jueves, 3 de junio de 2021

La importancia de la salud mental

En los últimos días el tema de la salud mental está saliendo del ocultismo al que nos tenía acostumbrados. La pandemia, las consecuencias de los confinamientos, los cambios laborales, las obligadas modificaciones en las relaciones sociales y otras cuestiones nos han hecho meditar largo y tendido sobre lo que ocurre a veces en nuestra cabecita y nuestro comportamiento al respecto.

Por desgracia, todavía hay mucha gente que no entiende el proceso de una enfermedad mental, las limitaciones que puede suponer sufrir un trastorno de estas características, el fantasma de la ansiedad o la depresión. Lo primero (y casi único) que hay que entender es que no todos somos iguales y no todos vamos a reaccionar o comportarnos igual ante la misma situación. La mayoría de la gente no está mal porque quiera estarlo, sino porque no lo puede controlar. Una vez entendido eso, podremos empatizar muchísimo más con nuestros semejantes y, por lo tanto, comprender que no todos somos capaces de todo y que querer no siempre es poder, por muy positivos que seamos. Esto también nos ayudará a ser más indulgentes con nosotros mismos, dejando de maltratarnos por no poder cumplir las expectativas de los demás o lo que creemos que esperan de nosotros.

En este sentido, estos días el ex entrenador del tenista Rafa Nadal, su tío Toni Nadal, publicó una columna de opinión en el periódico El País comentando la retirada de la japonesa Naomi Osaka del torneo de Roland Garros. La tenista había anunciado que no interactuaría con los medios de comunicación en las ruedas de prensa obligatorias del torneo, ya que las preguntas que le formulaban eran repetitivas, le hacían dudar de sus capacidades y la situación le producía mucha ansiedad. La jugadora de 23 años, que ha manifestado arrastrar una depresión desde hace tiempo, no se presentó al primer encuentro con los periodistas y decidió retirarse de la competición francesa tras ser sancionada por la organización por incumplimiento de contrato. En su artículo Toni Nadal dudaba de que los problemas de Osaka le impidieran cumplir con sus obligaciones con la prensa y criticaba su actitud, minimizando las dolencias que pudiera sufrir la tenista.

Aparte de una falta de empatía notable, Toni Nadal peca también de ignorancia sobre la evolución de un problema mental. Aunque está ejerciendo su libertad para opinar sobre lo que quiera, cuando eres un personaje público relevante y tus declaraciones tienen cierta repercusión es importante valorar las consecuencias de lo que vas a decir. ¿Qué ocurriría si su antiguo pupilo decidiera retirarse del torneo por un esguince, por ejemplo? ¿Alguien cuestionaría su incapacidad para afrontar la competición aún sufriendo dolores o riesgo de empeorar la lesión? Pues eso es lo que ha hecho él con Naomi Osaka, juzgar que su actitud no era la correcta, que debería haber continuado en el torneo afrontando las ruedas de prensa que le causaban ansiedad, estrés y dolor porque son su trabajo como deportista de élite. 

En otro párrafo de la columna señala que si Osaka hubiera avisado con antelación a la organización sobre sus padecimientos, todos habrían sido más comprensivos. Como si todos supiéramos en qué momento exacto nos va a incapacitar un episodio de ansiedad o estrés, ¿verdad? Despreciar el dolor ajeno de esta forma no suele generar muy buenas vibraciones así que multitud de voces se han alzado defendiendo a la tenista nipona, alabando su valentía por dar visibilidad a la salud mental al desvelar sus problemas y deseándole una pronta recuperación.

Naomi Osaka

Es muy difícil reconocer en público que necesitas ayuda. Lo normal es que disimules, consciente o inconscientemente, que estás sufriendo y cumplas como puedas con las tareas laborales o sociales que tengas que realizar, que te impongas la "normalidad". Nosotras mismas nos ponemos siempre en último lugar para no mostrar debilidad, incapacidad o sufrimiento, de ahí las dificultades para diagnosticar a tiempo determinadas dolencias o recurrir al apoyo profesional. El "traumatólogo" de la salud mental sigue siendo una figura difusa y malinterpretada que en muchas ocasiones ni siquiera es considerado como profesional sanitario. Muchas personas, sobre todo ya con cierta edad, siguen pensando en el estigma de la locura al acudir a un psicólogo o un psiquiatra y se pierden cosas maravillosas de la vida por no saber o poder afrontarlas con garantías. 

En otros casos son los directivos de las empresas los que no comprenden que sus empleados tengan que dejar de trabajar por problemas psicológicos, muchas veces causados incluso por el propio entorno laboral. Situaciones de estrés o acoso mantenidas en el tiempo acaban rompiendo el equilibrio de algunos trabajadores que posiblemente también luchen con otras situaciones desfavorables en el ámbito personal o familiar. La necesidad económica hace que en más ocasiones de las razonables deban continuar desempeñando sus tareas profesionales sin atender como se merece a su salud mental. 

Para completar este caldo de cultivo para los trastornos emocionales, la sanidad pública española ofrece unas posibilidadades muy limitadas de diagnóstico y seguimiento de los pacientes, con una ratio de psicólogos de 6 por cada 100.000 habitantes cuando la media europea se sitúa en unos 18. Igual que es muy difícil curar un cáncer con una sesión de quimio cada 3 meses, tampoco puedes mejorar el pronóstico de una enfermedad mental con esa periodicidad en la terapia.

Este post sólo pretende ser una pequeña llamada de atención, como otras muchas que están surgiendo, sobre la salud mental y sus consecuencias a corto plazo. Si no ponemos ya el foco sobre este asunto nos encontraremos en muy poco tiempo con una población abandonada a su suerte que no podrá trabajar ni desarrollar una vida satisfactoria debido a su sufrimiento, incrementándose las situaciones de violencia y desamparo por falta de diagnósticos precoces y el número de suicidios. Cada día se quitan la vida en España 10 personas que ya no ven otra salida para paliar su dolor, personas que con un tratamiento y una terapia adecuados quizás podrían recuperar su camino para volver a disfrutar de la vida.

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