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Muy poca gente conocerá mujeres que se llamen Laura nacidas antes de los años ochenta. La razón es que ese nombre no se encontraba entre los más utilizados hasta finales de los setenta, década en la que, si apelamos a la lógica social, se dio a conocer la canción “Lady Laura” de Roberto Carlos. Hechos como éste son los que influyen decisivamente a la hora de poner un nombre, o acaso la oscarizada Penélope Cruz no se llama así por la canción homónima de Joan Manuel Serrat?.
El caso es que Laura ha sido el único nombre capaz de desbancar a María Carmen o a María de lo más alto de la lista de preferidas, publicada por el INE (Instituto Nacional de Estadística). De hecho, María a secas volvió a lo más alto de la clasificación en los noventa y 2000, puesto que no había ocupado desde los años treinta. En la década de los sesenta aproximadamente un 10% de las mujeres nacidas en España se llamaban María Carmen, Ana María, María Dolores o María Pilar, mientras que en los setenta, aunque continúa la hegemonía de los compuestos con María en los primeros lugares, van incorporándose a los más utilizados nombres como Cristina, Mónica, Raquel o Sonia.
La explicación aquí puede estar también en un tema religioso. Muchos sacerdotes se negaban a bautizar a las niñas con nombres poco comunes o foráneos. Tengamos en cuenta que en los setenta estaba mucho más extendida la costumbre católica de este sacramento, por lo que era en última instancia el cura de turno el que decidía cómo se iba a llamar tu hijo. En muchos casos se ponía el “María” al lado de un nombre menos bíblico como Olga o Natalia (de claras tendencias rusas, qué miedo) para que ambas partes quedaran satisfechas, y luego ya en casa le llamabas a tu hija como te diera la gana.
Pero los ochenta suponen un vuelco para los nombres compuestos, como ya había ocurrido en la sección masculina. De los diez más usados, sólo María Carmen sobrevive en el octavo puesto, en una proporción de algo más de 14 por cada mil niñas. En el nuevo siglo habrá que irse hasta el puesto 44 para encontrar a una solitaria María Carmen aferrándose a la tradición de los duales. En lo más alto de las preferencias se consolidan también Patricia y Marta, sobre todo esta última que se mantiene estable entre los diez primeros desde hace 40 años. Resulta más que curioso que yo, llamándome Marta, nunca haya coincidido en mi etapa escolar, ni universitaria, con ninguna otra Marta.
Los setenta y ochenta tienen algunos nombres que irrumpen con fuerza en el Top-Ten pero que después van perdiendo fuerza hasta desaparecer, como Sonia, Susana o Yolanda. La década ochentera destaca por los registros novedosos, como también ocurría con los niños ochenteros: Vanessa, Tamara, Estefanía, Jessica, Alba o Lidia se convierten en favoritos de los nuevos padres para sus hijas, aunque no todos sobreviven a la siguiente década. Se da el caso de que Vanessa aparece con sus dos modalidades, Vanesa y Vanessa en dos posiciones diferentes de la lista, logrando con ambas variantes registrar a 16 de cada mil niñas.
Curiosidades? En Ávila el 3% de las chicas de los setenta fueron registradas como María Teresa, con una clara influencia de la Santa local. En Barcelona ocurre tres cuartos de lo mismo con Montserrat, nombre del 3,4% de las chicas allí nacidas en los setenta, mientras que en Lleida la proporción llega al 4,3%. Similar es la situación en la provincia de Santa Cruz de Tenerife con las 23 de cada mil niñas registradas como María Candelaria en los todavía conservadores setenta. A partir de los ochenta todo vestigio religioso desaparece de los nombres y comienzan a tomar fuerza los comunes simples, con especial predilección en casi todas las comunidades por María, Lucía, Cristina o Ana.
Y sí, como muchos de vosotros temíais, en los noventa también aparecen los nombres foráneos tipo Jennifer o Tania, aunque se quedan tímidamente en los puestos bajos de la clasificación general. Esta influencia, al igual que los nombres autóctonos, se nota más por regiones a finales de los ochenta. En el País Vasco hay una clarísima predilección de nombres típicos de la tierra en todas las provincias: Leire, Ainhoa, Itziar, Nagore, Olatz, Nerea, Irati, Amaia… En Galicia también aparecen nombres tradicionalmente gallegos como Iria, Antía o Uxía, aunque de un modo menos frecuente. Y también Canarias vuelve a distinguirse por el origen guanche (con influencias venezolanas en algunos casos, ciertamente) de su nomenclatura: Yurena, Guacimara, Yaiza, Yanira, Nayra… Se demuestra una vez más el detalle que apuntó Jordi Soler en los comentarios del post anterior sobre la sección masculina: la salida de la dictadura hizo que los padres pusieran a sus hijos los nombres que querían y no los que les imponían.
No se por que, me da, que con las chicas y sobre todo ultimamente, si que las cosas van por modas.
ResponderEliminarNo se, si que hay niños que yo conozca, ultimamente con nombres, menos comunes. Pero con las niñas se da mas.
De todos modos, lo mas importante, es que tanto a los padres como a los hijos, se sientan conformes con sus nombres ;)
Hola de nuevo
ResponderEliminarPues me sorprende no ver entre los primeros puestos, sobre todo en los años 60 y 70, nombres tan religiosos como Lourdes o Fátima, que Lourdes conozco a unas pocas, y a un par de Fátimas también.
Otro saludo.
Juan.
Jose, tienes razón que con las chicas se presta un poco más lo de los nombres más "raros" digamos. Aunque lo de Jennifer me sigue pareciendo un poco hortera... sin ofender a nadie eh! :D
ResponderEliminarJuan, los nombres que comentas son a todas luces de la época más religiosa de la nomenclatura, por las vírgenes. Me da que a partir de los setenta ya poca gente se acuerda de los santos para poner nombres a sus hijos. Porque lo de Santa Jessica y Santa Yasmina va a ser que no, verdad? :D
saluditos
Pues Laura es mi nombre de chica favorito XDD
ResponderEliminarLo que te pasa a ti con Jennifer me pasa a mi con las Vanessas y las Déboras (dicho con todo el cariño del mundo a las buenas chicas que se llamen así).
Dios, no debiste haberme enseñado esta página, ahora no puedo salir! I hate you! >__<
XDD
Jajaja Zorrocloco, verás cuando se acerque el verano y pueda colar un post de la ocupación hotelera!! O de la cantidad de libros que se publican en España!! O de cuántos deportistas federados hay!! O de... jojojojo. Es una completa adicción, lo sé XDDD
ResponderEliminarsaluditos!
Pues permíteme que aunque sea por una vez te salude por tu nombre
ResponderEliminarHOLA MARTA!!
Marta es el nombre de mi sobrina y a la vez ahijada, osea que el nombre ya me inspira cariño ;)
Me acuerdo perfectamente de la época en que todas las recién nacidas empezaron a ser bautizadas como Jennifer y Vanessa (para, en muchos casos, terminar siendo las Jennys y la Vanes)
En Yecla abundan las Inmaculadas y en Villena las Virtudes. ¡Cómo influyen los nombres de las patronas en ciertas localidades!
Un saludo!
JuanRa, que conste que mi nombre virtual prima siempre aquí eh :D Lo de las Jennys y las Vanes... uff, qué te voy a contar XDD
ResponderEliminarsaluditos!
Yo fui al cole en los 70 y recuerdo entre las chicas esos nombres precisamente "mari-carmen" "maria-josé".... y otros de la lista.
ResponderEliminarLos chicos también tienen modas, los de mi época se llaman "José" + algo. "José Luis", etc...
Y ahora todo el mundo tiene un nombre medieval "Rodrigo" "Diego" ...
Loquemeahorro, si es que al final las estadísticas funcionan! :) No se me había ocurrido lo de los nombres medievales, jajaja, tienes toda la razón!
ResponderEliminarGracias por tu visita!
Saluditos
Ana María y a mucha honra, ¡oiga! ¡Jajajaja! Qué decir: el "maría" me acompaña porque mi madre también lo es pero Pilar y porque creo que solamente Ana le parecía breve. De niña odiaba mi nombre furibundamente porque tendían a llamarme Anita y para mí Anita era una vecina mayor muy antipática y que olía mal... Me llamaban igual que a ella y lo despreciaba con todas mis fuerzas. Eso se me pasó y ahora hasta me llaman tal como me apodo por aquí... ¡Cosas que pasan! xD
ResponderEliminarpd: lo bueno abunda... Si hay muchas Anas por algo será ;)
Hannamary, yo soy más mi diminutivo ahora que de pequeña! jaja. En mi familia ya tampoco les suena raro lo de Lillu, que es bastante más extraño que mi nombre real :D
ResponderEliminarsaluditos!