martes, 16 de octubre de 2012

Lorenzo Silva gana el Premio Planeta


Pues esta mañana, tras una noche pésima en la que apenas pude dormir por motivos que no vienen al caso, me desperté con la grata noticia de que Lorenzo Silva había ganado el Premio Planeta, con su novela "La marca del meridiano". Como muchos de vosotros sabéis, se trata de uno de mis escritores favoritos y gracias al cual retomé mi pasión por la literatura hace ya algunos años con otra de sus obras premiadas, "El alquimista impaciente"

Pero este galardón goza quizás de la peor fama posible dentro del universo literario nacional. Se dice que la selección de los finalistas y los vencedores no son del todo limpias y que están muy influenciadas por los intereses políticos y económicos de la entidad otorgante, la poderosa Editorial Planeta. Algunos escritores denunciaron hace años que la compañía se había puesto en contacto con ellos antes de las votaciones del jurado para ofrecerles directamente el premio, que en la actualidad asciende a unos nada desdeñables 601.000 euros.

Polémicas aparte, a mí me interesa que esos trabajos literarios tengan al menos la calidad justa para merecer ese reconocimiento. En los últimos años he leído varias novelas que se encuentran tanto entre las ganadoras como entre las finalistas al Planeta y lo cierto es que me han gustado bastante ("Mientras vivimos", de Maruja Torres, ganadora en el 2000, o "El baile de la victoria", de Antonio Skármeta, vencedor en 2003, así como "Y de repente, un ángel", de Jaime Bayly, o "El tiempo mientras tanto", de Carmen Amoraga, ambos finalistas en 2003 y 2010 respectivamente), así que no podría decir nada malo al respecto del buen hacer de los escritores en los que recayó el premio.

En esta LXI edición del Premio Planeta estoy especialmente contenta porque creo que Lorenzo Silva se lo merecía por ser un escritor honesto, tanto con su trabajo como con sus lectores, nada endiosado y muy participativo en redes sociales y proyectos de fomento de la literatura a todos los niveles. Y por otro lado, sus personajes Bevilacqua y Chamorro generan tal ternura y cercanía que yo creo que son los guardias civiles menos criticados de este país :P El género policíaco tiene con ellos un valor seguro y yo, por supuesto, estoy deseando leer "La marca del meridiano" en cuanto caiga en mis manos.

*** La foto que ilustra este post la cogí de la edición digital de El Mundo.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Una de setas


No, no voy a hablar de ningún tipo de droga alucinógena (lo siento, sé que lo estabais deseando) sino de las comunes y vulgares setas que se utilizan en la cocina. Tengo que reconocer que no me gustan las setas, ninguna variedad, ni los apreciados boletus, ni los deliciosos níscalos, ni siquiera los insípidos champiñones. Como en todo lo relacionado con la comida, creo que puede deberse a una falta de tradición fúngica en mi familia, puesto que rara vez se cocinaba este alimento en mi casa. 

Cuando ya de mayor he intentado cogerle el gusto me ha resultado bastante difícil, quizás porque no tengo el paladar acostumbrado y su sabor me resulta, cuando menos, extraño. Puedo comerlas, obviamente, en determinadas ocasiones y básicamente por respeto hacia el cocinero o los demás comensales, pero la experiencia no será un incomparable momento de placer gastronómico para mí. Sé que no es justo generalizar porque no todas las setas son iguales ni saben igual, pero es que todavía no he encontrado ninguna que me resulte agradable al paladar.


Muchos de vosotros estaréis llevándoos las manos a la cabeza diciendo "pero si son un auténtico manjar!", a lo que yo podría responderos que también lo son para mí la coliflor o la remolacha, productos que me encantan y que sin embargo tienen muy pocos fans en la cocina. Mi actual pareja adora las setas, por lo que estoy haciendo un esfuerzo por incluirlas en mi dieta. Y eso ya sin tener en cuenta los beneficios que tienen estas especies campestres para nuestra salud, que tal y como andan los colesteroles hay que mirar mucho lo que se come.

Este asunto me ha generado una duda existencial que pretendo resolver (... aproximadamente) con una encuesta: cuál es el alimento más odiado, menos soportado, peor tolerado por la gente? En este caso la muestra seréis vosotros, mis lectores, grupo heterogéneo donde los haya, y que confesaréis sin pudor cuál es ese vegetal que os da verdadero asco o ese marisco que os cuesta tragar. Porque he de decir que mi alimento más odiado no son las setas, en absoluto, puesto que soy capaz de comerlas aunque no las disfrute. Mi talón de Aquiles culinario se llama mejillón y soy absolutamente incapaz de olerlo sin sentir arcadas. Da igual cómo esté preparado, en escabeche, al vapor, empanado o formando parte de una paella, mi organismo lo detecta y lo aleja instantáneamente del radio de recogida del tenedor.


La explicación de esta fobia a los mitílidos está en mi infancia, cuando me obligaban a comer estos moluscos por su cantidad de yodo (sufría un principio de bocio). Os ahorraré los detalles menos agradables del proceso de dilatada ingesta/expulsión automática del bicho en cuestión. Es por ello que para mí el alimento más odiado son los mejillones. Cierto es que los moluscos bivalvos en general no están entre mi top-ten de orgasmos gastronómicos y que las ostras siguen muy de cerca a los mejillones en mi lista de productos poco soportables.

Voy a colocar en el margen derecho del blog una encuesta sobre este asunto. Incluiré como alimentos más odiados, aparte de los mejillones, algunos otros que considero que tienen poco éxito entre los paladares de mi entorno, como la coliflor, la remolacha, los espárragos, los guisantes, la cebolla o el hígado. Se podrá votar más de una opción y si no encuentras tu alimento más odiado en esa lista siempre puedes dejar un comentario y compartir con nosotros esa fobia culinaria. La encuesta estará activa durante al menos diez días y luego intentaremos llegar a alguna conclusión. 

Gracias a todos por participar!

*** Todas las fotos de este post son de la Wikipedia.

jueves, 4 de octubre de 2012

Black Mirror

El otro día me dí cuenta de que no había comentado esta serie en el blog, a pesar de que llevo meses recomendándola a todos mis amigos y conocidos. "Black Mirror" es una miniserie británica de 2011 compuesta por tres capítulos autoconclusivos, con distintos repartos y temáticas. En todos se analiza el impacto de las nuevas tecnologías en nuestra vida cotidiana aunque desde distintos puntos de vista y con diferentes aplicaciones y consecuencias.

La serie, creada por Charlie Brooker, ha obtenido muy buenas críticas dentro de un panorama televisivo que ya está saturado de seriales interminables y que ansía ver algo diferente. La ventaja de "Black Mirror", aparte de su atrayente temática, es que cada capítulo dura aproximadamente una hora y se puede ver de forma independiente. En esa misma línea encontramos su desventaja ya que, al ser capítulos sin ningún tipo de conexión entre ellos, más allá de tener la misma producción, uno te puede encantar y otro te puede aburrir profundamente, aún siendo todos de una gran calidad. Los creadores quisieron seguir la línea de la clásica serie
"The Twilight Zone" (Más allá de los límites de la realidad), que también estaba compuesta por capítulos independientes aunque exclusivamente enmarcados en el género de terror y ciencia-ficción.

*** Spoilers! ***


Lo bueno de "Black Mirror" es verla sin conocer ningún dato previo, ya que el factor sorpresa es definitivo en las tres partes. Las consecuencias del avance tecnológico en las relaciones interpersonales y la influencia de las redes sociales son puntos clave en el desarrollo de esta producción, en un viaje que nos lleva desde la más rabiosa actualidad hasta un futuro no tan improbable como pudiera parecer en un principio.

*** Fin de Spoilers! ***


Los tres capítulos se titulan "The National Anthem", "15 Million Merits" y "The Entire History of You" y conozco fans de cada uno de ellos. Yo puedo decir que mi favorito es el primero, aunque los otros dos también me gustaron mucho.


Si no tenéis tiempo (ni ganas) para seguir series largas o simplemente os apetece ver algo nuevo, animaos a ver "Black Mirror", de la que ya se prepara una segunda temporada a estrenar en 2013. Y no dejéis de comentarme cuál es vuestro episodio preferido!

Puntuación: 9 sobre 10.

viernes, 28 de septiembre de 2012

El año del conejo


J. me regaló por el Día del Libro esta novela gráfica, escrita por el camboyano Tian y proyectada como una trilogía. Su autor nació apenas unos días después de que los Jemeres Rojos tomaran el poder en Phnom Penh, mientras su familia huía de la capital. Desde 1980 vivió exiliado en Francia y sólo volvió a su Camboya natal para documentarse sobre aquellos terribles días y realizar esta obra.

El cómic narra hechos de la historia reciente de Camboya casi totalmente desconocidos para mí hasta ahora. Los Jemeres Rojos, una organización guerrillera camboyana liderada por Pol Pot, alcanzaron el poder en el país en 1975 tras la ocupación estadounidense, instaurando un estado totalitario que ellos autodenominaron “Kampuchea Democrática”. Impusieron una economía radicalmente agraria, alejada del consumismo, y evacuaron las ciudades intentando borrar todo signo burgués. Todos los titulados universitarios y los funcionarios se convirtieron de un día para otro en enemigos del nuevo régimen, ya que poseían referencias culturales y sociales afines al colonialismo norteamericano que se pretendía enterrar. Incluso vestir con un estilo occidental era considerado como una ofensa al comunismo puro que se pretendía estandarizar como base para la nueva sociedad. Esta ideología maoísta y marxista-leninista causó un genocidio que hoy está siendo juzgado por un Tribunal Internacional por considerarse un crimen contra la humanidad.

Bajo el título de "Adiós, Phnom Penh", el autor cuenta en este primer tomo de “El año del conejo” aquellos primeros días de confusión, cuando la familia y los conocidos de Tian acataban las órdenes de los revolucionarios pensando que nada podía ser peor que la dictadura del general Lon Nol. Pero poco a poco vieron que las matanzas y la falta de libertad no encajaban con su ideal de democracia y buscaron la manera de huir de la violencia jemer.

Aunque el dibujo no es nada del otro mundo, la historia es de lo más interesante y la forma de plantearla nos acerca muchísimo a las sensaciones de los protagonistas. Se palpa la inocencia y la ilusión iniciales por el cambio, la esperanza de que algo bueno le espera a Camboya, hasta que los hechos van confirmando que el nacionalismo extremo de los Jemeres Rojos no traerá nada positivo a los habitantes del país.

La narración se completa con mapas dibujados por el autor donde explica la situación de Camboya durante el cambio político, la situación de las ciudades más asediadas por los radicales jemeres, las vías de escape de los camboyanos contrarios al nuevo régimen y el camino que los protagonistas de su libro siguieron mientras huían de una muerte segura.

Aún no hay fecha para los dos siguientes tomos que Tian prevé publicar como continuación a “El año del conejo”, pero espero hacerme con ellos para completar esta interesante novela gráfica.

Puntuación: 7 sobre 10.

martes, 25 de septiembre de 2012

I'm not there


Después de ver hace ya unos meses “Velvet Goldmine” me quedé con muchas ganas de ver también “I’m not there”, la otra película dirigida por Todd Haynes y también basada en viejas glorias del rock. En este caso, la cinta se inspira en la vida y obra de Bob Dylan, sobre el que podéis leer una pequeña anécdota de mi adolescencia aquí. Con el listón puesto bastante alto con "Velvet Goldmine", "I'm not there" hace gala de principio a fin de una extrañeza maravillosa. 

La película no cuenta en sí la biografía del artista, sino que desgrana momentos concretos vividos por el cantautor o por los personajes de sus canciones. El metraje se compone de pequeños fragmentos, integrados en la idea general de la cinta, que ponen imágenes a las historias narradas en los temas compuestos por Dylan. El resultado podría ser una amalgama informe de escenas acompañadas de buena música, pero sin embargo alcanza cotas mucho más altas y conforma una película muy coherente con lo que pretende contar.

El elenco actoral está fantástico, sobre todo la actriz Cate Blanchett que asumió con valentía la interpretación del tímido Bob Dylan y obtuvo por ella una nominación al Oscar en 2008. Su trabajo resulta sorprendente, estudiando al dedillo todos los tics y poses masculinas del artista ídolo de masas en los sesenta y setenta. En todo momento nos hace olvidar que se trata de una mujer e incluso su voz resulta apropiada, con esa nasalidad propia del artista. El reparto se completa con un pequeño grupo de estrellas, algunos ellos ya asiduos del cine de Haynes: Christian Bale, Heath Ledger, Richard Gere y la personal voz de Kris Kristoffeson en la narración, amigo personal de Dylan.

La música, por descontado, una delicia, iluminando cada historia con las letras que Dylan creó, influenciado por el contexto histórico que le tocó vivir. La película en general es muy agradable y nos adentra en los recovecos de la mente de este genio musical que aún sigue al pie del cañón.

Puntuación: 8 sobre 10.

Y para ilustrar este breve post quiero que suene, obviamente, un tema de Bob Dylan. El músico dio su aprobación para que sonaran sus canciones en la película y, entre ellas, se puede escuchar este “Like a rolling stone”, todo un clásico.

 

Aquí el enlace a la canción en Spotify.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Diablo III

Hace algo más de un mes me hice con el Diablo III, un juego por el que muchos gamers llevábamos más de una década esperando. Hace ya unos años dediqué un post en este espacio al Diablo II, su predecesor, un juego que se llevó cientos de horas de mi tiempo libre y que, en contraprestación, me aportó alguna que otra satisfacción personal. 

Tras varios años anunciando y posponiendo su lanzamiento, este año por fin se publicó esta tercera edición de Diablo, un producto desarrollado por Blizzard Entertainment. Esta compañía es la responsable de otros videojuegos y MMORPG como el conocido World of WarCraft (WoW) o el clásico StarCraft. El caso es que, tras tanto tiempo de espera, la mayoría de los jugadores de Diablo III se han sentido decepcionados, ya que la evolución desde el Diablo II es apenas perceptible salvo en unos cuantos detalles técnicos.

Para aquellos que deseen jugarlo, les diré que este post puede contener spoilers! y detalles de la trama de Diablo III, así que les recomiendo que me lean bajo su responsabilidad ;) 

Han pasado veinte años desde la victoria del bien sobre el mal, pero los demonios mayores que sobrevivieron a aquella guerra deciden que ya es momento de volver a imponer sus normas. El juego se divide en cuatro actos, con cuatro monstruos finales, de los que los más importantes son Belial y Azmodán. A lo largo de los actos se van cumpliendo determinadas misiones con el objetivo de encerrar a los demonios dentro de un artefacto denominado "piedra de alma", aunque las consecuencias de este plan no serán las esperadas. Una vez terminada la dificultad Normal, el juego se repite completo en Pesadilla, Infierno y Averno.

Como en anteriores ediciones de Diablo, el jugador puede elegir entre varios tipos de héroes, en este caso cazador de demonios, bárbaro, médico brujo, monje y mago. El cazador de demonios equivale más o menos a la antigua amazona del Diablo II, que utiliza arcos, ballestas y otras armas a distancia y tiene como principal fuerte en su tabla de atributos la destreza. Ése fue el personaje que yo elegí para jugar a Diablo III.


Los personajes tienen unos atributos fijos que reciben al subir de nivel, dependiendo de su clase, sólo modificables con el equipo o las "bendiciones" (buffs) temporales. Las armas, las armaduras y los demás complementos constituyen parte del botín de los bichos matados en el juego, aunque también se pueden crear entrenando al herrero para ello. Sería fantástico si esos ítems fueran en esencia mejores que los que sueltan los bichos, para compensar el esfuerzo y el oro invertido en los componentes necesarios para elaborarlos, pero resultan completamente aleatorios así que rara vez se obtiene un objeto realmente válido.

He de decir que para mí el juego en sí es aburrido. Adictivo, sí, pero aburrido. Se acaba muy rápido y para un jugador de Diablo II apenas presenta retos salvo el de tener paciencia para morirte y volver al campo de batalla innumerables veces. Cuando te mueres no pierdes nada, salvo un 10% de durabilidad de los objetos que lleves equipados, que se pueden reparar en los vendedores del pueblo. Ni pierdes experiencia ni objetos de forma definitiva. De hecho, la experiencia sube de manera vertiginosa y en un reciente parche han añadido 100 niveles más (denominados "niveles de leyenda") a los 60 iniciales que podía alcanzar cada personaje. No ha existido para mí ningún nivel en los que te quedes atascado, como sí ocurre en otros juegos, aunque sí hay un cambio notable entre la dureza del Acto 1 y el Acto 2 en dificultad Averno.

Es cierto que tampoco me esperaba unas búsquedas mucho más elaboradas ni un gran desarrollo argumental porque, de siempre, el Diablo II ha sido un mata-mata entretenido sin más pretensiones, pero me ha decepcionado que hayan invertido todos estos años para publicar lo mismo con unos gráficos un poco mejores, unas cinemáticas maravillosas, como siempre, pero una jugabilidad bastante más reducida de lo esperado y bichos prácticamente calcados a los que ya salían en la segunda parte del juego. El sistema de partidas en grupo es mucho peor también desde mi punto de vista, ya que las partidas se limitan a cuatro jugadores pero no puedes ver quién está en la búsqueda a la que te unes, así que me he encontrado en partidas con cuatro cazadores de demonios que poco podemos hacer jugando juntos, más que morirnos graciosamente cada 50 segundos :P

Como dato positivo, el comercio del juego lo han concentrado en la "Casa de subastas", un mercado online anónimo en el que puedes dejar tus objetos a la venta por puja o por venta directa, tanto en dinero del juego como en dinero real, y comprar de igual modo lo que necesites para tu personaje. Se trata de una ventaja en todos los aspectos, ya que elimina los problemas de intercambio y los engaños que se sufrían en el Diablo II a la hora de comprar o vender objetos. Añadiendo dinero real a las transacciones se ahorran también gran parte del mercado ilícito de objetos que rodea siempre a muchos juegos online.

Por lo demás, Diablo III es un MMORPG entretenido y adictivo, pero decepcionante para un desarrollo de más de diez años.



martes, 11 de septiembre de 2012

La estrategia del agua

Mis visitantes habituales sabéis que Lorenzo Silva es uno de mis escritores favoritos. Me gustan especialmente las novelas de su línea policíaca protagonizada por los investigadores de la Guardia Civil Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro, una de las parejas más entrañables de la literatura española. A pesar de ser considerado como un autor de best-sellers, la calidad narrativa de Silva está para mí fuera de toda duda y sus libros proporcionan, además, una buena dosis de entretenimiento.

“La estrategia del agua” es la última entrega, hasta ahora, de las andanzas del Sargento Vila y su compañera. Es la sexta novela de la saga y en ella la Benemérita ataca el caso de un español de mediana edad que aparece muerto en el portal de su vivienda, en un trabajo que a todas luces parece haber sido realizado por encargo.

*** Spoilers! ***

A partir de ahí, el escritor desgrana las relaciones del muerto con su entorno: las conflictivas disputas con su ex mujer y madre de su hijo pequeño; sus escarceos con el mundo de las drogas a pequeña escala; la pasional reacción de su actual novia. Todo ello aderezado con unos cuantos personajes propios del ámbito de la delincuencia y los típicos entresijos del entramado judicial.

*** Fin de Spoilers! ***

Entretenida, fácil de leer, amena y con momentos de interesantísima naturalidad. Los personajes continúan con su evolución personal, lógica debido al paso del tiempo, madurando y desarrollando sus manías y aficiones presentes desde la primera novela de la serie, "El lejano país de los estanques", publicada hace ya casi 15 años. Así, vemos que Vila sigue coleccionando soldaditos de plomo y Chamorro siendo una fan de la astronomía. Es un gran logro del escritor conseguir acercarnos tanto a los protagonistas, sobre todo a Bevilacqua, más aún teniendo en cuenta el gremio al que pertenece y el desprestigio al que son sometidas sus actuaciones.

Salvo algún pasaje un poco más rebuscado, se trata de literatura ligera que proporciona exactamente lo que promete, sin engañar al lector ni hacer que perdamos el interés por la lectura. Y, como siempre digo, hoy por hoy eso ya es más que suficiente para que me guste un libro.

Puntuación: 9 sobre 10.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Juego de Tronos (Game of Thrones)



Posiblemente soy la última en hacer una reseña de la serie de TV de “Game of Thrones”, basada en los libros escritos por George R.R. Martin. Como ya está casi todo dicho sobre la serie (que además ahora están emitiendo en un canal de televisión nacional como “Juego de tronos”), sólo me gustaría aportar mi opinión personal como espectadora que no ha leído (todavía) ninguna de las novelas de “Canción de hielo y fuego”. No es mi intención pero igual se me escapa algún spoiler! pequeñito…

"Juego de tronos" es una serie de fantasía medieval en la que varios linajes de nobles luchan por dominar el prestigioso Trono de Hierro del continente. En general, la serie me parece maravillosa. Y este post podría terminar aquí, jaja, pero vamos a ahondar un poco más en el concepto de maravilloso. Vista en versión original subtitulada, como fue mi caso, ni en la primera temporada ni en la segunda hay nada fuera de lugar, a pesar de las múltiples quejas de los fans de la saga literaria que reniegan de algunas escenas y personajes que no aparecen en los libros. A mí todo me encaja a la perfección, así que no puedo decir que se hayan sacado cosas de la manga o que hayan metido con calzador determinadas situaciones, como sí ocurre en otras series.

A este respecto siempre es conveniente señalar que el lenguaje literario y el televisivo no funcionan igual y no utilizan los mismos códigos, por lo que es inevitable que los recursos para llegar al consumidor final del producto también varíen. Para mí la serie es bastante coherente con lo que narra, entretenida y visualmente muy atractiva. Casi todo el mérito argumental corresponde a la literatura de Martin, obviamente, pero los creadores de la serie han sabido captar la esencia del comportamiento de cada familia de Poniente. Los guionistas tienen también a su favor haber logrado coordinar perfectamente las distintas tramas que se entrelazan a lo largo de la historia, los enfrentamientos y las alianzas entre las distintas Casas y sus peculiares relaciones históricas, sobre todo teniendo en cuenta su complejidad y el gran número de personajes que aparecen.

Y quizás la mayor ventaja de no haber leído los libros sea precisamente que no tenía ninguna idea preconcebida de los personajes. Salvando mis preferencias generales por la Casa Stark, uno de los caracteres que yo considero más logrados es el de Tyrion, el enano Lannister, que tiene una genial evolución a lo largo de las dos temporadas televisivas. El actor que lo interpreta, Peter Dinklage, ganó además en 2011 un Emmy por su trabajo en la serie. Ocurre a la inversa con Jon Nieve (interpretado por Kit Harington), un muchacho que al principio me encanta y que poco a poco se va dejando ir en el abismo de la estulticia. Pero cada personaje de la saga tiene sus especiales características y en mi entorno conozco fans y detractores de cada uno de ellos.

No he visto apenas nada de la serie doblada que emiten creo que en Antena 3, pero os recomiendo encarecidamente ver los capítulos de la HBO en versión original subtitulada para no perder ni un ápice de la emoción de “Game of Thrones”. Ahora mismo se rueda ya la tercera temporada que, si va acorde a los libros, nos situaría en el volumen “Tormenta de espadas”. Su estreno está previsto para marzo de 2013, así que todavía nos toca esperar. Y mientras posiblemente sea buena idea empezar a leer los libros, ya que se acaba de publicar también hace apenas un par de meses la edición española de la quinta novela, “Danza de dragones”, con un despliegue mediático espectacular como corresponde al ganador del último Premio Locus de Novela.

Puntuación: 10 sobre 10.