domingo, 19 de noviembre de 2017

Berlín (III)

Preparada para el Neues Museum
Llegaba el lunes en Berlín y sería nuestra primera salida por la ciudad sin el apoyo incondicional de nuestro anfitrión. Nos dimos cuenta de la dificultad que ello supondría cuando intentamos desayunar en una de las cafeterías del barrio y fuimos incapaces de hacernos entender en inglés. Tuvo que venir a rescatarnos un joven que recogía un café para llevar y tradujo al alemán nuestras necesidades de frühstück a las dos señoras que atendían en el local.

En los lugares turísticos no encontramos casi ningún problema, puesto que la mayoría de la gente joven habla algo de inglés y las indicaciones suelen figurar también en ese idioma además del alemán. Sin embargo, si te apartas un poco de las zonas más visitadas o las personas que te atienden superan la cincuentena es más probable que te entiendan si les hablas en ruso que en inglés, ya que en muchos casos vivieron en la antigua RDA bajo ocupación e influencia soviética. 

Superado el primer escollo del desayuno, nos dirigimos hacia nuestro primer destino del día, el Neues Museum. El día anterior habíamos adquirido en una oficina de turismo el MuseumPass, una tarjeta que te permite el acceso gratuito a los museos más importantes de la ciudad durante 3 días consecutivos. Sin ese pase, cada entrada oscila entre los 8 y los 12 euros, por lo que compensa mucho comprar el MuseumPass si se prevé visitar varias exposiciones.

A punto de entrar a la sala de Nefertiti
El Neues Museum está situado en la conocida como Isla de los Museos (Museumsinsel), una isla en el centro del río Spree que acoge cinco de los museos más importantes de Berlín. Nuestro objetivo ese día era visitar temprano el busto de Nefertiti, antes de que las salas se inundaran de gente. Para ello entramos al museo a primera hora y, a pesar de que ya había algo de cola para acceder, conseguimos contemplar casi en soledad y con total calma la figura de la reina egipcia. Dentro de la sala no se permiten fotografías y, quizás por ello, la conservación de la pieza es excelente. Dedicamos unos cuantos minutos a esta extasiada contemplación y luego continuamos nuestra visita al museo, que también alberga otras interesantes piezas como el Golden Hat, un sombrero cilíndrico labrado en oro macizo. 

Berliner Golden Hat
Balazos en las paredes del Neues Museum
Hacia el mediodía cruzamos el puente que separa Museumsinsel del resto de Berlín y nos adentramos en la Berliner Dom, la Catedral de Berlín. La entrada cuesta 7 euros y permite, además de la visita al interior de la iglesia, el acceso hasta una terraza exterior que discurre alrededor de la cúpula principal, con unas bonitas vistas de la capital alemana. 

Berliner Dom
Este imponente edificio de estilo neoclásico fue reconstruido a finales del siglo pasado debido a los daños sufridos durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Hay que decir que en muchísimos edificios que visitamos todavía se aprecian marcas de balazos y destrozos varios causados por las explosiones, algo que en muchos casos no se ha reparado aposta para que el visitante recuerde la crudeza y destrucción que causó la guerra. 

Cúpula Berliner Dom
Interior Berliner Dom
La Berliner Dom tiene una cúpula interior muy espectacular, realizada al estilo de la Basílica de San Pedro del Vaticano. Se comenta que precisamente el objetivo de esta gran iglesia era convertirse en un símbolo protestante como el ejercido por San Pedro para los cristianos. Las vistas desde lo más alto del edificio nos recordaron bastante a las que habíamos visto en el San Pablo londinense, con una panorámica impresionante de varios kilómetros de Berlín. 

Vistas desde Berliner Dom
Vistas desde Berliner Dom
Tras un almuerzo en uno de los muchos restaurantes que bordean el Spree en esta zona y muchas fotos al Bode Museum, en el que no llegamos a entrar pero cuyo exterior es una preciosidad, nos dirigimos caminando hacia el Deutscher Bundestag

Bode Museum
El Parlamento alemán es uno de los edificios más concurridos de Berlín y para poder visitarlo se requiere una solicitud previa, que nosotros enviamos días antes a través de internet. Entre otros datos, el Gobierno alemán te pide los nombres completos y fechas de nacimiento de los visitantes y te responde formalmente con un documento que deberás portar en el momento de acceso al recinto, indicando el día y la hora autorizada para tu visita.

Bundestag, edificio del Reichstag
Realizados todos estos trámites burocráticos previos, la entrada al Reichstag requiere además un extra de paciencia, ya que todas tus pertenencias pasan un control de seguridad inicial y, posteriormente, el acceso al edificio se realiza en pequeños grupos atentamente vigilados por guardias. Este procedimiento está totalmente justificado si tenemos en cuenta que en el mismo edificio trabajan los diputados alemanes y la propia canciller Angela Merkel preside sesiones de las comisiones que allí se celebran.

El edificio del Reichstag, inaugurado inicialmente en 1894 y símbolo de la caída de los nazis tras la entrada del ejército soviético en Berlín en 1945, volvió a adoptarse como Parlamento en los años noventa. Conservando las imponentes fachadas, su interior está totalmente modernizado y coronado por una cúpula acristalada transitable y a través de la que se ve tanto el exterior berlinés como la sala de plenos del Parlamento en las plantas de abajo. En la base de la cúpula hay varias exposiciones sobre la actividad del Bundestag, sobre el edificio en sí y, desde la azotea, se puede contemplar un bonito paisaje de Berlín con el río Spree, la Torre de Televisión, la catedral, el Ayuntamiento Rojo y otros importantes edificios de la ciudad.

Cúpula del Bundestag
A pesar de los trámites y los engorrosos controles, se trata de una visita gratuita muy recomendable para adentrarse en los entresijos históricos y políticos de la mayor potencia económica de Europa.

Ya cayendo la tarde fuimos paseando por Tiergarten, el parque más grande de Berlín, que roza con el Reichstag y acaba desembocando en la Puerta de Brandeburgo y Pariser Platz. En ese parque se encuentra el Monumento a los soldados soviéticos caídos en Berlín, que consiste en una gran puerta con una estatua de bronce en lo alto y dos tanques T34. En la parte de atrás del monumento se encuentran las tumbas de unos 2.500 soldados que perdieron la vida entrando en la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial.

Monumento a los soldados soviéticos caídos, en Tiergarten
*** (Haz click en las fotos para ampliarlas)

*** (Continuará...)

4 comentarios:

  1. ¡Hola, Lillu! Encantado de volver a leerte. Que sepas que sigo con interés cada nueva entrega de este viaje tuyo a Berlín. Me servirá también de miniguía si algún día decido dar el paso... La verdad es que entran ganas viendo todo lo que nos cuentas y muestras ^_^

    ¡Saludetes! ;)

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    1. Kinezoe, muchas gracias por seguir por aquí! Me alegraría mucho si alguno de mis consejillos sirvieran a algún futuro viajero, jeje. Y desde luego Berlín es una ciudad que merece muchísimo la pena.

      saluditos!

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  2. No sé cómo hay gente que es capaz de aprender alemán, con esas palabras kilométricas de mil consonantes que suenan a perro rabioso. De hecho hasta me cuesta concebir que lo bebés alemanes lo consigan :D

    Debió ser mágico el momento ante Nefertiti. Me encanta ese busto. Y a mi hermano, que se ha especializado en egiptología, aún más.

    Se nota que sabéis preparar los viajes a conciencia. Creo que a mi no se me hubiera ocurrido reservar entradas por Internet con antelación. ¿No me hubieran dejado entrar al Parlamento por mi cara bonita? :D

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  3. JuanRa, es que los alemanes son muy unionistas: que tienen que decir "Plaza de Alexander"? Pues lo juntan to, se comen la preposición y dicen "Alexanderplatz". Es como si aquí pudiéramos decir "Plazalejandro" XDD Hacen palabras más largas pero que traducidas tienen una línea :P Yo soy bastante nula para los idiomas y en alemán soy incapaz de pronunciar nada. Tengo un amigo alemán nacido en Lanzarote que está de acuerdo en que la suya es una lengua infernal, jaja.

    Pues sin reservar con antelación, no, no podrías entrar en el Bundestag, ya que tienen una lista con todos los nombres de los visitantes de cada hora y si no estás en la lista no puedes acceder. Nosotros calculamos más o menos el día que nos venía mejor y propusimos ése para la visita, y nos lo aceptaron sin problema, pero sí que tiene que ser con antelación y formalmente. Además de turistas hay muchas excursiones organizadas de estudiantes que lo visitan así que, al ser el acceso en grupos reducidos, si no llevan un control sería un caos.

    Y uff, Nefertiti mola mucho, sí :D

    Saluditos!!

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