No soy lectora habitual de cómics, pero de vez en cuando me recomiendan alguno o ciertas historias me llaman la atención. No valoro demasiado los dibujos, así que no sabría distinguir entre un buen dibujante de cómic y uno mediocre. Sin embargo, me gustan los argumentos con fuerza, con cierta originalidad y que despierten mi interés por encima de las imágenes que, en la mayoría de las ocasiones, prefiero que apoyen al texto y no a la inversa.
Mi amiga Margu me prestó hace unos días "El almanaque de mi padre", un cómic compuesto por tres libros escrito e ilustrado por el japonés Jiro Taniguchi. Parece ser que Taniguchi es un autor bastante apreciado dentro del mundo del manga, con trabajos muy variados y merecedores de importantes premios en certámenes especializados. "El almanaque de mi padre" es lo único que yo conozco hasta el momento de su obra, y he de decir que me ha resultado bastante agradable leerlo, a pesar del punto de moralina que figura como trasfondo.
El tebeo cuenta la vida de Yoichi, haciendo un flash-back a través de su infancia y juventud, desde el presente en el que asiste al entierro de su padre. El pequeño protagonista japonés crece feliz con su familia hasta que una serie de acontecimientos precipita el divorcio de sus padres y el abandono de su madre del hogar. El joven Yoichi culpa a su padre de la situación, sin ser consciente de la cantidad de factores que influyeron en el deterioro y la posterior ruptura de ese matrimonio. Años después, habiendo abandonado el pueblo durante años para comenzar una nueva vida y formar su propia familia en la capital, Tokio, regresa con los suyos para enterrar a su padre que acaba de morir. Allí, por boca de familiares y amigos, descubre el verdadero carácter de su padre y todo lo que rodeó a aquella época de infelicidad marcada por el resentimiento hacia su progenitor.
La historia te hace reflexionar sobre algo que está tan de actualidad hoy como hace 50 años: te vas alejando de tu familia buscando nuevos horizontes y nuevas formas de enfocar tu vida y tu futuro, intentando ver en una nueva ciudad las cosas buenas que no ves en la tuya, y poco a poco los vínculos se van debilitando hasta hacerse casi imperceptibles. Hasta que algo, un suceso, un cambio, una noticia, hace que la nostalgia se apodere de ti y desees con más fuerza que antes volver a tu antiguo mundo, pedir perdón a las personas que allí estaban por haberte ido y sentirte por fin en casa.
Es curioso todo lo que puede aportar una historia que sólo reivindica el sentimiento de tener un pueblo, un origen, unas raíces. Es increíble cómo se puede interpretar la misma historia a miles de kilómetros de unas raíces de las que nunca se fue abanderado. Y me gustaría añadir aquí una frase que uso bastante últimamente y que me aplico desde la primera letra hasta la última: nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Por cierto, en "El almanaque de mi padre" se cuenta cómo un terrible incendio asola casi toda la ciudad de Tottori, donde viven los protagonistas, y cómo a partir de ahí todo cambia. No puedo evitar pensar en el fuego que se está comiendo mi tierra, Galicia, y espero que esas llamas permanezcan en la conciencia de los culpables.
jueves, 10 de agosto de 2006
El almanaque de mi padre
miércoles, 9 de agosto de 2006
Tam Tam Go!
Allá por el año 1988 sonaba con fuerza una canción titulada "Manuel Raquel" que se convirtió en canción casi de culto para una parte del colectivo transexual que despuntaba por entonces. Con una historia profundamente humana y arriesgada, así entraban en el panorama musical español los extremeños Tam Tam Go!, grupo formado por los hermanos Nacho y Javier Campillo y un amigo común, Rafa Callejo. Recién llegados de Londres, los hermanos Campillo componían e interpretaban la mayoría de sus temas en inglés, muy influenciados por los sonidos anglosajones. En sus dos primeros discos apenas incluyeron tres o cuatro temas en español, pero fueron precisamente éstos los que más aceptación tuvieron entre el público.
Su gran éxito llegaría en 1990 con "Espaldas mojadas", que invertía la tónica de sus anteriores discos y ofrecía todos los temas en español salvo dos. Los sonidos más latinos de ésta y sus siguientes producciones causaron una mayor aceptación en los círculos musicales nacionales, con un pop diferente, letras más trabajadas y directas, estilos más variados y sonidos más limpios. Su música comprometida vinculaba a gran parte de la sociedad, identificada siempre con alguna de las canciones de Tam Tam Go!.
Hacia finales de los noventa el grupo se separó para trabajar en sus proyectos individuales y personales, volviendo Javier a colaborar con su hermano Nacho en posteriores proyectos bajo el nombre de Tam Tam Go!. Nacho Campillo, en cierto modo voz y alma del conjunto, editó sus discos en solitario también en esa época. En 1999 volvieron a la primera plana del panorama musical español con el tema "Atrapados en la red", que se convirtió en un himno para los internautas y protagonista en las kdds de chats.
Para ellos no ha existido nunca el miedo a tratar cualquier tipo de tema en sus canciones, decantándose por las desigualdades y las historias con fondo humano a la hora de expresarse con su música. En sus inicios, el desaparecido cineasta Ricardo Franco compuso las letras de algunas de sus canciones más sentidas, como la propia "Manuel Raquel" o "Lucía de los cartones", basada en la vida real de una indigente de la Gran Vía madrileña. Otros asuntos que han tomado forma de canción con ellos han sido el amor en la tercera edad (precioso tema "Los besos que nos quedan"), el abuso del zapping y la televisión o los desequilibrios propios de la sociedad acelerada que nos rodea. Yo he elegido hoy "Suicidio del arcángel niña", una canción de su segundo disco que me parece muy profunda y reveladora, en la que también colaboró Ricardo Franco.


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lunes, 7 de agosto de 2006
La señal (The ring)
Me considero una fan bastante incondicional del cine de terror, que incluya sólo el justo despilfarro de sangre, una enorme dosis de tensión y la suficiente lógica como para hacer creíble lo increíble. En este aspecto no soy muy exigente pero valoro aquello de sentir la necesidad de encender todas las luces cuando termina la película... por si acaso. Dentro de este grupo se encuentra "La señal (The ring)", remake americano de su homónima japonesa "Ringu (El círculo)".
Ni que decir tiene que este post está plagado de spoilers... léelo bajo tu responsabilidad :)
Precedida de un notable éxito en su país, "Ringu" (1998) se convirtió rápidamente en una cinta de culto, que sirvió de base para otras muchas películas de terror nipón producidas en los siguientes años. Como le ocurrió a casi todo el mundo, a mis oídos y a mi vista llegó antes la versión americana, que vi con una mezcla de expectación y duda. Pero avanzada la película, todas mis dudas se habían disipado: inmersa en una sensación de continua inquietud y una considerable concentración de adrenalina, la película me iba convenciendo de la maldición que se cernía sobre la cinta de vídeo.
Sobre las películas americanas siempre pesa la crítica de que son de baja calidad, faltas de ideas, con exceso de derroches técnicos y poca sustancia. De esta circunstancia solamente se salvan algunas obras de cine independiente, alguna ópera prima de jóvenes talentos o las producciones de directores consagrados que ya da igual lo que dirijan que siempre estarán bien considerados. En el caso de los remakes, se confirma para ellos la falta de ideas comentada y aumenta el desprestigio del film en cuestión, el director y por supuesto el reparto. El guionista figura ya en estos casos como un ente inexistente.
Pues bien, voy a llevar un poco la contraria a la tónica general, puesto que a mí "La señal" me gustó más que "Ringu" y además me pareció una muy buena película de terror, que mejora sin duda el embrollo argumental de la original japonesa y utiliza con mesura los efectos especiales tan criticados en el cine hollywoodiense. Sin aportar ciertamente grandes novedades, se limita a realizar una versión occidentalizada del film dirigido por Hideo Nakata en Japón, eliminando puntos negros del guión, que hacían bastante dificultosa la comprensión de la historia. Al fin y al cabo, la película japonesa se basaba a su vez en una novela del escritor Kôji Suzuki, por lo que tampoco es una idea original del director cinematográfico. Las escenas impactantes que comparten ambas películas (el pozo, la salida de Sadako/Samara de la pantalla...) me parecen igual de logradas en las dos producciones, pero en general prefiero la americana porque quizás se acerca más a mi forma de ver el mundo. Como nota negativa, señalar que para mí la escena del caballo en el ferry sobraba (o al menos yo no supe interpretarla dentro del contexto que se me ofrecía), pero en general me parece que la película cierra muy bien los "círculos" argumentales que plantea.
Tras su éxito con "Ringu", Nakata continuó explotando la gallina de los huevos de oro, con más adaptaciones de novelas de terror de Suzuki, dirigiendo una segunda parte de "Ringu" en 1999 y haciéndose un remake a sí mismo con "The ring 2. La señal 2" en versión americana el año pasado. En 1999 se realizó también otra versión de la película en Korea del Sur, "Ring Virus", que obviamente no he visto así que no puedo opinar. Por su parte, el director estadounidense Gore Verbinski había debutado prácticamente en la gran pantalla con "The Mexican" el año anterior (su primera película fue "Un ratoncito duro de roer"...), película que personalmente no me gusta nada, pero que intento no tener en cuenta; su siguiente film tras "La señal" fue "Piratas del Caribe. La maldición de la perla negra", y ésa sí que me parece maravillosa.


Etiquetas: CINE
domingo, 6 de agosto de 2006
Refinería
La última vez que GeekDraz y yo estuvimos en el Centro Comercial Meridiano hicimos esta fotografía de la refinería de Santa Cruz que, aunque en la imagen no se aprecie demasiado, evoca un paisaje al más puro estilo Blade Runner. Lamentablemente, no teníamos un trípode para hacer una foto más fiel a la realidad, tal y como se presenta la escena ante nuestros ojos. De todos modos, creo que el efecto del movimiento (la apertura del obturador? No entiendo mucho de técnica fotográfica; los profesionales sabrán mejor cómo denominarlo) hizo lo suficiente para que la imagen quedara al menos inquietante y comprobemos que incluso una vulgar refinería de combustible tiene su encanto en la oscuridad de la noche.


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sábado, 5 de agosto de 2006
El amor molesto
Buscando en la biblioteca algo para leer cayó en mis manos este libro, que en un primer momento me llamó la atención por el título. Luego leí la solapa con la información sobre la autora, Elena Ferrante, y me quedé sorprendida: Vivió mucho tiempo en Nápoles. Actualmente reside en Grecia. "El amor molesto" es su primera novela. Éstos son los únicos datos que se conocen de su personalidad.
Por un momento me vino a la cabeza una broma, un fragmento de Les Luthiers (dos palabras sobre el autor: realizó... estudios). Pero no, parece ser que esta escritora italiana se ha mantenido deliberadamente al margen de la vida pública, hecho que no ha evitado que sus novelas hayan obtenido un enorme éxito en su país y fuera de él. (Spoilers si continúas leyendo).
"El amor molesto" (1991) trata de una madre que muere en extrañas circunstancias y una hija que trata de reconstruir cómo sucedieron los hechos y qué hizo su madre en las últimas horas de su vida. A lo largo del libro se analiza una traumática relación entre ambas, con una mentira infantil que marcó sus caminos. El planteamiento es bastante interesante, pero a veces resulta confuso. Supongo que será algo intencionado por parte de la escritora, que juega constantemente con la actualidad y el pasado de la protagonista, mezclando lo que sucedió, lo que ella deseaba que sucediera y lo que ella cree recordar pero que nunca ocurrió.
La novela mantiene muy bien la intriga, pero para mí da demasiadas vueltas. Muestra comportamientos absurdos de los personajes, sin que esas formas de actuar se fundamenten en nada lógico o consecuente, por lo que a mí me cuesta entenderlos. Aunque comprendo que ahí precisamente reside el encanto del libro, en la confusión que crean los flecos de la memoria de Delia, la protagonista, y así propiciar que el lector se vaya montando su propia historia como un puzzle a raíz de lo que ella va mostrando. En definitiva, un libro al menos interesante, que ya es bastante.
En Italia parece ser que la novela tuvo una importante relevancia, siendo incluso llevada al cine en el año 1995 con el mismo título original, "L'amore molesto". Pero no me suena que se haya estrenado en España, por lo que me da la impresión de que el film no salió del circuito italiano de exhibición o tuvo una distribución muy limitada fuera de su país.


Etiquetas: LIBROS
viernes, 4 de agosto de 2006
El bosque
Entre todas las películas que despiertan amores y odios quizás "El bosque" sea una de las más polémicas. En este caso concreto, no sólo el film, sino la obra completa de su director, el hindú M. Night Shyamalan, se encuentra en el ojo del huracán. Para mí "El bosque" es una inmensa película, muy original a mi modo de ver y con una estética de producción muy cuidada, envoltura realmente agradable para un sólido guión.
Posiblemente este post contenga algún spoiler, así que si no has visto la película, no sigas leyendo.
La parte negativa de la obra, lo que todos critican, comienza en la propia traducción del título (original "The village", el pueblo, no "bosque") y continúa por una estrategia de promoción totalmente errónea. La mayoría de los detractores de este film se sintieron engañados porque esperaban una película de terror, con muchos sustos, criaturas sobrenaturales, monstruos... Y sin embargo se encontraron con una historia de suspense, tocada por una tierna historia de amor y una inocencia que perdura al margen de la acelerada vida urbana. Creo que si la película se hubiera vendido como lo que es, la mayoría de los "defraudados" no habrían sido tan crueles a la hora de criticarla (aunque ciertamente muchos ni habrían ido a verla). Por ello, soy de las que intento recibir la menor información posible sobre una cinta antes de verla; ni siquiera me gusta ver los tráilers porque siempre enseñan más de lo que deben. El interés de una película muchas veces reside en no saber lo que te esperas y así no desilusionarte cuando ves algo que no encaja en la idea preconcebida que te habías formado.
Por otro lado, el gran éxito de M. Night Shyamalan con su primera película conocida, "El sexto sentido" (1999), también ha sido utilizado en su contra a la hora de valorar sus posteriores producciones. Yo considero esa película impresionante, de las que te dejan con la boca abierta, y he de reconocer que las dos siguientes cintas del hindú, "El protegido" y "Señales" me aburrieron de un modo soporífero y no me transmitieron nada positivo. Aún así, cuando fui a ver "El bosque" (2004) intenté liberarme de todo prejuicio y conseguí meterme en la película desde el principio: conseguí que me engañaran con el pueblo del siglo pasado, conseguí creerme que había un monstruo acechando en el bosque y me quedé tonta cuando al final se va descubriendo el gran teatro. Para otros, la situación de las familias del pequeño pueblo estaba clara desde casi el principio de la película; por una vez me alegro de que mi inteligencia sea tan torpe y tan lenta que me permitiera disfrutar de la película sin enterarme de nada tan "obvio" para los demás.
Acerca de los protagonistas, ninguno de los intérpretes se encuentra entre mis favoritos, aunque para mí Bryce Dallas Howard desarrolla muy bien su papel de invidente. Joaquin Phoenix y Adrien Brody resultan un poco cargantes en los suyos, sin emocionarme lo más mínimo pero guardando la corrección justa para no llamar la atención. Lo mismo opino de los veteranos William Hurt y Sigourney Weaver, que solamente ofrecen su presencia al film sin aportar nada, a mi modo de ver, destacable. Queda claro que la interpretación no es el punto fuerte de esta película, puesto que el resultado hubiera sido el mismo barajando los papeles dentro de un saco y haciendo que cada uno eligiera al azar el suyo. Pero nadie primaría a los actores en un film como éste, con una música y una fotografía realmente sobresalientes, un diseño de producción y un montaje impactantes, y algunas escenas dignas de las mejores obras de terror psicológico de los últimos tiempos.


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miércoles, 2 de agosto de 2006
Presuntos Implicados
Durante la época de la Universidad tuve una especial predilección por las canciones de este grupo valenciano, que nació allá por mediados de los 80 y consiguió un notable éxito con temas suavemente acariciados por la voz de su cantante, Soledad Giménez, y arropada musicalmente por su hermano Juan Luis y por Nacho Mañó.
Presuntos Implicados significó para mí un mar de sensaciones, con canciones tan tiernas y tan dulces que a veces escucharlas era como abstraerse a un mundo irreal de cuento de hadas. La canción que he elegido de ellos es "Llovió", la primera que yo canté en un karaoke y que está estrechamente relacionada con unas personas y una época muy concreta en mi vida, tiempos que guardo en el recuerdo con extraña nostalgia.
Alejado de mis gustos habituales, Presuntos Implicados hace letras optimistas e intimistas, sinceras y cercanas, llenas de energía, un pop suave que de vez en cuando también es bueno escuchar. Desde que publicaron el álbum de versiones y se acercaron más a los ritmos latinos he perdido un poco su pista, puesto que ese tipo de música ya no se encuentra entre mis gustos. El grupo también se separó durante un tiempo para abordar sus proyectos personales en solitario, sobre los que, la verdad, apenas me he interesado.
A pesar de todo, seguirán siempre en mi memoria las melodías de muchos de sus temas de finales de los 80 y principios de los 90, entre los que destacaría "En la oscuridad" (por su fuerza), "No hay palabras" (por ese lazo que une a dos personas), "Cada historia" (por su amargura), "Mil mariposas" (por su inocencia), "La noche" (por su tristeza) o "Nunca es para siempre" (por su sinceridad).


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martes, 1 de agosto de 2006
Los renglones torcidos de Dios
Esta novela es el típico ejemplo de libro que a todo el mundo le suena y del que todos conocen a su autor, pero que nadie o casi nadie ha leído. Decidí comprarlo precisamente por eso, porque al leer la solapa me pareció que podía interesarme y que por fin cerraría en este caso la coletilla "lo conozco pero no lo he leído". Lo que cuenta este libro me sorprendió; no me esperaba en absoluto nada parecido. Imaginaba un libro más serio, más retorcido, mucho menos directo. Aunque algo de retorcido sí que tiene: desde el principio, Torcuato Luca de Tena juega con el lector al ratón y al gato, logrando en mi caso (y supongo que en el de muchos otros también) que desarrolle una empatía natural con la protagonista de la historia. (Spoilers!).
La propuesta inicial es bastante sencilla: Alice ingresa en un psiquiátrico alegando que es víctima de un engaño urdido por su marido y su médico, mientras que su carta de ingreso la define como una paranoica obsesiva con instintos asesinos hacia su cónyuge. Quedaría pues claro el trastorno psiquiátrico de la protagonista si no fuera porque su comportamiento aparentemente normal, su extrema sensibilidad y sobre todo su increíble inteligencia termina por confundir a médicos, enfermeras, compañeros de hospital y todo personaje que aparece por las páginas del libro. Puedo asegurar, con total sinceridad, que tras la lectura de la novela todavía me quedaban dudas sobre si Alice tenía un problema o si la habían convertido en una desquiciada ahogándola con mentiras, provocándole al final una crisis real a fuerza de presiones.
A pesar de la extensión (unas 450 páginas), el libro se lee con mucha facilidad y contiene la suficiente intriga como para no querer soltarlo en varias horas. Tiene un fuerte componente de humanidad, plasmado en algunos de los personajes creados por Luca de Tena, que nos acerca al mundo desconocido de los enfermos psiquiátricos y su día a día, con sus miserias, sus peligros, sus dudas y su inocencia. De hecho, por si todavía alguien no sabe a lo que se refiere el título, los renglones torcidos son precisamente aquellas personas con ciertas taras mentales, aquellos hombres y mujeres que, según el autor, a Dios le salieron erróneos cuando los creó, las faltas de ortografía del Creador. El libro es, en conjunto, tan cruel y tan duro como puede serlo el tema que trata, con independencia de sus componentes estrictamente literarios. Que quede claro que hablamos de una novela, ficción en definitiva, no un ensayo literario ni un documental sobre la vida de los enfermos mentales.
Como último detalle, señalar que el libro fue publicado en 1979 pero hasta que no vi la fecha me podría creer perfectamente que se escribió el año pasado (bueno, hace unos cuantos años más, antes de que Torcuato Luca de Tena se muriera, vamos :P). Sobre lo antiguo que parece de ayer mismo hablaré posiblemente algún día por aquí, porque cada vez me sorprende más cumplir años y no darme cuenta de que el tiempo pasa para mí pero también para lo que me rodea.


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