Ayer por la noche celebramos una fiesta de Halloween en casa de unos amigos. La ambientación fue perfecta, con las típicas calabazas, candelabros, calaveras, telas de araña, murciélagos... todo lo necesario para espantar a los malos espíritus y disfrutar de la entrada del nuevo año celta.
Aunque no todos íbamos disfrazados, sí intentamos vestir de negro y maquillarnos acorde a la cena gótica sugerida por los anfitriones, Nacho y Ruth. Cada asistente aportó una muestra de sus aptitudes culinarias relacionadas con la fiesta de las brujas, y así encontramos una magnífica tarta-cementerio elaborada por Ingrid, así como sus ponches de "sangre fresca" (fresa y granadina) y "duendecillo mohoso" (limón y kiwi), que estaban buenísimos.
Yo decidí preparar para tan especial ocasión unos sándwiches-ataúd, tomando ideas de varias páginas de internet con recetas de Halloween. Para ello simplemente es necesario preparar los emparedados de la forma normal, con el relleno que se desee y preferentemente con pan de molde sin corteza. Posteriormente se aplastan un poco para que no se rompan y se cortan con la forma de ataúd. Yo hice unos de embutido y queso y otros vegetales, con un relleno casero a base de mayonesa sin huevo, atún, maíz y pimiento rojo y verde. Para decorar coloqué unas tiras de pimiento morrón en forma de cruz sobre cada sándwich. La verdad es que quedaron francamente divertidos.
Me aventuré también con unas galletas, aunque no tenía ningún molde apropiado para la celebración de Halloween. Preparé una masa de galletas normal con harina, azúcar, un huevo, leche desnatada, aceite de oliva, vainilla, ralladura de limón y una cucharadita de levadura. Intenté cortar a mano las formas típicas de la noche en cuestión, como calabazas, murciélagos o fantasmitas, pero la paciencia me llegó sólo para la primera bandeja. Luego recurrí a mis moldes tradicionales y decoré el resultado con chocolate negro fundido. No quedaron espectaculares a primera vista pero estaban bastante ricas.
Otros invitados aportaron salchichas cortadas al estilo "dedo amputado", platos derivados de la calabaza como tartas y potajes, chocolates y algunos otros aperitivos. La noche fue muy entretenida y tranquila, aunque con los tradicionales sustos en forma de bichos asquerosos y puertas chirriantes, tal y como requiere cualquier tétrica fiesta de Halloween.
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