martes, 17 de abril de 2007

La intérprete

En los últimos años el director Sydney Pollack ha espaciado sus trabajos en el tiempo cada vez más. Con la película "La intérprete" (2005) retomaba la dirección tras los seis años transcurridos desde su anterior rodaje, "Caprichos del destino", de 1999. Esa cinta había tenido unos resultados en taquilla más bien flojos a pesar de la presencia del incombustible (y ya aburrido, ciertamente) Harrison Ford.

Entre la mayoría de las críticas que he leído sobre "La intérprete" prima la opinión de que es un thriller político que quiere pero no puede, que lo intenta pero no llega, que parece algo nuevo pero que se queda en más de lo mismo. Con esa base tengo que decir que a mí la película me gustó bastante, no me aburrió en ningún momento a pesar de las más de dos horas de duración y las interpretaciones tanto de principales como de secundarios me parecieron más que correctas. Además, con cameo incluido de su director, como ya viene siendo habitual.

Sin destapar nada desconocido para cualquier cinéfilo de pro, el film trata un tema no demasiado trillado en el cine, como son los regímenes totalitarios en países africanos, las guerras civiles que se viven como telón de fondo de las mal llamadas transiciones democráticas y la importancia de un organismo como la
O.N.U. para mediar en esa jungla política y social que va desmembrando territorios y familias sin un objetivo claro. (Spoilers!) El personaje de Nicole Kidman (Silvia Broome) trabaja como intérprete en uno de los edificios de dicha organización, intentando cambiar desde el sistema lo que no ha conseguido modificar como activista en un pequeño país de África. Pero un día escucha algo que no debería haber escuchado y se convierte en el punto de mira de un complejo entramado diplomático. Responsables de seguridad de las Naciones Unidas, entre los que se encuentra Sean Penn, reciben órdenes de protegerla pero al mismo tiempo investigarla.

A pesar de que quieren creerla, el currículum activista de Silvia Broome y la muerte de su familia a manos de una guerrilla en el pasado, hacen planear la sombra de la duda sobre ella y su buena intención como intérprete. Una vez más, la soledad de los dos protagonistas, dependientes el uno del otro para el éxito de sus propósitos, los une colocándolos al borde de un abismo emocional. Agradezco que no surja una relación sentimental entre ellos, algo tan manido en casi todas las películas que acaba por no ser nunca creíble. Lo que acerca en este caso a ambos es la pérdida, ella la de sus padres y hermanos y él la de su esposa unos días antes en un accidente, entendiéndose en el sufrimiento pero sin nublar con ello sus respectivos objetivos vitales.

Personalmente me gusta el reparto de la cinta.
Sean Penn evita el exceso gesticulante de algunas otras interpretaciones, sin llegar a resultar inexpresivo, mientras que Nicole Kidman resulta natural y efectiva, como en casi todos sus papeles. La presencia de Catherine Keener como compañera laboral de Penn aporta a su vez ese toque de realismo duro que para mí es inherente a la actriz y me parece que en esta película le va como anillo al dedo.

En definitiva, nadie podría decir que es una película mala, aunque el tema pueda interesar más a unos que a otros. El guión intenta ser coherente con la realidad, el desarrollo no contempla prácticamente altibajos y aunque algunos critican el final un tanto soso, yo lo prefiero así de lógico. Las otras opciones serían un final independiente que nunca se daría en esta película (Kidman asesinando a su presidente y siendo encarcelada) o la antes mencionada unión sentimental Penn-Kidman que echaría por tierra mi esperanza en el cine de hoy.

Sobre su director, a pesar de sus flojeras eventuales como "Caprichos del destino" o "Sabrina (y sus amores)", hay que recordar a Pollack siempre como el aclamado director de "Memorias de África" (1985, aunque a mí personalmente me aburra profundamente esa película), la divertida "Tootsie" (1982) o la muy bien valorada "Danzad, danzad, malditos" (1969). Y a ellas añado otra que para mi gusto es una gran película, "La tapadera" (1993) con un Tom Cruise aceptable para lo que está acostumbrado a ofrecernos.

2 comentarios:

  1. xa a baixei:) xa che direi.
    ah, de jordan tes que ver almorzo en plutón
    fermosísima
    e que banda sonora
    e que actor
    todo
    flipoume
    bicos dende un ambiente laboral chungo mentres fóra luce o sol

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  2. Espero tu opinión cuando la veas, Brandelia.

    bezitos!

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