer fuerzas para el día siguiente.

Instituto Mexicano del Sonido

DÍA 2, SÁBADO 20 DE AGOSTO:

17:30 Baldosa: No llegamos a tiempo de ver este concierto, así que no puedo opinar.

18:10 El Faro: Otro grupo canario con buenas críticas pero tampoco pudimos ver gran cosa de su concierto puesto que todavía estábamos llegando al recinto.

18:50 Adiós Amores: Tenía mucha esperanza en este dúo de chicas puesto que las había escuchado previamente en Spotify y me habían gustado bastante, pero en directo me aburrieron a pesar de sus esfuerzos. Me pareció que les faltaban tablas sobre el escenario.

Adiós Amores

19:35 Lucía Tacchetti: Electropop de esta artista argentina con buena voz y una propuesta interesante. Ella sola maneja teclados y sintetizadores, pero llena el escenario y sonó bastante bien.

20:20 Maika Makovski: Era el mayor reclamo para mí en este festival y volvería a ir sólo para verla a ella y a su banda. Nunca la había visto en directo y me fascinó. Rompedora, con una voz potente, un sonido increíble, una puesta en escena perfecta y una energía desbordante. Para mí el mejor concierto del Phe 2022.

21:20 Chaqueta de Chándal: Siendo justa con ellos he de decir que no sonaron mal y me parece un grupo con talento, pero los comentarios del vocalista entre tema y tema me sacaron bastante del concierto, hasta el punto de que mientras sonaban decidí darme un paseo por el recinto para descansar un rato.

22:10 Alizzz: Una agradable sorpresa. Conocía un par de temas suyos y pensé que en directo no sería gran cosa pero, muy al contrario, este músico y productor transmitió mucha energía interpretando todas las canciones de su único disco hasta la fecha. Los más jóvenes conocían los trabajos que el artista ha realizado junto a C. Tangana o Amaia y al público viejuno se lo metió también en el bolsillo cantando el "Un buen día" de Los Planetas, haciendo un guiño al concierto de la banda granadina del día anterior. Muy buena actuación.


23:10 Mula: Banda femenina dominicana que hace eletropop de fácil escucha. En su momento no me transmitió mucho pero suena bien y encajó a la perfección en el estilo del festival de este año.

00:00 Viva Suecia: El plato fuerto del sábado era este grupo de rock murciano que a ratos suena como Los Planetas pero con canciones más bonitas y mejor rollo. El concierto estuvo genial, con buen sonido y muy disfrutable en general. Los integrantes de la banda se esforzaron también por conectar con el público, algo que siempre se agradece. Ya he metido un par de canciones suyas entre mis favoritas.

1:45 Digitalism: Este dúo alemán de música electrónica eran los encargados de cerrar el festival. A pesar de ser ya el último concierto y llevar muchas horas dándolo todo, bailamos y saltamos hasta el final con ellos, a pesar de que las canciones, sin apenas letra, sonaban todas a sesión de discoteca de los noventa. Igual ese fue el truco de su éxito, quién sabe, pero consiguieron que los miles de personas que llevábamos dos días sin parar de bailar siguiéramos en ello hasta que se apagaron las luces.

Digitalism

En general, el festival resultó muy completo y una experiencia recomendable para descubrir música nueva y disfrutar con algunos viejos conocidos del indie. La potencia de los altavoces estaba a ratos demasiado alta y la música retumbaba un poco, pero en general el sonido fue bueno durante todo el festival y a nivel organizativo todo me pareció muy correcto, y eso que suelo ser bastante crítica con estos eventos. La puntualidad de todas las actuaciones me sorprendió gratamente y las barras de bebidas tenían un servicio muy ágil, con mucho personal de servicio y ayuda en todo el recinto. Las esperas en los puestos de comida tampoco fueron muy largas y había bastante sitio para sentarse en los distintos ambientes lúdicos y de relax. A pesar de que asistieron unas 10.000 personas los dos días de festival, se podía bailar y caminar perfectamente sin apretones ni tropezar con nadie gracias a lo amplio de la explanada al aire libre.

La pulsera con la que se paga todo dentro del festival es un sistema que no satisface a todos los usuarios, pero a mí me parece bastante práctico y rápido, por lo que no le pongo ninguna objeción. Como punto negativo, las condiciones de recarga no aclaraban del todo que el vaso reutilizable para las bebidas se cobraba aparte (1 €, luego tenías que guardarlo durante todo el festival si no querías tener que pagar otro) y que el dinero de los bonos de bebidas cargado en la pulsera no era susceptible de devolución una vez adquirido el bono, como sí lo era el resto del dinero que tuvieras en ella, con un coste de gestión de 0,50 €. Tanto yo como Exseminarista ye-ye ajustamos nuestras consumiciones el último día para dejar la pulsera a cero, así que tampoco puedo opinar sobre la rapidez o facilidad de la devolución.

Pulsera cashless del Phe Festival 2022

Las entradas para el Phe Festival se venden por día o con abono para los dos días del evento, a un precio inicial de 30 € en venta anticipada, 40 € más adelante y 50 € en taquilla. Los abonos son nominativos y la pulsera de acceso tiene un código personal necesario para realizar determinadas gestiones como por ejemplo las recargas de dinero a través de móvil. Como ocurre en otros festivales similares, una vez puesta la pulsera no se puede quitar salvo que la cortes, pero se puede mojar y sigue funcionando perfectamente.

Había también una app de móvil con información sobre el festival, con chats grupales, localización de amigos en el recinto y más cosas, pero realmente sólo la utilizamos para ver el orden y las horas de los conciertos, así que es algo bastante prescindible si no se implementa con otros detalles. Eché de menos un puesto de ayuda sanitaria básica para pequeños percances, ya que tuve que ir a pedir una tirita para una ampolla en un un pie al personal de la ambulancia que cubría el evento, que amablemente me dieron un trocito de apósito que cumplió su función de permitirme seguir bailando (gracias chicos!!).

Hotel Be Live Experience Orotava

Último apunte sobre el alojamiento. El Puerto de la Cruz es uno de los destinos clásicos de turismo en la isla de Tenerife, orientado sobre todo a visitantes de mediana edad y de plan tranquilo. Hay multitud de hoteles, apartamentos y alquileres vacacionales, por lo que muchos asistentes a este festival, aunque residan en la misma isla como es mi caso, decidimos pernoctar allí para no tener que coger el coche cada día. En nuestro caso reservamos dos noches en el hotel Be Live Experience Orotava, muy bien situado en la zona céntrica del paseo del Puerto y a unos 15 minutos caminando de la explanada del muelle donde se celebraba el festival. Este establecimiento tiene distintas ofertas para residentes canarios y parking para clientes con una tarifa de 10 € por día. La habitación resultó cómoda, el personal muy amable y los churros lo mejor del buffet de desayuno.

¿Y qué más? Que posiblemente el año que viene repetiremos Phestival.

Anochece en el Phe Festival

sábado, 30 de julio de 2022

Donante de sangre

Con el paso de los años me voy dando cuenta de que el refrán "nunca es tarde si la dicha es buena" adquiere cada vez más sentido para mí. Casi nunca es tarde para casi nada, aunque cada vez nos sintamos más viejos y con menos energía para acometer actividades que teníamos que haber hecho en nuestra década de los veinte. 

Una de esas cosas que yo nunca había hecho era donar sangre. Quizás por desconocimiento, por miedo o por falta de tradición familiar, nunca me había interesado por el proceso de donación. Podría decir que también dudaba de mi idoneidad para tal fin, debido a mis achaques médicos, pero en realidad eso sólo sería una excusa y podría haberlo consultado hace años para salir de dudas.

El caso es que hace tiempo que me planteé intentar ser mejor persona. A lo mejor es sólo por puro egoísmo, por una simple necesidad de satisfacción personal y de reconocimiento, no lo tengo claro, pero la verdad es que esto ha redundado en mis actividades y mis intereses en los últimos tiempos. Y una de las cosas que más felicidad me ha aportado en este sentido es donar sangre.

Los que me seguís en Twitter sabréis que doné por primera vez en enero de 2022, el día de Reyes. Pasaba por delante de una unidad móvil que el Instituto Canario de Hemodonación y Hemoterapia va rotando por distintos puntos de la isla de Tenerife y entré a preguntar, ya que no tenía cita previa y desde el inicio de la pandemia la mayoría de estos procedimientos se realizan con cita. Si no tienen muchos donantes emplazados a esa hora, podrán atenderte en el momento. La sensación de utilidad y emoción positiva al donar sangre fue tan grande que me propuse firmemente seguir haciéndolo siempre que pudiera. A principios de julio, volví a realizar una donación, ya directamente en el hospital.

Antes de la donación debes responder por escrito a un breve cuestionario, donde te preguntarán detalles acerca de tu salud y hábitos. Después, un profesional sanitario te entrevistará para valorar si tu estado de salud es óptimo para la donación. Te tomarán la tensión y una muestra de sangre con un pinchacito en el dedo para analizar si tu nivel de hemoglobina es correcto. Es importante que hayas comido y bebido bastante agua antes de donar, ya que la cantidad de sangre que te extraen es de 450 ml.

Si todo está bien, pasarás a la sala de extracción. Si eres aprensivo con las agujas mejor no mires cómo te la colocan, porque es un poquito más gruesa que las habituales de una analítica, por ejemplo, pero te puedo asegurar que el pinchazo apenas duele. El proceso total durará unos 10 minutos, aunque si bombeas la sangre más rápido puedes acabar antes. En mi primera donación mi sangre fue lenta y no pude donar las plaquetas, para lo que es necesario un tiempo inferior a esos 10 minutos, pero en mi segunda vez sí lo conseguí, duplicando mi felicidad. De cada donación se puede extraer una bolsa de concentrado de hematíes, una de plasma y otra de plaquetas. 

Cuando haya terminado la extracción, te pedirán que esperes unos minutos para asegurarse de que estás bien y no sientes ningún mareo debido a la pérdida de sangre. En ese ratito puedes recuperarte con algo de comer o beber que pondrá a tu disposición el personal que te esté atendiendo. ¡Y ya está! Has finalizado tu aportación para que tu sangre ayude a salvar a cualquier persona que necesite una transfusión en una intervención quirúrgica. En las siguientes semanas recibirás en tu casa un carnet de donante, con tu grupo sanguíneo, y un resultado analítico de la composición de tu sangre.

Para los que tengáis dudas y así a grandes rasgos, para donar sangre es necesario ser mayor de 18 años y menor de 65, pesar más de 50 kg. y no estar embarazada si eres mujer. Se requiere una buena salud general y puedes ser rechazado como donante si has tenido hepatitis en algún momento de tu vida, si eres portador de VIH o diabético insulinodependiente, entre otros motivos. Si te has hecho un tatuaje o piercing recientemente deberás esperar al menos 4 meses para poder donar. En España la donación de sangre es un acto totalmente desinteresado y altruista, sin compensación económica de ningún tipo.

Los hombres pueden donar una vez cada 3 meses y las mujeres cada 4 meses. Es importante mantener el nivel de donaciones cada año, sobre todo de algunos grupos escasos o si eres donante universal (0-), puesto que la sangre, por desgracia, tiene fecha de caducidad. En la página web del Instituto de Hemodonación o Banco de Sangre más cercano a ti encontrarás muchísima información sobre las donaciones y los puntos de extracción. En mi caso (Tenerife), el ICHH tiene activa la web EfectoDonación, donde resuelve todas las dudas de los donantes.

Llegados hasta aquí, vuelvo al principio: he tardado muchos años en tener conciencia de la importancia de donar sangre pero ahora quiero hacerlo tanto como pueda, porque cualquier día puedo ser yo o un familiar mío quien necesite esa sangre para sobrevivir. Si puedes, hazte donante, y si ya lo eres sigue sintiendo la felicidad que da ayudar a los demás.

martes, 7 de junio de 2022

Hace tiempo que no hablamos de cine

Hace tiempo que no hablamos de cine y eso no quiere decir que no haya visto nada en los últimos meses, aunque ciertamente la cantidad de cine consumido por la que suscribe se ha visto bastante reducida en estos años. Podría parecer que con una pandemia de por medio, algunos meses de inactividad laboral forzosa y acceso a decenas de plataformas online habría un caldo de cultivo ideal para dar rienda suelta a mi cinefilia, pero unas veces por falta de tiempo y otras por falta de ganas, he ido relegando las películas que me llamaban la atención y para muchas de ellas todavía no he encontrado el momento adecuado.

En los últimos tres años no llega al centenar mi número de votaciones en el IMDB, y entre ellas hay muchas series y documentales. Además, las notas con las que valoro son mediocres en general. Voto todo en esa página porque tiendo a olvidar lo que veo, sobre todo lo que no me ha gustado; cuando algún argumento o escena me suena busco la peli en el IMDB y miro si ya la he votado y así evito revisionar alguna cinta horrenda por no recordarla. Aun así, a veces me despisto y veo por segunda vez algo a lo que ya le había puesto un 3 en su primer pase y vivo frustrada durante varios días.

Parte del tiempo que antes dedicaba a ver cine lo empleo ahora más en leer, pero como en esto del ocio suelo ser bastante cíclica en cualquier momento se pueden invertir los términos. La convivencia en pareja añade una dificultad añadida a la elección de contenidos: ya que Exseminarista ye-ye y yo solemos compartir un rato de tranquilidad al final del día, lo ideal es seleccionar algo que satisfaga a ambas partes por igual y muchas veces los dos preferimos leer en ese momento simultáneo de relax.

Por otro lado, el aumento de las series de TV y su disposición en plataformas hace que muchas noches nos decantemos por ver un capítulo de alguna de las series que seguimos en lugar de una película completa mucho más larga. Con respecto a eso, de un tiempo a esta parte parece que las producciones tienen que durar más de 150 minutos para considerarse "buenas", y eso, queridos lillusianos, son más de DOS HORAS Y MEDIA de vida. Hay muchas personas que ven esas películas de forma fraccionada (hola mamás y papás con hijos pequeños) o mientras realizan otras actividades, pero a mí lo de dejar películas a medias para seguir otro día o verlas a trocitos a lo largo de la jornada no me motiva nada porque enseguida pierdo el hilo de la historia y necesito encontrar rápidamente el momento para terminar lo que empecé, lo que me genera bastante ansiedad. Tiendo a ser compulsiva y por ello prefiero hacer maratón y verlo todo seguido antes que ir dosificando. Ir al cine físicamente a ver una película (y menos aún una que dure 3 horas) ya es algo que cada vez me apetece menos y que limito a ocasiones especiales y títulos muy concretos.

Otro hándicap para mí es la ingente oferta en plataformas y TVs online, que es ya tan abundante que a veces elegir algo que ver se convierte en todo un reto. A mí me pasa lo mismo cuando voy a un restaurante y tienen una carta de 4 páginas: suelo acabar pidiendo algo que quizás no me apetece mucho pero intuyo que me va a gustar porque tanta variedad me abruma y no consigo decidir sin pensar que me estoy equivocando y me quiero quitar de encima esa presión cuanto antes (sí, vivo en permanente estado de ansiedad...).

Llegados a este punto, he de decir que el objetivo real de este post era comentar mis contenidos visuales favoritos de estos últimos meses, pero como habréis comprobado la reflexión se me ha ido un poco de las manos y ahora ya se me ha desinflado la intención inicial. En general puedo decir que pocas películas de las que he visto en los últimos años se han ganado un sobresaliente por mi parte, y eso que tampoco soy excesivamente exigente. Básicamente pido que lo que vea me haga sentir cosas: miedo, rabia, dolor, risa... lo que sea, pero la mayoría de mis votos por lo alto se han quedado en un tibio 7-8 y algún 9 muy puntual. La película que mejor nota se llevó en este tiempo fue la enésima versión de "Ha nacido una estrella", con Bradley Cooper y Lady Gaga. Vale, podéis condenarme al infierno del CinExin por ello, qué le vamos a hacer, pero fue una de las pocas que me emocionó aún conociendo la trama. Y además la banda sonora está muy chula.

¿Quizás el exceso de oferta está mermando la calidad de los contenidos o quizás con los años tenemos la sensación de que ya casi nada nos puede sorprender? ¿Las películas de más de 3 horas se hacen eternas y por ello muchos espectadores prefieren ver ahora series con capítulos más cortos? ¿Esto se debe a que vivimos acelerados y ya no disfrutamos del ocio con la calma de antes? ¿Están las plataformas matando la experiencia cinéfila clásica o por el contrario están democratizando el acceso a las producciones cinematográficas?

viernes, 8 de abril de 2022

Malditas ganas

No soy muy fan del formato podcast, pero en los últimos días, aprovechando una lumbalgia que me ha dejado fuera de combate, me he pegado un atracón con el de Ángel Martín, "Por si las voces vuelven". Estas conversaciones surgen tras la publicación de su libro del mismo título, donde el autor relata su experiencia tras sufrir un brote psicótico que requirió el internamiento en la planta de psiquiatría de un hospital durante un par de semanas. Me leí el libro hace unos meses y me gustó mucho su visión personal de la locura, con pocos apuntes morales y una detallada descripción de sus pensamientos y sensaciones durante el evento.

Aunque no todos hayamos tenido trastornos graves, está claro que la salud mental es algo muy frágil que no se ha cuidado adecuadamente hasta hace muy poquito tiempo y que sigue necesitando de grandes esfuerzos personales, sanitarios, sociales, económicos y políticos para mejorar en su enfoque. Como dije en este post, yo llevo en terapia algo más de 2 años y es una de las mejores cosas que he hecho en mi vida. Las sesiones con mi psicóloga me han ayudado a encontrar y aplicar herramientas para manejar determinadas situaciones que en algún momento se me iban de las manos y me hacían sufrir.

En el podcast que comento, Ángel Martín charla con varias personas más o menos conocidas, sobre todo músicos y artistas, sobre sus problemas de salud mental, sus momentos de conflicto emocional y lo que han hecho o están haciendo para superarlos. Creo que ayuda bastante sentirnos acompañados ante situaciones de extrema tristeza, vacío o indefensión, de las que creemos que nunca podremos salir. No sólo alguien más lo ha vivido y te ayuda a comprender donde te encuentras, sino que muchos de los que comentan sus vidas en este podcast transmiten claramente las mismas sensaciones que posiblemente nosotros estemos sintiendo en medio de una depresión o de una crisis de ansiedad, por ejemplo.

Posiblemente exista mucho más material sobre el tema, pero me gusta especialmente el ambiente de sinceridad y confianza que Ángel Martín ha creado en este podcast, un entorno seguro donde personas famosas se prestan a desnudar su intimidad emocional compartiendo sus roturas internas, sus desequilibrios y sus inseguridades, con todo lo que ello conlleva para artistas que viven en gran parte de la imagen que proyectan. Aunque pueda existir un abismo entre la situación de estos profesionales y la nuestra, a todos los niveles, en el fondo todos los humanos somos susceptibles de perder en algún momento la conexión con la realidad y no lograr recuperarla solos. Las conversaciones del podcast transmiten mucha verdad y, en mi caso, me motivan a seguir mejorando algunos aspectos vitales en los que todavía estoy trabajando.

Es importante tener claro que no todos afrontamos igual la misma cuestión ni tenemos acceso a los mismos medios. Lo que nos sirve a unos puede no ser útil para otros, aunque el problema sea el mismo, pero es cierto que hay aspectos comunes ampliamente estudiados por la ciencia, como los beneficios del ejercicio físico, que todos podemos utilizar. Cuando yo empecé a correr descubrí que eso me hacía inmensamente feliz de una forma inexplicable. Realmente fue un arrebato, porque yo venía de unos hábitos bastante caseros y sedentarios en general, pero me arriesgué a probar y encontré en salir a correr una de las motivaciones más fuertes para reordenar mi vida. A mucha otra gente le habrá servido el yoga, el ciclismo o la natación; la herramienta es distinta pero el resultado es parecido. 

En ese sentido, creo que es bueno conocerse y ser sincero con uno mismo, hacer un pequeño esfuerzo por vernos desde fuera y preguntarnos si somos como queremos ser o sólo nos estamos dejando llevar. Podemos aprender mucho de los demás y descubrir formas diferentes de hacer lo mismo, incorporar actividades nuevas a nuestras rutinas o retomar aquéllas que hace tiempo que no practicamos y que nos gustaban. Puede que llevemos 10 años haciendo algo del mismo modo pero nos demos cuenta de que ya no nos sirve. El miedo a tomar decisiones y a cambiar algo es a veces muy paralizante, pero ya solo pedir ayuda para afrontar cualquier situación nos hará sentirnos mejor. Reconocer que nos sentimos mal y no podemos o no sabemos manejarlo supone más un éxito que un fracaso y muchos pasos pequeñitos conforman al final un gran salto.

En "Por si las voces vuelven" podéis escuchar las experiencias sobre salud mental de gente como Mercedes Milá, Dani Martín, Carolina Iglesias o James Rhodes, por nombrar algunos de los más populares. A mí esta escucha me ha aportado además el descubrimiento de la música de varios artistas, como por ejemplo Bely Basarte, que también es protagonista de uno de los capítulos del podcast y con la que hoy quiero ilustrar esta entrada. 

Bely Basarte empezó su carrera con apenas 20 años haciendo covers en su canal de YouTube. En 2014 ganó el premio del público en el Festimad y un año después publicó su primer disco en plataformas digitales. Su preciosa voz y sus composiciones le han llevado a tener en la actualidad más de medio millón de suscriptores en su canal de vídeos y una importante repercusión en el panorama musical español. 

Y como llevo varios días escuchando en bucle esta canción, "Malditas ganas", en la que colabora con el rapero Rayden, he decidido que sea la música del blog en las próximas semanas.

viernes, 25 de marzo de 2022

La polilla

Your Light, by ErinM31 en DeviantArt
Hace algo más de un año decidí armarme de valor e ir compartiendo algunos de mis textos, las historias que he ido escribiendo durante los últimos 30 años y que rara vez han visto la luz fuera de mi círculo más cercano. En este enlace, donde publiqué "El macarrón Napoleón", tenéis una breve explicación de por qué me cuesta tanto abrir mi literatura al mundo.

Hoy llega a Lillusion otra de aquellas creaciones guardada durante años en un cajón, un relato intimista de corte lírico marcado por el amor, el dolor, la frustración y el miedo. "La polilla" expresa una dicotomía de sentimientos encontrados entre el querer y el deber, algo que quizás muchos de vosotros hayáis conocido también en algún momento de vuestra vida. Esta historia narra una lucha semántica entre recordar y olvidar y la confirmación de que el resultado de la búsqueda siempre depende de la perspectiva del que busque.

Sin más preámbulo, bienvenidos de nuevo a la mente literaria de Lillu:

 

                  La polilla                   

La lámpara ofrecía una gélida luz blanquecina. Una polilla volaba sin rumbo tras la bombilla, errante como una cometa olvidada. El aire enmohecido apenas se podía respirar. El humo nublaba todo lo que ella había amado alguna vez, todo lo que ella había aferrado entre los dedos y luego había dejado escapar. Su ilusión también volaba, pero muy lejos de sus deseos, muy lejos de su esperanza. Su voz sonaba ronca en susurros, sin llegar a percibirse más que un murmullo apagado.

Él consumía los minutos ante un reloj. Marcando cada minuto con sangre no acertaba a ver más allá del horizonte gris. Gotas de incauto sudor desafiaban el frío. Su puño cerrado golpeó la mesa y el dolor, apenas perceptible, lo llenó de impotencia. Golpeó de nuevo y lloró. 

Ella, acurrucada en un rincón, pretendía olvidar todo aquello de lo que el alma no puede despojarse. Su esfuerzo tensaba los músculos hasta hacerlos casi estallar y la tensión la dejaba exhausta en una olvidada esquina de ninguna parte. Él cerraba los ojos pero la intuía en su mente, desesperada y engañosa, como la primera luz del alba en un día de niebla. Ella quería olvidar; él daba su vida por un recuerdo.

Pasaron las horas lentamente, como si el día fuera eterno y el mundo un pozo de metal sin fondo. Ella no conseguía olvidar y él, por más que lo intentaba, no lograba suscitar ningún delirio pasado en su cansada y desnuda mente. En algún momento, hace más tiempo del que quisiera, había vivido pasiones sin nombre, había sentido el calor de un cuerpo a su lado, sin culpables ni inocentes. Lo sabía, pero no conseguía recordarlo. 

Ella veía tortuosamente en su memoria día tras día, beso tras beso, entrega tras entrega,... Y le dolía el corazón, aquel corazón de cristal que, muy a su pesar, era más fuerte que mil soldados en batalla y se negaba a caer derrotado. Minutos ajenos sentía como suyos. Un sentir robado la deshacía en arena mojada que el mar jamás arrastra consigo hacia el interior. Dejarse llevar era ya una odisea que un muro de deseos prohibidos le impedía plantearse.

De pronto, un recuerdo, ajeno como todos los demás, cruzó su mente y se detuvo en un callejón sin salida. El recuerdo se mantuvo inmóvil, sin querer avanzar en el tiempo. Él relajó sus miembros y, de repente, notó cómo una leve reminiscencia lo envolvía. No se atrevió a moverse por si perdía aquella sensación olvidada. Ella identificó aquel recuerdo y, al mismo tiempo, él lo encontró entre un millón de escombros de pasiones vividas y calcinadas. Por unos segundos se encontraron los dos en un mismo recuerdo, amargo y dulce a la vez, indescifrable y claro. Claro como la luz de la lámpara, como en un cuento de hadas, donde una polilla revoloteaba sin descanso buscando un recuerdo que, por fin, había conseguido olvidar.

(c) By Lillu