viernes, 28 de octubre de 2011

Fragile

En pleno apogeo de “lo-que-sea” de zombies, decidí coger en la biblioteca un cómic de esa temática, titulado “Fragile”. Dibujado y guionizado entre 2003 y 2005 por el italiano Stefano Raffaele, esta obra nos sitúa en un mundo donde la muerte significa el fin de la vida para los humanos pero el comienzo de una existencia zombie que terminará por confinar a esos seres en guettos y por consumir sus cuerpos.

El cómic no es malo, pero tampoco nada del otro mundo. Podríamos clasificarlo como una historia de amor zombie, en la que los protagonistas luchan por aferrarse a la vida más allá de lo razonable. Debido a este afán vemos verdaderos esperpentos no-humanos como troncos sin miembros o cerebros que funcionan sujetos apenas por un pedazo de carne. Digamos que visualmente no es del todo agradable. Eso sí, tiene también su parte de humor dentro de lo grotesco de algunas situaciones, lo que lo hace más digerible.

La historia tiene su interés, puesto que los protagonistas aspiran a encontrar una medicina que prolongue su estancia en este mundo, aunque sea en la forma de horribles zombies. Para ello, unos científicos no muy cuerdos investigan y experimentan con el objetivo de hallar ese elixir de la vida eterna. No es nada novedoso, sin duda, pero la historia tiene coherencia y está bien contada. Y oye, que en el fondo es muy tierna, al menos entre un trozo de carne y otro... Al respecto y por descontado, el dibujo es todo lo desagradable que se espera en un producto de estas características.

Aunque no pase de ser un mero entretenimiento, “Fragile” ha llamado lo suficiente la atención para que alguien haya pensado incluso en llevarlo a la gran pantalla, aunque todavía no hay datos confirmados sobre la producción. Ahora que “The walking dead” vuelve a estar de actualidad con su segunda temporada, seguro que es una apuesta segura para los amantes de los zombies.

Puntuación: 6 sobre 10.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Cream

Uno de los grupos de rock progresivo más influyentes de los últimos sesenta fue sin duda Cream, un trío compuesto por Jack Bruce, Ginger Baker y Eric Clapton. Aunque estuvieron sólo en activo un par de años, tuvieron tiempo de editar cuatro discos y componer algunas de las canciones más recordadas de la historia reciente de la música.

Sin duda es Eric Clapton el más conocido de los tres miembros, aunque curiosamente fue el que menos peso tuvo en los numerosos problemas que sufrió la banda debido a la lucha de egos. Tras la separación de Cream, el guitarrista conocido como "Slowhand" ("Mano lenta") inició otros proyectos musicales y desarrolló una destacada carrera en solitario.

Como sólo conozco algunas canciones de Cream no me alargaré en los pormenores de su trayectoria. Algunos de sus éxitos fueron "I feel free", "Strange brew" o "Sunshine of your love", que yo he elegido para que suene esta semana en el blog. El tema se incluyó en su segundo disco de estudio, "Disraeli gears", publicado en 1967 y con aires muy psicodélicos, como era menester en aquella época.

Esta semana pues llega ese amor luminoso y psicodélico a Lillusion con Cream y "Sunshine of your love".



Aquí el enlace de la canción en Spotify.

martes, 25 de octubre de 2011

Halloween 2011

Un año más se acerca Halloween con sus terroríficas fiestas y sus maléficas actividades. Este blog ha querido sumarse, como viene siendo habitual, a esta tradición tan arraigada en Estados Unidos y otros países pero todavía muy nueva y desconocida en España. Teniendo los Carnavales para disfrazarnos, para qué hacerlo también en Halloween, pensarán muchos, y no les quito parte de razón. Yo de hecho odio disfrazarme, pero la estética oscura del Día de las Brujas me gusta mucho y el trasfondo de la celebración me llama bastante la atención.

El caso es que para decorar esas terribles reuniones que se dan en estas fechas qué mejor que unos amigurumis realizados para la ocasión. En este caso la típica calabaza (Halloween Pumpkin) que ya presenté el año pasado, basada en el precioso patrón de Planet June, y un par de cabecitas inspiradas en el personaje de Jack Skellington de “Pesadilla antes de Navidad”.

Estos amigurumis están a la venta en Cómics & Mazmorras en Santa Cruz de Tenerife, junto con algún otro diseño acorde a la celebración jalogüiniana, como los zombies que ya se vendieron el año pasado por estas fechas. No lo pienses más, adopta un bichejo de lana terrorífico!

viernes, 21 de octubre de 2011

Super Size Me

Este documental dio mucho que hablar cuando se estrenó en 2004, sobre todo porque significaba una crítica abierta hacia los restaurantes de comida rápida y, especialmente, hacia el gigante McDonald’s. El cineasta Morgan Spurlock se proponía desayunar, comer y cenar exclusivamente en ese establecimiento durante 30 días consecutivos, con la intención de ver cómo reaccionaba su cuerpo tras el experimento.

Spurlock gestó este proyecto tras comprobar el alto índice de obesidad que sufre la población estadounidense en los últimos años. La mala alimentación, la falta de ejercicio y otros hábitos poco saludables son los principales causantes de esta epidemia que también afecta de modo similar a la mayoría de los países de Europa, y además a edades cada vez más tempranas. Según datos de 2010 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año mueren más de 2 millones y medio de personas por problemas derivados directamente del exceso de peso. Más de 40 millones de niños menores de 5 años padecen ya sobrepeso y tienen muchas posibilidades de desarrollar enfermedades relacionadas de cerca con la obesidad como la diabetes o trastornos cardiovasculares.

El realizador de “Super Size Me” se sometió a un chequeo previo al inicio del documental, para comprobar que su salud era correcta, y un grupo de médicos especialistas siguieron su evolución durante los treinta días de rodaje. Los resultados del experimento alimenticio fueron, en teoría, concluyentes: casi 12 kg. de aumento de peso en un mes, parámetros de colesterol y triglicéridos muy por encima de lo recomendable, consecuencias físicas imprevistas como disfunciones sexuales o anomalías cardíacas y hepáticas que, según sus médicos, ponían su vida en riesgo. Aún así, Spurlock finalizó el documental comiendo nueve veces la ración “super size” (gigante), sólo disponible en Estados Unidos y que un par de meses después del estreno de la película fue retirada de todos los McDonald’s. La empresa señaló que la decisión no había tenido nada que ver con la emisión de “Super Size Me”.

Como documental, “Super Size Me” está bien hecho y es entretenido, con momentos incluso divertidos, pero su valor científico o de denuncia para mí es bastante más limitado. Es obvio que si todos comemos más de lo que debemos durante un mes, sin hacer prácticamente nada de ejercicio físico, nuestro cuerpo se resentirá y posiblemente nuestro peso aumente considerablemente. Lo que intenta demostrar Spurlock en su cinta tiene, en definitiva, un fondo muy poco objetivo.

Partimos de la base de que todo en exceso es malo. Si alguien rodara un documental similar comiendo durante 30 días, por poner un ejemplo, sólo pizza, los efectos negativos sobre el cuerpo humano posiblemente serían similares. Lo mismo ocurriría si se comieran sólo ibéricos, por muy sanos que sean (y buenos que estén) o sólo legumbres. Teniendo eso claro, “Super size me” es un producto claramente tendencioso que, sin embargo, sí que cumple su función de llamar la atención sobre un tema cada vez más preocupante en nuestra sociedad.

Tras el gran éxito de “Super size me”, que fue nominada a un Oscar como mejor largometraje documental, Morgan Spurlock produjo entre 2005 y 2008 una serie para televisión denominada “30 Days”, en la que repetía el formato con distintos temas y situaciones. Es más o menos lo mismo que se vino a hacer en España con el programa de Cuatro “21 Días”, que protagonizaba en sus inicios Samanta Villar y posteriormente Adela Úcar.

Hace ya unos años dediqué una entrada a un tema similar al de este documental, a raíz de una noticia que informaba sobre una nueva normativa de etiquetado de calorías en los productos. He visto que incluso Sese nombraba esta misma película en los comentarios de aquella entrada, así que a lo mejor a alguien le apetece echarle un vistazo y recordar las reflexiones de entonces.

Puntuación: 6 sobre 10.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Treinta y tres

Igual ya he comentado alguna vez por aquí que mi forma de escuchar música es un tanto compulsiva. Cuando me da por un artista o canción, me puedo pasar horas escuchando lo mismo y repitiendo el mismo tema decenas de veces. Hace poco me ha ocurrido con esta composición de La Costa Brava, una banda española que se disolvió cuando falleció en 2008 uno de sus miembros y principal compositor, Sergio Algora.

Lo cierto es que ya había oído esta canción inconscientemente hace bastante tiempo y también en algún blog amigo más recientemente. Pero ha sido hace unos días y por circunstancias que ahora mismo no vienen al caso (o sí vienen, pero que no voy a comentar :P) cuando me he enganchado irremediablemente con "Treinta y tres".

La canción pertenece al cuarto disco de la banda, "Llamadas perdidas", editado en 2004. En apenas 4 años publicaron seis trabajos de estudio, con un sonido pop muy a la antigua usanza. Llegaron a tener bastante prestigio dentro de la escena musical independiente de nuestro país, también con otros proyectos alternativos como El Niño Gusano, donde estaba Algora al principio, o Australian Blonde, del que era vocalista Fran Fernández, otro miembro de La Costa Brava.
Fran Fernández ha continuado interpretando "Treinta y tres" en sus actuaciones en solitario, bajo el nombre de Francisco Nixon. La canción es una preciosidad, desde mi punto de vista, y merece ser recordada aunque la banda ya no exista.

Otro de los temas que más he escuchado de ellos estos días es "Hazte camarera", pero tienen todo tipo de canciones con letras mundanas muy acordes a los festivales veraniegos en los que tocaron durante sus años de actividad. Muchas piezas recuerdan también a los típicos guateques sesenteros, lo que les da un halo de nostalgia muy especial.

Esta semana pues suena en Lillusion "Treinta y tres", para todos los que alguna vez estuvimos en uno de los extremos de esas preciosas historias de verano.



Aquí el enlace de la canción en Spotify.

miércoles, 12 de octubre de 2011

The Steepwater Band

Si la semana pasada os hablaba del genial concierto al que asistí en el festival Keroxen’11, hoy tengo que reseñar otro maravilloso espectáculo que tuve ocasión de disfrutar, a cargo del grupo estadounidense The Steepwater Band. Este trío formado en Chicago en 1998 comenzó su gira española el jueves pasado en Tenerife, ofreciendo un concierto en el que su entusiasmo y buen hacer superaron a la mala acústica del local (el antiguo Cine Víctor de la capital).

Aunque hasta unos días antes del concierto desconocía por completo la obra de este grupo, Spotify me permitió ponerme al día y escuché gran parte de su discografía que, por otro lado, me encantó. The Steepwater Band hacen un rock sureño bastante rítmico, con mucho blues y bastante guitarreo, un sonido que me gusta muchísimo.

Tienen cinco discos de estudio y en el concierto tinerfeño tocaron la mayoría de los temas de su último trabajo “Clava”, editado este mismo año. En directo suenan muy bien, a pesar, como dije antes, de los problemas del recinto al respecto. El vocalista Jeff Massey conectó bastante bien con el público, unas 300 personas, en su mayoría viejos rockeros muy entendidos y totalmente rendidos con los temas de TSB.

Tengo que darle un pequeño tirón de orejas al montaje del escenario también: si a mitad de concierto se desploma una torre de altavoces y uno de ellos te cae en un pie, haciendo que veas más estrellas de las que hay tocando, pues no mola mucho. Sí, el pie era mío y sí, estoy bien después de una intensa relación con el Thrombocid y el ibuprofeno. Sin embargo, eso no evitó que disfrutara muchísimo del concierto, de pie mientras pude, puesto que no entiendo cómo se puede disfrutar un concierto de rock sentado a pesar de que muchísimo público estaba sentado en las butacas y no meneó la cabeza ni una sola vez durante la hora y pico de show. Si es que donde no hay sangre…

De entre los muchos temas que me gustan de ellos os dejo esta semana con el primer single de su último disco, “Remember the taker”. Este disco todavía no está en Spotify (aunque sí los cuatro anteriores) ni en GoEar, así que no puedo poner enlaces. Disfrutad de The Steepwater Band.


martes, 11 de octubre de 2011

El ansia

Tony Scott dirigió “El ansia”, su primera producción para la gran pantalla, antes de inclinarse totalmente hacia el cine de acción. He leído críticas bastante malas sobre ella pero, para mí, es una buena película de vampiros con una historia bastante bien resuelta. Con ella volvemos a los chupasangres ochenteros, pero esta vez con un toque más decadente, más clásico, menos gamberro.

Hay que tener en cuenta que Scott dirigió esta cinta de terror con toques románticos en 1983, antes de que las road movies de vampiros adolescentes se convirtieran en dueñas de las carteleras. Esta reseña puede contener spoilers! a partir de aquí.

Los protagonistas de “El ansia” son vampiros que llevan siglos sobreviviendo a un mundo no preparado moralmente para su forma de vida. Son cultos, refinados, integrados en la sociedad solamente lo justo para no llamar la atención, pero deben alimentarse de sangre humana y para ello deben matar cada cierto tiempo para calmar su ansia, irremediablemente. Lady Miriam Blaylock (Catherine Deneuve) es una vampiresa que lleva siglos coleccionando amantes, humanos a los que convierte y con los que comparte su ansia y su vida hasta que el amor desaparece. Entonces, la eterna juventud se acaba para ellos y sus pútridos cuerpos unidos a sus torturadas almas permanecen encerrados en ataúdes por toda la eternidad.

La última conquista de Lady Blaylock, la doctora Sarah Roberts (Susan Sarandon), es una experta en la investigación de las causas del envejecimiento. Inteligente y muy acostumbrada a los recovecos de la ciencia, no puede evitar sin embargo caer en las poderosas redes de seducción de la vampiresa, viviendo en carne propia esa extraña transformación que la va poseyendo. Pero el destino que prevé para el resto de sus días no le satisface del todo y la ambiciosa doctora decide profundizar en el secreto que Blaylock esconde para perdurar en el tiempo.

Para empezar, las interpretaciones son sublimes, tanto de Deneuve y Sarandon como de David Bowie. Esto tiene su mérito ya que ninguno de ellos se encuentra entre mis favoritos y, aún así, los tres me encantaron en esta película. Muchos se empeñan en afirmar que lo mejor de la cinta es la escena lésbica entre las dos actrices, cuando desde mi humilde opinión la podría calificar incluso de innecesaria. Supongo que en aquellos primeros ochenta daría bastante publicidad al film pero no aporta gran cosa a la historia y se podría haber acortado o eliminado directamente sin que nada cambiara en el desenlace. Tampoco sé si en ese sentido la película es muy fiel al libro en que se basa, la novela del mismo título escrita por Whitley Strieber.

Por otro lado, es brutal el modo en el que John, el personaje de Bowie, descubre que está envejeciendo a pasos agigantados y que su muerte es cuestión de horas. El sentimiento de abandono que sufre, su soledad ante la constatación de que ella ya no le quiere, de que ya no es necesario en su vida, están maravillosamente representados en el film. A ello ayuda también esa iluminación tenue y esa fotografía en tonos sepia, esas cortinas al viento con esa música clásica de fondo, esa sensación de lánguido desgarro en cada objeto inerte que enfoca la cámara.

La estética de “El ansia” (“The hunger”) ha hecho que se convierta en todo un clásico del género. A este tipo de vampiros les gusta el arte porque estaban allí cuando se creó (recordemos que su edad se cuenta por siglos) y tienen además un gusto exquisito. Todo eso está bien aprovechado por Tony Scott para configurar un universo vampírico elegante y decadente, infinito en el tiempo. También se ha criticado el aire de videoclip ochentero que tienen algunos momentos de la película, pero es que rodándose en 1983 yo eso lo veo hasta lógico y necesario. Gracias a eso el realizador firmó uno de los mejores comienzos del cine de vampiros al ritmo de Bauhaus y su “Bela Lugosi’s dead” (no apto para espectadores sensibles, aviso).



Tras esta película Tony Scott dirigió “Top Gun” en 1986, con la que consiguió ese gran éxito de público que no había tenido con “El ansia”, y que también me gusta mucho, la verdad. Cierto que su peli vampírica es un producto de peor digestión, más reflexivo y complejo y, quizás por ello, más valioso a nivel artístico y cinematográfico. En 1997 se inició también una serie de TV con historias de vampiros basada en “The hunger”, que duró un par de temporadas y que tuvo como mayor aliciente la presencia de Bowie en unos cuantos capítulos.

Aunque no sea una película para todo tipo de público, "El ansia" es un buen clásico de terror que le da una vuelta de tuerca al mito de los vampiros y que se deja ver con bastante agrado a pesar de los años transcurridos.

Puntuación: 8 sobre 10.

domingo, 9 de octubre de 2011

Escuela Oficial de Idiomas

Aprovechando que estoy parada a tiempo completo (o parcial, según se mire), este año decidí apuntarme en la Escuela Oficial de Idiomas. Mi objetivo es refrescar mis conocimientos de inglés y obtener un título que lo certifique. Como el plazo de matrícula había terminado en junio, me tocó esperar hasta septiembre para intentar acceder a alguna de las plazas sobrantes, junto con otros 300 aspirantes. Evidentemente no todos esperaban por una vacante en inglés; había algunos decididos a aprender alemán, tan solicitado en los últimos tiempos, o incluso árabe o chino. Si es que los hay valientes... :P

Conseguí matricularme en segundo (nivel Básico 2), aunque después de la prueba de calificación me situaron en el cuarto curso (Intermedio 2). Después de asistir durante un par de semanas a las clases de Básico 2 en las que, francamente, me aburría un poco, comenzar en el curso intermedio ha sido como una bocanada de aire fresco (y conocimientos frescos!). No es que yo sepa mucho de inglés (lo del instituto, como casi todo el mundo, vamos), pero es ahora cuando te das cuenta de que ver series en V.O.S., buscar el significado de las canciones, jugar a juegos online sin traducir y ser un poco friki en general ayuda bastante en estos menesteres idiomáticos.


A pesar de que la matrícula en sí no es demasiado cara (unos 55 euros anuales, dependiendo del idioma y el curso al que se acceda), me ha sorprendido negativamente el precio de los libros. El libro del curso es absolutamente necesario para poder aprovechar las clases y su precio oscila entre los 35 y los 45 euros. Para colmo, la editorial a la que pertenecen los libros oficiales utilizados en las EOI cambian las ediciones de un año para otro, por lo que es imposible reutilizar los del curso anterior. Me parece algo francamente abusivo. Además, la escuela cobra 10 euros a mayores a la hora de pagar la matrícula en concepto de fotocopias, dinero que no veo yo muy claro que se amortice si aún así es imprescindible tener el libro para hacer los ejercicios.

Por lo demás, la exigencia no es demasiado alta a nivel de asistencia, (se puede faltar a más de un 40% de las clases!) teniendo en cuenta que gran parte de la gente que estudia en las escuelas oficiales de idiomas son trabajadores que adecúan sus jornadas laborales a las clases. Ya a nivel de lengua iré viendo si es posible salir de la EOI hablando inglés o, como señala la mayoría de la gente, acabas con muy buenos conocimientos de gramática pero sigues sin saber hablar el idioma hasta que te vayas a Inglaterra. Alguna experiencia entre los lectores?

miércoles, 5 de octubre de 2011

Keroxen'11

El pasado sábado asistí por primera vez a un concierto del festival Keroxen’11, que se organiza en el Espacio Cultural El Tanque en Santa Cruz de Tenerife. Esta innovadora propuesta musical nos acercó las actuaciones del canario Diego Hernández, con un sonido intimista, el sorprendente espectáculo de los barceloneses Za!, y los sevillanos Pony Bravo, que hicieron las delicias de un público totalmente entregado a sus ritmos y sus letras trabajadas a la par que desenfadadas.

La verdad es que El Tanque es un lugar extraño. Se trata de un antiguo tanque de petróleo reconvertido en sala de conciertos, arte y otras expresiones culturales hace más de una década. Resulta un poco claustrofóbico a pesar de su imponente amplitud y su escasa iluminación tampoco ayuda a crear un ambiente cálido y relajado. Los técnicos de sonido se quejan también del exceso de reverberación del local pero, aún así, los artistas disponen de una libertad creativa y una cercanía con el público de la que rara vez se puede disfrutar. La empatía y el derroche de creatividad hacen que olvides que estás dentro de un bidón de gasolina gigante.

El Keroxen es un festival que nació en 2009 con el objetivo de animar la escena artística y sobre todo musical de Santa Cruz, una ciudad bastante apática en lo que a expresión cultural se refiere (ésta es una impresión totalmente subjetiva, que conste). Para ello se programaron actuaciones durante seis fines de semana consecutivos, entre septiembre y noviembre, que incluían música, performances, teatro, danza y otras actividades. El éxito fue arrollador y el año pasado volvió a celebrarse con igual acogida. Este año, en su tercera edición, habrá más de 50 artistas invitados, muchos de los cuales repiten asistencia, lo que puede dar una idea de la satisfacción que produce actuar en este particular evento.

El sábado la propuesta comenzó con una actuación de danza moderna a cargo de Javier Ferrer, apoyada por el montaje visual de Simone Marín y Dea Woon. No es que me entusiasmara, la verdad, aunque también es cierto que esta clase de expresiones artísticas no suelen captar mi interés. Los conciertos empezaron después con Diego Hernández & Small Times. El vocalista del grupo Keiko y guitarrista en Pachumba ofreció unos cuantos temas intimistas, envolventes, que me gustaron bastante, enmarcados en su último proyecto al margen de sus bandas. Además, regaló discos al final del concierto, algo indicador de la calidad de un artista cuyo mayor interés es transmitir con su música.

Tras esa relajación invadieron el tanque los Za!, un dúo con un espectáculo innovador, diferente y con una fuerza impresionante. Spazzfrica Ehd y Papa Dupau trabajan con pedales de grabación y componen sus piezas a base de ritmos eclécticos, donde encaja desde la batería o la guitarra eléctrica hasta los teclados, una trompeta o cualquier interpretación vocal. Son unos músicos impresionantes, ambos multiinstrumentistas, con una compenetración brutal y además con unas ganas increíbles de darlo todo. Mezclan jazz con sonidos africanos, música electrónica, noise, rock psicodélico y ciertos toques de improvisación bien estudiada, para configurar una coctelera musical que genera, como ellos mismos señalan, un alto nivel de extrañeza entre los espectadores. Su directo es francamente espectacular.

Al final de la noche aparecieron en el centro del tanque los Pony Bravo, que interpretaron temas de sus dos discos y encendieron al público con sus letras irreverentes, su genial sonido y su buen hacer. En varios momentos de la actuación solicitaron la presencia de sus colegas de Za!, con los que ya habían trabajado en algunas grabaciones, y que aportaron su particular talento a las canciones de los sevillanos. Allí sonaron entre otras “La voz del hacha”, “El rayo”, la divertida “Noche de setas”, “La rave de Dios”, que creó un auténtico desmelene en la sala, con el público bailando en torno al escenario, o “China da miedo”, con la que se cerró el intenso concierto.

Lo mejor del Keroxen’11 es la originalidad de esta propuesta gratuita (en la que además se repartió pata asada a los asistentes e incluso botellas de agua para soportar el intenso calor de la sala sin deshidratarse) y la gran calidad de los invitados; en la parte negativa, el retraso con el que se iniciaron las actuaciones y la incomodidad absoluta de los asientos, garrafas de gasolina recicladas y adaptadas para tal menester, que resultaron ser destroza-espaldas en toda regla. Mucho mejor estar de pie, sin duda. Todos los músicos sonaron además fantásticos, algo a valorar en un entorno con una acústica más bien floja.

Aunque yo no conocía a ninguno de los artistas hasta unos días antes del concierto,
he de agradecer la insistencia de Exseminarista ye-ye, machacándome con los temas de Pony Bravo día sí, día también hasta que caí rendida XD Me enganché cosa mala escuchando especialmente el psicotrópico “Noche de setas”, con el que os dejo esta semana.



Aquí el enlace de la canción en Spotify.

domingo, 2 de octubre de 2011

Los viajeros de la noche

Antes de ganar el Oscar por “En tierra hostil”, Kathryn Bigelow ya había demostrado ser una directora cuando menos interesante. Su filmografía puede presumir de ser bastante coherente en una industria en la que lo más fácil es venderse al mercado sin cuidar demasiado el producto que ofreces. A pesar de inclinarse hacia el denostado cine de acción, la directora estadounidense ha tocado también otros géneros como la ciencia ficción (“Días extraños”, una obra digna de mención) y el drama bélico, y casi todo lo que ha hecho tiene una honestidad muy de agradecer.

En 1987 se estrenó su segundo film, “Los viajeros de la noche”, una película de vampiros que todavía hoy mantiene su etiqueta de clásico del género. Los chupasangres ochenteros, como ya comenté en mi post sobre “Jóvenes ocultos”, son unos seres oscuros y salvajes que viven al margen de la ley y de la sociedad. Tienen un alto grado de lealtad y fuertes vínculos entre ellos, pero poca tendencia al sentimentalismo hacia sus víctimas, inevitablemente necesarias para su subsistencia. En ese sentido el argumento de esta película sigue una línea bastante similar a la del clásico de Schumacher, que se estrenó apenas un par de meses antes que la cinta de Bigelow.

*** Spoilers! ***

En “Los viajeros de la noche (Near Dark)” una extraña familia vampírica recorre las polvorientas carreteras de Estados Unidos intentando pasar inadvertidos. Se alimentan en bares de mala muerte, hacen desaparecer sus huellas y se esfuman en la noche, para iniciar de nuevo el ciclo unos cientos de kilometros más lejos. Pero un día la joven Mae conoce a Caleb, un ingenuo cowboy, y se enamora, convirtiéndolo en vampiro. El muchacho debe alimentarse para sobrevivir y demostrar con ello que es digno de pertenecer al grupo que le acoge. Pero no resultará tan sencillo.

Algunos clichés vampíricos como la alergia al sol, que acaba destrozándolos y haciéndolos explotar (esto es una licencia un tanto excesiva, pero en fin) o los ritos de matar para alimentarse, sitúan a la película en la época en la que fue rodada. Posiblemente hoy por hoy el enfoque sería otro bien distinto, pero ese toque de road movie despiadada, ese sanguinario periplo de excesos y divertimento, es precisamente lo que llena de encanto retro a estos films.

Además, la idea de limpiar la sangre “contaminada” a través de una transfusión no es del todo desacertada y nos recuerda a ese otro vampiro más reciente que lucha por mantenerse entre los dos mundos, el de los humanos y el de las criaturas de la noche (“Blade”, claro está). Hubiera preferido otro final menos romántico, pero vamos, en realidad tampoco desentona tanto con el resto de la historia.

*** Fin de Spoilers! ***

A mí la película me gustó bastante y me parece que está resuelta con bastante coherencia, dentro de la fantasía obvia del mito vampírico. La ambientación es buenísima y la música de Tangerine Dream acompaña muy bien la acción nocturna y polvorienta de los vampiros. La violenta actitud de esos chupasangres, unido a algunas escenas de acción bien rodadas, le da el contrapunto genial al trasfondo romanticón, algo que hace que “Los viajeros de la noche” mantenga un equilibrio fílmico muy interesante.

En definitiva es una apuesta arriesgada y novedosa, que mezcla el cine de terror con el western y nos reconcilia con los vampiros tal y como se entendían antes de que surgieran otras vertientes cinematográficas sobre el tema. Además, los años no la han tratado mal y supone un entretenimiento muy aceptable para los amantes del género.

Puntuación: 7 sobre 10.