viernes, 9 de febrero de 2018

Berlín (y VII): Curiosidades

Fernsehturm
Aquí llega la última entrada de nuestro viaje a Berlín de 2016, con todas esas curiosidades que no han tenido cabida en mis otros posts y esas fotos que quiero compartir con vosotros pero no encajaban en los anteriores relatos. 

Como comenté en la entrada anterior sobre comer y beber en Berlín, en Alemania hay una particularidad sobre las tarjetas de crédito/débito españolas que es más que conveniente conocer. En ese país no existe el concepto de tarjeta de débito, sino que hay una forma de pago que se conoce como "electronic cash" con la que se evitan las altas comisiones de las tarjetas de crédito estándar. Esto significa que muchos locales rechazarán las tarjetas de crédito españolas e incluso las de débito por su formato, principalmente al ver la compañía emisora (Visa o MasterCard están allí vinculadas solamente al crédito) pero también por las letras en relieve. En algunos restaurantes mi tarjeta era rechazada directamente por el TPV por tener ese relieve. Teniendo esto en cuenta, siempre es aconsejable tener a mano algo de efectivo o un segundo método de pago por si se niegan a aceptar nuestra tarjeta, aunque insistamos en que no es de crédito sino de débito. 

Estación de tren de Alexanderplatz

Igual que en otras grandes capitales, la mejor manera de moverse por la ciudad es en metro/tren y a pie. La ciudad es llana y el centro tiene restricciones de tráfico, así que se camina muy bien. Las tarifas de tren se dividen por zonas (ABC) según la lejanía o cercanía del centro y las opciones de billete incluyen trayectos sencillos o diarios para varios viajes. Es interesante comentar que los billetes se validan en unas máquinas que hay en los andenes antes de subir, no dentro del vehículo.

Zona de negocios cerca del Parlamento
Berlín también cuenta con una WelcomeCard como la que utilizamos en Londres, pero en esta ocasión no la adquirimos porque, estudiando nuestros movimientos y visitas, pensamos que no nos iba a compensar. Según los objetivos de cada viajero, sí puede interesar comprarse una para 48 ó 72 horas, con la que también habrá descuentos en los transportes públicos de la ciudad. 

La otra opción de transporte, estándar en muchas grandes ciudades de Europa, es la bicicleta. La red de carril bici es extensa sobre todo en el centro y hay decenas de empresas para alquilarlas. Yo nunca me atrevo a elegir este medio de transporte porque tiendo a ser torpe y despistada, así que por muy cómodo y económico que resulte, personalmente me echa bastante para atrás. 

Playmobil de Lutero!
Ositos de goma Kosher de Haribo en el Museo Judío de Berlín
Aunque no somos de comprar mucho en los viajes, sobre todo debido a las limitaciones de equipaje en los aviones, nunca nos puede faltar el imán de nevera local, que en esta ocasión fue de Nefertiti (y costó la friolera de 4,50 euros), y el Playmobil, que esta vez era una edición especial de Lutero con su Reforma en la mano y todo. Nos quedamos con las ganas de comprar una camiseta (sobre todo Exseminarista Ye-ye) sobre la peculiaridad de las permanentes obras de Berlín. La ciudad tiene un skyline repleto de grúas y en casi todos los edificios y calles hay andamios o vallas por reformas. Los propios alemanes se han hecho eco de esta situación produciendo souvenirs riéndose de sí mismos acerca de este extremo. 

Camiseta en honor al skyline de grúas en Berlín
Puente sobre el Spree con grúas al fondo que certifican lo anterior
Zona anexa a Rosenthaler St.
A Berlín hay que viajar con la mente muy abierta. Es una ciudad muy joven, ya que los berlineses que se jubilan tienden a mudarse a las afueras, a pueblos o zonas más tranquilas. Los edificios de la antigua parte comunista de Berlín, sobre todo en el distrito de Friedrichshain-Kreuzberg, se han reconvertido en viviendas que se alquilan a un precio razonable y que permite a muchos trabajadores vivir solos y relativamente cerca del centro. La actividad cultural y creativa no tiene fin en esta zona, con mucho arte urbano como el de Urban Spree y, también es cierto, un movimiento okupa bastante activo que a mí me intimidaría un poco para vivir allí. 

Carteles unos sobre otros, sistema típico de publi en Berlín
Farola forrada de ganchillo... y más carteles :P
Es cierto que este distrito está repleto de buenos restaurantes, bares, tiendas de segunda mano y locales de ocio en general, por lo que tampoco se considera un barrio especialmente inseguro. Las recomendaciones de la policía local alemana son las típicas que se realizan en las grandes ciudades a todos los turistas: cuidado con las carteras y los bolsos en los puntos de más afluencia de gente y ojo con comprar bicicletas muy baratas de segunda mano en la calle, ya que muchas de ellas pueden proceder de robos.

Urban Spree, nueva zona de arte urbano y ocio juvenil
Cine al aire libre en Cassiopeia, Urban Spree
Por lo demás, si quieres participar en actividades de todo tipo, esta es tu ciudad. Hay cines al aire libre, bares con música en vivo, muchos mercadillos y mucha gente joven con ganas de hacer cosas. Berlín tiene un toque multicultural muy personal y unos contrastes realmente interesantes. En la parte negativa, diría que me pareció una ciudad un poco sucia (hay parques en los que hay millones de chapas de cerveza incrustadas en la tierra) y demasiado marcada por aquello de pintar en los muros, ya que hay muy pocas paredes libres de graffittis, unos más artísticos que otros, ciertamente.

Bicis, limusinas, buses turísticos, más obras... contrastes en Berlín Mitte
Stolspersteine, placas en el suelo en recuerdo de los judíos asesinados
Pero de igual modo, y retomando lo de los contrastes, suelen ser respetuosos con el arte y, sobre todo, con el legado de ser una ciudad tocada por la guerra y el sufrimiento durante gran parte de su historia. Se toman muy en serio la memoria histórica (no como en nuestro país, por desgracia) y tienen muy claro el objetivo de mantener los edificios clásicos de la época nazi, la mayoría reciclados para uso público y educativo.

Cosas que ves en los escaparates de Berlín
Y aquí finaliza esta serie de entradas sobre el viaje a Berlín de 2016. Pero no os penséis que los viajes con retraso tocan a su fin. Temblad, jijiji! Próximo destino: Dublín 2017!! Y lo digo sin sonrojarme, aquí desde febrero de 2018, ahí es nada. Estad atentos a la máquina del tiempo, queridos lillusianos y gracias por llegar hasta aquí :)

Bye Bye Alemania
*** (Haz click en las imágenes para ampliar)

4 comentarios:

  1. La verdad es que si ha sido una revisión detallada de un viaje, jeje, pero has terminado una guia que merece mucho la pena consultar de cara a un viaje hasta esta ultima entrada: No sabia lo de las tarjetas! Tendre que tenerlo en cuenta si alguna vez voy por alli ;)

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    1. Jose, menos mal que nosotros teníamos un amigo allí que nos iba advirtiendo de esas cosas, porque yo tampoco había oído nada de eso antes de llegar! En su momento, cuando fuimos a Londres, tuve una desagradable sorpresa cuando, días después de regresar, me pasaron las comisiones por pago en moneda distinta del euro de los pagos que había hecho con tarjeta, así que creo que es importante ir prevenido sobre estos detalles cuando se viaja al extranjero.

      Gracias por pasarte, saluditos!

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  2. Curioso lo de las tarjetas. Muy a tener en cuenta.

    Me he recreado observando las imágenes ampliadas. Me ha gustado el lugar del cine al aire libre y el pasadizo lleno de carteles. Me llama la atención lo de los muchísimos grafitis por doquier y cuántos carteles grandes y pequeños se ven pegados por todas partes. Debe ser esto una seña de identidad muy berlinesa.

    Encantado de haber conocido Berlin de tu mano. Aquí un lillusiano esperando que lleguen nuevos viajes (por muy en diferido que sean) :D

    Saludos!

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    1. JuanRa, el cine estaba lleno! Y eso que las noches berlinesas, aunque sean veraniegas, son fresquitas. Ahí la gente se pertrecha con mantas, alguna bebida y hala, a disfrutar. Son muy de actividades al aire libre la verdad.

      Lo de los carteles me resultó curioso porque no los despegan para pegar otros, sino que pegan encima, y encima, y encima... había tochos de 20 ó 30 hojas acartonadas unas encima de otras. Yo creo que al final tienen que caerse por su propio peso, jaja.

      Gracias por visitarme y dejar tus impresiones :) Lo de los viajes sigue en marcha, así que próximamente seguiré contando peripecias lillusianas por el mundo!

      Saluditos

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