Aunque no haya publicado ninguna receta desde hace tiempo la verdad es que no he parado de hornear cosas este verano. Soy una temeraria y, a pesar del calor, he encendido el horno más veces de las recomendadas por el sentido común durante estos bochornosos meses. El caso es que, aparte de un par de tartas de manzana de las que no he podido guardar testimonio fotográfico, me he dedicado a hornear sobre todo bizcochos, muchos de ellos con el ingrediente imprescindible del chocolate negro.
La receta no tiene nada de nuevo realmente, puesto que es muy similar a la que ya utilicé en el bizcocho de esta entrada, con la única diferencia que esta vez añadí también dos huevos. El procedimiento es el tradicional del bizcocho de yogur: 3 medidas de yogur de harina, 2 de azúcar y 1 de aceite de girasol, aunque yo pongo siempre media o incluso menos cantidad de aceite. Los ingredientes adicionales son medio sobre de levadura de repostería, avellanas picadas, una cucharadita de azúcar avainillado si se quiere y, por supuesto, el chocolate.
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La forma de preparación seguro que ya la conocéis todos, pero hago un repaso rápido, más que nada por si Zorrocloco se decide a cocinar este bizcocho, ya que dijo que se atrevería con la próxima receta que publicara en mi blog (jijiji): se baten los huevos con el yogur, se añade el azúcar y el aceite y se mezcla bien. Después se va incorporando la harina con la levadura y se remueve hasta que quede homogéneo. Las avellanas se trocean al gusto y el chocolate se puede añadir también en trocitos o líquido, derretido en el microondas durante unos segundos. Si el chocolate es derretido yo lo pongo junto con los líquidos, y sino, al final al mismo tiempo que las avellanas.
Cada bizcocho lleva sólo cuatro pastillas de chocolate negro con un 80% de cacao, lo que son unos 40 gramos aproximadamente. Se le puede poner más, pero el sabor será más intenso y el chocolate negro es amargo, así que quizás habría que corregir el azúcar en ese caso.
Esta vez usé mi horno convencional, al que poco a poco le voy cogiendo el tranquillo y ya consigo que no me devuelva la mezcla cruda después de una hora de cocción (yupi!). Casi siempre uso moldes de silicona para estos bizcochos, porque me dan buen resultado, aunque sé que hay mucha gente a la que no le gustan y prefiere los metálicos. El resultado no debe variar mucho en ambos casos, puesto que es una receta sencilla que no requiere mucha técnica y casi siempre sale bien.
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El horno debe precalentarse a 180º y, dependiendo de cada modelo, el bizcocho deberá cocer unos 30-45 minutos. Estará hecho cuando se pinche con un palillo o un cuchillo y éste salga seco. Es importante no abrir la puerta del horno durante los primeros minutos de cocción, para que el cake no se baje mientras la levadura actúa y vigilar que no se queme por arriba.
Esta misma receta la usé en un molde de silicona con forma de osito, que me regaló mi madre hace tiempo, y fue todo un éxito en una reunión con degustadores infantiles. Bueno, y a los adultos también les gustó XD